Tuve la suerte de conocer a Elia Giner recientemente. Vino de promoción a la Feria del Libro de
Valencia con su novela ‘Reflejos’ (Ed. Versatil). Para quien no
conozca a esta autora, decir que su afición por la lectura empezó
desde que era pequeña. Lectora voraz desde que tuvo su primer
contacto con un libro, su infancia y su adolescencia han estado
llenas de libros. Comenzó a escribir su primera novela, la primera
entrega de una Trilogía fantástica titulada “Rey Negro, mariposa
blanca”, en 2010. Tras los dos primeros volúmenes de esta
Trilogía, escribió “Reflejos”. Agradecido a Elia y a la
editorial Versatil, comparto la entrevista que me concedió acerca de esta novela.
La
protagonista de Reflejos
es Carla Vinci, una joven de quince años que se ve de repente
inmersa en el divorcio de sus padres con un traslado ‘forzoso’ a
otra ciudad. La persona menos coqueta ‘que puedas echarte a la
cara’, según se define ella misma, ya que no suele pintarse ni
arreglarse. Sumémosle que dice ser, además, ‘la persona menos
interesada en ropa del mundo mundial’. Háblanos de este personaje
ya que parece romper el manido estereotipo de la adolescente rebelde
volcada en su imagen y el teléfono móvil.
Carla
es una chica muy tímida y con bastantes inseguridades. En general,
le gusta pasar desapercibida, por eso tampoco es muy coqueta… ¿Qué
por qué la creé así? Porque quería una protagonista imperfecta,
una especie de “antiheroína”. Y, aunque en el tema de la
coquetería y la obsesión por la imagen, Carla pueda romper el
estereotipo actual, hay muchos otros rasgos de su carácter con los
que resulta imposible no empatizar… ¿Quién, a los 15 años, no se
ha sentido inseguro? ¿Quién, en la adolescencia, no ha tenido miedo
a ser diferente, a no encajar?
Desde
hace siglos, en distintas culturas, leemos que los espejos ‘han
estado ligados a lo oculto y lo esotérico’. Me ha llamado la
atención, por ejemplo, esa leyenda urbana, la de Verónica, pues
también la oí a la edad de Carla. Háblanos de ello en el contexto
de la novela y de lo que a buen seguro habrán escuchado los
inquietos lectores de esta novela.
Es
cierto que, desde siempre, se han contado historias misteriosas que
han tenido como protagonistas a los espejos. La de la Verónica, la
de los espejos como puertas al mundo de los muertos u otras
dimensiones… Todos las hemos oído, ¿verdad? Pues bien, estas
leyendas urbanas me han ayudado a dar verosimilitud a la parte
fantástica de la novela, han hecho que me sea más fácil conseguir
que fantasía y realidad empasten perfectamente. Y creo que esto ha
sido crucial a la hora de que los lectores puedan meterse en la piel
de Carla desde las primeras páginas.
‘Lo
de mentir cada vez me sale mejor’, llegamos a leer en un momento
determinado de Carla. La verdad y la mentira es algo que también
solemos asociar con la edad, aprendemos a mentir en algún momento
más allá de aquello de que los
niños y los borrachos siempre dicen la verdad
para retomar ese buen hábito con la madurez. ¿Quizá la
adolescencia se presta a descubrir el valor de la verdad y la mentira
como metáfora de este espejo protagonista de tu novela?
Es
cierto que Carla miente mucho en la novela, sobre todo a su madre,
¡ja,ja! En su disculpa, hay que decir que, en ocasiones, no tiene
alternativa: bien le es imposible decir la verdad porque nadie la
creería, bien se trata de mentiras piadosas para no preocupar a su
familia. Tendemos a pensar que las mentiras son siempre malas, pero
no todas lo son. A veces son necesarias.
‘Reflejos’. Elia Giner. (Ed. Versatil).
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