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viernes, 15 de marzo de 2013

Entrevista, MARÍA ÁNGELES CHAVARRÍA

Podría contar muchas cosas (todas buenas) sobre María Ángeles Chavarría, a quien conozco personalmente desde hace años. Acabo de leer su última novela publicada, una novela juvenil titulada Las extrañas notas del presidiario en Brief editorial. Lo habitual es que subiera directamente la reseña, pero me vais a permitir que os deje hoy esta entrevista que le realicé con motivo de la publicación de su novela Les Xanes. Una entrevista que, me comenta María Ángeles, es una de las que guarda mejor recuerdo, y debo creer que es así, pues de cuantas le han hecho, la ha escogido para subirla a su blog personal Mirar con palabras (os dejo el enlace al final).

Sin más preámbulos, aquí os la dejo a la espera de entrevistarla de nuevo, al hilo de esa novela juvenil, Las extrañas notas del presidiario.

He visto que has publicado un buen número de obras tanto de narrativa (relato y novela) como de poesía,  e incluso de divulgación dentro del campo de las habilidades directivas, ¿cómo te definirías dentro del hacer literario?
Me siento poeta por encima de todo, Pero también me siento cómoda en los otros géneros. He comentado a veces que escribo poesía para tratar de entenderme y narrativa para intentar comprender a los demás. Los libros de habilidades, más comunicativas y emocionales que directivas, están basados en estudios y en la experiencia de cursos impartidos, y pretenden abrir vías de reflexión a las personas interesadas en estos temas.
 Siento la curiosidad cuando hablo con escritores que han recibido algún premio literario por saber qué opinión tienen de éstos en general, no tanto de los que han obtenido. ¿En qué ayudan al escritor y en qué pueden perjudicarle?
Los premios te acercan al mundo editorial, algo injusto porque hay obras y escritores excelentes que jamás han sido premiados. Mi primera novela premiada la presentó mi primer editor sin yo saberlo. Se la envié para que me diese su opinión y la mandó al concurso. Fue una sorpresa ganar el premio y, aunque fue modesto, facilitó la edición de la obra. Eso me animó a presentarme a algún otro. Creo que un premio no hace mejor ni peor una obra. La obra es la misma. Eso sí, crea curiosidad en los lectores por ver qué se esconde en el interior de ella. Por otro lado, obsesionarse con los premios es mezquino y vanidoso. Una vez el escritor tiene una credibilidad, los premios no son tan importantes. Incluso los premios de más bombo se olvidan, pero las obras siempre permanecen.
 Creo que también has sido jurado de certámenes literarios, ¿qué tal fue la experiencia? ¿Hay algún mito que se deba humanizar?
Lo bueno de ser jurado es el intercambio de pareceres, poder hablar de libros y de literatura con personas que comparten inquietudes similares. Por otro lado, no creo que haya que mitificar a nadie. Cada uno en su trabajo tiene su lugar y tiene que buscar sus propios retos, sin compararse con los demás.
 Háblanos de tu experiencia como directora de talleres literarios. ¿Recomiendas que si se tiene vocación por el oficio de escribir nos acerquemos a uno de estos talleres?
Soy de las que piensan que de todo se aprende, de cualquier circunstancia y de cualquier persona. Los talleres muestran líneas de trabajo para quienes no tienen un hábito formado o no saben cómo empezar; pero también sirven como reflexión y mejora de quienes ya llevan años en el oficio. Hay quien prefiere ser autodidacta y hay quien busca orientación. Tan respetable es una postura como la otra.
 Me es difícil elegir una de tus obras para que nos comentes, ¿cómo fueron tus comienzos en la escritura? ¿A qué obra le tienes un cariño especial?
El poema más antiguo que conservo data de cuando tenía 8 años, pero comencé a escribirlos antes. Luego seguí con relatos. Tengo la sensación de que escribía incluso sin papel porque me inventaba cuentos constantemente. Hasta que un día decidí escribir alguno por si los olvidaba. Era como vivir muchas vidas en una. En cuanto a una obra, me costaría elegir porque todas son diferentes, pero no podré olvidar nunca la sensación de ver mi primer libro publicado: La mirada de alguien sin importancia. Fue muy emocionante, como también lo fue su presentación en la antigua librería Crisol.
 Un escritor me comentó hace poco que la evolución natural como escritor es pasar de los relatos a la novela. De ser así, ¿cómo podemos dar ese salto? ¿Qué se necesita para afrontar una novela?
No tiene por qué ser así. Hay escritores que han seguido el camino inverso. Isabel Allende, por ejemplo, comenta que se siente incapaz de escribir poesía. En mi caso, para afrontar una novela, primero ha de haber un flash (un personaje, una situación, un tema…) que me guíe a ella; es decir, algo que me emocione y por lo que me apetezca adentrarme en ese territorio. Luego me documento sobre el tema, sitúo el entorno, trabajo los personajes por medio de fichas… Es un trabajo largo que da para un taller literario completo. Y, cuando ya está toda la base elaborada, cuando realmente te adentras en la escritura con un buen material, hay un momento en el que los mismos personajes te llevan de la mano y las situaciones surgen solas. Entonces te sientes atrapado por el misterio y solo quieres estar en él. La parte final es la corrección, el reposo del libro y volver a corregir las veces que sea necesario.
 Tu último libro, que estuviste firmando por cierto en La Feria del Libro de Valencia se titula “Les Xanes” Ed. Akrón. Háblanos un poco sobre él.
La idea de esta novela surgió en unas vacaciones a Asturias hace nueve años. Allí conocí a una persona que se convirtió en un personaje secundario de la novela y tiene una gran importancia en la evolución de los tres personajes principales y, a la vez, narradores. Cada uno de los protagonistas-narradores busca algo. Aniela, la mujer que deja todo para transformar en rural una casa heredada, anhela una sensación de autoestima que no tiene al comienzo de la obra. Aldo, un jefe de ventas prepotente, persigue el éxito a toda costa, aunque tenga que pisotear a los demás. Lino, el inquilino más misterioso,  busca hacerse invisible. Lo que encuentran al final, ninguno de los tres lo esperaba. Además, hay otros personajes que pululan por la casa y otros que habitan la aldea donde está ubicada “Les Xanes”. Entre ellos surgen encuentros y desencuentros. En la novela he pretendido explorar el tema de la reconciliación con la soledad, el de la persecución de los sueños más íntimos y el modo en que las relaciones con los demás pueden transformarnos. Porque, igual que la protagonista, todos buscamos al menos un motivo para levantarnos cada mañana con ilusión, para abordar el día con entusiasmo y sentir que cada minuto tiene sentido. Esa sería, básicamente, la esencia de “Les Xanes”.
 Pregunta constante en mis entrevistas a los escritores, ¿qué opinión te merece el libro electrónico? ¿Te animarías a publicar en este formato a corto o medio plazo?
A mí me gusta leer en papel (incluso escribir en papel cuando se trata de poesía y relatos), pero soy muy respetuosa con el modo en el que leen los demás (sobre todo ahora los más jóvenes) y sí me he animado a publicar un libro en e-book, Porque nadie es perfecto (cuya autoría comparto con Ángel Escudero Villanueva), porque pienso que ambos formatos pueden convivir sin problema.
 Espero no abusar si te pido algún consejo sobre Inteligencia Emocional y su aplicación práctica en este oficio nuestro de escribir.
En el caso de los escritores, creo que la empatía es la cualidad que más ponemos en práctica cuando visualizamos los personajes y nos metemos en su piel. Pero la Inteligencia Emocional abarca tantos campos (autoestima, motivación, resilencia, optimismo) que en todos ellos encontraríamos un lugar donde identificarnos o mejorar.
 Para los escritores noveles entre los que me incluyo, ¿nos podrías dar algún consejo para afrontar el duro oficio de escritor? 
La humildad y la constancia. Humildad para aprender, corregir continuamente y no creer que lo sabes todo. Constancia en el trabajo diario.
 Recomiéndanos un libro y un lugar que hayas visitado y tenga encanto literario.
Un libro que siempre recomiendo es Pedro Páramo, de Juan Rulfo. Cada párrafo es impecable. Nos introduce en un universo mágico del que es difícil escapar. Una obra maestra en pocas páginas. Imprescindible. En España, me quedo con Granada. Fuera de ella, con Lausanne (Suiza). En ambos casos, por su misterio y por la mezcla de culturas. Y, por muy tópico que resulte, París siempre tendrá su encanto; casi tanto como mi pueblo, Jérica.

El blog de M. Ángeles Chavarría. http://mirarconpalabras.wordpress.com/algo-sobre-mi/

2 comentarios:

  1. Simplemente os quiero, a los dos... (un poco más a ella, Jajajaja). Todo un lujo tener personas amigas como vosotros.
    Un fuerte abrazo.

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    1. La gente va a pensar que hay rollito... de primavera. Eres un crack, ShiroDani, me alegra tenerte como amigo y auguro un posible encuentro entre los tres con la Feria del Libro de Valencia, ¿hace? Un saludo.

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