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lunes, 4 de enero de 2016

MARI JUNGSTEDT: «Tenemos en la pared papelitos y cada papelito tiene su capítulo».



Entrevisto en su hotel de Madrid, recién llegada a España para promocionar su última novela ‘Mar de nubes’ (Maeva, 2015), a la escritora sueca Mari Jungstedt (Estocolmo, 1962). ‘Mar de nubes’ es la primera de una serie negra con las islas Canarias como escenario. Además del emplazamiento, la gran sorpresa es que esta novela está escrita con el también escritor, ilustrador, diseñador y músico noruego Ruben Eliassen (Trondheim, 1968)
Foto cortesía de Maeva Ediciones
  Los libros de Jungstedt, de la serie de Gotland, protagonizada por el comisario Anders Knutas y el periodista Johan Berg, han vendido más de tres millones de ejemplares, con otra pequeña y tranquila isla sueca de escenario.
Jungstedt nos cuenta cómo el destino unió a estos dos escritores en el archipiélago canario de forma casual para acabar siendo pareja no solo literaria.
«Yo estaba en Gran Canaria escribiendo mi novela de Gotlan, yo estaba allí alquilando una casa, recién divorciada después de veintitrés años con mi exmarido, y yo me encontré con Ruben  que también es autor y nos enamoramos completamente, ¿no? Muy rápido, vivimos juntos, compramos una casa en Arginegín».
Como autores afirma que están muy influidos por el ambiente donde viven y la gente y todo a su alrededor, ‘claro que esto ha influido muchísimo’. No es de extrañar que el origen de esta novela surgiera de ese ambiente, concretamente mientras daban un paseo.
«Una noche fuimos a caminar, a dar una vuelta antes de acostarnos; tenemos la casa arriba del puerto de Arguineguin y en el puerto tienen restauración de barcos, también hay barcos en tierra que se están restaurando. Estuvimos caminando y hablando sobre la construcción de los barcos  canarios que son diferentes de los barcos escandinavos, entonces Ruben, que es un hombre muy curioso, se subió a una escalera para ver dentro de un barco y cuando estaba dentro del barco él me dijo que había abierto la bodega donde guardan el pescado. Cuando él estaba abriendo la bodega yo le grité: «Oh, ¡ahí hay una mujer desnuda, muerta, alrededor de pescado! Y él me dijo: «Aquí no hay nada». Pero yo vi como un fragmento de una idea, la chispa, se puede decir, una chispa de una idea: lo que yo había visto era una visión de una mujer ahí, y el libro realmente empieza con un barco de pesca que está pescando en el puerto de Arguineguín y los pescaderos descubren una mujer muerta desnuda bajo la iglesia Noruega. Y así empezó como se puede decir la idea de escribir esta novela. Después de esto, a la vuelta, por la noche, empezamos a hablar: “A lo mejor podemos escribir una novela negra de aquí”. Y caminando mucho al lado del mar y hablando sobre el libro y los personajes y todo ha crecido la historia y todos los personajes».
Precisamente por los personajes de la novela, de cierto paralelismo le preguntamos si se identifica con Sara Moberg.
«Sí, yo creo que sí, tenemos dos protagonistas principales, o tres, se puede decir; yo pienso que yo soy más Sara y él es más Kristian, porque Sara es sueca, está casada con dos hijos tiene su casa en san Agustín, trabaja en el periódico Dag & Natt (que también existe en la realidad) y tiene su vida muy ordenada; ella es una persona muy estable, yo me identifico mucho con Sara, es verdad».
Sobre lo del orden y cómo se han organizado Ruben y ella para escribir esta novela, Jungsted nos cuenta que «Ruben tiene más facilidad para los capítulos de Kristian y yo para los de Sara, pero cuando trabajamos juntos estamos en la misma habitación, en el mismo despacho, enfrente el uno del otro, pero cuando escribimos no podemos molestar. Cuando yo he escrito un capitulo se lo mando a Ruben y cuando él tiene tiempo se lo lee, hace sus comentarios, sugerencias, cambios, etc. y él me manda el capítulo por email. Y así funciona, todos los capítulos van muchas veces, a lo mejor diez veces entre nosotros, por eso tenemos influencia, yo creo, en todos los capítulos, de los dos».
Aún nos desvela un poco más sobre el proceso creativo al explicarnos que «por las mañanas tenemos una reunión y decidimos qué vamos a escribir, qué capítulos: ‘pues yo quiero escribir este capítulo…’ Porque hemos decidido un plan, más o menos, del libro, qué va a pasar y todo esto. Tenemos en la pared papelitos y cada papelito tiene su capítulo y cada personaje tiene su color y así podemos ver en la pared qué vamos a escribir. “Hoy yo quiero escribir este capítulo”, entonces decidimos y empezamos a escribir».
Pero si algo caracteriza la obra de Mari Jungsted es la manera en la que logra mantener la tensión a lo largo de las páginas. Nos confiesa que es porque usa un método de cuando trabajaba en televisión. «He trabajado antes en la televisión, diez años,  de alguna manera uso esta trama también en mis libros. Uso capítulos cortos y también capítulos que terminan con mucho suspense. Y esta variación en el libro me parece que es algo muy bueno para el suspense, utilizo esa manera de escribir, es verdad».
Jungstedt  con Eliassen inician con Mar de nubes una serie pero sin dejar de lado la saga que la ha hecho famosa. «También continuo la seria de Gotlan, mucha gente cree que va a terminar, pero estoy trabajando ahora con el libro trece en esta saga de Gotlan. Gotlan es también una isla pequeña y tranquila y no pasan muchas cosas, pero esto son libros, es ficción y se puede, es imaginación, también es una cosa que me gusta, estos contrastes, que pueden pasar cosas en el paraíso».
Sobre esos contrastes, los gustos y su afición al género negro le preguntamos desde la óptica de la muerte, ya que novelando tanto a su alrededor seguro que tiene un concepto interesante, ¿qué concepto tiene de la muerte Mari Jungstedt?
«¿Yo? ¿Cómo yo veo la muerte? Yo creo que tengo miedo de la muerte, tengo miedo de la muerte y no entiendo cómo funciona,  yo creo que tengo miedo de la oscuridad y yo creo que por eso también es una de las razones por las que escribo la novela negra».
¿Para comprenderla?
«Sí, yo creo que sí. Para, ¿cómo se dice?, para encontrar con tus demonios».

Muchas gracias y mucha suerte Mari (y Ruben).

Por Ginés J. Vera.

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