Páginas

viernes, 28 de julio de 2017

Elga Reátegui entrevistada por Isabel Alamar

ENTREVISTANDO A ELGA O 14 PREGUNTAS PARA ELGA

Elga Reátegui Zumaeta
Sé que una de las grandes pasiones de Elga es escribir, otras quizá sean: viajar, el yoga, el contacto con la naturaleza… Pero ¿por qué le gusta tanto a Elga escribir? Y háblanos también un poco de tus otras grandes pasiones.

Sí, me la he pasado escribiendo para mí y para otros casi toda mi vida. Ya de adolescente les redactaba  las composiciones a mis a compañeras de clase en el colegio  o corregía (o mejoraba la prosa) de los discursos o trabajos monográficos de mis amigos y conocidos que cursaban la universidad.  Luego, en la Facultad Comunicaciones, fue más de lo mismo, y cuando entré como redactora a mi primer medio de comunicación siendo tan solo una estudiante, el círculo se amplió, comencé a escribir para varias revistas y periódicos, pero sin cobrar un céntimo. Eso de “apóyame, coleguita”, no ha permitido que llene mis arcas y hoy viva de mis rentas, ja,ja,ja…

El primer viaje internacional que realicé fue a Machala (frontera con Ecuador). Lo hice con salvoconducto. En esos tiempos era imposible ir más allá debido a la severa crisis económica y el accionar terrorista que se había apoderado de mi país, y que nos impedía soñar con un futuro distinto. No había dinero para ‘despilfarrar’ en esas cosas, lo prioritario era dar de comer a los tuyos, sacar a familia adelante como sea. El resto, quizá con el tiempo.

Mi gran oportunidad vino con el nuevo siglo, a través de una invitación de la UNEAC para celebrar el natalicio del poeta Nicolás Guillén en La Habana. Recuerdo que mientras aterrizaba el avión lloraba recordando los románticos boleros y alegres guarachas que había escuchado en casa desde pequeña. Fue un momento mágico.

Ese fue mi primer viaje internacional, pensé que iba a ser el último, pero de allí se han presentado muchos otros de especial significación para mí, como por ejemplo, el realizado a Egipto. Le doy importancia porque nunca pensé contemplar aquellos magníficos lugares que solo vi en las fotos de mis libros de Historia Universal. Nunca lo soñé, sin embargo, fue posible muchísimos años después.

Debo decir que nací y crecí en la ciudad, en un distrito de la populosa y caótica Lima, pero mis raíces están en la selva amazónica peruana. Mis padres yurimagüinos (Loreto), se fueron dejaron su pueblo en busca de mejora a la capital, pero añoraron su tierra por siempre.  A mis viejos les gustaba las plantas y los animales, y la azotea de mi casa asemejaba a una granja: criábamos pollos, patos, cuyes, conejos,  además de gatos y un perro que se coló, y que mantuvimos oculto hasta que mi padre lo descubrió y tuvo que irse (no le agradaban). Era nuestro rancho bonito hasta que un vecino nos denunció, y tuvimos que decirle adiós a nuestro paraíso. Solo las plantas aún sobreviven, mi madre les habla y ellas responden dándole flores y frutos. Deberías ver lo contenta que se pone mi Bruja (la llamo así de cariño), cuando cosecha sus fresas de maceta. Le salen grandes y dulces. 

Elga Reátegui con Isabel Alamar.
Mi hermano Adler es el que se dedicó a los bichos y plantas, profesión que quería mi padre para mí. No era lo mío. Me ganó la Comunicación y la Literatura. Él es ingeniero agrónomo, y trabaja en sanidad agraria.

No fui jamás una gran deportista. En vano me ponían a jugar vóley. Cerraba los ojos y la pelota caía donde sea. Me gustó siempre la gimnasia rítmica. Mi grupo destacaba a la hora de las exhibiciones. Lográbamos las mejores notas. Luego me decanté por el aeróbic, las pesas y los aparatos. Más tarde asocié el movimiento a la espiritualidad y practiqué taichí, falum dafa, yoga y pilates. Hoy por cuestiones de salud (las rodillas) cumplo con una tabla de gimnasia suave en piso y agua, pesas y pelota suiza. Disfruto mucho de esos instantes porque además los combino con mantras y Ho’oponopono.

Disfruto de mi soledad, pero hay momentos en que la busco la música para elevar mi nivel de energía. Me alegra la vida, me llena, evade, invita al recuerdo…Mis gustos en este sentido son variados. Aquí las combinaciones pueden resultar poco convencionales: boleros, baladas (viejas), valses peruanos, ritmos negros, huaynos, salsa, cumbia, rock en español e inglés (70, 80 y algo de los 90), pop, bossa nova y algunos instrumentales. Y si suena la música, de hecho, hay que mover el esqueleto. Los pies se me van…

Ahora que lo pienso, la escritura me halló y tuve que obedecer. Creo que hay personajes e historias que deben contarse. Están circulando por ahí, chocan conmigo, se presentan y me dicen: “Elga, escucha”,  y se ponen a hablar hasta por los codos. Pero cierto es que también viven dentro de mí y pugnan por salir. Entonces cedo, y les doy vía libre.

Y… ¿qué otros tipos de arte que no sea la escritura también admiras sobre todo en los demás?

Admiro mucho a los artistas que se pueden expresar a través de los colores, formas y texturas. No entiendo con el intelecto las pinturas, pero me dejo llevar por las sensaciones. No todos me conmueven está claro,  y hasta puedo no estar de acuerdo con que esto o aquello sea o se considere arte, sin embargo ahí radica la diversidad, qué bien que no todos sintamos o pensemos igual. Es estupendo contar con una amplia variedad de creadores. Por citar unos nombres respeto el trabajo de Yorik y Xavier Vela.

Me parece que tienes una forma peculiar de vivir y entender la vida, cuéntame cuál es y de dónde crees que te viene, ¿cuándo crees que nace y cómo va creciendo y configurándose tu personalidad a raíz de ello?

¿Eso crees? Tras una larga lucha por la supervivencia teniendo cuenta la época en que nací (breve gobierno democrático, un año), ser criada, y educada (en dictadura,  la transición democrática, el caos económico y la subversión), y luego tomar las riendas de mi vida, todavía afectada por la secuela de tanta crisis económica, política y el terrorismo, esto sumado a la cultura machista, mágica y esfuerzo pleno que heredaste y  a tus experiencias personales (dolor, decepción, fracaso, que no sé por qué más pesan), que obviamente también suma o influye en el tipo de ser humano casi hecho y derecho que ya eres, pues menuda combinación, ¿no? ¿Qué sale de eso?  

Soy una mujer guerrera, que siempre ha luchado, se ha esforzado por cumplir con sus objetivos y metas. No siempre han salido las cosas como he querido (casi nunca), pero que no se ha quejado, resentido o amargado por eso. Tengo las cicatrices de mis batallas perdidas en el alma. Algunas todavía duelen, pero me recuerdan quien soy. Lloro a mis muertos, aunque sé que están en mí. Les hablo y les sigo preguntando el porqué de un sinfín de cosas. Creo que hay vida en otros planetas, en los ángeles, en fantasmas, que existen pequeños seres que cuidan de mi cuerpo por dentro, en el karma, las vidas pasadas, el poder de la oración, la buena vibra y en que todo da vueltas.  

Respeto los lazos de sangre, y doy el trato de familia a mucha gente que quiero. Valoro el espíritu de superación de la gente, la consecuencia en sus valores y convicciones.

Pinto mandalas como forma de centrarme, buscar armonía y  hallar comunicación conmigo misma.

Eres una persona vitalista, trabajadora, amistosa, que sabe siempre ver el lado bueno de las cosas y sabe extraer lo mejor de las personas. ¿Siempre ha sido así? ¿De dónde y de quiénes aprendiste este gran secreto de la felicidad de dar por el placer de dar y no esperar recibir nada a cambio?

Mis padres fueron gente muy generosa, amable y dada en ayudar a los demás. Recuerdo mi casa llena de parientes, amigos y recomendados viviendo años en mi hogar por estudio, enfermedad o porque no tenían adónde estar. Tenían poco que ofrecer en cuestiones materiales, pero no les faltaba una cama, qué comer y cariño. A veces mi madre era criticada por ser ‘mano abierta’. “Le quitas el pan de la boca a tus hijos por otros”, reprochaban. Sin embargo, ella sonreía y contestaba “algún día mis hijos o descendientes” serán bien recibidos donde sea”. Sé que no lo hacía a la espera de nada. La cuestión es simple lo que das de corazón retorna multiplicado. Se ha cumplido en muchas oportunidades lo que decía.  En mi caso particular,  siempre he hallado gente dispuesta a echarme una mano cuando lo he necesitado sin importar el lugar.

Hasta el momento has escrito más novelas que poesía, pero empezaste con la poesía y nunca la has abandonado, ¿siempre ganará la prosa a la poesía en cantidad pero no en calidad?, y ¿a qué ritmo más o menos crees que podremos ir disfrutando de tus obras?

¿Calidad y cantidad? Creo que las trabajo con igual esmero y honestidad. Que guste más o menos una u otra, ya es criterio del lector. Escapa a mi control.  Soy bastante exigente conmigo y sería incapaz de publicar algo que no sea decente (por lo menos) por más que me guste. Quizá de joven era más atrevida y solo me fiaba de mí (en poesía), y podía caer en errores y cometer horrores, pero aun así puedo afirmar que he sabido detenerme mucho a meditar a la hora de publicar.

No tengo los tiempos programados para la salida de mis libros. Entre la primera novela y la segunda creo que pasaron tres años, y los casos de la tercera y la última un año. Ellas deciden cuando están listas, y me dejo llevar.  Esto no significa que no haya material. Siempre tengo temas que tratar, y lo ratifican las seis obras que tengo en el cajón.

¿Cómo definirías tu manera de escribir? ¿Hacia dónde va tu escritura? ¿Qué metas o logros te gustaría todavía alcanzar? Y ¿cuáles son algunos de los que ya has alcanzado y te sientes especialmente orgullosa de que así haya sido?

¡Ay, las definiciones!  Solo sé que escribo como Elga Reátegui, y que retrato las relaciones humanas en toda su dimensión, lo que le pasa a la gente en su día a día, sus conflictos con el pasado, lo que aspira o sueña, pero también muestro adonde le conducen sus decisiones o destino. No siempre hay un final feliz o de acuerdo a lo que esperan los lectores, pero, como en la vida real, ocurre porque tenía que ser así, aunque no lo entendamos.

Ignoro hacia dónde va mi escritura. Cada libro es distinto tanto en tema como en el modo narrativo. Se plantea un camino y hay que seguirlo.

Publicar y salir a promocionar una obra es un privilegio. Llevo cuatro novelas (sin incluir los poemarios), y me siento orgullosa de haber llegado tan lejos. No fue planeado. Yo no soñé con ser escritora. Lo mío era escribir poesía para mí. Más tarde me junté con otros poetas, y los fines de semana acudíamos a recitales donde compartía lo escrito. Era puro disfrute. Sin expectativas de un futuro literario. De allí mi sorpresa de verme ahora escribiendo y siguiendo la ruta de mis novelas. Tal como me aconsejó un vidente en Lima “Ve adonde te lleven tus libros”.

Me alegra haber podido iniciar mi carrera de escritora, aquí, en España, donde desde el comienzo apoyaron mi carrera. Fue un honor presentar mi primera novela en la Biblioteca Valenciana. Ese fue mi primer éxito.  También recuerdo con enorme satisfacción las dos presentaciones de mis novelas en la Feria Internacional de Guadalajara (México), la última en diciembre del año pasado.  

¿Qué es lo que más le preocupa a Elga en la vida? ¿Cuáles son los grandes temas que la motivan a seguir luchando y que quizá aparecerán una y otra vez en sus novelas y quizá también en su poesía porque los considera fundamentales?

Me preocupa la felicidad de los míos, pero entendida como sentirse a gusto consigo mismos o con lo que escogieron hacer en esta vida. Dependiendo cómo se enfoque entran a tallar mi hijo, esposo y madre. Deseo que mi hijo tenga un satisfactorio futuro, se lo está trabajando y sé que es feliz, en cuanto a mi amor, siempre está en paz y gozando de sus quehaceres, y en lo que se refiere a mi Bruja linda, aspiro a que tenga una buena vejez, y hago todo lo posible porque así sea.

Mis novelas, aunque no quiera, dicen mucho de mí y de lo que le tocó vivir a mi generación. Mi amiga Sandra afirma que somos sobrevivientes y estamos condenados a trabajar toda la vida. Es verdad, somos veteranas de guerra, con mucho por sanar y ávidos por compartir nuestra experiencia. Cada uno lo hace con el mejor de sus talentos y  cómo mejor le sale. Ella en su rol de periodista  sensibibilizando en educación y yo escribiendo historias de cosas que vi, viví o me contaron con una buena dosis de recreación para quien tenga ganas de leerme.

Me parece que te han hecho algún dibujo, una muñequita que se te parece… Cuéntanos, ¿te ha hecho ilusión recibir esos regalos?, ¿qué otros detalles curiosos has recibido de tus lectores y de los amigos que te quieren y demuestran su afecto?

La muñeca fue un regalo de cumpleaños de mi querida amiga Maribel, quien además es la editora de mi espacio Momentos. La mandó a hacer especialmente para mí. Quedé encantada.

Y algo que me llenó de emoción fue recibir un pañuelo bordado de una señora al finalizar la presentación de mi libro en México. Dijo que le había gustado lo que compartí en una entrevista que me hicieron en la radio, y que se animó a ir a conocerme en persona. Me hizo muy feliz.

Si no hubieras sido periodista y escritora, qué hubieras sido, con qué otras profesiones hubieras estado a gusto y hubieras seguido creciendo como persona y hubieras dejado también tu impronta en el mundo.

De niña me encantaba bailar y cantar. Soñaba con ser una especie de Rafaella Carrá. Imposible serlo con el padre que me tocó, ja,ja,ja…No le gustaba para nada la idea  de tener una hija ‘bataclana’. Luego se metió la onda mística, y por un momento,  pasó por la cabeza ser religiosa, quizá por influencia de mi amiga Sor Rosa Salas, la monja que se encargaba de la catequesis. La veía tan en paz y alegre, que me motivaba a seguir por esa senda. Duró poco, el baile y la música ejercieron más poder sobre mí. Por otro lado, estaba claro que me gustaba socializar, hablaba con la gente y me interesaba por sus problemas. Tal vez de no haber hecho el curso de locución, me hubiese inclinado por la sicología o el derecho, pero la balanza se inclinaba hacia las comunicaciones, por eso, estudié Ciencias de la Comunicación, y me licencié en Periodismo. Era una forma de ayudar a la gente. Me comprometí con muchas campañas de sensibilización social.

Tu programa de entrevistas Momentos tiene muchísimo éxito, ¿cuáles crees que son las claves de su éxito? Por mi parte, creo que su formato desenfadado, alegre, cercano… pero ¿qué más crees que le llama la atención a la gente y cómo te vino la idea de crear este programa?

No lo sé, y también depende de lo que cada quien entiende por éxito. Siempre quise tener un espacio que me permitiera unir mis dos amores: el periodismo y la literatura, y a la vez -y considero que es el fin fundamental del programa-, darle escaparate a los escritores, artistas y gente vinculada a las comunicaciones. Es complicado encontrar medios que te hagan caso a la hora de promocionar tu libro, disco u otra iniciativa artística, de allí, la idea de contribuir de alguna manera a hacerles visibles y que a través de la entrevista puedan darse a conocer y hablar de su obra. Pero no solo me intereso por su trabajo literario o artístico, me aseguro que también el público conozca a la persona, su mundo interior y filosofía de vida. Me gusta Momentos porque hago lo que quiero sin límite de tiempo, si la entrevista da para más, pues se alarga y no pasa nada.

Si gusta o llama la atención es porque se ocupa del ser humano dentro del escritor o artista, y por el nivel de diálogo que se establece entre  invitado y entrevistador. Hay respeto, confianza y gentileza. A veces se crea un ambiente de distensión, humor y complicidad, pero sin caer en la chabacanería u ofensas a terceros.

Si tuvieras que nombrar solo a diez escritores de cualquier género que te gustaran mucho entre clásicos y modernos, ¿cuáles serían?

Wilde
Maupassant
Unamuno
Saramago
Milan Kundera
Julio Ramón Ribeyro
Isabel Allende
Ángeles Mastretta
Alfredo Bryce
Gabriel García Márquez

Tu última novela ha sido Y te diste la media vuelta. Y me consta que has estado mucho tiempo y por diversos países promocionándola y que te ha ido muy bien. ¿Qué destacarías de las presentaciones, entrevistas…?  Cuéntanos cómo ha sido la acogida. ¿Cuáles han sido algunas de las experiencias más llamativas que has vivido y que han contribuido a reafirmarte como escritora?

Siempre quedo impresionada con los debates que se arman a partir de la novela. Resultan reveladores y sacan chispas. Hay mucho de qué hablar sobre la mujer y su rol de madre. También de aquellas que no quieren serlo. Cunde la polémica por los prejuicios y la poca tolerancia. Sobre todo me quedo de piedra con las interpretaciones que hacen sobre tales o cuales situaciones o las motivaciones de los personajes. Se va más allá de la historia e incluso es motivo para que muchas de las asistentes compartan  sus experiencias personales. Es cuando nos hermanamos y nos vemos reflejadas unas en otras.

Recuerdo que una chica en Madrid me llamó la atención diciendo “que no debería expresarme mal de las mujeres”, y a continuación pasó a contar públicamente su historia de violencia de género. Al final, terminamos abrazadas, y le dije “que nadie sabe lo de nadie, por tanto, no debería juzgar”.

Y en Lima, si mal no recuerdo, un periodista me preguntó qué problema tenía con la S. Hasta ese momento, no me había dado cuenta que casi todos mis personajes llevaban nombres con esa letra, jajaja…

Otra bonita experiencia fue el mensaje que me dejó un pescador que escuchó la entrevista que me hicieron en Radio Nacional del Perú en medio del océano. Me pareció maravilloso.

Relléname los huecos:

ELGA ES…. Disciplinada. 
Y ELGA NO ES… Irresponsable. 
Y A ELGA LE GUSTARÍA TAMBIÉN SER… Música.

Y termino la entrevista con una pregunta totalmente abierta, háblame de tus proyectos más inmediatos y de lo que quieras, de aquello que no te he preguntado, pero que te gustaría también que se supiera. El final de la entrevista es tuyo.

Me decanto por hablar de cosas concretas, aunque puedo decir a grandes rasgos que preparo nueva gira de mis dos más recientes novelas A este lado y al otro e Y te diste la media vuelta. Pensé que ya había acabado con el periplo promocional, pero una promotora cultural me ha ofrecido a organizarme una serie de actos al sur de España, y no he podido negarme a esta oportunidad. Hay otros proyectos, pero prefiero estar segura y hablar cuando todo esté en marcha.

Si desean saber más de la autora o su obra pueden pinchar los siguientes enlaces:

7 comentarios:

  1. Muchas gracias a la poeta Isabel Alamar por la entrevista y al espacio literario de Ginés Vera que nos acoge con afecto. Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mi felicitación a las dos. Un saludo en un día tan especial para ti.

      Eliminar
    2. Gracias a ti, Ginés, por dejarme este espacio. Y a Elga por haber contestado con sinceridad y cariño a todas mis preguntas. Ha sido un placer realizar esta entrevista y estar tan bien acompañada en el camino :)

      Eliminar
  2. Esta entrevista es una de las más profundas que he leído jamás, pues se han conjurado la sagacidad de la entrevistadora con la generosidad en las respuestas de Elga, que se ha desnudado, como en ninguna otra entrevista, para mostrarnos, más allá de convencionalismos, su verdadera forma de ser y pensar. FELICIDADES A AMBAS (con mi admiracvión)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu visita y comentario, José Ramón.

      Eliminar
  3. Una entrevista muy enriquecedora.

    ResponderEliminar