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miércoles, 13 de febrero de 2019

Entrevista a Juan Vicente Pérez Chorro


Tras doce horas de vuelo y cuarenta kilómetros en un taxi, me encuentro en un salón del hotel Alvear de Buenos AiresJuan Vicente Pérez Chorro, el autor de Cosecha del 45, me pidió que la reunión se celebrará en esta ciudad y en este hotel y aquí estoy, esperándole.

  —Buenos días, amigo Ginés, y muchas gracias por aceptar mi invitación. Podemos empezar la entrevista cuando quieras.

   —Buenos días Juan.

  —La primera pregunta es inevitable y necesaria: ¿por qué siendo los dos valencianos y residiendo en Valencia tenemos esta conversación a doce mil kilómetros de casa?

  —Porque la ficción es, por supuesto, más interesante que la realidad.

  —Este año ha aparecido su segunda novela, “Cosecha del 45”. Tengo entendido que aun siendo la segunda en realidad es anterior a “Kandinsky como excusa”. Coméntenoslo.

   —Cierto. En el año 2016 terminé y publiqué una autobiografía con gran profusión de datos, tanto personales como de familiares, amigos e incluso conocidos. Así como fotografías y dibujos míos a color. Hice imprimir solo veinticinco ejemplares que repartí a mi familia y a unos pocos amigos. El libro ya tenía, también, parte de las aventuras del protagonista.

   —Estoy en la duda de decir si “Cosecha del 45” es o no una novela de espionaje. Al menos algo de intriga y de espías sí hay en ella. Para no contar de más y caer en el spoiler, le dejo que nos cuente el argumento a ese respecto.

  —No es una novela de espionaje. Tampoco una autobiografía. Es la historia de sesenta años de vivencias de un personaje capaz de representar varios papeles.

   —¿Cuál ha sido el mayor reto a la hora de tramar esta novela contada en contrapunto con ese final tan enigmático?

  —Han sido dos los retos: no hacer caso a lo que los personajes me pedían en cada capítulo para aumentar su protagonismo y huir de la autocomplacencia.

   —En aquella primera novela, la de “Kandinsky como excusa”, el arte, los cuadros tenían un peso específico en el argumento de las peripecias del protagonista. En “Cosecha del 45” no ocurre así, ¿Cuál seria el elemento vertebral de esta segunda novela?

   —El hilo argumental no es ningún secreto. Dos agentes secretos del MI6 inglés tratando de encontrar el paradero de tres compañeros desaparecidos en Argentina y, en caso de localizarlos con vida, rescatarlos. Todo ello salpicado de pequeños, pero interesantes, relatos personales.

   —La portada de “Kandinsky como excusa” y la de “Cosecha del 45” tienen idéntica autoría. Es innegable que el arte de la pintura está bien maridado con el de las letras por alguien que los vive casi con igual intensidad. ¿Está de acuerdo?

   —Claro, las dos imágenes corresponden a cuadros míos de épocas distintas. La pintura y la escritura tienen mucho en común; tienen ritmo, tempo, color y calor.

   —En ambas novelas también encontramos a un personaje protagonista en primera persona, ¿qué particularidad sobre el agente del servicio secreto inglés que conoceremos en “Cosecha del 45” le definiría mejor?

   —En las primeras páginas se desvela algo sobre esta pregunta... Uno de los protagonistas comenta que el Servicio de Inteligencia Secreta Inglés busca agentes con un perfil gris, medio, que no destaquen, pero con gran capacidad de análisis, liderazgo, dotes de comunicación y, yo añadiría, con vocación de servicio a la sociedad.

   —Y puestos a buscar similitudes, vemos que también en “Cosecha del 45” hay un viaje al continente americano, a Argentina, para más señas. Los paisajes y escenarios cobran un papel importante al hilo de esa búsqueda que nos comentaba. Háblenos de la Argentina que encuentra el narrador de su novela.

   —Yo no sé lo que el narrador ha ocultado sobre Argentina, habría que preguntarle a él, pero por lo que cuenta en las páginas de esta novela conoce bien el territorio y a sus habitantes. En pocas pinceladas nos describe una urbe cosmopolita, inmensa por su densidad demográfica así como cercana y cálida al retratar a sus gentes. Unos paisaje infinitos y unos políticos corruptos. Le aconsejo que al finalizar esta entrevista salga, sumérjase entre la gente. Entre en los bares. Entable una conversación con un taxista o un camarero. Visite un museo. La biblioteca nacional. Si cierra los ojos y no hace caso al acento porteño, se encontrará como en casa.

   —Seguro que hay alguna anécdota jugosa que se habrá quedado en el tintero, al menos en la parte de crónica que vemos en esta novela. ¿Se atreve a contárnosla?

   —Hay varias, pero me las guardo para la próxima novela. ¡Compréndame!

   —En la sinopsis leemos que hay gran parte de verdad en esta historia, que se han modificado nombres, hechos y lugares. Sin duda, la frase que quiero que nos comente es esa de que “la ficción es, por supuesto, más interesante que la realidad”. Dado que la intriga narrativa va de espías, ¿haber contado la verdad podría haber supuesto revelar secretos y confidencias comprometedoras?

  —Si yo contara lo que he visto en tantos años de agente secreto, perjudicaría a personas y gobiernos. Mi compromiso con el MI6 me obliga a callar para siempre…. y, además, la realidad no me interesa.

  —Una pregunta directa al mantel y mesa puesta. ¿Veremos a alguno de sus personajes protagonizar una segunda o tercera (según se mire) entrega en algún restaurante de postín? ¿Nos querrá conquistar a través de la vista, el misterio y del sentido del gusto habida cuenta del derroche de platos y caldos que aparecen en ambas novelas?

  —Yo solo soy el autor. Si algún día intento la aventura de escribir otra novela, no le quede la menor duda de que, conociendo al protagonista, nos conduciría por esos bares y restaurantes por donde desarrolla su trabajo. Como dice la canción…. Bares, qué lugares tan buenos para conversar... ¿Hemos terminado?

  —Si, se acabo el cuestionario, gracias.

 —Pues le invito a comer…. En este hotel está el mejor restaurante francés de Buenos Aires



4 comentarios:

  1. Interesante entrevista. Me has presentado a este autor, que no conocía. Y me has dejado con ganas de leer los dos libros!
    Besotes!!!

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  2. Imagino será tan interesante como la anterior y espero que sea un éxito. Voy a leerla ya. ¡Enhorabuena!

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