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martes, 12 de mayo de 2020

Brújulas que buscan sonrisas perdidas. Albert Espinosa

Este libro ha estado durmiendo un tiempo entre otros, en casa, hasta que ha llegado su momento. Creo que los libros tienen su momento. Que no elegimos leerlos cuando queremos. Como quien piensa que si llegan a nosotros tampoco es por azar, sino que nos eligen. Casualidades literarias. 

Brújulas que buscan sonrisas perdidas (Grijalbo), de Albert Espinosa, también contiene una de esas casualidades que me ha llevado a leerlo y reseñarlo. El protagonista tiene un padre. Un padre enfermo. También menciona una fecha muy concreta: el 5 de noviembre. Mi padre, el cinco de noviembre y las dos tristezas se unen como en el libro con mi padre. Casualidades. 

Pero más allá de la parte casual entre Brújulas que buscan sonrisas perdidas y mi vida personal, en esta novela, la cuarta de Albert Espinosa, hallamos una historia sobre segundas oportunidades y la familia. Como ya avancé, hay un narrador protagonista junto a un padre. Su padre. Hay una búsqueda de la verdad, de la sinceridad, del perdón. El protagonista nos describe a otros personajes, no solo a su padre, también a su madre y a otras mujeres alrededor de la vida del protagonista. Madre y padre aparecen en minúscula, curiosamente. 

Hay una segunda mirada al redescubrir lugares y objetos de su infancia. Se le oye hablar, reflexionar, también se oyen los silencios y, sobre todo, me han llamado la atención los olores. Brújulas que buscan sonrisas perdidas es una historia de secretos familiares desvelados en su momento. La muerte planea, la enfermedad baila entre los escenarios; el reencuentro, el perdón y poner en su justo valor las segundas oportunidades desde la frustración o el miedo mueven la historia. “Traumas de la infancia” leemos, “Siempre he creído que es lo que somos… Traumas de la infancia… Lo que te prohibieron, lo que no te dieron, lo que te obligaron a aceptar y lo que te arrebataron crean tu carácter.” Así se presenta el protagonista, desconfiado y sin mucha predisposición a hacer las paces con su padre. Pero a lo largo de esta historia veremos que, en efecto, hay un archipiélago de sinceridades entre los que se establecerán recuerdos y puentes. Como en la portada y la contraportada.

Desde las emociones, desde la pérdida, desde el respeto y el afecto, Espinosa ha tejido en Brújulas que buscan sonrisas perdidas una novela de afectos encerrados en el puño de una mano a la espera de ser abierta y dejarlos escapar como sonrisas. Porque la vida es dar pasos adelante, librarse de cargas y aceptar que “toda familia tiene sus secretos y la nuestra no iba a ser una excepción.” En eso le doy la razón a Albert, incluso en esa frase interrogante en boca del coprotagonista: “¿Cuánto dolor ha de soportar alguien para que se le considere valiente?” 

Brújulas que buscan sonrisas perdidas es una novela para reencontrarse, para reivindicar la superación, el apoyo de los que cuidan y nos cuidan; una novela optimista a pesar de todo, que pone luz a muchos sentimientos a veces reprimidos por la presión social. 


Albert Espinosa (Barcelona, 1973). Actor, director, guionista e ingeniero industrial. Es creador de las películas Planta 4.ª, Va a ser que nadie es perfecto, Tu vida en 65' y No me pidas que te bese porque te besaré. Asimismo, es creador y guionista de la serie Pulseras rojas, basada en su libro El mundo amarillo y en su lucha contra el cáncer. Sus últimas obras publicadas han sido: El mundo azul: ama tu caos (2015), Los secretos que jamás te contaron para vivir en este mundo y ser feliz cada día (2016), Lo que te diré cuando te vuelva a ver (2017), Finales que merecen una historia (2018) y Lo mejor de ir es volver (2019)



4 comentarios:

  1. No me sentía muy tentada con esta novela pero me has hecho cambiar de opinión. Creo qeu ahora la disfrutaría mucho.
    Besotes!!!

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    1. Gracias Margari. Pues si la lees me encatará saber tu opinión. Un saludo.

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  2. He leído poco de Espinosa pero, en lo poco que he leído, siempre he encontrado un gran conocimiento de la vida y de lo que verdaderamente importa. Creo que, hasta que no estamos en una situación determinada, no nos quitamos la venda de los ojos. Sus libros suelen tener grandes enseñanzas, e imagino que este irá en la misma línea. Y sí, es verdad, todo libro tiene su momento. Saludos Ginés.

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    1. Sí, en cierto sentido tiene eso que comentas Marisa G. Gracias por tu visita y comentario.

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