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jueves, 4 de junio de 2020

La obsolescencia programada de nuestros sentimientos. Zidrou & Aimeé de Jongh

La obsolescencia programada de nuestros sentimientos. Zidrou & Aimeé de Jongh. 

Leer esta novela gráfica de tirón no ha sido fácil. Ha habido una buena razón. Hace tiempo que no me emocionaba leyendo un libro y es justo lo que han conseguido Zidrou & Aimeé de Jongh con su La obsolescencia programada de nuestros sentimientos

Los dos protagonistas de esta historia tierna, emotiva y reflexiva son Ulises, de 59, y Mediterránea, de 62. Viven en Francia, aunque su historia podría suceder en otro lugar, prima la fuerza del argumento y el pulso narrativo de sus protagonistas. Al igual que sucede al principio de la novela de Paolo Giordano, La soledad de los números primos, conocemos a Ulises y a Mediterránea por separado. Oímos sus pensamientos y reflexiones. Luego, como en la citada novela, él y ella se encuentran. A partir de ese punto la historia gana en matices y en hondura emocional. 

La obsolescencia programada de nuestros sentimientos nos muestra que la edad de las personas es solo aparente. Que envejecer no solo es un lujo, sino un proceso inherente a la vida. Vida. Un canto a la vida, a la esperanza y a la búsqueda de la felicidad a pesar de los convencionalismos sociales. Mediterránea se mira en el espejo, se ve, evoca el pasado consciente de que hay arrugas más visibles que otras. También Ulises se mira, piensa como la letra de aquel tango de Carlos Gardel que "las nieves del tiempo platearon mi sien"; mira y se mira, quizá no tanto en el espejo del baño, sino en el de su entorno: sus amigos, su familia, su casa. Inevitable como la propia transición entre la infancia a la madurez o a la fase siguiente puede ser dejarse llevar por los nombres propios de La obsolescencia programada de nuestros sentimientos

Zidrou & Aimeé de Jongh no esconden ese sutil binomio entre Ulises y Mediterránea. Lo hacen introduciendo además un guiño a la Iliada de Homero. También otros nombres de esa obra literaria universal. Quizá porque como el literario Ulises hay un viaje y una espera, un principio femenino y un mar. Una isla y un regreso. Pero sobre todo hay una lúcida visión de quien ha vivido y quiere seguir viviendo pasados los cincuenta años. Porque como decía Gardel en su "Volver", cuarenta años no es nada y cumplir veinte más, tampoco si se tiene ilusión por el futuro.

Destacar el trazado de las viñetas, las ilustraciones en colores cálidos, otoñales, metafóricos. También el lenguaje, esas frases breves, reflexivas que acompañan a las viñetas en ocasiones como instantáneas de papel a lo largo de los siete capítulos de este La obsolescencia programada de nuestros sentimientos

2 comentarios:

  1. Qué reseña más bonita y emotiva! Mira que no soy de leer novelas gráficas, pero me dejas con ganas de conocer a Ulises y Mediterránea. Curiosos nombres.
    Besotes!!!

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    1. Creo que te gustará. Gracias por tu visita y comentario. Un saludo Margari.

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