Páginas

viernes, 11 de septiembre de 2020

El rey del Perú. Entrevista a Juan Pedro Cosano

Me concedió esta semana una estupenda entrevista Juan Pedro Cosano (Jerez, 1960). Acaba de publicar una novela histórica titulada El rey del Perú (Espasa).  La República del Perú (en quechua y en aimara: Piruw), es uno de los países con mayor diversidad biológica y mayores recursos minerales del mundo. El próximo año se celebrará el centenario de la Independencia Del Perú, proclamó formalmente el 28 de julio de 1821. Quienes quieran acercarse a la historia del Perú durante el siglo XVI encontrarán en esta novela hechos y detalles de interés.

G.V.: De las tres partes de la novela, además del prólogo, en dos de ella da un especial peso a una mujer. Y no a una cualquiera, a Nayaraq. Imagino que ha debido de ser complicado primero ponerse a narrar bajo la piel de una mujer, y además, de otra cultura y época histórica como corresponde a la noble inca. Coméntenos esas dificultades y ese papel trascendental en su novela y en la historia de Perú.

   En todas mis novelas, las mujeres siempre tienen un peso específico. No podía ser de otra forma, ya que la mujer es el sostén de la humanidad, y siempre lo ha sido. Los incas, en su cultura, sin embargo, tenían a la mujer como un ser secundario, y en la novela se citan leyes y costumbres que lo acreditan. Ante eso, en un pasaje, Achachik, el padre de Nayaraq, le dice: "Nunca olvides, Nayaraq, que la mujer es el origen de todas las cosas buenas de este mundo. ¿O es que acaso Pachamama no es una mujer?” 

   En la empresa de conquista, además, hay otras mujeres que sobresalen, y a las que apenas he podido dedicar espacio en la novela: Inés Muñoz, la esposa de Muñoz de Alcántara, el hermano de madre de Pizarro, una mujer brava, sacrificada, única, que salvó a los hijos de Pizarro después del asesinato del gobernador y que llevó al Perú la vid y el olivo. Y Quispe Sisa, después llamada Inés Huaylas, primera esposa del conquistador y madre de sus dos primeros hijos, cuya madre, que se puso al frente del ejército de la nación de Huaylas y acudió a Lima en auxilio de los españoles, salvó a Pizarro del cerco de la ciudad. 

   No ha sido fácil ponerse en la piel de Nayaraq. Ya no sólo por ser mujer, sino por tener que recrear qué sintieron los incas ante la llegada de los españoles y por la contradicción dual de su sentimiento: su amor a su patria y su amor por Gonzalo. 

G.V.: El Tahuantinsuyo fue al parecer el mayor imperio de la América precolombina. La noble inca Nayaraq se refiere a él como las Cuatro Regiones del Sol. Me ha evocado un poco al imperio del Antiguo Egipto en África por algunos puntos en común. Aunque quizás sí que me gustaría que brevemente nos hablase de uno, el del choque entre dos imperios: el Tahuantinsuyo y el español del s. XVI

   La traducción de la palabra Tahuantinsuyo podría ser precisamente esa: las Cuatro Regiones del Sol. El imperio de los incas era mucho más amable, en cuanto a sus ritos y costumbres, que el de los aztecas, por ejemplo. No practicaban con tanta asiduidad el sacrificio humano ni las guerras floridas, que se concertaban con el único propósito de conseguir prisioneros a quienes sacrificar y que cesaban cuando ya se habían capturado bastantes. Era una monarquía absoluta en la que el Inca era el hijo del Sol, el Intichuri, con poder de vida y muerte sobre sus súbditos. Curiosamente, debían casarse con una hermana, para cuidar la pureza de la sangre. Era, pese a su idealización, una civilización primitiva, que no conocía la rueda, la escritura… Y eran crueles, como todo conquistador, con los pueblos a quienes sometían. España, en aquella época, era el país más poderoso del mundo, en cambio. Curiosamente, cuando los españoles llegan al Perú, los incas cree que son los enviados del dios Viracocha, que anunció que algún día regresaría junto con hombres barbados y de piel blanca. De  ahí que los incas llamaran “viracochas” a los conquistadores. 

G.V.: Creo que pone de relieve en su novela que por muy valientes y bien armados fueran los soldados españoles a Perú la lógica dicta que se enfrentaban a un imperio, a un ejército muy superior en número como poco. Que quizá la clave de la conquista de Perú se debió en parte a cierta ayuda de muchos pueblos del incanato. ¿Resultaría paradójico hablar de españoles libertadores para algunos pueblos sometidos por el Inca? ¿No es acaso lo que también se ha dado otras veces más recientes en otros puntos del globo? ¿Conocer la historia nos previene realmente de cometer los mismo errores de nuestros predecesores?

   Sin duda, muchos pueblos del Tahuantinsuyo, sometidos al poder de los incas del Cuzco, vieron en los españoles a sus libertadores. Y, tras Cajamarca, como se relata en la novela, muchos guerreros incas, miles, se pasaron al bando de los castellanos. Téngase en cuenta que los incas, que guerreaban cada año, solían ser, como antes he dicho, muy crueles con los pueblos que conquistaban cuando demostraban especial resistencia: en una ocasión, como se narra, el Inca ordenó cortar las manos de todos los varones supervivientes del ejército vencido tras su victoria. En cuanto a la segunda parte de su pregunta, y como Vd. sabe, la experiencia no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto. Y, por desgracia, hoy reflexionamos bastante poco. 

G.V.: En un pasaje de la novela, Nayaraq se acompaña de Inés Muñoz para buscar unas hierbas recetadas por los médicos para una diarreas de Francisca. Lo tomo para que nos hable del proceso de documentación que habrá llevado a la hora de gestar El rey del Perú. No tanto de esa información fácilmente localizable en biografías y enciclopedias, sino en la de los pequeños detalles, esos que a buen seguro le habrá costado más averiguar y disfrutar, quizá. Coméntenoslo.

   Soy un apasionado de los pequeños detalles. En todas mis novelas el lector va a saber no sólo cómo piensan y cómo obran los personajes, sino cómo visten, qué comen, cuáles son los pequeños detalles de la vida que muchas veces la marcan. En El rey del Perú ha ocurrido lo mismo. Para la conquista, me he documentado acudiendo a las fuentes, a las crónicas contemporáneas. Para esos pequeños detalles, el tipo de comida de los incas, su vestimenta, la forma de hablar, los nombres, he acudido a fuentes fiables. Pues, ante todo, pretendo que mis historias sean verosímiles. 

G.V.: ¿Para finalizar, puede ilustrar esa parte del proceso de la creación literaria con alguna anécdota?

   Anécdotas hay muchas. Por contar una: cuando corregí las primeras doscientas páginas de la novela, me di cuenta de que había situado a Nayaraq y a su padre comiendo ante una mesa y sentados en sillas. ¡Y los incas no conocían ni las mesas ni las sillas! Comían sentados en el suelo, sobre el petate. 


Juan Pedro Cosano es titular del bufete jurídico Cosano y Asociados, S.L.P., en Jerez de la Frontera, aunque desarrolla su actividad por todo el territorio nacional. Autor de varios libros, recibió en 2014 el Premio Abogados de Novela por El abogado de pobres (MR). En 2015 publicó Llamé al cielo y no me oyó, la segunda entrega de las peripecias de Pedro de Alemán, y en 2017 la tercera, Las monedas de los 24. También es autor del melodrama La fuente de oro (2016). 

El rey del Perú. Juan Pedro Cosano. Espasa.

Sigue leyendo la entrevista al autor pinchando aquí.

(*) Mañana 12 de septiembre, en una ceremonia en los EUA, se harán entrega de los prestigiosos International Latino Book Awards. La periodista y escritora Elga Reátegui Zumaeta es finalista en la categoría Best collection short stories-spanish con su libro “La fugacidad del color”.  Mucha suerte, Elga.

3 comentarios:

  1. Ya le tenía echado el ojito a este libro. Una entrevista fantástica, que desde luego me deja con más ganas de leerlo.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Margari, a veces un libro es un tes-oro. ;-D Un saludo.

      Eliminar
  2. Buena entrevista Ginés... Yo pude hablar también con él.. La verdad es que en esta novela ha hecho una labor encomiable. Solo la documentación ha debido de ser muy ardua. Un saludo.

    ResponderEliminar