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miércoles, 18 de mayo de 2016

MERCEDES GUERRERO: «Esta novela es muy especial para mí, es la más personal».



Me concede esta entrevista la escritora Mercedes Guerrero que acaba de publicar su cuarta novela ‘Las sombras de la memoria’ (DeBolsillo, 2015). Como humilde escritor admiro a quienes toman un día la decisión valiente y arriesgada de dedicarse por entero a lo que realmente uno ama, es el caso de Mercedes Guerrero, por lo que desde aquí le mando mi agradecimiento y felicitación.
Los lectores van a apreciar dos deliciosos guiños realistas en la novela, sobre todo si saben que es usted cordobesa, el primero ya lo he adelantado: toma como escenario la ciudad de Córdoba, que imagino que conoce bien y ama por la forma de describirla. El segundo tiene que ver con la protagonista, con Maribel Ordoñez, que trabaja en una agencia de viajes. También usted dirigió durante años empresas del sector turístico.
Sí. En esta novela he querido hacer un homenaje a mi ciudad. Córdoba posee bellos rincones, plazas y monumentos  milenarios, y consideré que merecía ser escenario de una novela. En esta historia deseaba conjugar un poco de todo: secretos familiares, misterio,  arte, romance y, por supuesto, historia. Decidí entonces, quizá movida por mi anterior actividad en el sector turístico, que Córdoba podría ejercer de anfitriona con sus personajes. Al igual que la protagonista, yo también trabajé durante años en una agencia de viajes y quise dejar  también mi  pequeño  testimonio de esta hermosa  profesión. 
Precisamente ‘Las sombras de la memoria’ es su cuarta novela publicada, cuando decidió -no sé si decir pronto-, dedicarse en exclusividad a la literatura, dejar la estabilidad de un oficio menos voluble, ¿pensó en ello, en lo complicado de ‘vivir por amor al arte’?
Por supuesto. Cuando dejé el trabajo para dedicarme en exclusiva escribir, no estaba nada segura de poder vivir de esto. Pero era  lo que quería hacer y conté con el apoyo incondicional de mi marido y mis hijos. Fue un salto al vacío, dejar un trabajo estable para quedarme en casa  y  cambiar radicalmente de vida. Sin embargo, significó una agradable novedad para todos: para mi familia, que ahora me tenía a tiempo completo, y para mí, que sentía que estaba haciendo lo que realmente me gustaba.  
Es una novela, no sé si calificarla de thriller romántico, en la que los secretos y la familia tienen un gran protagonismo; en cierto modo ¿nos apasiona como lectores desvelar misterios y poder mirar la vida de otros como chismosos privilegiados desde el sofá?
Creo que cuando abordamos la lectura de un libro lo hacemos movidos por la  curiosidad, ya sea por conocer personajes singulares, hechos históricos, ciudades o acontecimientos extraordinarios. La lectura es evasión, es vivir a través de los personajes unas aventuras que para cualquier lector serían inimaginables experimentar. En mis novelas intento crear personajes que empaticen con los lectores, con el fin de que compartan su trayectoria vital, sus problemas, reflexiones, sentimientos al fin y al cabo.
Háblenos de la parte romántica de esta novela, que la hay, más allá de los secretos, la familia, las obras de arte y la parte histórica; esa relación tan especial entre el oficial de policía y Maribel Ordoñez, pero sin desvelar en exceso.
Maribel Ordóñez es una mujer solitaria, con un novio que no cubre en lo más mínimo sus carencias afectivas. Cuando se ve inmersa en el problema que le viene encima al salir a la luz los cuadros que tenía guardados su abuelo, decide cortar la relación porque no se ha sentido amparada por él. Entonces aparece el inspector de policía que lleva el caso, y aunque es un personaje pragmático y frío, hay momentos en que muestra su debilidad por ella, a pesar de que no es demasiado espontáneo. Maribel se siente atraída por él porque percibe a su lado la misma sensación de seguridad que tenía junto a su padre, fallecido cuando ella estaba en plena adolescencia, una pérdida que aún no ha superado.
Su relación se torna conflictiva, pues él es el responsable del caso y sabe que ella tiene más información de la que ofrece. Sin embargo Maribel está tan escarmentada con su relación anterior que no consigue confiar plenamente y contarle toda la verdad. Cada vez que baja la guardia y está a punto de confesarlo todo, surge un imprevisto que lo retrasa. Esta actitud va a ir minando el intento de iniciar una relación. Como dice ella en su momento más bajo: “Hasta ahí había llegado mi proyecto de relación con el atractivo inspector Daniel de la Torre.”
Ahora sí, ahora toca la pregunta obligada sobre la vertiente histórica de ‘Las sombras de la memoria’, ¿cómo surgió la idea de escribir sobre este tema artístico, sobre las obras de arte y su expolio durante la segunda guerra mundial? ¿Qué sorpresas descubrió en su investigación que darían, tal vez, para otra novela?
El tema del expolio de obras de arte por parte del gobierno alemán durante la  II Guerra Mundial siempre me resultó muy atractivo. Ya en mi  novela anterior, ‘La mujer que llegó del mar’, había profundizado bastante en este periodo histórico,  en el sufrimiento de los judíos y la dureza del ejército nazi en los países ocupados.
España vivió de lejos  esta guerra europea, y aunque no participó activamente en ella, aportó muchos voluntarios españoles que lucharon en los dos bandos litigantes. Yo deseaba que el protagonista ausente de la novela fuese un personaje español interconectado con esos hechos históricos. La idea era hacerlo dentro de la cotidianeidad, con personajes actuales y en una ciudad, Córdoba, tal y como es ahora mismo. Fue entonces cuando nació Tomás Ordóñez de Olarzábal, un auténtico caballero español, un héroe anónimo, en homenaje a los que arriesgaron  su vida por proteger  el patrimonio artístico de Francia frente a la voracidad artística alemana.
El proceso de documentación fue interesante y sorprendente, sobre todo al conocer que  quedan aún  cientos de miles de obras de arte desaparecidas, lejos de sus dueños o sus herederos. Solía pensar al escribir el libro que cada  una de ellas habría tenido un hogar, un muro donde fue exhibida, y  debió ser testigo de tantas  escenas familiares... Creo que este capítulo aún no se ha cerrado y quedan muchas historias reales por contar.   
Hay un pasaje de la novela donde la protagonista accede a Google a las seis de la mañana para buscar información sobre un coleccionista de arte encarcelado en la época nazi y más tarde huido a Sudamérica. Sin ahondar mucho en el personaje en sí, me gustaría saber qué opina de una herramienta como Google o internet para los escritores, para buscar información, detalles, incluso sin visitar ciertos escenarios… He evocado a Emilio Salgari (y sus novelas más allá del Adriático) o Bram Stoker (que nunca estuvo en Transilvania).
Internet ha sido una revolución en toda regla y es una de las herramientas más importantes a la hora de ofrecer información precisa y detallada con  rapidez.
En el proceso de creación de esta novela he hallado muchos detalles sorprendentes, y me fue  de gran ayuda la web del Museo del Holocausto de Washington que menciono en ella, pues allí están reseñadas todas las obras de arte desaparecidas y reclamadas en la actualidad. Buscando entre ellas elegí dos cuadros desaparecidos de Henri Matisse que se describen en la novela. Uno de ellos es el supuesto retrato de la abuela de la protagonista, que por desgracia aún  sigue desaparecido.
También suelo consultar la excepcional hemeroteca digitalizada de un diario nacional, ABC, que  permite “leer” ejemplares completos desde los primeros años del siglo XX, una herramienta que me sirve de gran ayuda  cuando escribo historias  situadas en el siglo pasado.    
Me gustaría que nos comentase una frase que me ha hecho meditar, una reflexión de Maribel: ‘Pocas cosas marcan en la memoria una fecha como la de la brusca pérdida de la persona más importante de nuestra vida’.
Quizá la escribí basándome en mi propia experiencia. Cuando alguien sufre una pérdida brusca e inesperada, estoy segura de que recordará  durante toda su vida la fecha y el preciso instante en que le dieron la noticia, quién se la dio,  cómo era su tono de voz, lo que estaba haciendo,  qué pensamiento  le vino a la cabeza…   
Esta novela es muy especial para mí, y no solo porque la sitúo en mi ciudad. También es la más personal. Hay en ella varios  personajes muy reconocibles, entre los que destaco al padre fallecido de la protagonista, con el que quise hacer un homenaje a mi propio padre; y  también a Fali, el gran  amigo de la infancia de Maribel. La descripción física y personal, así como su  apelativo,  pertenecieron a  mi hermano Rafael, tal como era cuando nos dejó para siempre.

Muchas gracias y mucha suerte, Mercedes.
Por Ginés J. Vera.

Mercedes Guerrero nació en Aguilar de la Frontera, Córdoba, en 1963. Diplomada como técnica de empresas y actividades turísticas, habla varios idiomas y durante dieciséis años ha dirigido distintas empresas relacionadas con el sector turístico. Hasta la fecha ha publicado cuatro novelas: ‘El Árbol de la Diana’, ‘La última carta’, ‘La mujer que llegó del mar’ y ‘Las sombras de la memoria’.
  

4 comentarios:

  1. Una autora con la que aún no me he estrenado. Ya tenía pendiente La mujer que llegó del mar y veo que voy a tener que apuntar también su última novela, que me gusta la temática y la ambientación. Muy buena entrevista, como siempre.
    Besotes!!!

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  2. Muy buena entrevista que nos estimula a leer la novela.Esa ya esta en lista, asi que creo la semana proxima ya la estare leyendo.

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    1. Muchísimas gracias por tu visita y comentario, Armo Alf. Bienvenido a este blog y encantado de que pases por aquí cuando gustes. Como suelo decir, si lees la novela y quieres dejar tus impresiones estaré encantado. Un saludo.

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