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lunes, 7 de noviembre de 2016

ÁLVARO BERMEJO: «El Greco y Cervantes son dos personajes no en busca de autor, sino en busca de sí mismos».


Entrevisto a Álvaro Bermejo por segunda vez, la anterior por una novela que me cautivó especialmente. En este caso me la concede tras publicar "El ingenioso hidalgo” (Algaida, 2016). Una novela histórica en la que Cervantes y El Greco tienen mucho que ver.

El Greco reflexiona  cansado sobre su vida a los 70 años, habla de quienes le dieron a beber ‘la hiel del menosprecio y la indiferencia’.

Sí, en eso coincide mucho con Cervantes porque fue un personaje poco comprendido, él tenía también una idea muy alta de sí mismo y nunca encontró un acomodo ni intelectual ni vital. Él se queda en España, no se sabe muy bien porqué. Está cansado, quizá porque no le queda más remedio, el mundo se acaba. Hacen dos viajes en los que se cruzan, dos viajes al Parnaso, uno viene de Oriente y llega a Occidente y Cervantes está constantemente yendo hacia Bizancio. Son dos personajes, se podría decir, no en busca de autor sino en busca de sí mismos, y son inquietos, se mueven mucho. Cervantes al final se queda en España y el otro también,  no se sabe muy bien porqué, posiblemente conoce a personajes que le enraízan en una tradición…, no sabría ni cómo definirla, medio esotérica medio cabalística en la que él se encuentra cómodo porque probablemente él tendría un origen sefardita y cuando llega a España se asienta en la judería de Toledo y no en otro sitio, muy cerca de la sinagoga de transito con todo lo que equivale mencionar la palabra tránsito. Y es ahí, muy cerca de ahí, donde pinta en la iglesia de Santo Tomé ‘El entierro del conde Orgaz’ que también es un cuadro del que yo no he inventado nada, porque de él hay tratados desde los aburridísimos que te cuentan lo obvio, hasta los absolutamente delirantes que te hacen una lectura esotérica en función de la proporción aurea, de la numerología, y lo tremendo es que esta lectura difícil es consonante con lo que estás viendo. Por ejemplo, es el primer cuadro en el que se pinta un alma, ‘El Entierro’ es un renacimiento como indican las doctrinas neoplatónicas. Él está pintando un cuadro en cuarta dimensión, él está pintando un cuadro de un sujeto que muere en el siglo XIII, pero él lo pinta como si muriera en el siglo XVI, rodeado de personajes de su tiempo; coloca a los lados a san Agustín y a san Esteban que viven en la eternidad, coloca arriba a la Gloria, o sea, está jugando en diferentes planos temporales. Cuando Einstein dice que hay tres dimensiones conocidas, la cuarta es el tiempo, pero puede que haya doce más que no podemos ni imaginar, lo que está haciendo es reubicando lo que El Greco pintó cuatro siglos antes… Pinta en dimensiones.

Hay una frase que le dicen al Greco y que me gustaría que nos la comentase: ‘Se puede servir a Dios de muchas maneras, pero la mejor consiste en llevar adelante la obra más conforme a nuestros talentos’.

Yo creo que no hay otra posibilidad, sea quien sea nuestro dios y sea cual sea tu talento, no queda más remedio que encontrar el talento que nos lleva más allá de nosotros mismos. Hay un personaje, para mí muy importante, que no aparece en la novela, que es el que crea al ingenioso hidalgo, y esto es un jesuita vasco -como Ignacio de Loyola- que es Huarte de San Juan y que escribió un libro que se titula ‘Examen de ingenios’ a quien Cervantes le pilla la idea del ingenioso hidalgo nada menos. ‘Examen de ingenios’ es un libro revolucionario porque es un libro muy lúcido, muy inteligente porque plantea que se les haga a los niños un examen de ingenios para ver cuál es realmente su talento y qué es lo que pueden hacer mejor en la vida y de ahí el ingenioso hidalgo y esa palabra tan polisémica que vale tanto para talento mental como para moneda. El talento tiene un valor, y tú y yo tenemos unos talentos, con un valor económico, artístico, mental, espiritual y tenemos que saber dónde invertirlo para multiplicarlo.

Álvaro Bermejo (San Sebastián, 1959). Escritor y periodista. Licenciado en Historia Contemporánea y Antropología por la UAB. Entre 1997 y 2007 asesoró el proyecto "Bajo la piel del otro-Culturas y sociedades mediterráneas", dirigido por Karin Ohlenschläger, en colaboración con la Fundación Europa. Desde entonces trabaja en la edición de proyectos transversales que conectan arte, literatura, ciencia y sociedad, dentro de la red SymbioLab. Entre la larga lista de premios literarios en su haber, destacar el haber merecido en cuatro ocasiones con el Premio Euskadi de Literatura, en 2001 obtuvo el Ateneo de Sevilla por su novela "La piedra imán", certamen que volvió a ganar en 2008 con "El Evangelio del Tibet". En 2009 conseguiría el Internacional Luis Berenguer con "El Laberinto de la Atlántida". En 2011 su ensayo "La increíble historia de la gula", fue elegido Best Cookbook Corporate en los Gourmand World Cookbook Awards, considerados los Oscar de la literatura gastronómica. Su último libro es "El ingenioso hidalgo” (Algaida, 2016). La anterior entrevista me la concedió por la novela ‘Eternamente tuya’ (Algaida, 2013). Podéis leer la entrevista aquí.

2 comentarios:

  1. No he leído nada del autor aunque lleva tiempo entre mis pendientes, que he visto buenas reseñas de sus novelas. Me ha gustado conocerle más. Una estupenda entrevista, como siempre.
    Besotes!!!

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    1. Hola Margari, gracias. Creo que te gustará la forma de escribir de Álvaro, en persona es genial, te lo aseguro. Un saludo.

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