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lunes, 16 de enero de 2017

FRANCISCO ROBLES: «Aquella España era un sitio en el que se comía fatal».


La semana pasada compartía la entrevista que me concedía un escritor sevillano al hilo de la publicación de una novela histórica ubicada en la Sevilla napoleónica. Esta semana no queda allí la cosa, también comparto la entrevista que me concediera otro escritor sevillano, Francisco Robles, autor de la novela ‘La maldición de los Montpensier’ (Algaida) que tiene que ver con Sevilla, pero lo más importante, es la novela con la que ha obtenido el II Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego. El premio se libró en Laguardia (Álava) donde pude conocer al autor y felicitarle por el galardón brindando con vinos de la Bodega Solar de Samaniego. Era mi segundo viaje a la maravillosa localidad alavesa a resultas del premio, por lo que espero que mis lectores tengan a bien que al pie de esta entrevista incluya un enlace al entrevistado por el galardón del I Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego.

Regresando a la entrevista con Francisco Robles, decir que preferí preguntarle, como a veces acostumbro, por algunas frases que me han llamado la atención en la novela. También se trata esta, ‘La maldición de los Montpensier’, de una novela histórica en una época en la que reinaba en nuestro país una mujer, concretamente Isabel II. La verdadera protagonista de esta novela, sin embargo, es su hermana, la infanta María Luisa Fernanda que, poco antes de su destierro a Sevilla, comentaba a su marido que: ‘No nos querían en París, no nos querían en Inglaterra, y ahora no nos quieren en mi propia ciudad’. Una situación nada fácil y Robles me dice que «no la querían en ningún sitio, no porque ella fuera como era, sino porque su matrimonio con el duque de Montpensier, celebrado al mismo tiempo que el de su hermana Isabel II con Francisco de Asís, supuso un auténtico terremoto político en Europa, no ya en España, sino en Europa, porque ante la posibilidad de que la Reina Isabel muriera pronto, por enfermedad, o porque no tuviera descendencia, el trono pasaría a María Luisa. Y María Luisa Fernando estaba casado con un francés, con lo cual, imagínate la distorsión política que habría en los grandes estados, en las grandes potencias de la época». Sobre lo de la distorsión, aclara que «en París no los querían porque el pueblo francés ya no quería a Luis Felipe, no a ella; en Inglaterra no la querían porque la reina Victoria se opuso a ese matrimonio, ya que podía haber dado con un rey francés en España y ninguna potencia quería que en un país hubiera un rey de una tercera potencia. Y aquí no la quería su hermana Isabel II, pero no a ella, al que no quería era al duque de Montpensier, que era un conspirador, con lo cual, fue rebotando la pobre de París a Londres, de Londres a Madrid y de Madrid, por fin, a Sevilla». Respecto a lo del rebote de la infanta y su marido, le apunto a Robles otra frase que aparece en la novela, una de la reina Isabel II en una conversación a Narváez. ‘Ahora resulta que quien ha decidido que mi hermana se vaya con el francés a Sevilla soy yo’. Con ella parece protestar ante la propuesta de Narváez del “destierro” a Sevilla. Luego añade: ‘Así se escribe la historia.’ Le pregunto si realmente sucede así, si se escribe en realidad así la historia, a lo que Robles me dice que sí. «Claro, porque Isabel II le pide a Narváez una solución, Narváez dice, bueno, pues los mandamos a Sevilla; pero claro, cuando uno manda, la decisión la toma el que manda, para el pueblo ¿quién toma la decisión?, pues Isabel II. Ten en cuenta que en aquella época aún no existe el ferrocarril Madrid-Sevilla». No puedo sino sonreír con esto último y le digo en broma que ni el AVE Madrid Sevilla. «El AVE Madrid Sevilla mucho menos», se dice sonriendo, luego comparte conmigo una curiosa reflexión al respecto. «Pero es curioso porque pensamos que la revolución es el AVE, pero la revolución no es el AVE, es el ferrocarril. El AVE es la mejora de la revolución. Vamos a ver, no es lo mismo ir de Madrid a Sevilla en una semana que en doce o catorce horas. Ya de las doce o catorce horas te las rebajan a dos o tres, eso es una mejora, pero lo gordo es tardar siete días en una diligencia cruzando Despeñaperros horroroso todo a hacerlo en el ferrocarril. Los viajeros tenían que adaptarse a las rutas de los militares».

Un poco al hilo de esta visión de quienes vivían o mejor dicho, viajaban por España a mediados del siglo XIX, le indico otra frase que tengo anotada de su novela, cuando al poco de concluir el enlace entre la protagonista de ‘La maldición de los Montpensier’ y el duque de Montpensier, Latour se dirige a aquella y le dice que ‘a los españoles les falta perspectiva para conocerse a sí mismos’, o esta otra: ‘Esto no es Europa, algo que no es bueno ni malo en sí mismo. España siempre me pareció el norte de África y no el Sur de Europa’. Robles sonríe y casi asiente al decir que «los franceses, que son tan orgullosos y tan vanidosos, pensaban que Europa se acababa en los Pirineos, pero al mismo tiempo reconozco que tenían buena dosis de razón. Aquella España era un sitio, por ejemplo, en el que se comía fatal. Se comía tan mal que se iba uno a una venta y no había nada que comer. Eso les llamaba mucho la atención a los franceses, y aquí había costumbres que eran impensables en Francia. Ten en cuenta que Latour viaja con el duque de Montpensier, cuando este es joven todavía, por el Norte de África, por Egipto, ese exotismo les llama a ellos mucho la atención porque eso no existía en Francia, entonces, encontrar en un país europeo monumentos de estilo islámico, almohade, almorávide, califal o nazarí, para ellos eso era muy llamativo».



Francisco Robles (Sevilla, 1963) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla. Profesor de Lengua Española y Literatura en excedencia. Actualmente es articulista de ABC y director de Protagonistas Sevilla, en ABC Punto Radio. En Tele-Sevilla dirige y presenta el programa Cómo está Sevilla. Ha publicado entre otras obras Poesía eres tú: Bécquer, el poeta y su leyenda, 2004. Mester de progresía: Teoría y praxis del progre ibérico o como quedarse con el personal, 2005. Historia de Sevilla, con Álvaro Pastor Torres, 2006. Semana Santa: antología literaria, 2006. Hijos de la LOGSE: claves para entender y superar el fracaso educativo, 2008. Trío de capilla, con Javier Rubio y Juan Miguel Vega, 2008.
Enlace a la entrevista con Luis del Val, ganador del I Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego. 
Enlace a la reseña del acto de entrega del II Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego.

2 comentarios:

  1. Muy interesante esta entrevista. Me ha gustado conocer al autor, del que me apunto su novela, que creo que puede gustarme mucho.
    Besotes!!!

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