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miércoles, 8 de marzo de 2017

ELGA REÁTEGUI: «Ha sido muy sencillo para mí ponerme en el lugar de un hombre».

Esta semana, coincidiendo además hoy, 8 de marzo, con el día de la mujer, traigo aquí la entrevista que amablemente me concedió la escritora y periodista peruana Elga Reátegui Zumaeta. Nos conocemos desde hace años, por lo que le estoy doblemente agradecido. Está de promoción con su última novela, ‘Y te diste la media vuelta’ (ADD Personas y libros).

Antes que nada, háblanos del título de esta tercera novela, ‘Y te diste la media vuelta’.
Yo tengo como parte de la banda sonora de mi infancia los boleros mexicanos rancheros y, claro, estoy impregnada de eso, del romanticismo, de la nostalgia, la despedida, el desamor y todo ello. Me pareció magnífico apoderarme en cierta forma de aquel título de uno, La media vuelta, de ese bolero, y me pareció fantástica la imagen, el gesto de dar la espalda, de dejar atrás algo, de cortar, de romper, de liberarse, me pareció fantástico, como que le iba como anillo al dedo a mi novela,

Imagen que se refrenda en la portada del libro.
Exactamente, aquel hombre con la gabardina y el sombrero dejando atrás a una mujer…

Un poco como en Casablanca.
Fíjate que no he visto esa película. Ya lo dije en una entrevista que me hicieron en Lima: «Tu novela tiene mucho de cinematográfico, dime cuáles son tus directores favoritos, tus películas…» Y les dije: «¿Sabes qué? Me estás haciendo quedar mal, no soy muy aficionada al cine, estoy aprendiendo con mi esposo que gusta mucho de las películas, hacíamos maratones de cine de fin de semana, educándome, por así decirlo, en ese aspecto». Aunque hay algunas películas que me han impactado no muero por el cine. A lo mejor lo que se refleja allí es más de mis lecturas, de lo aprendido en otros ambientes que nada tienen que ver con el cine.

Sergio rememora su pasado (familiar, sentimental,...) en el transcurso del viaje que, a insistencia de su hermana Sara, le lleva desde España a Perú a fin de cerrar asuntos pendientes con su madre y familia, pero ¿quién es Sergio, más allá de encarnar al protagonista masculino de la novela, quién está detrás de Sergio?
Todos los hombres que han estado y están en mi vida, llámense hermanos, amigos y, hasta en cierta forma, mi padre. Yo me he criado en un ambiente de varones, tengo muchos hermanos varones, somos solamente dos mujeres, nos alejan muchas generaciones porque son mayores que yo. En el ambiente laboral he estado siempre rodeada de varones, ejercí en periodismo de política y había un ambiente masculino, había pocas mujeres. Entonces, he visto de cerca, he compartido con estos hombres, sé cómo piensan, sé cómo sienten, y ha sido muy sencillo para mi ponerme en el lugar de un hombre, traer esos recuerdos y nutrirme de ellos para poder interpretar a este Sergio atormentado. Porque también tengo a amigos atormentados por sus madres y que no han podido romper con ese cordón, porque es muy complicado romper con ese lazo, con la madre, porque para bien o para mal está siempre presente en tu vida. E inconscientemente también en tus parejas buscas a alguien como ella aunque te haya tratado muy mal. Siempre está ahí el reflejo, el recuerdo, el reforzamiento de ese trato que te dio tu progenitora, tu madre. Tengo muchos amigos que pasan de los 50 y todavía buscan la aprobación de sus madres, les tratan mal, pero ahí están, siempre fieles, devotos, a lo mejor un tanto masoquistas, pero están ahí. A la larga, la que cría, tanto en hombres como en mujeres es la madre, puede haber algunos casos donde ellos participen, pero es la madre quien refuerza el comportamiento machista, la semilla del machismo, le echamos la culpa a medio mundo, pero la responsabilidad es de la madre.

Dado que tu novela se desarrolla en Perú y hablando de la mujer, del machismo, preguntarte si hay mucha o poca diferencia entre el machismo en Perú y en España.
Yo creo que la violencia contra la mujer es igual aquí, allí y en la Conchinchina. Hablando con una amiga que trabaja con mujeres en el resto de Europa me decía que en zonas de Europa del Este a lo mejor se ve mucho más la crueldad, pero que de forma asolapada, quizá por el clima, es más el refugio en casa, pero se ejerce la misma violencia porque llegan borrachos, al igual que en otros puntos de Latinoamérica o España hay mujeres que no denuncian, porque creen que son problemas que se deben tocar solamente en casa, que es algo nuestro, social, se piensa simplemente que es un problema conyugal y punto. Aquí en España hay casos tremendos, pero en Perú es exactamente igual.

Te ha tocado como escritora evocar una etapa político social muy traumática en Perú, la del terrorismo, no sé hasta qué punto tener que plasmarlo para tu novela te ha llevado a reflexionar si querías incluirlo o no incluirlo. Como periodista imagino que has pensado que ocurrió tal cual, que no ibas a maquillarlo.
Yo creo que ocurrió así y peor, fueron épocas muy duras que teníamos la lucha interna, Sendero Luminoso, el MRTA, sumado a una crisis económica espantosa, tremenda, donde no veíamos futuro, en ese tiempo éramos muy jóvenes, no vislumbrábamos un progreso, una esperanza quizá, vivíamos al día. Queríamos salir de nuestra pobreza a través del estudio, de nuestro trabajo, y el sueño de alguno de ver otra solución, para nosotros, para nuestras familias. Yo más o menos comencé a ver cuál era la situación de mi país mucho antes, ya con los últimos coletazos de la Junta Militar, con Bermúdez, que luego dio paso a la democracia. Los primeros brotes de terrorismo se dan con el gobierno de Belaúnde que no hizo caso, luego la cosa se puso peor. Empezó en el campo y luego fue más fuerte y más violento, con los atentados que hubo en Lima. En ese tiempo ya estaba en el periodismo, de una u otra forma creo que cada peruano en esa época tiene algo que llorar, algún familiar, algún amigo, hemos sido muy golpeados por esa época. Fueron épocas muy duras, muy tenebrosas. Yo vivía cerca de los Ministerios que eran el blanco perfecto de los terroristas, recuerdo el sonido de la policía, el desconcierto, la gente corriendo por las calles, la policía no sabiendo a quien detener, todos eran sospechosos, generalmente se creía que las principales universidades públicas eran nidos de terroristas, de terrucos, como les llamábamos nosotros. Es increíble que ahora se pretenda condenar a aquellos jueces sin rostro, invalidar los juicios y decir que no, que no se les dio un trato justo, favorecer a los terroristas. Si, fueron épocas muy duras, están ahí, forman parte de mi historia.

Elga Reátegui nació en Lima, pero reside desde hace años en Valencia (España). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y se licenció en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza de la capital peruana.  Ejerció su profesión en Perú en diversos medios de comunicación e incursionó en el mundo de la literatura con el poemario ‘Ventana Opuesta’ (1993), al cual le siguieron ‘Entre dos polos’ (1994), ‘Alas de acero’ (2001), ‘Etérea’ (2004). Asimismo, junto al escritor y decimista, Pedro Rivarola (ya fallecido) publicó  los epistolarios ‘Correo de Locumba’ (2002) y ‘Violación de correspondencia’ (2003), además de la plaqueta de poesía ‘Madera y fuego’ y el CD ‘Abrazados’ (2003). En 2007 publicó su primera  novela ‘El santo cura’. En 2009, llegó al Perú, en una segunda edición. En 2011 publicó ‘De ternura y sexo’  y ‘A este lado y al otro’ (2015). Es autora también del poemario ‘En mi piel’ (2005), una recopilación de sus anteriores publicaciones. La versión al inglés se publicó en el mercado norteamericano bajo el título ‘Body maps’, en 2014.Tiene canal en YouTube, donde difunde su programa cultural ‘Momentos’ (el cual produce y conduce). Es miembro del PEN Club Internacional y de la Asociación Concilyarte.

2 comentarios:

  1. Muy interesante la entrevista, como no podía sere de otro modo tratándose de "para mi" dos grandes de las letras: Elga y Ginés. FELICIDADES, AMIGOS.

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    1. Gracias José, espero que pronto coincidamos los tres de nuevo, quién sabe si en la cercana Feria del libro. Un saludo.

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