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viernes, 8 de abril de 2022

El ritmo asesino. Víctor Sáenz Barrón

Dos cosas me han llamado la atención de El ritmo asesino (Verbum), de Víctor Sáenz Barrón. La primera es el planteamiento argumental. La segunda, el lenguaje empleado por Sáenz Barrón en esta novela de acción entre el thriller y la crítica social. 

  El protagonista de El ritmo asesino es un agente de una curiosa agencia gubernamental, el CNCRI. O lo que es lo mismo, el Centro Nacional de Control de Riesgos Inmediatos. Para Roberto del Álamo la reciente ola de suicidios entre los jóvenes de Simalarga no es casual, no puede serlo. Quiere profundizar en el caso dentro de la actividad llevada a cabo por el CNCRI. Pero no lo tendrá fácil, encontrará trabas y, finalmente, tendrá que investigarlo por sus medios. 

  Las drogas y la música cautivan a la juventud de Simalarga a finales de los ‘90, el caldo de cultivo perfecto para la manipulación de las mentes, cree Del Álamo  a través de un ritmo concreto, casi inaudible. Le tocará desplegar sus habilidades y su capacidad de adaptación integrándose en el universo de los jóvenes, compartiendo con ellos mucho más de lo evidente si pretende demostrar la actividad criminal que se esconde y expande sin que nadie la controle.  

  El ritmo asesino también fluye como música, como decía, gracias al lenguaje de Sáenz Barrón, consigue una lectura ágil, adictiva, gracias a las frases cortas y la acción de los personajes en un hábil discurrir de la narración. 


  Víctor Sáenz Barrón. Procedente del mundo de la pintura y las bellas artes, pasó por la gestión, las artes gráficas, el cómic y la edición. En la actualidad está totalmente centrado en la narrativa literaria. Es autor de La canción del Bosque Mágico, Tecno, Todo lo que no debí hacer, Susurros extraños, Stellar Life y Sueños y pesadillas. Considera que las imágenes son un gran aliado y las ha combinado con textos en diferentes proyectos. 


  El ritmo asesino. Víctor Sáenz Barrón. Editorial Verbum.

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