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jueves, 9 de febrero de 2023

Aleph. Paulo Coehlo

Estos días he releído Aleph (Planeta), de Paulo Coehlo. Ya lo había leído a finales de 2011. Recordaba cosas y antes de reseñarlo me pareció oportuno leerlo una vez más. Una de las curiosidades que llamó mi atención fue el texto de contraportada. Normalmente suele ser una sinopsis o un breve resumen de lo novelado. En este caso, el texto es más bien genérico, un poco ambiguo a mi modo de ver. 

  Si tuviera que acotar así una sinopsis de la historia de Aleph diría que trata de un viaje. Dos, si se me apura. Uno geográfico, por parte del propio autor transformado en personaje central. Otro, metafórico, espiritual, en la línea de otros libros de Coehlo y del que vertebra el viaje geográfico de la narración. Un viaje por el Transiberiano, línea de ferrocarril recorriendo Rusia desde Moscú hasta Vladivostok. Hay algunas escenas previas a este viaje en tren y otras en paralelo. 

  La parte metafórica del viaje se alimenta de la introspección y, aludiendo al título, a un elemento ya apuntado por el genial escritor Jorge Luis Borges en su obra El aleph. De hecho, Coehlo lo toma como nota de inicio del libro y reaparece en varias ocasiones en ese viaje. Hay varios personajes interesantes en esta historia, en este viaje. Tanto los femeninos, no descubro nada nuevo si digo que Coehlo menciona a su mujer (es uno de los secundarios), como los masculinos, con un guiño especial a los lectores, así, en plural, todo y que se personalice en algunos pasajes. Junto a su mujer hay otro personaje femenino muy potente por varias razones, no quisiera desvelar más de lo imprescindible. 

  Quizá alabaría cierto misterio abierto a lo “rifle de Chejov” que se cierra un poco a lo Rosebund en Ciudadano Kane. Es innegable el pulso narrativo de Coehlo, la capacidad descriptiva, la habilidad narrativa y, aunque no sea tan religioso como el personaje de Aleph, capto el matiz místico y los valores que entiendo quiere transmitirnos su autor con esta obra. No es mi primera lectura de Coehlo. Empecé como muchos con El alquimista. También leí Como el río que fluye, El zahir y otra novela. Concretamente, Veronika decide morir. Lo comento porque las y los asiduos al autor creo que disfrutarán (o disfrutaron, dada la publicación de este Aleph) de este libro. En mi caso, por ahora, me quedo con Veronika… Para gustos, colores. 

  Un último apunte. Si tuviera que sintetizar el espíritu de Aleph en una frase diría que es una llamada al cambio cuando notamos que algo nos tiene estancados emocionalmente; salir de la zona de confort, pasar a la acción a pesar de los prejuicios y los temores psicológicos. Robert Frost tenía una frase parecida a: Dos caminos divergían en el bosque, tomé el menos transitado y eso lo cambió todo. A cada cual nos toca tomar uno de los dos, incluso si el más transitado es no hacer nada. 

  Cada viaje es distinto porque nosotros somos distintos en cada viaje. Adelante y felices lecturas, pues los libros también son de algún modo una forma de viajar: nunca leemos igual el mismo libro. Probadlo. 


  Aleph. Paulo Coehlo. Planeta. Trad.: Ana Belén Costas.

  Paulo Coelho (Río de Janeiro, 1947), trabajó como director y autor de teatro, periodista y compositor antes de dedicarse a los libros. Ha recibido destacados honores internacionales, como el premio Crystal Award que concede el Foro Económico Mundial, la prestigiosa distinción Chevalier de l’Ordre National de la Légion d’Honneur del gobierno francés y la Medalla de Oro de Galicia. Desde la publicación de su primer libro, El Peregrino de Compostela (Diario de un mago), se han vendido más de 320 millones de ejemplares de sus novelas en todo el mundo. Desde 2002 es miembro de la Academia Brasileña de las Letras, y desde 2007 ejerce como Mensajero de la Paz de las Naciones Unidas. 

2 comentarios:

  1. No es un autor con el que conecte, así que esta vez no creo que me anime, pero me alegra que hayas vuelto a disfrutar con su lectura.
    Besotes!!!

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