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lunes, 16 de diciembre de 2013

MILAGROS FRÍAS: «La madurez nos impregnan con una sabiduría que hace decantarnos por lo que realmente nos apetece».

La entrevista de esta semana es a la escritora Milagros Frías. Escritora, periodista y crítica literaria; su actividad laboral siempre ha girado en torno al periodismo y la cultura.

Ha publicado entre otras, las novelas: La sal de la vida, Ars Amandi, Paisajes de invierno y La alambrada de Levi, así como numerosos cuentos. El verano de la nutria, resultó ganadora de la XXI edición del premio de narrativa Gonzalo Torrente Ballester.

En el hotel donde nos entrevistamos le formulo estas preguntas al hilo de su última novela, Amor en un campo de minas (Agaida, 2013)


La historia me evoca palabras como: memoria, catarsis y renacimiento.

La memoria está en la base de lo que somos, es lo que nos permite tener un bagaje para vivir la vida con las lecciones aprendidas e ir progresando; la catarsis es una síntesis, es la que lleva a Sofía, a la protagonista, a emprender esa aventura, que al final resulta bastante imprevista; y el renacimiento tiene que ver con que Sofía cuando empieza la novela es una mujer joven, con una vida estable bastante aburrida que va madurando a lo largo de la novela, cuando no tiene más remedio que afrontar los problemas que van surgiendo, madura a la vez que consigue una manera de vivir más apasionante más estimulante, esa manera de vivir que hace que cuando uno se levanta por la mañana lo haga con ganas de comerse el mundo.

El titulo nos abre a su seducción y al misterio de esta historia: ‘Amor en un campo de minas’,

Amor en un campo de minas es un titulo contundente que tiene que ver mucho con el contenido, porque en el libro hay amor, pero no es una novela de amor en estricto senso, tiene un componente de novela de aventuras, de thriller, de un fondo misterioso que invita a lector a seguir leyendo para saber qué pasa, y un poco de atmosfera insinuante, amenazante de la novela negra. También tiene que ver con la fotografía de la cubierta que es una fotografía nocturna de una muchacha en una gasolinera, que invita a saber qué pasó esa noche.

Hábleme de Sofía, la protagonista, ya que la ha mencionado, y del personaje de Areces.

Sofía es uno de los personajes del libro, pero también hay otros personajes masculinos, como Néstor, en el fondo Pablo, está Areces, está la madre de Sofía…, es una novela de personajes. Quizá el personaje más seductor, más misterioso es Areces. Sofía es la que afronta toda la trayectoria de la novela, es la voz omnisciente, la voz que narra, la voz que cuenta, la que nos enseña a mirar a lo que está pasando. Pienso que los personajes masculinos o femeninos dependiendo de las situaciones y momentos que afrontan conviven en igualdad, en protagonismo y de balance, vamos.

Como escenario, como punto de partida de un viaje, Madrid, la gran  urbe.

Madrid es un punto perfecto para iniciar un viaje, pero el viaje está en la esencia del hombre. Desde el hombre prehistórico, los hombres han sentido la curiosidad por ver que hay tras el horizonte; en este caso, el escenario urbano me pareció un escenario muy novelable. La ciudad es casi un interrogante que se abre que se vale para inventar todo tipo de historias: una novela de amor, una novela policiaca, una novela futurista. Madrid es el punto de partida, hay otros escenarios, otros países europeos, pero acaban a unos kilómetros de Madrid, pero en un escenario distinto.

He rescatado algunas frases de la novela como: “la madurez es un cataclismo que destruye lo mejor de nosotros mismos”.

No necesariamente; creo que nos va minando, pero también la madurez nos impregnan con una sabiduría que sobretodo nos hace decantarnos por lo que realmente nos apetece. Acaba uno dejando ese componente social que te hace actuar como los demás te quieren ver. La madurez en este sentido es muy positiva, si hacerse viejo tiene algo de positivo.

“Hay cosas que ocurren porque tiene que ocurrir, porque en parte las propiciamos con nuestra actitud”.

Totalmente, en el fondo en las personas hay una manera de ser, una manera de afrontar la vida en la que puede predominar unas serie de características según cada persona y que hacen que los resultados sean totalmente diferentes. Dos personas distintas en un viaje espacial, en un laboratorio de investigación, etc. probablemente tendrán resultados diferentes en función de esas características.

“Vi a Pablo ensangrentado y me asustó la fragilidad y la osadía que nos hace creer que en esta vida estamos para quedarnos”.

Hay una etapa todavía muy larga en el que la muerte es un paisaje de fondo, no es una presencia ni una constante en nuestra vida. Es esa fragilidad que se ignora y que cuando somos jóvenes nos permite vivir con esa levedad maravillosa.

 “La vida es una encrucijada llena de posibilidades donde optar a cada paso sin mucho tiempo para decidirse”.

Si, totalmente; para vivir echamos mano de un montón de cosas y de facultades, pero el instinto y la intuición juegan un papel determinante. Yo pienso que el instinto es una facultad o cualidad poco valorada, es impresionante; explicar qué es el instinto, alguien que no sabemos de dónde viene, y que nos indique y haga actuar de una manera o de otra.

Los que escribimos nos apoyamos mucho en el instinto.

Si porque tiene que ver con la parte animal,  con la pasión, con esa sangre que nos corre por las venas, que nos hace implicarnos con las personas, que nos hace sentir vivos. 

Muchas gracias, Milagros y mucha suerte.

Por Ginés J. Vera

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