Páginas

lunes, 3 de marzo de 2014

GASPAR HERNÁNDEZ: «Hay un miedo al futuro, que es como yo defino la ansiedad.»

Me entrevisto en un hotel diferente al habitual para estas lides, igual de céntrico, con Gaspar Hernández (Girona, 1971), escritor y periodista. En 2009 resultó ganador del Premio Josep Pla por su novela ‘El silencio’, convirtiéndose en el libro de ficción más vendido en Cataluña ese año. Actualmente dirige y presenta el programa L’ofici de viure (El oficio de vivir) en Catalunya Ràdio y acaba de publicar su segunda novela, La terapeuta (Planeta, 2014), en la que el protagonista presencia un crimen y, para superarlo, recurre a una terapeuta.

 ‘Los hombres inteligentes son los que siempre se mueven en el borde del abismo.’ cita del libro, muy teatral.

Eso viene de Scott Fitgerald, que es un autor que me gusta mucho. Y esa frase es un homenaje, como otros muchos homenajes de la novela, a los personajes de Scott Fitgerald; porque son hombres inteligentes, son hombres que se mueven al borde del abismo, porque son hombres que, como decía Gil de Biedma, con menos inteligencia hubieran sido más felices. “Suave es la noche”, he estado buscando y, que yo sepa, no se ha llevado al teatro. Es una novela con muchos personajes que me encantó. Viene a ser la otra parte, la otra cara de la moneda de La terapeuta. Salvando las infinitas distancias los personajes de Scott Fitgerald son libres, tienen esa alegría por vivir a pesar de que están al borde del abismo, van todos al abismo con seriedad y tranquilidad y sin ningún problema. En cambio Héctor Amat va con demasiado seny porque es demasiado correcto, encarna un poco el ‘seny’ catalán: hombre moderado, que quiere hacer las cosas bien, tan bien que acaba sufriendo ansiedad. A él le gustaría tener más pausa, que sería el otro extremo, dejarse llevar como se dejan llevar los personajes del abismo de Scott Fitgerald.

Al protagonista, a Héctor Amat, ‘le desagrada el proceso industrial de las series televisivas, se hacen como salchichas’. Y yo le pregunto, ¿y los libros, también se escriben como salchichas?

El punto de vista de hacerse como salchichas seguramente lo podríamos aplicar a muchas cosas. Yo conozco bien el mundo de la psicología y el del teatro, es una limitación mía, me gustaría saber más sobre el futbol, o sobre el Barça. Me gustaría entenderlo, pero no entiendo nada del Barça, del futbol; el teatro si lo conozco bien, y he visto que los actores que se consideran de teatro, de teatro en mayúsculas, siempre creen que el teatro es un arte más puro que los seriales. Aunque primero, no se atreven a decirlo; segundo, cada mas están viviendo de los seriales; y tercero, cada vez les gusta más también porque se sienten cómodos, son trabajos más estables que el del teatro, les permite representar más teatro. Yo creo estos años, han sido de los peores para el teatro en Cataluña y en España, y se están haciendo obras minimalistas porque no hay presupuestos, por lo que tiene mucho merito el sector, por lo que está aguantando.

Leo también en la novela: ‘Todo el mundo relacionaba la ansiedad con personas nerviosas.’

Yo también, hasta que he ido aprendiendo. Esto me lo dijo una doctora en psicología, que todos somos ansiosos y no necesariamente por ser nerviosos somos ansiosos, y no necesariamente los tranquilos tenemos que no ser ansiosos; hay gente muy nerviosa que es tranquila. La ansiedad es otra cosa, yo la defino como un estado, como un mal, es una alarma que nos ha permitido sobrevivir. Rompo una lanza también a favor de la ansiedad, no tiene que ser negativa, el problema es que en nuestra sociedad se dispara durante veinticuatro horas, semanas y meses, y eso tiene unas consecuencias físicas. Hace unos años hablábamos más de nervios, de estrés. Oí que la palabra que define nuestra época y las caras que vemos en las grandes ciudades es ansiedad. De hecho la novela inicialmente trabajaba con el título provisional de ‘ansiedad’.

¿De dónde surgió la idea de escribir La terapeuta?

De ver a mucha gente ansiosa, gente que lo está pasando mal, y ver que los medios de comunicación –y me incluyo– solo hablamos de algunas consecuencias de la crisis; hablamos del miedo, pero no hablamos del miedo subterráneo que subyace de todo lo que estamos viendo: recortes, despidos, etc. Hay un miedo al futuro, que es como yo defino la ansiedad, y surge un poco esta idea, que se va concretando en la historia de un actor que tiene ansiedad. No es una novela lúgubre o triste. El personaje el protagonista empieza a tener otro tipo de miedo, que es el miedo que tienen los ansiosos cuando sufren miedo del miedo. Y esa ansiedad del protagonista lleva a otras ansiedades. Es un actor inseguro, y la historia de este actor inseguro, un hombre vulnerable, un hombre normal y corriente me lleva a las otras historias.

Eugenia Llort, la otra gran protagonista de su novela, hace ‘lo que tantas veces ha recomendado a sus pacientes: escribir. En tercera persona, para conseguir cierta distancia.’ Que es como está escrita esta novela, por cierto.

Sí, porque son dos terceras personas: una del protagonista, la del actor, y otra que presenta quién está escribiendo su texto, y lo que ve el lector son dos textos escritos en tercera persona. Empecé a escribir La terapeuta con la primera persona y no funcionaba. Creo que fue la propia novela la que manda, la que dice como tiene que ser escrita. Al final lo que importa es si la novela funciona.
Héctor Amat está en contra de la primera persona porque la encuentra demasiado en el ‘yo’ y él se siente cómodo en la tercera persona.
Me gustaría añadir algo más, a veces sí recomiendo a la gente que lo esté pasando mal con algo, escribir; creo que la escritura es terapéutica, también la buena literatura es terapéutica. El arte es terapéutico, pero a veces alguien me dice ¿qué puedo hacer para conocerme un poco a mí mismo? Entonces yo le recomiendo escribir, no para publicar, pero si escribir un diario, llevar un diario. Yo creo que un diario es la mejor forma de conocerse y saber como somos, como éramos ayer.

También me ha llamado la atención esta otra frase: ‘Hoy en día poca gente escucha, las mentes están sobrecargadas de estímulos’, ¿es cierto?

Sí, sin duda. De hecho es una de las frases clave de la novela porque el protagonista quiere tener higiene mental y para ello desconecta de pantallitas, Smartphones, internet, etc., y a partir de ahí tiene bastantes problemas, pero inicialmente lo que dice, en efecto, es que nuestras mentes tienen poco espacio. Nosotros damos mucha importancia a lo que nos metemos en el cuerpo, pero no damos tanta importancia a lo que nos metemos en la mente, y nos dejamos meter de rodo. Tenemos cada día sesenta mil pensamientos, muchos de ellos son, como si dijésemos, contaminación ambiental; nos dejamos meter casi cualquier cosa por las pantallitas y muchas veces es información toxica, contenido toxico, muchas veces son palabras o imágenes que nos inducen a tener miedo. Este miedo es el que al final forma parte de esta ansiedad colectiva. El protagonista tiene un ayuno de noticias, como lo llama, y no escucha ni ve noticias, sobre todo noticias toxicas. Yo lo he llevado a un extremo y no consume nada.

Precisamente recuerdo haber leído eso de que ‘El ayuno de noticias había acabado siendo una cuestión de salud mental’ y se menciona el caso de Umberto Eco.

Sí, damos importancia a lo del cuerpo pero no a la mente, estamos sobreestimulados. Estamos enganchados a las pantallitas porque unos señores de Silicon Valley decidieron que había negocio con esto y todos estamos muy contentos, pero esto altera nuestros biorritmos, somos adictos también a ellos; estamos aquí como enganchados, enganchados al enganche que provoca las pantallitas. Umberto Eco, también lo cito, dijo que cuando se murió su padre no tenia teléfono y tardo 24 horas en enterarse, y él explicaba: ‘¿Y hubiese cambiado algo si me hubiera enterado antes? No, no hubiera cambiado nada importante.’ Esta reflexión nos sería útil para la vida en general, si es importante todo, y todo tiene que ser tan urgente.

 Muchas gracias y mucha suerte, Gaspar.

Por Ginés J. Vera

No hay comentarios:

Publicar un comentario