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lunes, 30 de junio de 2014

LEA VÉLEZ: «La documentación o la erudición histórica no deben nunca ahogar la trama».

Lea Vélez (Madrid, 1970) estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, se licenció en periodismo en 1994. Diplomada en guión en la ECAM (Escuela de cinematografía y del Audiovisual de Madrid). En 1996 recibió el segundo premio Terra-Antena 3 al mejor guión de largometraje por Como las olas -su primer guión de cine. Con más de seiscientas horas de ficción televisiva -sobre todo series diarias- entre las que se encuentran los éxitos de audiencia: La verdad de Laura o Luna Negra. En 2004 se editó su primera novela, El desván (Ed. Plaza y Janés), escrita en colaboración con su amiga y co-guionista, Susana Prieto. En 2006 repitió la experiencia a cuatro manos con La esfera de Ababol (Ed. Planeta). En 2008 escribió, también con Susana Prieto la obra teatral Tiza, divertida sátira de la educación, que fue galardonada en 2009 con el Premio de Teatro Agustín González.

En esta novela se me antoja tan importante lo que se muestra como lo que se esconde, lo que se nombra como lo que se silencia; tomo esa frase en la que se dice se puede conocer a alguien durante toda la vida y sentir que no se ha cruzado con esa persona una sola frase importante.

Yo creo que eso son los flechazos. Los flechazos de amistad, los de amor. Es mirarte en el rostro de otra persona y saber que hay una conexión. Con otra gente, por más que lo intentamos y hablamos, y nos esforzamos... no penetramos hasta el alma. En mi novela se cuentan muchas cosas del interior de los personajes, sobre todo en los diarios del desertor, pero hay algo que a más de uno le ha llamado la atención y es la escasez de descripciones interiores, de monólogo interior, de omnisciencia. Esto es lógico por dos motivos: el principal, que la novela la cuenta el desertor, un narrador en primera persona que sabe muchas cosas pero que no puede estar dentro del cerebro de los personajes. Por otra parte, yo escojo voluntariamente contar cómo son mis personajes a través del diálogo y de la acción. Se describen, y creo que muy bien, por lo que dicen y hacen, como ocurre en la vida.

Es innegable la trabazón histórica que recorre de una u otra forma la novela, desde la batalla de Chacabuco, al Perú colonial, o a las costumbres de la isla a mediados del XIX.

Ha sido una exhaustiva labor de investigación. He ido a las fuentes originales que están todas digitalizadas en Google books. He leído con un inmenso placer los diarios de los soldados de las colonias, de lenguaje moderno e irónico, he acudido a los libros de viajes del XIX, a la prensa de la isla en esos años... Lo he pasado genial encontrándome con aventuras increíbles de aquella época. Pero los hechos históricos son un entorno, un paisaje. La documentación o la erudición histórica no deben nunca ahogar la trama, porque principalmente La cirujana de Palma es una novela de intriga, policíaca.

La cirujana de Palma es su primera novela en solitario, ¿qué es lo que le animó a ello tras sus dos novelas previas como coautora?

Yo comencé escribiendo en solitario. Escribo diarios y cartas, cartas muy largas a mis amigos, pensamientos, interiores, lo que ahora se llaman blogs... desde muy niña. Las pasiones por la escritura y por el cine me llevaron a escribir guiones, los guiones se escriben a medias y por eso en un principio también publiqué en coautoría. Ahora he vuelto a mis orígenes.


El personaje de Adelaida me ha fascinado, cuéntenos en quién o quienes se ha inspirado para darle vida literaria.
Yo era muy pequeña, pero recuerdo bien el impacto y la sensación de injusticia irreparable que me produjo la historia de la expulsión de los judíos. Siempre me ha fascinado y dolido desde un punto de vista humanístico y cercano el odio y la persecución que se ha hecho del pueblo judío desde que el mundo es mundo. No es que lo haya estudiado, o haya leído sesudamente al respecto, pero llamándome Lea, me siento identificada. Mi madrina es italiana judía y se llama Lea Leví. Mi nombre es judío y me lo pusieron por ella. Además, cuando era pequeña, mis padres tenían una enorme casa de fin de semana en la judería de Toledo, una de aquellas mismas casas de las que fueron expulsados sus dueños. Comprenderás que estoy destinada a interesarme por la historia de los judíos. Cuando me encontré con los xuetas de Mallorca, los judíos de la isla, cuando leí los autos de fe y su vida y sus muertes en la isla, tuve que introducir su historia aunque fuese de forma tangencial... Y claro, surgió Adelaida, el ama de llaves xueta.

Tana reflexiona en una ocasión sobre el hombre que vive en la torre del puerto de Palma izando poleas y cambiando banderas; me resulta metafórico pues los escritores solemos imaginar sobre las motivaciones, reflexiones y vidas ajenas, ¿le pasa a menudo en su vida diaria, le hubiera gustado ser Tana de Ayuso en algún momento?

Eso de imaginar otras vidas me pasa constantemente. Siempre me ha pasado. Y no es que me apetezca ser Tana es que yo soy Tana, y soy el comisario de Palma, y también soy Carlos, el comandante que más sabe de amor. Les he dado a cada uno un trozo de mi alma y todos ellos escriben, y se quieren y tratan de investigar la muerte y el amor. Por eso son felices cuando están juntos los tres... Aunque tal vez son lo que yo quiero ser... O quizá son lo que me falta. El análisis profundo se lo dejo a los psicólogos, pero creo que nunca unos personajes han tenido tanto de mí.

Las vicisitudes de Tana de Ayuso en su intento por ser cirujana en la Universidad de Bolonia darían de sí para otra novela, aunque le preguntaré por la protagonista como Tana Sanclaudio esgrimiendo su particular sentido del humor como un bisturí.
Mi abuelo paterno era cirujano, mi bisabuelo médico, en la otra rama de la familia también había unos cuantos galenos (bisabuelo, tíos, tatarabuelo). La medicina ha formado parte de mi familia desde siempre y por otra parte, ya te digo que en esta novela creo que no hay nada que no tenga una base personal. Hasta el apellido Nácar era de mi familia. Mi tatarabuela se apellidaba Morrondo Nácar (y era hermana de un importante jefe médico destinado a Filipinas). Así que tengo un interés, llamémosle innato, por la ciencia y los bisturíes.
Me alegra que te gusten las aventuras de Tana en la facultad. Me gusta mucho la idea de hacer una serie de estas novelas con Tana, la forense, Jaime, el comisario y Carlos el hombre de armas, como protagonistas. En la siguiente, prometo que volveré a sacar a relucir su pasado en la universidad de medicina. Debió de ser realmente duro, pero intensamente divertido y enriquecedor. La vida sólo merece la pena si hay sentido del humor, porque en la risa está la democracia universal. 

Las maldiciones maldicen por igual a creídos que a descreídos, le dice el carbonero a Tana al poco de llegar a Palma. ¿Lo cree también así, o es tan pragmática como la protagonista?
Si, maldicen, sí, porque los descreídos en el fondo, también creemos. Yo creo que Tana descubre que no hay que tomar las maldiciones, o los rumores populares, por simple superstición y que se debe escuchar al pueblo. Ya sabes, la famosa frase de "donde hay humo, hay fuego". Otra cosa es que el pueblo tome por maldición algo que tiene una inesperada explicación científica.

Muchas gracias y mucha suerte, Lea.
Por Ginés J. Vera.
Foto: au agenda urbana


4 comentarios:

  1. Muchísimas gracias por esta entrevista. La cirujana de Palma es un libro que estoy viendo mucho por la blogosfera últimamente pero no terminaba de tentarme. Pero después de esta entrevista, creo que sí, que es un libro que disfrutaría mucho.
    Besotes!!!

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    1. Gracias Margari, la verdad es que el personaje de Tana es fascinante, diría que raya en una especie de heroína con matices, pues a veces me recordaba un poco al dr. House (salvando las distancias) y a Petra Delicado (idem). Creo que te gustará, pero como suelo decir los libros escogen a sus lectores aunque pensemos lo contrario. Feliz lectura.

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  2. Yo ya lo he leído y me encantó!
    Gracias por la entrevista

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    1. Hola Charo, gracias por tu vista y comentario. La verdad es que es de lectura rápida y entretenida. La historia es adictiva, ya ves que le propuse veladamente a la autora que nos regalara una continuación o una precuela. Un saludo.

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