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miércoles, 18 de febrero de 2015

JOAQUIN CAMPS: «La novela está cargada de amor y desamor, es un núcleo fundamental de la novela».

Entrevisto esta semana a un profesor de la Universidad de Valencia, Joaquin Camps, que acaba de publicar una novela negra entre comillas, pero eso lo desvela él mismo en esta entrevista. Cuando no está escribiendo, Joaquin Camps es investigador y docente en el campo del comportamiento humano en las organizaciones, habiendo publicado numerosos trabajos científicos en esta área. Le entrevisté en nuestra patria chica, en Valencia, en su gira promocional con esta opera prima: ‘La última confidencia del escritor Hugo Mendoza’ (Planeta, 2015).

Empecemos por el principio, por el personaje de Víctor Vega, ¿quién es Víctor Vega?

Víctor Vega es un profesor de universidad, de Literatura en la Universidad de Valencia, que tiene una vida bastante desestructurada, pero en el fondo no es un mal chico.

Ubicarla en Valencia parece claro, pero el resto de lugares que aparecen en la novela ¿por qué Madrid y en especial la calle Alcalá?

Los escenarios son fundamentalmente Valencia, Madrid y también la Marina Alta… Denia Javea y la Vall de la Gallinera. Primero porque argumentalmente lo requería, Valencia, porque soy de aquí y me siento muy cómodo; Madrid me parece una ciudad muy literaria, para desarrollar una escena que también documentalmente encajaba muy bien, y la Marina Alta exactamente igual, le tengo un cariño especial y encajaba muy bien con el argumento.
La calle Alcalá era necesario porque allí un edificio emblemático de Madrid, que es el Circulo de Bellas Artes y en su azotea esta la estatua de Minerva que es un personaje más de la novela.

Háblenos de ese sutil paralelismo entre Cortázar y París con el personaje de Hugo Mendoza.

Algún periodista me ha preguntado también por este paralelismo y a mí me hace gracia porque te aseguro que yo no lo he hecho conscientemente. Estoy viendo que me lo he pasado muy bien escribiéndola y que la he hecho porque me apetecía escribirla, luego los críticos la leen y extraen paralelismos, ideas, etc. que me halagan un montón y que me doy cuenta que aprendo con ellas y que veo que no las he hecho conscientemente.
Yo he leído a Cortázar desde luego y si alguien piensa que Hugo Mendoza tiene que ver con Cortázar estupendamente, yo no lo he hecho conscientemente.

Junto a los personajes masculinos están los femeninos, por una parte Paloma y Santa Tecla, por otro, Ana y Bea Cifuentes.

Los críticos lo han dicho y tienen razón, he intentado enfrentar personalidades muy extremas para que entre ellas establezcan diálogos que parezcan partidas de tenis duras desde el fondo de la pista. Paloma tiene su oponente que es santa Tecla, son muy amigas, pero tienen caracteres tan diferentes que dan mucho juego con los diálogos. Yo he querido que en la novela haya muchas cosas. Y, por ejemplo, aunque hay crimen y hay misterio, hay diálogos donde la gente se muere de risa, en otros se trata el amor; de hecho, la novela está cargada de amor y desamor, es un núcleo fundamental de la novela. Lo mismo he hecho con otros personajes de la novela, hay un reflejo en el puede establecerse una dinámica. Es una novela que se lee muy fácil y que al final estos caracteres opuestos te dan mucho juego literariamente.
En la novela también he intentado que fueran personajes robustos, con psicologías densas. Yo no quería hacer una novela de carrerita donde solo pasaran cosas, yo quería que pasaran personajes, que hubiera personajes que el lector se los creyese, y para eso es fundamental que les ocurriera lo que ocurre en la vida real, la personalidad evoluciona y por eso mis personajes evolucionan o le pasan cosas que justifican esa evolución.

Y para que ningún elemento de misterio faltase en esta novela, aparece una orden religiosa muy hermética.

El Sacrum Corpus. De hecho es un elemento nuclear en el argumento y la novela, el núcleo central es una trama de misterio y crimen, es el que utilizo para atrapar al lector argumentalmente. Uno de los propósitos que me gusto de esta novela fue cuando alguien de la editorial me dijo que se había saltado dos veces la parada de metro por mi culpa, se me ha hecho corta, me dijo. Y esto se consigue con la trama en la que el lector quiere saber más y más. Yo quería que tuviera, por ejemplo, amor y desamor, humor, también un poco de reflexión alrededor de fenómenos sociales despreciables como son: las sectas religiosas, de ahí el Sacrum Corpus, que tiene un papel fundamental; como es la magia, como es también la prostitución infantil, el urbanismo desaforado…, todo eso aparece en la novela. No quiero que sea una novela de carrerita, quiero que el lector se lo pase muy bien y que al terminar diga: ha valido la pena, me ha hecho pensar también.

En esa línea he destacado cuando Víctor le comenta, entre otras lindezas al inspector Andrada que: ‘en este país ni matando ni violando en directo por televisión una guardería entera te pasas la vida en la cárcel’.

Esto lo dice un personaje, claro, es lo que te decía antes, lo de justificar a los personajes. Yo cuando, por ejemplo, leo una novela en la que un escritor ha creado un personaje con unas actitudes concretas y en un bar pide una birra me digo ¿por qué pide una birra?, te has cargado el personaje.
El personaje en mi novela dice esa frase porque está justificado antes, a mi entender, y he dedicado mucho tiempo a eso, a que yo me crea y el lector también que ese personaje lo puede decir, que encaja en su psicología.

Siendo su primera novela, quizá haya un cierto respeto a la opinión de los lectores, ¿qué reacción espera del lector medio?, no el que ya sabe qué va a encontrar en una novela de misterio, sino en alguien que se acerque desprevenido a La última confidencia del escritor Hugo Mendoza.


En un encuentro de blogleros en Madrid me comentaron que les está costando mucho clasificar esta novela, que no es una novela negra al uso. Si, tiene misterio, tiene crimen y esto es propio de la novela negra, pero es una novela muy frondosa; me decían: es que tiene tantas otras cosas, me ha hecho pensar tanto sobre temas personales, sociales, y de repente sueltas hachazos por boca de los personajes y te paras a pensar ¿me pasa esto a mí eso?, o ¿mi pareja tiene estos rasgos? Al ser una novela con tanta reflexión, con tanto romanticismo, no te sabría decir para aconsejar al lector que es La última confidencia del escritor Hugo Mendoza; es una novela muy frondosa.

Muchas gracias y mucha suerte, Joaquin.

Por Ginés J. Vera.

2 comentarios:

  1. Ya le tenía ganas a este libro y ahora más tras leer esta estupenda entrevista. Gracias por acercarnos al autor.
    Besotes!!!

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