Entrevisto esta semana a un
profesor de la Universidad de Valencia, Joaquin Camps, que acaba de publicar
una novela negra entre comillas, pero eso lo desvela él mismo en esta
entrevista. Cuando no está escribiendo, Joaquin Camps es investigador y docente
en el campo del comportamiento humano en las organizaciones, habiendo publicado
numerosos trabajos científicos en esta área. Le entrevisté en nuestra patria
chica, en Valencia, en su gira promocional con esta opera prima: ‘La última
confidencia del escritor Hugo Mendoza’ (Planeta, 2015).
Empecemos por el principio, por el personaje de Víctor Vega, ¿quién es
Víctor Vega?
Víctor Vega es un profesor de
universidad, de Literatura en la Universidad de Valencia, que tiene una vida
bastante desestructurada, pero en el fondo no es un mal chico.
Ubicarla en Valencia parece claro, pero el resto de lugares que
aparecen en la novela ¿por qué Madrid y en especial la calle Alcalá?
Los escenarios son
fundamentalmente Valencia, Madrid y también la Marina Alta… Denia Javea y la
Vall de la Gallinera. Primero porque argumentalmente lo requería, Valencia,
porque soy de aquí y me siento muy cómodo; Madrid me parece una ciudad muy
literaria, para desarrollar una escena que también documentalmente encajaba muy
bien, y la Marina Alta exactamente igual, le tengo un cariño especial y
encajaba muy bien con el argumento.
La calle Alcalá era necesario
porque allí un edificio emblemático de Madrid, que es el Circulo de Bellas Artes
y en su azotea esta la estatua de Minerva que es un personaje más de la novela.
Háblenos de ese sutil paralelismo entre Cortázar y París con el
personaje de Hugo Mendoza.
Algún periodista me ha preguntado
también por este paralelismo y a mí me hace gracia porque te aseguro que yo no
lo he hecho conscientemente. Estoy viendo que me lo he pasado muy bien escribiéndola
y que la he hecho porque me apetecía escribirla, luego los críticos la leen y extraen
paralelismos, ideas, etc. que me halagan un montón y que me doy cuenta que
aprendo con ellas y que veo que no las he hecho conscientemente.
Yo he leído a Cortázar desde
luego y si alguien piensa que Hugo Mendoza tiene que ver con Cortázar
estupendamente, yo no lo he hecho conscientemente.
Junto a los personajes masculinos están los femeninos, por una parte
Paloma y Santa Tecla, por otro, Ana y Bea Cifuentes.
Los críticos lo han dicho y
tienen razón, he intentado enfrentar personalidades muy extremas para que entre
ellas establezcan diálogos que parezcan partidas de tenis duras desde el fondo
de la pista. Paloma tiene su oponente que es santa Tecla, son muy amigas, pero
tienen caracteres tan diferentes que dan mucho juego con los diálogos. Yo he
querido que en la novela haya muchas cosas. Y, por ejemplo, aunque hay crimen y
hay misterio, hay diálogos donde la gente se muere de risa, en otros se trata el
amor; de hecho, la novela está cargada de amor y desamor, es un núcleo
fundamental de la novela. Lo mismo he hecho con otros personajes de la novela,
hay un reflejo en el puede establecerse una dinámica. Es una novela que se lee
muy fácil y que al final estos caracteres opuestos te dan mucho juego
literariamente.
En la novela también he intentado
que fueran personajes robustos, con psicologías densas. Yo no quería hacer una
novela de carrerita donde solo pasaran cosas, yo quería que pasaran personajes,
que hubiera personajes que el lector se los creyese, y para eso es fundamental
que les ocurriera lo que ocurre en la vida real, la personalidad evoluciona y
por eso mis personajes evolucionan o le pasan cosas que justifican esa
evolución.
Y para que ningún elemento de misterio faltase en esta novela, aparece
una orden religiosa muy hermética.
El Sacrum Corpus. De hecho es un
elemento nuclear en el argumento y la novela, el núcleo central es una trama de
misterio y crimen, es el que utilizo para atrapar al lector argumentalmente. Uno
de los propósitos que me gusto de esta novela fue cuando alguien de la
editorial me dijo que se había saltado dos veces la parada de metro por mi culpa,
se me ha hecho corta, me dijo. Y esto se consigue con la trama en la que el
lector quiere saber más y más. Yo quería que tuviera, por ejemplo, amor y
desamor, humor, también un poco de reflexión alrededor de fenómenos sociales
despreciables como son: las sectas religiosas, de ahí el Sacrum Corpus, que tiene
un papel fundamental; como es la magia, como es también la prostitución
infantil, el urbanismo desaforado…, todo eso aparece en la novela. No quiero
que sea una novela de carrerita, quiero que el lector se lo pase muy bien y que
al terminar diga: ha valido la pena, me ha hecho pensar también.
En esa línea he destacado cuando Víctor le comenta, entre otras
lindezas al inspector Andrada que: ‘en este país ni matando ni violando en
directo por televisión una guardería entera te pasas la vida en la cárcel’.
Esto lo dice un personaje, claro,
es lo que te decía antes, lo de justificar a los personajes. Yo cuando, por
ejemplo, leo una novela en la que un escritor ha creado un personaje con unas
actitudes concretas y en un bar pide una birra me digo ¿por qué pide una birra?,
te has cargado el personaje.
El personaje en mi novela dice
esa frase porque está justificado antes, a mi entender, y he dedicado mucho
tiempo a eso, a que yo me crea y el lector también que ese personaje lo puede
decir, que encaja en su psicología.
Siendo su primera novela, quizá haya un cierto respeto a la opinión de
los lectores, ¿qué reacción espera del lector medio?, no el que ya sabe qué va
a encontrar en una novela de misterio, sino en alguien que se acerque
desprevenido a La última confidencia del
escritor Hugo Mendoza.
En un encuentro de blogleros en
Madrid me comentaron que les está costando mucho clasificar esta novela, que no
es una novela negra al uso. Si, tiene misterio, tiene crimen y esto es propio
de la novela negra, pero es una novela muy frondosa; me decían: es que tiene
tantas otras cosas, me ha hecho pensar tanto sobre temas personales, sociales,
y de repente sueltas hachazos por boca de los personajes y te paras a pensar
¿me pasa esto a mí eso?, o ¿mi pareja tiene estos rasgos? Al ser una novela con
tanta reflexión, con tanto romanticismo, no te sabría decir para aconsejar al
lector que es La última confidencia del
escritor Hugo Mendoza; es una novela muy frondosa.
Muchas gracias y mucha suerte, Joaquin.
Por Ginés J. Vera.
Ya le tenía ganas a este libro y ahora más tras leer esta estupenda entrevista. Gracias por acercarnos al autor.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas gracias Margari. Un saludo.
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