Páginas

lunes, 23 de noviembre de 2015

LUIS DEL VAL: «Cuando escribo una novela lo hago porque tengo una necesidad de contar una historia, no pienso en los lectores».



Esta semana traigo al blog la entrevista que le hice recientemente al escritor zaragozano Luis del Val Velilla (Zaragoza, 1944). Tuve la oportunidad de conocerlo en la gala de entrega del I Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego, en la que departí con él entre vino y anécdotas sobre el fabulista Samaniego. Nuevamente, esta vez en Valencia, repetimos complicidad hasta el punto de emocionarnos con temas personales que quedarán entre él y yo. Confío en que quienes lean esta entrevista no piensen que solo hablamos de futbol y de mujeres más que de su novela. Para quienes no le conozcan, decir que Luis del Val ha compaginado su labor como periodista y escritor.
   Ya desde muy joven se decantó por el periodismo y su trayectoria profesional ha estado estrechamente vinculada al mundo de la radio y por la que ha recibido varios galardones como el Micrófono de Oro de la Asociación de Profesionales de Radio y Televisión o el Premio Ondas en 1990 y 2002. En lo literario, destacar el Premio Café Gijón de Novela en 1988 con ‘Buenos días, señor ministro’, el Premio Ateneo de Sevilla de Novela con ‘Las amigas imperfectas’ en 2003, o el Premio Logroño de Novela 2012 con ‘Reunión de amigas’.


Coméntenos esa frase suya que he leído de que las mujeres son más interesantes desde el punto de vista literario.

Sí, porque son más complejas; el hombre es una persona que se proyecta hacia el exterior y la mujer es un ser que se proyecta hacia el exterior y hacia el interior y es mucho más previsible. Yo, cuando hablo con mi hija que pertenece a la otra generación y nos queremos mucho, y además es editora y tenemos el mismo oficio, hablo con ella una media de 4 o 5 minutos, cuando habla con mi mujer están entre 17 y 20 minutos, ¿por qué? Porque tienen una visión mucho más compleja y más rica de la realidad, nosotros vamos a lo nuestro, esto, lo otro…, en cambio las mujeres descienden al detalle, y en el detalle y en los matices está a veces la vida que a los hombres nos pasa inadvertida.
Parece que no te he convencido.

Sí, sí, estaba pensando en las conversaciones que tengo con hombres y mujeres.

En eso que llamamos relaciones amorosas, el macho es un macho que ancestralmente es un macho polinizador, que es el macho polinizador tiene como mandato de la especia polinizar cuantas más hembras mejor, de ahí vienen esos líos del adulterio, nos hemos vuelto monógamos hace poco, durante cientos de miles de años el macho ha sido polinizador, de cualquier hembra que se pusiera a su disposición porque así venía bien para la reproducción de la especie. La mujer, en cambio, es monógama, mucho más monógama, es la que cuida a la especia, es la que se preocupa. ¿Cómo te diría yo? Si en una final de copa Valencia-Barcelona o Valencia-Real Madrid los hombres estuvieran en toda Valencia y en toda Barcelona o en todo Madrid bañando a los niños y hubiese un penalti el porcentaje de niños ahogados seria fastuoso porque irían a ver la repetición de la jugada, protestarían o no del árbitro, se desgañitarían delante del televisor y los niños se ahogarían en la bañera.

Y perderíamos una generación.

Perderíamos una generación; es decir, las mujeres sí que están capacitadas para ver la televisión, cuidar al niño, atender al teléfono, incluso darle la vuelta a la tortilla de patatas porque tienen una mente mucho más poliédrica que la nuestra. En las relaciones sentimentales, el hombre tiene el objetivo de polinizar y la mujer quiere más cosas, quiere cenar, quiere bailar, quiere conversar, quiere hablar, quiere estar. Entonces, el chico está impaciente: a ver si acabamos de cenar, a ver si terminamos de bailar, a ver cuándo nos vamos para polinizar, y este es un elemento que en los chicos y las chicas a veces los queremos olvidar, pero está ahí y existe, y de ahí la riqueza también de las relaciones del macho y la hembra.

Me encanta la comparación futbolística, estaba pensando que esto es como si los hombres fuéramos Cristiano Ronaldo y las mujeres Pep Guardiola.

No lo sé…, si, puede ser, puede ser. Los hombres quieren tirar a puerta, efectivamente, muy bien.

¿Qué proporción diría que hay en esta novela de historia, romanticismo e intriga?

Yo creo que a un 33 por cien de cada uno, y el otro 1 por cien que cada uno lo ponga de lo que quiera.

¿Obedece a algún guiño personal el que los personajes centrales, Mario Cifuentes y Cintia Soraluce, sean un septuagenario y una treintañera, además de la diferencia generacional?

Obedece a que, efectivamente, hay un despeño entre dos generaciones que yo quería juntar precisamente en una  labor común.

Los servicios secretos españoles ¿guardan secretos incómodos de la época de la Transición que es mejor no remover?

Yo creo que todos los servicios secretos de todos los países democráticos guardan secretos incomodos y, como dice la cita al principio del libro, no nos es permitido saberlo todo y a lo mejor es mejor.
Pero si se supieran, ¿interesarían a la sociedad actual, se le daría importancia?

No lo sé, yo creo que en este momento tan superficial y tan frívolo supongo que no.

¿Y al lector medio, cree que le interesa la Transición?

Pues es posible que no, pero yo cuando escribo una novela lo hago porque tengo una necesidad de contar una historia, no pienso en los lectores, si pensara en los lectores si se llevase la novela histórica escribiría una novela histórica, si se llevase la novela erótica escribiría una novela erótica...

O una novela sobre el Real Madrid y el Barcelona, que se lleva mucho… Bueno, era un poco por seguir el ejemplo de antes.

No, no, muy bien, muy bien; el ejemplo está muy bien hecho.

¿Qué supone haber ganado la primera edición del Premio Internacional de Novela Solar de Samaniego?

La oportunidad de tener una promoción extraordinaria que editando el libro de una manera normal no la hubiera tenido. Yo creo que los escritores que, como yo, tenemos la suerte de no tener problemas de publicar, porque nos las admiten, pero no tenemos la promoción, la relevancia que tiene la aparición acompañado de premio y ¿qué significa eso?, significa fundamentalmente: primero, que lectores habituales nuestros se enteran de que hemos sacado una novela que de otra manera no se enterarían y, segundo, que merced a la promoción podemos conseguir lectores que no nos conocían.

Lo ideal sería promocionar los libros en el descanso del Real Madrid-Barcelona, por ejemplo.

Eso es, ahí está.

Muchas gracias y mucha suerte, Luis.

Por Ginés J. Vera

2 comentarios:

  1. No conviene que la gente lea, que si lee, aprende, y si aprende ya no es tan fácil de dirigir... No conviene promocionar la literatura. Sigamos dando fútbol y realities... No he leído a este autor. Lo conocía pero aún no me había animado con él. Buscaré este libro que la temática me gusta. Y otra interesante entrevista. Gracias!
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Margari, tienes razón, la cultura es el mejor arma para luchar contra la ignorancia, la barbarie y la sinrazón tan terriblemente necesaria precisamente estos días por razones harto conocidas. Por eso admiro la propuesta cervantina de tu blog, enhorabuena desde aquí. Y un saludo cordial, como siempre.

      Eliminar