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lunes, 5 de septiembre de 2022

Drogas, fármacos y venenos. David Sucunza

Qué interesante ha sido recalar, este verano, entre las páginas de Drogas, fármacos y venenos (Guadalmazán), de David Sucunza. Pude evocar así recuerdos de mi paso universitario por una carrera de ciencias a la par que disfruté de las singulares historias de este libro. 

  Veinticinco capítulos con títulos sugerentes, como dinteles a narraciones divulgativas, amenas y, más de una, harto curiosas. Porque Sucunza aborda el origen y devenir de productos naturales como el azúcar, la cocaína, la penicilina o la vainillina, entre otros, de una manera rigurosa a la par que entretenida. No en vano el capítulo dedicado al caldo de carne, llamado La cocina más grande del mundo, comienza con un pasaje de Alrededor de la luna, de Jules Verne. En ese “apetitoso” capítulo se cuelan no solo cómo se llegó a comercializar ese producto alimenticio. También dónde lució la primera bombilla eléctrica de Sudamérica o cuál fue el primer regalo promocional de la historia. 

  En el capítulo Cabeza de negro, el autor nos transportará a México; allí, Rusell Marker perseguía un sueño en busca de una planta peculiar. En realidad, buscaba en el reino vegetal una molécula como alternativa a la obtención en el laboratorio de la progesterona. Hallaremos más escenarios repartidos por el globo de la mano de Sucunza para interesarnos por sustancias como el caucho o la quinina, por ejemplo. Estos dos productos fueron claves en el discurrir de la Segunda Guerra Mundial, como también el empleo de los antibióticos, entre ellos, la penicilina. 

  La paternidad de la aspirina aún sigue huérfana, entre comillas, pues no está claro que -mi colega- el alemán Felix Hoffmann fuese su verdadero descubridor científico. Poco o nada sospecharía algunos años después, otro Hofmann, cuando Albert Hofmamm tras experimentar -por descuido-, en su laboratorio, los efectos del LSD lo que esta sustancia, y otras a su rebufo, causarían en la sociedad del siglo XX o nuestros días. 

  La serendipia, el hallazgo fortuito está muy presente en algunas de estas historias; en otras, como bien descubriremos en Drogas, fármacos y venenos, lo estuvo y está la paciente observación. Porque ciertos animales o los hombres del Neolítico ya tomaban algunas sustancias naturales de su entorno llegado el caso. Luego llegó la codicia, el afán de monopolizar la extracción, los cultivos, el comercio o su síntesis generando como resultado la riqueza de unos y la esclavitud o la deforestación en otros. Pero guardemos un agradable recuerdo, avainillado, si queremos hacerle un guiño a este libro, de la esencia de Drogas, fármacos y venenos y de lo que su autor, con buen tino, nos cuenta en él. Os lo recomiendo como medicina para el alma, para estos días de vuelta al colegio, al trabajo, etc. entre las acostumbradas adquisiciones postvacacionales. 


  David Sucunza es doctor en Química y profesor titular de la Universidad de Alcalá. Ha trabajado como docente e investigador en diferentes universidades y centros de investigación de España, EE.UU., Alemania, México y Reino Unido. En el campo de la divulgación científica, ha colaborado en distintos medios de comunicación como Jot Down, Mètode, Naukas, Principia, The Conversation y Diario La Rioja. Ha ganado el II Certamen fecyt de Comunicación Científica en categoría amateur.


  Drogas, fármacos y venenos. David Sucunza. Guadalmazán.

2 comentarios:

  1. Curioso este libro. Y además enseña y entretiene. Y como de esta materia sé muy poquito, con ganas me dejas.
    Besotes!!!

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    1. Muy curioso y entretenido, creo que te gustará. Gracias Margari. Un saludo.

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