Páginas

lunes, 8 de septiembre de 2014

RAQUEL SÁNCHEZ SILVA: «No tengo intención de trabajar lo autobiográfico más allá de los detalles».

Entrevisté antes del vacacional mes de agosto a la escritora extremeña Raquel Sánchez Silva. Curiosamente en su ciudad natal, Plasencia, estuve años atrás, un caluroso agosto. Pero no nos desviemos. A Sánchez Silva seguramente muchos la conozcáis de la pequeña pantalla al haber sido presentadora de informativos en Televisión Española y en Telemadrid y de concursos televisivos como: 'Pekín Express', 'Supervivientes: perdidos en Honduras', 'Acorralados', 'El cubo', 'Perdidos en la tribu' o 'Deja sitio para el postre'. Periodista y escritora, ‘Mañana, a las seis’ es su primera novela tras el éxito de su libro en 2008, 'Cambio príncipe por lobo feroz’.


Cuando se planteó escribir ‘Mañana, a las seis’ ¿lo hizo pensando más en entretener al lector que en hacerle reflexionar o mitad y mitad?

Siempre pretendí una reflexión tranquila que les llevara a saborear emociones muy puras que hacen la vida más hermosa y eso, no sólo entretiene sino que se agradece. No deseaba poner al lector en una encrucijada pero no quería que simplemente pasara el rato. La implicación emocional era fundamental para disfrutar de las historias completamente.

Dicen que las primeras novelas suelen ser mayoritariamente las más autobiográficas, ¿cuánto de experiencia propia y ajena hay en esta primera novela de Sánchez Silva?

No tengo intención de trabajar lo autobiográfico más allá de los detalles. Esta primera novela está especialmente alejada de la realidad porque necesitaba que así fuera. En cualquier caso, a ratos veo a mi abuela, intuyo un recuerdo, una frase que escuché, un sabor que me sorprendió, una linda vista, una mirada...pero nada lo suficientemente rotundo como para considerarlo autobiográfico.

Leo en su novela: ‘Las buenas mujeres no dejaban que la luz las traspasara. Las buenas mujeres no pueden ser tan transparentes, son opacas.’

En ‘Mañana, a las seis’, y este es un pensamiento del propio libro, las mujeres como Aurora -y es mi personaje favorito- tampoco no son del todo transparentes. Ese "ser opaca" tiene que ver con lo que te guardas por los demás, no con el miedo a ser transparente. A veces ser demasiado transparente puede sonar muy vistoso pero también puede ser muy egoísta.

A veces las historias tienen su momento, su público, no sé si ha pensado en el tipo de lectora o lector que va a encontrarse reflejado en esta aventura de Lucía y compañía.

Hace un par de días, estuve hablando con dos hermanas que ya habían cruzado la barrera de los cincuenta y habían leído la novela. Me encantó escucharlas, reír hablando de los fragmentos más eróticos defendiendo que lo entendían todo y que no les hubiera importado algo incluso más explícito. Mujeres muy jóvenes leen y disfrutan mucho con Aurora y Lucía. Los hombres se divierten con el giro final. No deseaba encerrar ‘Mañana, a las seis’ en un grupo social, un paréntesis generacional... El mundo coral de la novela intenta llegar a todos, dar la posibilidad a todos los lectores de encontrar su momento y su lugar dentro de estas historias.

Hilvano con una frase sobre la adolescencia en la que Cesar le dice a Lucía: ‘Te estás comportando como una chiquilla idiota. Prefiero irme antes que tener que recordarte estos meses como una quinceañera histérica’.

En ‘Mañana, a las seis’ también hay espacio para las niñas histéricas. Incluso podemos intuir que Aurora pudo serlo (risas).

Hay un interesante triángulo de miradas y perspectivas, desde la de Lucía en su lucidez emocional; la de Cesar, tan masculinamente racional; a la de León, con esa altivez e indiferencia que incluso Lucía admite parte de un sistema de comunicación silencioso, intimo e indescifrable.

Cada uno observa la realidad desde su punto vital que es completamente diferente al de las personas que les rodean. Todos viven momento que definirán lo que vendrá. Bueno, el gato simplemente observa aunque siempre quise que León fuese la representación de la propia curiosidad y los deseos del lector. Esta novela habla por encima de todo lo distinta que puede ser la visión de una misma realidad, la interpretación del ruido o los sonidos reales dependiendo de quién sea quien observe, analice o escuche.
 
En ‘Mañana, a las seis’ también hay una historia familiar, personajes que buscan y encuentran en la espera vital que nos va transformando inexorablemente, ¿cree que el amor está más próximo a la amistad como el odio lo está a la indiferencia?

Quiero creer que el amor y la amistad son lo mismo y que el odio debe ser combatido con lo único que realmente merece: la indiferencia.

¿Sería capaz de convencer a un/a lector/a de que esta novela es una deliciosa cita a ciegas (al escogerla entre el resto de novelas de la librería) con la que disfrutará al menos tanto como usted mientras la escribió?

Quiero convencerle cuando acabe la lectura. Antes, simplemente le diría que lo he intentado, que he trabajado mucho y que la he escrito desde el corazón y las tripas y que lo único que deseo es poder agarrarle el corazón y calentarlo un poquito, que la vida sea más estimulante después de leer ‘Mañana, a las seis’.  

Muchas gracias y mucha suerte, Raquel.


Por Ginés J. Vera.
Foto: cortesía Editorial Grupo Planeta.

2 comentarios:

  1. No es un libro que me tentara mucho, pero me ha gustado la entrevista. Y quizás si tropiezo con este libro, le dé una oportunidad.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Margari, puedo entender tu punto de vista. He tenido la oportunidad de entrevistar a varios periodistas que han sacado recientemente sus novelas, en algunos casos, sus primeras novelas. En este caso quise darle una oportunidad a esta historia, luego contacté con la autora. Los lectores somos los que creamos las modas con nuestros gustos. Espero que si lo lees vengas y nos dejes tu opinión, te lo agradeceré. Un saludo.

      Eliminar