Hoy comparto con vosotros la entrevista que me ha concedido recientemente Lorena Franco, autora de “Todos buscan a Nora Roy” (Planeta). Un nuevo trepidante thriller tras el éxito de su anterior “El último verano de Silvia Blanch” (Planeta) que disfruté página a página. Confío en que también os animéis a leer esta novela de Lorena Franco además de la entrevista.
Ginés Vera: Creo que es la primera novela que leo en la que el oficio de la protagonista es la tanatopraxia. Qué original. Como también esos detalles sobre los espasmos y los silbidos a causa de los gases durante la labor de Eva en este oficio. “Este trabajo da para muchas anécdotas -leemos-, pero casi nadie las quiere escuchar.” ¿Cómo y cuándo decidió este rasgo para este personaje? ¿Tuvo ocasión de “documentarse” sobre la labor del tanatopractor/a?
Lorena Franco: La tanatopraxia es una profesión que siempre me ha atraído, aunque reconozco que yo sería incapaz de ejercerla. Que a Eva no le traume la idea de enfrentarse a cadáveres también ayuda en una trama que, a medida que avanza, se vuelve más truculenta. Estamos acostumbrados a inspectores, periodistas… por lo que aporta un toque original en el género del thriller y siempre quise introducir esta profesión en alguna de mis historias; en esta encajó perfectamente. Sí me documenté mucho sobre la tanatopraxia, algo que hizo que admirara aún más la labor que ejercen, pero la perspectiva de Eva, en la mayor parte de la historia, no se centra en el sentido práctico de su trabajo, sino que lo abordamos más desde una perspectiva humana y sensible.
G.V.: En uno de los pasajes de la novela, Eva habla del morbo periodístico de algunos medios de comunicación que alargan las noticias para despertar el interés del público. No sé si es de alguna manera una crítica velada al cuarto poder, quizá ese elemento de denuncia social habitual en el género de la novela negra más allá de la parte ficcional de la historia.
L.F.: Desde la parte ficcional de la historia, Eva sabe la verdad, una verdad que los medios encubren o no han descubierto aún, por lo que eso le genera una frustración que la lleva a hacer esta crítica. Cuando una noticia se convierte en un tema popular del que la gente quiere saber, se alarga hasta límites que, en ocasiones, no tienen mucho sentido e incluso a veces pierden cierta credibilidad. Ocurre en el caso de Nora Roy y ocurre en realidad, aunque no es un tema que haya metido en la historia como denuncia social. Hay temas mucho más graves como la corrupción, el abuso de poder…
G.V.: Uno de los personajes afines a la protagonista es tajante con una de sus frases: “Porque el mundo está loco.” Esa locura social, metafórica acaso, ese sentimiento de que como sociedad tendemos al caos o a la irracional ¿puede ser uno de los elementos clave de “Todos buscan a Nora Roy”?
L.F.: Desde luego. Porque muchas de las cosas que ocurren en “Todos buscan a Nora Roy” son de locura, de una maldad sin límites. Pero, como se suele decir, la realidad supera a la ficción. Muchos lectores han recordado a través de esta trama un caso muy conocido en España que no mentaremos para no hacer spoiler, pero la propia Eva también lo menciona. ¿Quién no ha dicho, como Lola, compañera de trabajo de Eva en el Tanatorio, que el mundo está loco tras ver según qué noticia en los informativos? Yo lo he dicho muchas veces, seguro que tú también.
G.V.: Eva evoca a menudo a su abuela. A los consejos o a los últimos años que pasó con ella. Creo que ese personaje, su relación con Eva, tiene un papel importante en la trama de la novela. ¿Qué nos puede contar a este respecto?
L.F.: La abuela de Eva es una sombra. Siempre está en su recuerdo, es el principal motivo por el que se refugia en la ficción, en no querer saber demasiado de lo que ocurre en “el mundo real”. Su abuela fue como una madre y un padre al mismo tiempo; “nana”, como la llamaba, fue su persona favorita en el mundo y ahora que le falta, es normal que no termine de habituarse a su nueva vida sin ella.
G.V.: “...Hay gente mala y ya está. Demonios, son demonios disfrazados de personas normales y corrientes.” Curiosa la reflexión de uno de los personajes cercanos a Eva. Háblenos de estos “demonios”, de si también coincide con el personaje de su existencia entre nosotros.
L.F.: Sí, es la reflexión de la señora Cecilia, la vecina del segundo, una anciana de noventa años que tiene por costumbre asustar y sobrecoger a Eva y que, en un principio, no iba a tener mucho protagonismo en la historia, pero que al final es el desencadenante de muchas cosas… Y sí, coincido con ella en esos “demonios” que pasan desapercibidos entre la sociedad; solo hace falta encender la tele, ver los informativos o leer la prensa, y conocer su existencia.
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Reseña de “El último verano de Silvia Blanch”
Todos buscan a Nora Roy. Lorena Franco. Ed. Planeta.