miércoles, 30 de septiembre de 2020

Los señores del tiempo. Entrevista a Eva García Saenz de Urturi

Me concedió una entrevista la escritora Eva García Sáenz de Urturi. Le pregunto por Los señores del tiempo (Planeta), el desenlace de la Trilogía de la Ciudad Blanca

Ginés Vera: Sus novelas han conquistado a más de 700.000 lectores en España, en pocas semanas esta tercera entrega se ha alzado a los primeros puestos de más vendidos y justo este verano se ha rodado para el cine la adaptación de El silencio de la ciudad blanca. ¿Se esperaba este éxito cuando comenzó a escribir el inicio de la trilogía?

   Eva García: Lo cierto es que con algunos libros que se convierten en un fenómeno como los de la Trilogía de la Ciudad Blanca el boca oreja de lectores y libreros comienza desde el principio.

Ginés Vera: Comentaba lo de la adaptación de su novela El silencio de la ciudad blanca para la gran pantalla, creo que fue testigo durante el rodaje. Cuéntenos sus sensaciones y qué espera de los lectores que ya han leído el libro cuando salgan de verla. 

   Eva García: Es un privilegio que A3media Cine haya apostado de esta manera por la adaptación de la novela, con Belén Rueda y Javier Rey como protagonistas. Mis lectores son personas inteligentes que tienen muchas ganas de ver una versión de lo que ellos han imaginado mientras leían las novela, por eso van a disfrutar con una actitud abierta de la película.

Ginés Vera: Es innegable la parte de thriller en su trilogía, pero también destaca la parte histórica. En Los señores del tiempo parece que se da con mayor intensidad, que ha ido enriqueciéndose desde la primera entrega. Quizá es que le atrae especialmente el género de la novela histórica y que disfruta con él tanto como con el del thriller, ¿es así?

   Eva García: El género histórico siempre me ha atraído, así es.

Ginés Vera: En Los señores del tiempo vamos a descubrir guiños llamémosles metaliterarios; el de la propia novela que aparece como novela histórica, publicada bajo un misterioso pseudónimo. Y el de los longevos, en este caso, para quienes no lo sepan, relacionado con tu bilogía previa ‘La saga de los longevos’. Quizá el título de Los señores del tiempo sea una especie de guiño a esta. 

   Eva García: Tenía claro desde el principio que los personajes de La saga de los longevos estarían presentes en esta trilogía y el cronicón medieval era el vehículo perfecto.

Ginés Vera: Justamente, hablando de los longevos, al cerrarse la trilogía vemos que van resolviéndose misterios o secretos. Estábamos acostumbrados al personaje de ‘el abuelo’ y, por ejemplo, ya vamos a saber su nombre. Aprovecho esto para preguntarle por su método de escritura, de tramar la historia. ¿Cómo  organiza la información, los datos, los perfiles de los personajes para ir engarzándolo todo?

   Eva García: Dedicando muchas horas a la escritura. No hay otra manera.

Ginés Vera: Hablaba de la parte de thriller y de la parte histórica de las novelas. Pero también sin duda hay un desarrollo sentimental entre los personajes, su lado romántico. Por ejemplo, la trama de Estívaliz cobra fuerza En Los señores del tiempo

   Eva García: En realidad las tramas emocionales son la urdimbre que sujetan todas las novelas inolvidables y son los lectores de todas las edades quienes las demandan.

Ginés Vera: Hilando un poco con lo de los lectores jóvenes, y sin dejar de lado la carga de novela histórica, me asomo al apartado del asedio de la ciudad de Vitoria. La ciudad aguardando la ayuda del rey navarro durante casi un año. Esta parte épica ¿podría interesar a los lectores más jóvenes a acercarse a la Historia (con mayúsculas)? Gracias a la ficción en la novela histórica ¿se puede ‘educar’ o al menos incentivar la lectura y el conocimiento de otras disciplinas, como en este caso la Historia? 

   Eva García: Lo cierto es que hablas de lectores jóvenes pero por mi experiencia de seis años de firmas, charlas y RRSS, la horquilla de edad de mis lectores es muy amplia, aunque mayoritariamente tengo lectores que ya han cumplido los 40, 50, 60, 70 y algunos longevos que llegan a los 90.

Ginés Vera: Confío en que no le incomode la pregunta, imagino que se la habrán hecho repetidamente. Terminada la “Trilogía de la ciudad blanca”, ¿se va a tomar un merecido paréntesis o ya tiene pensado sorprendernos con un nuevo libro, quizá una nueva trilogía, para el año que viene? Con esta hemos ido a las librerías a libro por año desde 2016.

   Eva García: Acabo de publicar mi sexta novela en seis años, es muy prematuro hablar de lo que haré a continuación.


Eva García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972), publicó en 2012 su primera novela La saga de los longevos que se convirtió en un fenómeno de ventas y fue traducido al inglés con una gran acogida tanto en Estados Unidos como en Reino Unido. En 2014 vio la luz la segunda entrega de la saga, Los hijos de Adán, y también la novela histórica Pasaje a Tahití. En 2016 publica El silencio de la ciudad blanca, un thriller apasionante ambientado en su ciudad natal, que ha supuesto un gran éxito de crítica y ventas en nuestro país y cuyos derechos de traducción ya han sido vendidos a diferentes países y está en proceso de adaptación cinematográfica. Con El silencio de la ciudad blanca arrancó una trilogía de la que Los ritos del agua fue la segunda entrega. 

lunes, 28 de septiembre de 2020

Cuentos. Thomas Wolfe

La portada de este Cuentos (Páginas de espuma), de Thomas Wolfe, muestra una fotografía del autor en Oregon, en 1938. Wolfe observa el Monte Hood. También nosotros, como lectorxs, le observamos en esa acción de mirar, de contemplar, casi adivinando su fascinación por el paisaje, por la majestuosidad de la naturaleza salvaje. 

Wolfe no solo escribió relatos, también firmó obras teatrales y novelas como El ángel que nos mira (1929), cuyo éxito inmediato le permitió dedicarse en exclusiva a la literatura o Del tiempo y del río (1935). En Cuentos, estos casi sesenta relatos reunidos y traducidos por Amelia Pérez de Villar ordenados cronológicamente servirán a las y los lectores como referente de la narrativa del gran escritor norteamericano de principios del s. XX. 

Porque Wolfe escribió relatos de su infancia y de su juventud añorada, como también de sus viajes e impresiones. Quizá por ello sumergirse en esta lectura se nos antojará como viajar en el tiempo a la América salvaje, ruda, una veces agreste y otras rural o civilizada aquejada del mal del progreso. También hay relatos de sus experiencias en Europa, todo y que América y las transformaciones que sufrió el país entre las dos grandes guerras son el hilo conductor de estas historias. 

Hay un marcado impresionismo, unas descripciones vivas, morosas, con personajes cercanos, integrados en los dramas y conflictos de esos momentos vividos por el escritor. El ferrocarril, el Oeste americano, la naturaleza inmisericorde o la discriminación racial también asoman con fuerza en las narraciones de extensión variable. Sirva el detalle de se le impidió la entrada en Alemania por sus relatos sobre este país. Su prosa casi barroca, llena de matices nos habla en Cuentos de la familia, de la ciudad o del campo y los bosques aunándose para conformar un corpus de descubrimiento, de fascinación si se quiere por un autor, el personalísimo Wolfe fallecido prematuramente a los treinta y siete años. 

Este Cuentos, de Thomas Wolfe, es una de las más exhaustivas traducciones al español de la narrativa breve del autor y un extraordinario fresco de la cultura estadounidense de su época. 

Thomas Wolfe (Asheville, Carolina del Norte. 1900) fue profesor de inglés en la Universidad de Nueva York, entre 1924 y 1930. Su primera novela, El ángel que nos mira (1929), tuvo un éxito inmediato. La siguieron Del tiempo y del río, (1935) y No se vuelve a casa (1940). Su escritura se caracteriza por su lirismo y se le ha comparado en ocasiones con el poeta estadounidense Walt Whitman. Destaca también la colección de relatos De la muerte a la mañana (1935), Historia de una novela (1936), Las montañas de más allá (1941), Diario occidental (1951) y Escribir y morir (1964). 

Cuentos. Thomas Wolfe. Páginas de espuma.

viernes, 25 de septiembre de 2020

El Club del Crimen de los Jueves. Richard Osman

Lo confieso, me tentó el título y el argumento de El Club del Crimen de los Jueves (Espasa), de Richard Osman. Me gustó el sentido del humor salpicando las páginas de esta novela policíaca de protagonistas singulares. También vi la delicada trama bien adobada con el contrapunto de las dos voces narrativas. De una, el diario de Joyce, la una viuda aparentemente ingenua sin serlo; de otra, el narrador omnisciente moviendo las piezas en el tablero de juego. Toda obra de este género lo es de algún modo. 

Se nos presentan a los protagonistas, los cuatro octogenarios del Club del Crimen de los Jueves, y a quien más tarde será la víctima junto a los posibles sospechosos. De una parte están la mencionada Joyce, la recién llegada a El Club del Crimen de los Jueves, junto a la enigmática Elizabeth liderando el grupo de investigadores aficionados; Ron e Ibrahim. De otra, un promotor inmobiliario hallado muerto con una misteriosa fotografía, su ayudante, el que sustituirá al ayudante del promotor y un cura muy sensible con el tema del traslado de sitio de las tumbas del cementerio. Aunque no le llamemos cementerio, mejor jardín del Descanso Eterno. 

Es una novela ágil, divertida, bien hilada y donde sus más de cuatrocientas cincuenta páginas se nos pasarán volando. Porque si divertido puede ser revisar cada jueves antiguos casos de asesinatos locales que quedaron sin resolver qué tentador es poder participar en la resolución de un crimen real en un pacífico complejo privado para jubilados al sur de Londres. En la línea del más puro sabor de Agatha Christie* o Wilkie Collins llega esta novela del debutante Richard Osman.

¿Quieres saber quién está detrás de esta novela policíaca?… Descubre aquí a Richard Osman

El Club del Crimen de los Jueves. Richard Osman. Editorial Espasa

* Este pasado 15 de septiembre se conmemoró el 130 aniversario del nacimiento de la reina indiscutible de la novela policial. 

lunes, 21 de septiembre de 2020

El mokorero del Okavango. Entrevista a José Luis Muñoz

El mokorero del Okavango (Verbum), de José Luis Muñoz, es el último libro de relatos de este  viajero, articulista, crítico literario y cinematográfico y activista cultural. Precisamente hace una semana finalizó el festival Black Mountain Bossòst 2020 en el que es comisario. Tuvo la amabilidad de concederme esta entrevista al hilo de su libro de relatos. La comparto confiando en que os guste tanto como las historias incluidas en El mokorero del Okavango.

Ginés Vera: ¿Cómo surge la idea de reunir en este libro estos doce relatos, qué periodo de creación abarcan?

José Luis Muñoz: El nexo común es la negritud presente en todos ellos. Hay una serie de relatos escritos en una misma época (El mokorero del Okavango, El leopardo del Kilimanjaro, El elefante enfurecido o La historia del primer negro que llegó a Katmandú), mientras que los demás fueron escritos con anterioridad o posterioridad.

Ginés Vera: Además de los personajes, los paisajes y decorados abiertos están narrados con una viveza y una intensidad que casi parecen invitarnos a coger la maleta y descubrirlos por nosotros mismos. Háblenos como viajero de su experiencia en África, de eso que algunos solo hemos visto del continente a través de documentales en televisión o en revistas de viajes.

José Luis Muñoz: Quienes me conocen saben de mi afición por los viajes. Un viajero, que no un turista, se caracteriza por tener una mente abierta y saber captar lo mejor, aunque también lo peor, de cada zona que visita. Soy viajero emocional que tanto se extasía con la Capilla Sixtina como con las cataratas de Iguaçú. Soy consciente de que mi visión de los países que visito sería más acertada si pudiera vivir una temporada en ellos, eso también. Mi anterior novela, Los perros, curiosamente también estaba ambientada en África en los tiempos del apartheid sudafricano. Yo describiría mi literatura como colorista y sensual, en cuanto va dirigida a los sentidos, por eso las escenas de sexo suelen ser muy tórridas, porque no eludo el componente de pasión en una relación entre dos seres humanos, o escalofriantes en cuanto entra en juego la violencia. Sexo y violencia son antitéticos, las dos caras del ser humano.  Uno es vida, otra es muerte. Conozco relativamente bien el norte de África y conozco el África negra a través de mis conversaciones con una amiga apasionada de esa zona y de algunos relatos de africanos que he escuchado. Así es que también he viajado a África negra aunque no haya pisado la zona.  

Ginés Vera: He creído ver cierta crítica social en los doce relatos. Precisamente en el que le da título a la obra, en El mokorero de Okavango, la protagonista reflexiona en estos términos: "Extraño mundo en donde todo lo determina el lugar donde has nacido". Coméntenoslo.

José Luis Muñoz: Es una verdad. Somos fruto de nuestro entorno y los occidentales todavía no sabemos lo afortunados que somos, entre comillas, por haber nacido en Europa en este momento. Sería una desgracia haber nacido mucho antes y haber sufrido en las propias carnes la violencia desatada en las dos guerras mundiales, los dos conflictos más mortíferos de la historia de la humanidad. Si hubiera nacido en la India sería seguramente pobre de solemnidad; si lo hubiera hecho en el Salvador las probabilidades de sucumbir a la violencia de las maras sería muy elevada. El lugar de nacimiento lo condiciona casi todo. Hay lugares en los que la vida es mucho más difícil que otros. La vida es una lucha desde que decides sacar un pie de la cama por la mañana, pero hay lugares en que ese gesto se convierte en algo titánico. Admiro a esos jóvenes africanos que cruzan África y el estrecho buscando una vida mejor. Precisamente de ello trata una espléndida novela recientemente publicada llamada Makoko, de José María García Sánchez.

Ginés Vera: Leemos en su relato El leopardo del Kilimanjaro que "El techo de África era un reto engañoso, quizá porque no tenía forma de monte sino de volcán". Da la sensación de haber estado en él, no en vano acompaña  al relato más largo de los doce con una citas previa de Javier Reverte alusiva a que uno no pude decir que ha estado en África hasta que no ha alcanzado esa cumbre. Háblenos de ese "reto engañoso" y de su experiencia, si la tuvo, ascendiendo el Kilimanjaro

José Luis Muñoz: En efecto, he ascendido al Kilimanjaro… a través de ese relato. Me serví de experiencias personales de amigos que sí habían alcanzado el techo de África y me hablaban de su experiencia agotadora en esa aventura. Cuando comencé a escribir ese relato, estaba allí. Me sucedió algo parecido a lo que me pasó cuando escribí la novela histórica La pérdida del Paraíso: me trasladé a 1492. La literatura te permite ese tipo de experiencias extraordinarias: estar dónde no has estado y ser quien no eres. 

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José Luis Muñoz (Salamanca, 1951) es autor de 50 libros publicados entre novelas y relatos con los que ha obtenido prestigiosos premios como el Tigre Juan, el Azorín, La Sonrisa Vertical, el Café Gijón, el Francisco García Pavón, el Camilo José Cela, el Ignacio Aldecoa o el Bruma Negra a toda su carrera. Entre sus últimas novelas publicadas: «Cazadores en la nieve», «El rastro del lobo», «La manzana helada» o «Los perros» entre otras.

El mokorero del Okavango, de José Luis Muñoz. Editorial Verbum. 

viernes, 18 de septiembre de 2020

La centrocampista murió al amanecer. Antonio Castro-Guerrero

Comencé a leer «La centrocampista murió al amanecer» (Libros Cúpula), de Antonio Castro-Guerrero, como sí también acabase de saltar al césped. El encuentro prometía, tenía los alicientes de los grandes enfrentamientos. 

   Por una parte, el genero. Una novela negra con una víctima fallecida a las primeras de cambio. Por otra, que «La centrocampista murió al amanecer» ha recibido el espaldarazo de un premio literario. El II Premio Carlos Matallanas de Novela Breve. Tampoco se quedó a la zaga el hecho de que el libro sea breve, 152 páginas, porque como en el fútbol, la altura y la calidad no siempre van de la mano. 

   En los primeros compases del encuentro el balón lo juegan el youtuber que encuentra el cuerpo de la víctima -en el Vicente Calderón, para más señas- para cedérselo a las dos policías. Sol Trocás, la inspectora de homicidios la encargada de resolver el caso, y la subinspectora Gemma Silom. 

  Luego se amplia el juego a las bandas, con más jugadoras metafóricas y literarias, las compañeras del modesto equipo de la primera división de fútbol femenino donde jugaba la víctima. El primer gol llega en la primera parte, con las dos investigadoras intentando resolver el asesinato de la estrella del equipo de veintidós años. El segundo, con la lucha de Sol Trocás y Gemma Silom contra el machismo no solo a lo largo de la investigación. Ese machismo está muy presente en nuestra sociedad aunque haya quien quiera ver otro partido

   A lo largo del encuentro vendrán más jugadas, más goles -unos en ataque y otros a balón parado. Quizá uno en propia puerta, algunas faltas ortográficas en la edición del libro. Pero lo importante es el tanteo final, cuando el árbitro pite el final del partido. 

  Además, este es un libro-partido solidario. Los beneficios de la venta de «El delantero centro fue asesinado al atardecer» irán destinados íntegramente a FUNDELA (Fundación Española Investigación Esclerosis Lateral). Por cierto, seguro que si antes del encuentro alguien busca un precedente al ver la alineación, que no se sorprenda si halla a Manuel Vázquez Montalbán y su «El delantero centro fue asesinado al atardecer». Suerte y buena lectura. 


Antonio Castro-Guerrero (Málaga, 1971) estudió pintura con José Díaz-Oliva y música en el conservatorio. Terminó la carrera de Magisterio. Ha publicado los relatos Lágrimas en la ducha, pétalos en la corriente (2012), y La perpetuidad de un edén remoto (2013). Su novela El último viaje de Sorolla (2013) resulta galardonada con el Premio Cáceres. Actualmente trabaja en varios proyectos novelísticos.

La centrocampista murió al amanecer. Antonio Castro-Guerrero. Libros Cúpula

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Salud a ciencia cierta. Entrevista al Dr. Miguel Ángel Martínez-González

El gran experto en dieta mediterránea, el doctor Miguel Ángel Martínez-González (Málaga, 1957) publica este mes de septiembre un nuevo libro. “¿Qué comes ?: Ciencia y conciencia para resistir” (Planeta). 

    Tuve la inmensa suerte de poder entrevistarle por la publicación de su anterior libro “Salud a ciencia cierta” (Planeta). Catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra, desde junio de 2016 es también catedrático visitante de la Harvard University. Ha liderado el ensayo Predimed, el mayor estudio realizado hasta ahora sobre los efectos de la dieta mediterránea y hábitos de salud. 

Ginés Vera: Mucho de lo que se comenta en “Salud a ciencia cierta”, ya desde la introducción, tiene su base en lo que se ha venido demostrando científicamente a ciencia cierta. Que la teoría es una y lo avalado por pruebas científicamente válidas es lo importante y de lo que va su libro. ¿Era ese el principal objetivo cuando lo escribió? 

Miguel Ángel Martínez-González: Sí, mi objetivo era aportar un libro basado en evidencia científica y, contrarrestar el aluvión de mitos y pseudociencia que está actualmente presente en muchos foros.

G. V.: Hace unos meses se publicó en los medios de comunicación que los médicos van a poder recetar hacer ejercicio a sus pacientes. Algo llamativo, aunque leyendo en su libro que la actual pandemia de obesidad hará insostenible los sistemas sanitarios de todo el mundo no parece tan descabellado. Háblenos de ello.

M Á M-G: Me parece muy adecuado. En “Salud a ciencia cierta” hablo de que es más fácil recetar que educar, pero esto de llamarle “recetar” a dar un consejo sobre ejercicio puede ser una buena idea para integrarlo mejor en el trabajo ordinario de los médicos.

G. V.: En el capítulo Pistas para una vida sana de “Salud a ciencia cierta” incluye una serie de ejercicios con dibujos ilustrativos tanto para mejorar el equilibrio como la flexibilidad o la fuerza. Háblenos a este respecto de su inclusión en el libro.

M. Á. M-G.: Son ejercicios que están muy pensados. Recomiendo fijarse atentamente en ellos, porque deben acompañar a la recomendación básica de caminar unos 30-45 minutos al día. La evidencia científica actual apoya que se recomiende no solo el ejercicio aeróbico (caminar a paso rápido) sino también estos ejercicios de fuerza, flexibilidad o equilibrio, que son en general anaeróbicos, pero que facilitan la prevención de caídas y el crecimiento de la masa muscular. Si no se hacen en el contexto de luchar contra el sobrepeso/obesidad, la pérdida de peso puede llevar a que no se esté perdiendo grasa, sino músculo, y eso no sería nada conveniente.

G. V.: Existen cada vez más evidencias de que el consumo de alimentos ultraprocesados está asociado a un mayor riesgo para la salud, leemos también. Aunque a veces, para familias con pocos recursos, les resultará más fácil (barato) adquirir producto procesados que sanos; no digamos ya alimentos orgánicos o biológicos respecto a los de cultivo tradicional, por ejemplo. También propone alguna idea sobre ello en su libro, ¿no es así?

M. Á .M-G.: Pienso que los impuestos que se debe recaudar para hacer menos accesibles las bebidas azucaradas y la fast food podrían usarse para abaratar los productos propios de la dieta mediterránea.

G. V.: Leyendo en “Salud a ciencia cierta” que la actual pandemia de obesidad hará insostenible los sistemas sanitarios de todo el mundo no parece tan descabellada una noticia aparecida recientemente en los medios de comunicación: la de que  los médicos van a poder recetar hacer ejercicio a sus pacientes. 

M. Á. M-G.: Me parece muy adecuado. En “Salud a ciencia cierta” hablo de que es más fácil recetar que educar, pero esto de llamarle “recetar” a dar un consejo sobre ejercicio puede ser una buena idea para integrarlo mejor en el trabajo ordinario de los médicos.

G. V.: En el capítulo Prevenir lo prevenible encontramos diez aspectos asociados a la prevención del 78% de los casos de enfermedad cardiovascular grave. Parecen muy accesibles a la par que saludables Entre ellos está ver poco la televisión. También el de dormir una breve siesta...  

M. Á. M-G.: No se ha investigado mucho en el tema de la siesta. Quizás nos queda bastante por saber. En el proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra) vimos que era un factor protector significativo frente a la enfermedad cardiovascular grave, siempre que la siesta fuese de breve duración (menos de media hora). Llegar a esta conclusión nos supuso estudiar a cerca de 20.000 personas durante 10,4 años de media. Pero esto además coincide con un estudio previo similar en Grecia.

G. V.: Y otro aspecto curioso es el de dedicar tiempo a los amigos. Coméntenoslo

M. Á. M-G.:  Lo de pasar tiempo con los amigos es algo que entra en la línea del apoyo social. Es algo bien conocido y comprobado en muchos estudios. Cuanto más apoyo social se tiene, más mejor la salud a igualdad de otros factores.

G. V.: Para comer de manera saludable nos plantea un menú semanal en los anexos que incluye casi una treintena de recetas muy saludables. Imagino que es una manera de pasar de la teoría a la práctica cediéndole la cuchara, más que el testigo, al lector o lectora. ¿Es así?

M. Á. M-G.:  Así es, son básicamente los consejos que estamos dando en el gran proyecto PREDIMED-Plus que integra a los mejores grupos de nutrición y medicina preventiva del país, y en el que el grupo de Reus ha jugado un gran papel.

G. V.: En el libro se menciona la colaboración de Cristina Galindo en esta obra. Querría saber cuál ha sido esta colaboración. 

M. Á. M-G.:  Cristina es periodista y me ha ido haciendo una serie de entrevistas. Luego las ha transcrito y las ha redactado en lenguaje muy amigable y entretenido. Sobre esa base yo he ido escribiendo y añadiendo muchos otros párrafos y otras ideas. Y ella siempre ha sabido darle a todo el toque periodístico y entretenido que hace que el libro enganche y sea muy motivante para el lector.

Salud a ciencia cierta. Miguel Ángel Martínez-González. Booket

lunes, 14 de septiembre de 2020

La librera y el ladrón. Entrevista a Oliver Espinosa

Me concede una entrevista Oliver Espinosa. Ha publicado recientemente en su debut literario la novela La librera y el ladrón (Planeta) Una obra trepidante, un thriller de aventuras y detalles sobre el fascinante mundo de los coleccionistas de libros antiguos de fondo y una libreta Moleskine manuscrita por Albert Einstein como elemento de intriga.

G.V.: Nos propone la lectura de “La librera y el ladrón” como una narración en contrapunto al alternar los sucesos en el tiempo a través de flashbacks. ¿Cómo surgió la idea de esta novela y en qué momento se planteó esta estrategia narrativa?

   La idea de esta novela surgió en el momento en el que pude conocer de primera mano el mundo del libro antiguo. 

   En la escritura en tercera persona, alternar los sucesos en el tiempo es una forma de mostrar el interior de los personajes y el sentido de sus motivaciones. Para mi este recurso ha sido una ayuda al trasladar de un modo eficaz manías, impulsos y características de los protagonistas de la historia, que al fin y a cabo, son el motor de la trama.

G.V.: El protagonista de “La librera y el ladrón” tiene en común con Vicente Blasco Ibañez que son de la misma tierra, le recuerda Marcos. Si no me falla la memoria, por Valencia entró la imprenta en España; el primer libro impreso de carácter literario en nuestro país se editó en la ciudad del Turia. Coméntenos algo más sobre Pol y los incunables al hilo de esto.

   Hay cierto revisionismo histórico al respecto. A lo largo de muchos años dominó la idea de que Trobes en lahors de la Verge Maria fue el primer libro impreso en España en 1474. Sin embargo con posterioridad se descubrió que el Sinodal de Aguilafuente fue el primero, en 1472. De cualquier modo, la primera imprenta establecida con vocación de continuidad en España, efectivamente, fue la de Lamberto Palmart en la ciudad de Valencia, y más concretamente, junto al Portal de Valldigna

   La relación de los dos personajes que mencionas, está marcada por el aprendizaje de Pol a través de lo que le enseña Marcos. Y aunque no sea parte del libro, Marcos explicando el significado del Portal de Valldigna a Pol, es una escena más que probable.

G.V.: En un pasaje de la novela leemos que cierto personaje “se había convertido, sin pretenderlo, en ese factor de azar que a veces estropea el mejor de los planes”. Coméntenos cómo ha influido el azar* para que un abogado en ejercicio se pase al sector de la hostelería y acabe escribiendo un thriller sobre el mundo de los coleccionistas de libros, los bibliófilos y el mercado negro de grandes obras culturales.

   Más que de azar, haría hincapié en la suerte. La buena suerte de haber conocido a personas increíbles tanto en lo personal como en lo profesional que lo han hecho posible. Tener inquietudes es algo bueno, pero sin la guía adecuada de buenos maestros y mentores, se quedaría solo en eso, en una inquietud. 

Para quienes gusten de las sinopsis, aquí va. Laura Loire es una librera anticuaria que está a punto de cerrar la venta de un manuscrito del Inferno de la Divina comedia de Dante con el que espera salvar su negocio. En el momento de la operación, descubre que le han robado el valioso libro y que en su lugar hay una burda copia. Ella está convencida de que Pol, su exnovio, un ladrón de guante blanco, está implicado. Sin embargo, poco después descubre que este forma parte de la lista de pasajeros de un avión que ha tenido un accidente en el aeropuerto de Barajas. Todo esto hace que tanto ella como Marcos, el anciano mentor de Pol en el mundo de la bibliofilia, recuerden al joven y que conozcamos los pormenores de la difícil relación que mantuvieron ambos, mientras Loira intenta, al mismo tiempo, averiguar qué ha sido del manuscrito de la Divina comedia que pertenecía a su familia.

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Oliver Espinosa (Barcelona, 1985) es licenciado en Derecho por la Universitat de València. Después de trabajar para algunos de los bufetes de abogados y consultoras más importantes de este país y para el Ministerio de Economía, pasó al sector hotelero. Su debut literario con esta novela se basa en parte en sus experiencias personales, así como en sus conocimientos sobre el mundo de los ladrones de libros, coleccionistas y bibliófilos.

La librera y el ladrón. Oliver Espinosa. Ed. Planeta.

(*) Tampoco es azaroso que se publique hoy esta entrevista. Tal día como hoy, un 14 de septiembre, se celebra el 699 aniversario de la muerte del poeta italiano Durante di Alighiero degli Alighieri, más conocido como Dante Alighieri.

Sigue leyendo la entrevista a Oliver Espinosa pinchando aquí.


viernes, 11 de septiembre de 2020

El rey del Perú. Entrevista a Juan Pedro Cosano

Me concedió esta semana una estupenda entrevista Juan Pedro Cosano (Jerez, 1960). Acaba de publicar una novela histórica titulada El rey del Perú (Espasa).  La República del Perú (en quechua y en aimara: Piruw), es uno de los países con mayor diversidad biológica y mayores recursos minerales del mundo. El próximo año se celebrará el centenario de la Independencia Del Perú, proclamó formalmente el 28 de julio de 1821. Quienes quieran acercarse a la historia del Perú durante el siglo XVI encontrarán en esta novela hechos y detalles de interés.

G.V.: De las tres partes de la novela, además del prólogo, en dos de ella da un especial peso a una mujer. Y no a una cualquiera, a Nayaraq. Imagino que ha debido de ser complicado primero ponerse a narrar bajo la piel de una mujer, y además, de otra cultura y época histórica como corresponde a la noble inca. Coméntenos esas dificultades y ese papel trascendental en su novela y en la historia de Perú.

   En todas mis novelas, las mujeres siempre tienen un peso específico. No podía ser de otra forma, ya que la mujer es el sostén de la humanidad, y siempre lo ha sido. Los incas, en su cultura, sin embargo, tenían a la mujer como un ser secundario, y en la novela se citan leyes y costumbres que lo acreditan. Ante eso, en un pasaje, Achachik, el padre de Nayaraq, le dice: "Nunca olvides, Nayaraq, que la mujer es el origen de todas las cosas buenas de este mundo. ¿O es que acaso Pachamama no es una mujer?” 

   En la empresa de conquista, además, hay otras mujeres que sobresalen, y a las que apenas he podido dedicar espacio en la novela: Inés Muñoz, la esposa de Muñoz de Alcántara, el hermano de madre de Pizarro, una mujer brava, sacrificada, única, que salvó a los hijos de Pizarro después del asesinato del gobernador y que llevó al Perú la vid y el olivo. Y Quispe Sisa, después llamada Inés Huaylas, primera esposa del conquistador y madre de sus dos primeros hijos, cuya madre, que se puso al frente del ejército de la nación de Huaylas y acudió a Lima en auxilio de los españoles, salvó a Pizarro del cerco de la ciudad. 

   No ha sido fácil ponerse en la piel de Nayaraq. Ya no sólo por ser mujer, sino por tener que recrear qué sintieron los incas ante la llegada de los españoles y por la contradicción dual de su sentimiento: su amor a su patria y su amor por Gonzalo. 

G.V.: El Tahuantinsuyo fue al parecer el mayor imperio de la América precolombina. La noble inca Nayaraq se refiere a él como las Cuatro Regiones del Sol. Me ha evocado un poco al imperio del Antiguo Egipto en África por algunos puntos en común. Aunque quizás sí que me gustaría que brevemente nos hablase de uno, el del choque entre dos imperios: el Tahuantinsuyo y el español del s. XVI

   La traducción de la palabra Tahuantinsuyo podría ser precisamente esa: las Cuatro Regiones del Sol. El imperio de los incas era mucho más amable, en cuanto a sus ritos y costumbres, que el de los aztecas, por ejemplo. No practicaban con tanta asiduidad el sacrificio humano ni las guerras floridas, que se concertaban con el único propósito de conseguir prisioneros a quienes sacrificar y que cesaban cuando ya se habían capturado bastantes. Era una monarquía absoluta en la que el Inca era el hijo del Sol, el Intichuri, con poder de vida y muerte sobre sus súbditos. Curiosamente, debían casarse con una hermana, para cuidar la pureza de la sangre. Era, pese a su idealización, una civilización primitiva, que no conocía la rueda, la escritura… Y eran crueles, como todo conquistador, con los pueblos a quienes sometían. España, en aquella época, era el país más poderoso del mundo, en cambio. Curiosamente, cuando los españoles llegan al Perú, los incas cree que son los enviados del dios Viracocha, que anunció que algún día regresaría junto con hombres barbados y de piel blanca. De  ahí que los incas llamaran “viracochas” a los conquistadores. 

G.V.: Creo que pone de relieve en su novela que por muy valientes y bien armados fueran los soldados españoles a Perú la lógica dicta que se enfrentaban a un imperio, a un ejército muy superior en número como poco. Que quizá la clave de la conquista de Perú se debió en parte a cierta ayuda de muchos pueblos del incanato. ¿Resultaría paradójico hablar de españoles libertadores para algunos pueblos sometidos por el Inca? ¿No es acaso lo que también se ha dado otras veces más recientes en otros puntos del globo? ¿Conocer la historia nos previene realmente de cometer los mismo errores de nuestros predecesores?

   Sin duda, muchos pueblos del Tahuantinsuyo, sometidos al poder de los incas del Cuzco, vieron en los españoles a sus libertadores. Y, tras Cajamarca, como se relata en la novela, muchos guerreros incas, miles, se pasaron al bando de los castellanos. Téngase en cuenta que los incas, que guerreaban cada año, solían ser, como antes he dicho, muy crueles con los pueblos que conquistaban cuando demostraban especial resistencia: en una ocasión, como se narra, el Inca ordenó cortar las manos de todos los varones supervivientes del ejército vencido tras su victoria. En cuanto a la segunda parte de su pregunta, y como Vd. sabe, la experiencia no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto. Y, por desgracia, hoy reflexionamos bastante poco. 

G.V.: En un pasaje de la novela, Nayaraq se acompaña de Inés Muñoz para buscar unas hierbas recetadas por los médicos para una diarreas de Francisca. Lo tomo para que nos hable del proceso de documentación que habrá llevado a la hora de gestar El rey del Perú. No tanto de esa información fácilmente localizable en biografías y enciclopedias, sino en la de los pequeños detalles, esos que a buen seguro le habrá costado más averiguar y disfrutar, quizá. Coméntenoslo.

   Soy un apasionado de los pequeños detalles. En todas mis novelas el lector va a saber no sólo cómo piensan y cómo obran los personajes, sino cómo visten, qué comen, cuáles son los pequeños detalles de la vida que muchas veces la marcan. En El rey del Perú ha ocurrido lo mismo. Para la conquista, me he documentado acudiendo a las fuentes, a las crónicas contemporáneas. Para esos pequeños detalles, el tipo de comida de los incas, su vestimenta, la forma de hablar, los nombres, he acudido a fuentes fiables. Pues, ante todo, pretendo que mis historias sean verosímiles. 

G.V.: ¿Para finalizar, puede ilustrar esa parte del proceso de la creación literaria con alguna anécdota?

   Anécdotas hay muchas. Por contar una: cuando corregí las primeras doscientas páginas de la novela, me di cuenta de que había situado a Nayaraq y a su padre comiendo ante una mesa y sentados en sillas. ¡Y los incas no conocían ni las mesas ni las sillas! Comían sentados en el suelo, sobre el petate. 


Juan Pedro Cosano es titular del bufete jurídico Cosano y Asociados, S.L.P., en Jerez de la Frontera, aunque desarrolla su actividad por todo el territorio nacional. Autor de varios libros, recibió en 2014 el Premio Abogados de Novela por El abogado de pobres (MR). En 2015 publicó Llamé al cielo y no me oyó, la segunda entrega de las peripecias de Pedro de Alemán, y en 2017 la tercera, Las monedas de los 24. También es autor del melodrama La fuente de oro (2016). 

El rey del Perú. Juan Pedro Cosano. Espasa.

Sigue leyendo la entrevista al autor pinchando aquí.

(*) Mañana 12 de septiembre, en una ceremonia en los EUA, se harán entrega de los prestigiosos International Latino Book Awards. La periodista y escritora Elga Reátegui Zumaeta es finalista en la categoría Best collection short stories-spanish con su libro “La fugacidad del color”.  Mucha suerte, Elga.

lunes, 7 de septiembre de 2020

Hombres de verdad. Entrevista a Alberto Marcos

El pasado mes de julio reseñé Hombres de verdad (Páginas de espuma), de Alberto Marcos. Este es su segundo libro de relatos. Marcos trabaja actualmente en Penguin Random House además de dar clases en la Universidad Autónoma y en  la Complutense de Madrid. Agradecido una vez más a Juan Casamayor por contactar con el autor, y, obviamente, a Alberto Marcos por concederme esta entrevista.  

G.V.: Además de los temas sobre el cuestionamiento de los sentimientos, los miedos y las incertidumbres de la condición masculina, Creo que los relatos en “Hombres de verdad” ahondan en cómo afronta cada cual los problemas diarios. La actitud como terapia clave para afrontar la doble juicio de uno mismo y el de la sociedad. El protagonista de “Lo que necesitaba” parece reflexionar sobre ello. “La vejez está para aceptar que hemos perdido la batalla”. ¿Cree que con la edad los prejuicios se ven de una manera diferente en el contexto de las masculinidades y la igualdad de géneros?

   A.M.: Desde luego, me interesaba igualmente el ámbito privado y personal que el público y social en el que se mueven mis personajes. Pero, a pesar de que el protagonista de Lo que necesitaba ha encontrado cierta paz en la edad madura a través de la aceptación de “lo que es”, no creo que necesariamente la edad le haga a uno más sabio. De hecho, suele pasar al revés. La edad puede ayudarte a ver las cosas con perspectiva y sí estoy de acuerdo en que la experiencia puede ser un grado, pero poco más. Al final, da igual la edad que se tenga, me parece que lo fundamental es estar abierto a la fragilidad, a la duda, a la vulnerabilidad, al caos…

G.V.: El protagonista de “Disfunción eréctil” medita acerca de que cumplir treinta y dos años y que no se te ponga tiesa es como las hemorroides o los prejuicios: nadie los tiene. Sin duda es una de las grandes inseguridades alrededor de la masculinidad. No solo en la actualidad, me temo. Háblenos de los estereotipos y esas inseguridades heredadas que parecen aún perdurar en el nuestra sociedad y que leemos en estos relatos.

   A.M.: A lo largo de la historia, se ha entronizado al hombre como cúspide de la pirámide evolutiva, como rey absoluto de todo lo creado, como sostenedor de la civilización, como su centro, como el único animal de la existencia con alma, como un ser extraordinario capaz de llegar a la Luna, etcétera. Dan igual los matices que cada época haya aplicado al lugar del varón en la Tierra —porque a la mujer nunca se la consideró en estos presupuestos—, es difícil que uno escuche durante siglos y siglos lo importante que es y no acabar creyéndoselo a pies juntillas. 

   »La impotencia sexual es solo una metáfora que aúna todas las inseguridades milenarias del hombre, las cuales se esconden tras sus valores tradicionales aprendidos tras años y años de adoctrinamiento de género; es decir: valentía, fuerza, competitividad, insensibilidad, firmeza, etcétera. ¡Pero tenemos tanto miedo a reconocer lo contrario, a negar siglos y siglos de preponderancia masculina! Al final, ni la biología puede tapar el hecho de que los hombres debemos dejar de medírnosla los unos a los otros y conquistar —si se quiere utilizar un término bélico para que escueza menos— el terreno de la vulnerabilidad, de los afectos, de los cuidados. Eso es realmente lo que nos hace fuertes.   

G.V.: Un clásico heredado de la cultura masculinista de nuestros padres es una frase que extraigo de “Pekeño”. «Mi padre decía que la mili te convierte en un hombre de verdad,» Esto se lo contó Rabazo al protagonista del relato. Me sirve para preguntarle por cuánto hay de ficción en estos relatos, en esta suerte de retrato social plasmando algunos roles tradicionales de los varones en su intento de dar respuesta a los nuevos retos de la igualdad de géneros en el siglo XXI. 

   A.M.: Escuché esa frase muchas veces cuando era niño, pero salvando las inevitables influencias que en cualquier escritor tiene el mundo que le rodea —esa extraña amalgama de experiencias personales, lecturas que uno asimila o historias que uno escucha—, estos relatos son ficción pura y dura. Otra cosa es que se asienten en una contemporaneidad concreta y que, por tanto, informen sobre unos temas que están en la conversación; en este caso: las viejas y nuevas masculinidades.

G.V.: «El siglo XXI no está hecho para maricas —piensa Sergi, uno de los protagonistas del relato Lo que surja—. Y más concreta y trágicamente, el ambiente gay no está hecho para maricas. Hasta un hombre casado y oficialmente heterosexual sabe eso.» Coméntenos esta reflexión a la luz del título de esta antología de relatos.

   A.M.: El ambiente gay ha pasado de ser un reducto minoritario, perseguido y marginado, a simbolizar el privilegio dentro del mundo LGTBI+. Al final, como hombres de clase media, hemos reproducido características del patriarcado más rancio: la persecución del poder, la exaltación de la competitividad y de la fuerza, la entronización de la potencia sexual, la mofa a lo femenino (“plumofobia”), la misoginia… todo ello simbolizado en la adoración al músculo, al pelo, a la barba, a lo “masculino”. No hay más que abrir una app gay para ligar y darse cuenta de ello. Por eso Sergi, el protagonista del relato, dice que el siglo XXI no está hecho para maricas, entendiendo “marica” como el negativo al varón tradicional, sea este gay o hetero. Ser un “hombre de verdad” está lejos de la concepción patriarcal de la masculinidad, independientemente de la orientación sexual.

Hombres de verdad. Alberto Marcos. Páginas de espuma.

Puedes leer aquí la reseña del libro


viernes, 4 de septiembre de 2020

Malasangre. Entrevista a Helena Tur

Tuve la suerte de visitar la comarca leonesa de El Bierzo hace años. Me quedé fascinado con su paisaje, sus gentes y la rica tradición de leyendas y mitos. Quizá por ello me sumergí con avidez en la lectura de Malasangre (Plaza & Janes), de Helena Tur. La verdadera suerte la he tenido poco después, cuando la autora ha tenido a bien concederme esta entrevista. 

G.V.: Publica Malasangre recuperando su nombre real, tras varias publicaciones bajo el seudónimo de Jane Kelder. ¿Qué le ha motivado a ello y por qué ha emplazado esta novela en la comarca leonesa de El Bierzo?

  H.T.: Me hubiera gustado firmar siempre con mi nombre real, pero hay una tendencia a que el nombre del autor sea visto como una marca; por ejemplo, se suele identificar a Botero con mujeres obesas o a Chirino con espirales. Para no vincular mi nombre a un género, escogí un pseudónimo y, como en Malasangre hay una mezcla de géneros, he decido regresar a mi nombre. El principal motivo de escoger El Bierzo fue por Las Médulas. Es un paisaje enigmático, bellísimo, pero también puede resultar siniestro. Quería que el elemento telúrico fuera importante en la novela y, además, toda la zona está plagada de leyendas que ayudan a construir un ambiente tenebroso. Luego, las coincidencias históricas acabaron de decidirme. 

G.V.: En Malasangre abundan las descripciones, es un festín del lenguaje. Curiosamente, leemos acerca de otros lenguajes, como el de signos, amén de frases en gallego. Siendo Ud. profesora de Lengua y Literatura quiero preguntarle por esos guiños al lenguaje en su novela.

  H.T.: Sin lenguaje, no hay conciencia de uno mismo. El lenguaje es lo que nos permite desarrollarnos como personas, sea el lenguaje que sea. El hombre es un ser lingüístico. Antes de que Henar empiece a enseñar a hablar a Lúa, la niña sorda, ésta ya se comunica con su madre con gestos que sólo entienden ellas dos, y eso limita su relación con otras personas, pero no con el mundo. Lúa tiene su propio mundo, aunque algunos piensen que es tonta porque no la entienden. Sobre las descripciones, no soy amante de ellas si no dicen algo más. Me gusta que la imaginación del lector complete la lectura. Así que he procurado que todos los esbozos descriptivos tengan un carácter subjetivo, que nos hablen de cómo se va sintiendo Henar en todo momento y, por supuesto, que en muchas escenas aporten un carácter siniestro. 

G.V.: Henar es la protagonista de Malasangre. Sabemos que es curiosa, impaciente, defensora de las causas injustas, golosa, testaruda, inteligente y que cruza los dedos a la espalda cuando invoca a la suerte. ¿Qué más le contamos a lxs lectorxs acerca de ella?

  H.T.: Yo diría que sobre todo es visceral. Sí es inteligente, pero no actúa motivada por un razonamiento, sino por impulsos, aunque es consciente de ello. Por eso tiene 17 años, lo pasional está por encima de la sensatez y eso la lleva a equivocarse en muchas ocasiones. 

G.V.: Entre los cameos literarios, por así decirlo, que aparecen en Malasangre he destacado algunos por si quiere comentarnos esta inclusión al hilo del argumento de la novela. Me refiero a la publicación El Defensor del Bello Sexo o el Discurso en defensa del talento de las mujeres y su aptitud para el gobierno y otros cargos en que se emplean los hombres (de Josefa Amar y Borbón).

  H.T.: Como verás, la revista y el discurso son de ideología opuesta, aunque en ambos el tema central es la mujer. El Defensor del Bello Sexo es una revista de corte tradicional, aboga por una lectura para mujeres que las empuje a saber comportarse con la diligencia de una buen esposa. El discurso de Josefa Amar y Borbón es liberal, exige para la mujer la misma educación a la que optan los hombres y, por tanto, aboga por la igualdad de oportunidades, el derecho a tener ideas propias y a desarrollarse como persona. Este texto es el que atesora Eulalia Montes y le recomienda como lectura a Henar, entre otros. Sin embargo, a la revista se suscribe la hija de Eulalia Montes, que es conservadora, como rebeldía contra su madre. No hay que olvidar que muchas mujeres estaban en contra de su propia emancipación y consideraban inmorales las “ideas modernas”. 

   También se cita la Ley Moyano, que acababa de aprobarse y que promovía el derecho a la educación de todos los niños, independientemente de su sexo o condición social, aunque al final su desarrollo dependía de los ayuntamientos y eso acabó convirtiéndose en un agravio según el lugar en el que se habitara. Como Eulalia Montes, creo que, para la igualdad de oportunidades, la educación es importantísima (una educación que fomente el espíritu crítico, no el sistema educativo que tenemos actualmente, que baja el nivel a marchas forzadas). 

G.V.: Al hilo de cierto personaje que encontramos en su novela querría preguntarle por el método de lectoescritura de Gabriel Abreu o el libro Reducción de las letras y Arte para enseñar a hablar a los Mudos, de Juan de Pablo Bonet.

  H.T.: Me parece increíble que fuera un español, Juan de Pablo Bonet, el primero en idear un sistema de señas para que los sordomudos pudieran comunicarse y no se le diera importancia. Eso ocurrió a principios del siglo XVII y no es hasta finales del XVIII en que Lorenzo Hervás y Panduro se interesa por desarrollar nuevamente un lenguaje para sordomudos, pero lo tiene que importar de Italia, ni siquiera conoce los estudios de Juan de Pablo Bonet. A lo largo del siglo XIX, en Europa hay más interés por lenguajes alternativos para personas con problemas (la Lingüística, en todas sus ramas, también adquiere gran importancia en esa época) y Gabriel Abreu idea, a partir del Braille, un método táctil que puede servir tanto a ciegos como a sordomudos, aunque tiene más éxito en el lenguaje musical que en el verbal. 


Helena Tur Planells  (Ibiza, 1969). Se licenció en Filología Hispánica, doctorándose en Teoría de la Literatura. Amante de la literatura inglesa del siglo XIX, ejerce como profesora en un instituto. Empezó a escribir novelas de corte romántico y publicó varias de ellas ocultando su identidad tras el pseudónimo Jane Kelder. 

Malasangre. Helena Tur. Plaza & Janes.

Sigue la entrevista a Helena Tur pinchando aquí

martes, 1 de septiembre de 2020

Seremos agua. Javier Cuenca Velarde

El periodista y escritor madrileño Javier Cuenca Velarde acaba de lanzar a sus lectores una nueva novela tras el éxito en 2013 de Jugando con sombras. En este caso, Seremos agua (Altlantis) es un thriller con una inspiración "muy cinematográfica, muy ochentera", según sus palabras. 


Publicas tu segunda novela con el título «Seremos agua». Coméntanoslo en el contexto de la historia.

   Por un lado, a lo largo de la historia se producen una serie de asesinatos cuyas víctimas son varones adolescentes. El asesino deja un mensaje, siempre el mismo: Seremos agua. Por otro lado, el título hace referencia igualmente a otros sucesos que tienen lugar en la trama y que no conviene desvelar, ahora que se ha puesto tan de moda esa frase de “no me hagas spoiler”, jaja. Pues eso: yo no haré tampoco spoiler de mi propia novela. 

«Seremos agua» comienza con el protagonista, un adolescente fascinado y atraído por una misteriosa mujer mayor que él que de repente se convierte en su vecina. Ubicas este thriller mayoritariamente en Madrid. ¿Cómo y cuándo surge la idea de escribir «Seremos agua»?

   Creo que la idea, al menos la inicial, el germen de la historia, digamos, me rondaba la cabeza hace mucho tiempo, desde que yo era casi un adolescente de la edad de Nacho. Se trataba precisamente de eso, de lo que tú dices, de un adolescente fascinado por una extraña mujer mayor que él, de unos treinta y tantos años, que un buen día viene a vivir a su edificio y con la que logra establecer una relación más allá de la simple camaradería. Esta mujer parece sentirse atraída por el líquido elemento, por el agua, e inquieta a Nacho en la misma medida que lo fascina. Luego esa idea primigenia se fue mezclando con otras y todas juntas dieron origen a la novela.

El protagonista de «Seremos agua» es Nacho, un adolescente que ha de quedarse estudiando en Madrid durante el verano por imposición de sus padres. Hay varios personajes femeninos muy interesantes. Háblanos de Eva, la vecina de treintañera; de la misteriosa Hidra; o de Pili, la preadolescente enamorada de Nacho aficionada a las películas de terror.

   Bueno, digamos que Nacho es solo uno de los protagonistas, aunque su papel en la historia es primordial. Luego tenemos a su vecina, que dice llamarse Hidra, un nombre extraño que Nacho no acaba de creerse. Eva es otra de las protagonistas: una chica de unos treinta y tantos años, como Hidra, casada con un ejecutivo, insatisfecha emocional y sexualmente, que busca maneras de no aburrirse en el Madrid estival de mediados de los 80, y que canaliza su intenso y reprimido deseo sexual mediante un pasatiempo muy peculiar que pronto descubrirán los lectores. 

   En cuanto a Pili, efectivamente, es una cría del barrio de Nacho, hija del dueño de un bar que él frecuenta con sus amigos, y que parece beber los vientos por el chico, cosa que éste no quiere ver o prefiere no hacerlo. Pili es uno de los personajes más auténticos de esta historia, uno de los más positivos. Y además le gustan las pelis de terror, como a Nacho.



Algo que descubrirán pronto las y los lectores de «Seremos agua» es su estructura narrativa. También la incorporación de elementos fantásticos o la mezcla de géneros. Háblanos un poco sobre ello a la hora de abordar la creación de esta novela.

   En esta obra quería que cada personaje protagonista (hay tres en total) tuviera una forma narrativa diferente: así, todo lo que se refiere a Nacho está narrado en segunda persona, como si el autor de la historia, o alguien ajeno, se dirigiera a él, o como si el propio Nacho se hablara a sí mismo, que también cabe esa posibilidad. Lo que le sucede a Eva está contado en tiempo pasado, en tercera persona, y la trayectoria del inspector de policía Lucas Parreño, que investiga los crímenes, también está narrada en tercera persona, utilizando el presente cuando se habla de la época en que se desarrolla la novela, y en pasado cuando se alude a los recuerdos del policía, que juegan un papel crucial en la trama. 

   En cuanto a los elementos fantásticos, aparecieron por pura casualidad, pero en realidad tienen un papel secundario en la historia, como una especie de juego con el lector, que habrá de darles la importancia que tienen o simplemente ignorarlos. Por último, la mezcla de géneros es algo que siempre me ha interesado a la hora de escribir novelas, aunque yo diría que más que mezclarlos, directamente los retuerzo o los pervierto para llegar a donde pretendo. 

   En el caso de Seremos agua, parto de la novela negra, o del thriller con asesino en serie, si quieres, pero me adentro en el erotismo, incluso en el “sexploitation”, con guiños a la literatura fantástica y a las “teenage movies”, aquellas películas para adolescentes que se hacían en los 80, de las que esta novela es deudora en cierto modo.


Como toda buena novela de género se lee y se escucha. Hay música de fondo. Comentanos la banda sonora de «Seremos agua». Apreciamos desde Back In Black (AC/DC) o Luna de agosto (Radio futura) a Voyage, Voyage (Desireless) o Everywere (Fleetwood Mac)

   Efectivamente. En mis novelas siempre suena música, al menos en las dos que he escrito hasta ahora, seguramente porque ésta es una parte imprescindible de mi vida. La banda sonora de Seremos agua está formada en este caso por las canciones que escuchan sus protagonistas, especialmente Nacho. Así que suenan temas de la época, como los mencionados de Radio futura, Fleetwood Mac y Desireless, y de años anteriores, como Back In Black, de AC/DC

El cine también tiene un claro guiño en «Seremos agua». Parece beber de ciertos toques del cine de serie B llevado en este caso a la literatura. Unamos a ello los títulos de filmes de los ‘80 que aparecen entre sus páginas. Me refiero a El último americano virgen (1982); Pesadilla en Elm Street (1984); o Platoon (1986). ¿Nos lo comentas?

   Igual que sucede con la música, las películas que aparecen mencionadas aquí son las que ven los protagonistas, y están relacionadas también con mi gran afición al cine: Nacho y sus amigos van a ver a un cine del centro de Madrid Platoon, que acaba de estrenarse en pantalla grande; más adelante ven en vídeo, en casa de uno de ellos, El último americano virgen, una comedia de 1982 bastante agridulce, y Nacho y Pili ven juntos, también en vídeo (benditos videoclubs, jaja), Pesadilla en Elm Street, la estupenda peli de terror ochentera que dio origen a toda una saga.

«Seremos agua» no es tu primera novela. Hace unos años publicaste Jugando con sombras, más en la línea de la ciencia-ficción. Quienes se acerquen a este thriller y quieran leer Jugando con sombras ¿qué van a encontrarse como elementos comunes?

   La verdad es que son dos novelas muy distintas, tanto a nivel estructural como de argumento. Me aburriría escribir siempre sobre lo mismo, pero sí que es cierto que comparten algunos elementos, como esa mezcla de géneros de la que hablábamos antes y un halo de turbiedad que sobrevuela ambas historias. 

   En cualquier caso, supongo que el lector se dará cuenta de que detrás de ambas novelas hay un mismo autor, puesto que digo yo que debo tener algo así como un estilo que me identifica. O tal vez no, y tampoco es que me importe mucho, jaja. Lo que también creo que es innegable es que Jugando con sombras estaba escrita de una forma más reflexiva, más pausada, si quieres, y en esta otra supongo que hay más rabia, más nervio, más desmelene, por decirlo de una manera gráfica. Jugando con sombras la escribí más desde la cabeza y esta más desde las tripas, podría decirse. 

La novela negra y el thriller ganan adeptos año tras año. El misterio, la intriga y una buena ración de oscuridad nos atrae y nos repele por igual, es casi adictivo. ¿Cuáles han sido tus lecturas de cabecera durante estos años? ¿Por qué crees que nos gusta tanto leer o ir al cine a pasar miedo?

   Durante este tiempo he leído novela negra porque es un género que me gusta, pero también muchas otras cosas. No recuerdo qué estaba leyendo mientras escribía Seremos agua, porque la terminé allá por 2016 o así, pero creo que esta obra no se ha nutrido de mis lecturas de entonces: creo que tiene una inspiración muy cinematográfica, muy ochentera, y desde el punto de vista literario quizá tendría que remontarme a lecturas más antiguas. Gente como el Henry Miller de los trópicos*, el Bukowski novelista, e incluso el Marqués de Sade en su versión más “light”, jaja. Autores ásperos y que no hacen concesiones al sentimentalismo, precisamente. No sé: no sabría decirte cuáles son las influencias, supongo que muchas y todas mezcladas: soy bastante bibliófago y aunque tengo mis autores favoritos, claro, leo de todo. 

   Mira, ahora acabo de caer en que por esa época estaba muy enganchado a la saga de Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin. Pura casualidad, desde luego. En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, la verdad es que no tengo ni idea: a lo mejor es que somos un poco masokas, en el fondo, jaja.

Es inevitable hablar de cómo está afectado la situación sociosanitaria actual a la cultura y, más concretamente, al mundo del libro. ¿Cómo ves la relación entre pandemia y literatura este 2020 y cara a los próximos años? ¿Leeremos más, cambiarán nuestros hábitos de lectura abandonando el papel hacia los soportes digitales?

  Creo que, en medio de esta pesadilla distópica que estamos viviendo, la literatura es el ámbito que menos afectado se está viendo, ya que no tienes que acudir a ningún sitio para leer un libro, cosa que sí ocurre con otros aspectos artísticos como el cine, el teatro o la música. En ese sentido, no creo que la literatura se vea muy perjudicada: la gente puede seguir escribiendo y leyendo sin problemas. Puede afectar más bien a los eventos públicos (yo he tenido que cancelar dos veces la presentación de mi novela y a día de hoy todavía ignoro si se llevará a cabo el 25 de septiembre, como está previsto), pero no a la lectura. Creo que quienes leen seguirán haciéndolo y a lo mejor hasta se enganchan nuevos lectores, cosa que, sinceramente, no tengo tan clara. Supongo que los soportes digitales continuarán más o menos como en los últimos años, aunque entiendo que quienes prefieren el papel seguirán fieles a la letra impresa.

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Javier Cuenca (Madrid, 1968) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Como periodista, ha sido redactor y locutor en Onda Cero Radio y ha colaborado como columnista en los diarios ABC y La Razón. La mayor parte de su actividad profesional la ha desempeñado como redactor en la agencia de noticias Servimedia, donde ha trabajado para las secciones de Sociedad, Nacional y Economía, además de coordinar diferentes publicaciones. Como escritor, ha ganado distintos premios de poesía, y su relato Dos clases de insomnio fue seleccionado para la antología Todos somos diferentes, de la Fundación de Derechos Civiles, en 2006. En 2013 editó su primera novela, Jugando con sombras (Cultiva Libros). 

Seremos agua. Javier Cuenca Velarde. Ed. Atlantis.

Su novela Jugando con sombras está disponible en Amazon, pincha aquí.

* Henry Miller (1891-1980) es autor entre otros éxitos de Trópico de Cáncer (1934) y Trópico de Capricornio (1939).