lunes, 21 de noviembre de 2022

La medusa inmortal. Nicklas Brendborg

Uno de los retos científicos más antiguos, sin duda, es el tema de fondo de este ensayo divulgativo titulado La medusa inmortal (Destino), de Nicklas Brendborg. Me refiero al de la búsqueda de una vida larga y saludable. 

  Los investigadores han estudiado a seres grandes y pequeños aportando valiosos conocimientos a la medicina moderna. Aunque quedan muchos más por sernos revelados. Brendborg plantea este libro como un viaje, usa un lenguaje cercano, hasta divertido, pero bien apoyado en fuentes bibliográficas para llevarnos hacia ese reto de conseguir sino la inmortalidad, al menos vivir más y mejor. No todos envejecemos igual en nuestro planeta azul, nos ilustra Brendborg desde los primeros capítulos. Los humanos envejecemos de manera exponencial. A partir de la pubertad empieza el envejecimiento. Tras esta, lo creamos o no, el riesgo de muerte empieza a incrementarse año tras año. Un riesgo que llega a duplicarse aproximadamente cada ocho años. 

  ¿Y nuestros vecinos los animales? ¿También envejecen por igual? La respuesta es obvia. Por norma general, los animales grandes viven más que los pequeños, aunque hay honrosas excepciones y ahí es donde los científicos sacan la lupa, metafóricamente. Hay animales, por ejemplo, que pasan largos periodos de tiempo sin envejecer o que envejecen hacia atrás. La pequeña medusa que da título a esta obra, la Turritopsis es capaz de invertir su proceso de envejecimiento, incluso podría repetir ese proceso de antienvejecimiento una y otra vez. 

  Cabría pensar en la posibilidad de que el envejecimiento estuviera determinado genéticamente. Ello explicaría no solo que algunas especies animales (y vegetales) vivan más, sino la posibilidad de alterar a nuestro favor estos genes para lograr el objetivo de fondo. ¿Por qué hay personas que viven más que otras? ¿Verdaderamente hay zonas de nuestro planeta donde la esperanza de vida es mayor? Y, si es así, ¿por qué razón? ¿Serviría con mudarnos a esas zonas para alargar nuestra esperanza de vida? 

  Justamente si nos fijamos en ese parámetro afín al envejecimiento, el de la esperanza de vida, a los países del sur de Europa les va mejor que a los del norte según las estadísticas. Por ejemplo, España, Chipre e Italia tienen esperanzas de vida más alta que países como Alemania, Reino Unido o Dinamarca. Volviendo a los genes, tan en boga las últimas décadas por los descubrimientos científicos publicados y divulgados, podría pensarse eso, que hay un fuerte componente genético en lo relacionado con la longevidad y la esperanza de vida. 

  Leemos en La medusa inmortal que según algunos estudios, la heredabilidad de la longevidad no está tan influenciada por los genes como podría pensarse tentativamente. En esa línea de investigación, lo que sí parece claro es que existe cierta relación entre longevidad y el sistema inmunitario. Como también parece existir otra relación: la que une al metabolismo y el crecimiento. Como no dejan de ser datos y cuestiones técnicas, me toca animaros a seguir leyendo este libro, a descubrir que es eso de las células zombis y cómo librarnos de ellas. O a zambullirnos en la tercera parte de libro, la que habla de consejos para una vida larga y feliz, por ejemplo, cuidando nuestra alimentación y nuestra mente. 

  Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario. Arthur Schopenhauer.


 Nicklas Brendborg (Dinamarca, 1996), estudiante posdoctoral de Biología Molecular en la Universidad de Copenhague, es uno de los científicos investigadores más prometedores de su campo. Es miembro del Programa de Talento Científico Internacional Novo Nordisk y del Programa Novo. Publicó su primer libro, Top student, en 2015, y es coautor del bestseller internacional Supertrends, con más de 40.000 ejemplares vendidos. La medusa inmortal, su primer ensayo divulgativo en solitario, ha sido un bestseller en Dinamarca y se ha traducido en dieciocho países.

  La medusa inmortal. Nicklas Brendborg. Ediciones Destino.

lunes, 14 de noviembre de 2022

La llamada de Cthulhu. Entrevista a Ángel Pareja

Esta semana quiero compartir con vosotros una entrevista muy interesante porque gira en torno a un tema que me fascina y, de fondo, a un autor de culto para quienes sentimos fascinación por la literatura de terror. Que mi entrevistado mencionase a Kafka ha sido el summun. 

 Desde aquí expresar mi agradecimiento a Ángel Pareja y a David Grande, de Verbum editorial. Un saludo muy especial a Beatriz Troitiño, fan incondicional de El solitario de Providence. 


  P.: Empecemos por el principio, ¿cuándo y cómo surge la idea de llevar al cómic la novelette La llamada de Cthulhu, de H P Lovecraft, publicada por primera vez en febrero de 1928? 

  R.: Me atraía la idea de adaptar uno de sus relatos. Lo comenté con el editor y estuvo de acuerdo. Luego tuve que decantarme por cuál de ellos hacer. Los que llegaron al final con opciones fueron La sombra sobre Insmouth y La llamada de C'thulhu. Cada uno tenía pros y contras. Finalmente, me decidí por el segundo por algo tan banal como que me apetecía dibujar a C'thulhu, ofrecer mi visión del primigenio.

  P.: Siento curiosidad… ¿cuándo leyó a Lovecraft por primera vez? ¿Qué le llamó la atención del peculiar estilo narrativo de El solitario de Providence?

  R.: Tendría yo unos veinte años. En cuanto al estilo narrativo de Lovecraft, recuerdo que al principio no me gustó demasiado, su prosa era recargada, bastante anticuada. Tiempo después, leyendo su biografía, entendí muchas cosas. Supe que apenas pisó una escuela y que sus maestras fueron las antiguas novelas que estaban en la biblioteca familiar.

 

  P.: El inicio de la obra original, la de 1928, casi parece evocar una idea contenida en el Génesis bíblico. Me refiero a la de la felicidad asociada con la ignorancia, solo que Lovecraft hace hincapié en el daño hecho por la ciencia y el que aún podría hacer si se revelasen ciertos secretos. ¿Qué opina?

  R.: Nunca se me había ocurrido verlo de esa manera. Habría que preguntarle a Lovecraft si esa era su intención. Haciendo una Ouija, tal vez.

  P.: Con la publicación de La llamada de Cthulhu, Lovecraft hizo aparecer por vez primera a la criatura C´thulhu. Posteriormente le dio continuidad con el ciclo de Los mitos de Cthulhu. ¿Qué recomendaría leer a continuación de este cómic a quienes se sientan atraídos por el horror cósmico de Lovecraft?

  R.: La mayor parte de los relatos de Lovecraft giran sobre la misma idea. La horrible realidad que permanece oculta e ignorada por la mayoría de la gente y de cómo, por casualidad o accidente, una persona tropieza con ese horror y generalmente acaba enloqueciendo. La mayoría de los protagonistas de los relatos de Lovecraft acaban suicidándose o encerrados en un psiquiátrico al no poder su mente soportar aquello que han descubierto. El propio padre de Lovecraft murió encerrado en una de esas instituciones para enfermos mentales cuando él era un niño y probablemente esa circunstancia condicionó toda su vida.

  P.: C´thulhu, la ciclópea entidad cósmica se representa a la vez como un pulpo, un dragón y la caricatura de un ser humano... ¿Cree que hay algo en ella de otra criatura, también mitológica, como el Kraken

  R.: En verdad, Lovecarft era muy vago en las descripciones de sus criaturas. Lo hacía a propósito, ya que consideraba que intuir, vislumbrar el monstruo produce más miedo que verlo claramente. En eso coincide con Kafka y su Metamorfosis.

 P.: ¿Qué tiene C´thulhu para que desde su “aparición” en 1928 haya sido referente en la música (especialmente en el thrash metal) en la literatura, en juegos de rol, videojuegos o en el cine?

  R.: En cuanto a su influencia posterior y adaptación a diferentes formatos, cine, televisión, música, cómic, juegos de rol...(yo mismo fui asiduo jugador del RPG La llamada de C'thulhu) entiendo que es debida a que somos muchos a los que su obra nos parece fascinante. Lovecraft fue un escritor adelantado a su tiempo, demasiado adelantado. Tal vez por eso no obtuvo el reconocimiento que merecía en vida.


  Ángel Pareja contaba quince años cuando escribió y dibujó su primer cómic. A la edad de veintiún años gana el segundo premio organizado por Josep Toutain, siendo su primera publicación una serie de historietas para Ediciones B, en la revista Super Zipi y Zape, de un personaje llamado Sustito, trasunto de niño vampiro que mora en un cementerio abandonado con un zombi bonachón llamado Franky, concretamente el de la revista Creepy. En la segunda época de este mensual aparecen sendas historias cortas de terror que llevan su firma en Zona 84, Creepy, Totem… Publicando también en el suplemento dominical infantil del diario ABC Blanco y Negro GUAY, con la cabecera Los Vampérez.


   La llamada de Cthulhu. Ángel Pareja. Verbum editorial.

jueves, 10 de noviembre de 2022

La colina del Telégrafo. Entrevista a José Luis Muñoz

Siempre es un placer leer a mi colega José Luis Muñoz. Cuánto más poder disfrutar intercambiando impresiones, como en este caso, en forma de entrevista. Al caer en mis manos su última novela La colina del Telégrafo (Distrito 93), no he podido resistirme a compartir con vosotros esta entrevista mucho mejor que una reseña subjetiva acerca de la novela. Agradecido a José Luis y a la editorial, no menos agradecido a vuestros comentarios y sugerencias. 


  P.: ¿Por qué escribir una novela negra situándola en San Francisco a finales de los 80? 

  R.: Quería ser fiel a mí mismo. Fue en esa época, ya lejana, cuando viajé a la ciudad, así es que esa era la visión que yo tenía de San Francisco en el año en que se ambienta la novela. Por otra parte, esa época me daba mucho juego para introducir una serie de temas subyacentes: la epidemia del SIDA, que entonces era muy virulenta, y especialmente en el barrio en el que se ubica la novela, el Castro, que era, además, el barrio de los gays y lo sigue siendo; una situación muy complicada a nivel social derivada de que el anterior inquilino de la Casa Blanca, el ultraliberal Ronald Reagan, había abierto las puertas de los establecimientos psiquiátricos, con lo que el número de vagabundos de la ciudad, particularmente alto, creció de forma exponencial; y, por último, los coletazos de esa guerra absurda y tan cruenta que fue la de Vietnam, que, aunque hacía muchos años que había terminado, estaba muy viva en el imaginario colectivo estadounidense.

  P.: No me ha pasado desapercibido que el protagonista de La colina del Telégrafo sea un agente de policía afroamericano homosexual. Querría preguntarte por los estereotipos en la literatura, en especial en el género negro clásico y en el actual.

R.: Quería que el protagonista tuviera esas características raciales y sexuales que apuntas para romper los estereotipos que abundan en el género, con policías con características muy masculinas, fornidos y violentos.  Quería que llamara la atención del lector ese personaje que se va a ligar a saunas y tiene una pareja más o menos estable con la que tiene discusiones como sucede con cualquier pareja heterosexual. Situándolo en el contexto de San Francisco y en el Castro, que es el barrio gay de la ciudad, no es tan chocante. Lo de que fuera negro era romper una lanza por la integración racial en ese país que vemos un día sí y otro también que no funciona. Mad Walker es desenfadado, a veces encantador, sofisticado, odia los métodos violentos, se equivoca muchas veces en sus intuiciones, acepta sus fracasos y es, en definitiva, muy humano, muy lejos de los superhéroes a los que nos tienen acostumbrados las novelas policiales o las películas. Pero tampoco es un angelito. Tiene su pasado oscuro, precisamente en la guerra de Vietnam en la que combatió. 

  P.: Nuevamente, hay un buen puñado de referencias cinematográficas en esta novela. Casi un sello de la casa, a ninguno de tus lectores fieles nos sorprende ya. Hoy sí quiero preguntarte por la relación entre la industria cinematográfica y el sida. Lo leemos en un pasaje, al hablar de un actor norteamericano mítico. Que nos dieras tu opinión al respecto contextualizando la trama de La colina del Telégrafo.

R.: Con el tema del SIDA, que sobrevuela en La colina del Telégrafo, la sociedad fue muy hipócrita en general. Recuerdo, al principio, que era fácil escuchar en ambientes conservadores que los homosexuales se tenían bien merecido esa especie de castigo divino que los diezmaba por su conducta inmoral y prácticas contra natura. Este discurso duró hasta que el SIDA también empezó a hacer estragos entre los heterosexuales y personalidades como Rock Hudson, el eterno galán que iba de macho alfa, o Freddy Mercury lo contrajeron y fallecieron. Conviene recordar esa epidemia letal y el comportamiento ambiguo de la sociedad que fue muy diferente frente al Covid. Hay quien todavía cree que el SIDA fue una plaga divina para limpiar de pecadores la faz de la tierra. Al enfermo de SIDA se le estigmatizó a conciencia, haciéndolo sentir culpable de su propia enfermedad. De hecho, conocidas personalidades que murieron de esa enfermedad en nuestro país ocultaron la causa de su muerte.

  P.: Uno de los personajes de La colina del Telégrafo echa pestes de su ciudad. La tilda de “asquerosa, putrefacta”. Es más, añade que es “la ciudad más europea del país. La ciudad está infectada de maricas y de sida”. No sé si el concepto que tenían entonces de Europa en los EUA ha cambiado. Me consta que hay quien piensa que Frisco es la una de las ciudades más bellas del mundo. 

  R.: Frisco, como dices, es una de las ciudades más bellas del mundo. Esa opinión, que pongo en boca de un personaje secundario, todavía persiste en buena parte del país, en esa América profunda, ultrarreligiosa y ultraconservadora, mayoritariamente blanca, que desprecia a los recién llegados latinos que ponen en peligro su identidad wasp (white anglo-saxon protestant) de la que se sienten tan orgullosos. Es ese segmento social que en el siglo pasado linchaba negros que ahora asesinan policías de gatillo fácil que actúan con una total impunidad salvo puntuales excepciones. El caso Floyd acabó con la condena de sus asesinos por las protestas sociales que generó a raíz de la difusión del video, pero más tarde asesinaron en Ohio a Jayland Walker por una infracción de tráfico con sesenta disparos, que ya son, y no pasó nada. La sociedad norteamericana es mucho más compleja que la europea porque todavía no se ha labrado una verdadera identidad por su misma composición tan heterogénea a nivel cultural y racial. Para una parte de los estadounidenses, Europa es una entelequia incomprensible, nuestra laicidad choca frontalmente con sus constantes invocaciones a Dios por parte de esos sectores conservadores herederos directos de los pioneros que conquistaron el país a sangre y fuego.  Pero hay una infinidad de naciones dentro de Estados Unidos. Uno viaja a Nueva Orleans y cree estar en una ciudad del Tercer Mundo, y lo mismo ocurre con determinadas zonas de Nueva York. 

 

P.: “Es importante asumir el pasado”, dice uno de los personajes. Gracias a asumirlo dice no tener pesadillas y poder dormir tranquilo, aunque también leamos un crudo relato sobre ese “pasado” en Vietnam. En el caso del detective Walker, no es así. Una experiencia traumática le persigue. ¿Qué podemos contarle a los lectores al respecto sin desvelar en exceso?

  R.: Dos formas de enfrentarse a la pesadilla, la del psicópata fanático y patriota que obtiene un oscuro placer matando por su país, y la del que aquello le horrorizó y traumatizó. Mad Walker, el detective protagonista de La colina del Telégrafo, estuvo en Vietnam y protagonizó, o fue testigo, de determinadas acciones de las que no se sienta nada orgulloso. Tiene pesadillas recurrentes, duerme mal, los asesinatos de las muchachas vietnamitas le hacen revivir de nuevo ese horror con el que debe vivir. Hay otros personajes, en cambio, que se enorgullecen de lo que hicieron, de los crímenes de guerra que cometieron por el bien de Estados Unidos. Patriotas sin entrañas, que los hay. Toda guerra en sí, salvo si es para defenderte de una agresión, es criminal, y lo estamos viendo ahora con la invasión de Ucrania y esos soldados rusos que asesinan a civiles impunemente porque la guerra les da carta blanca para hacerlo, desata los peores impulsos. 


  Para quienes no le conozcan, pues ya es un “viejo” inquilino de Maleta de libros, os dejo estos enlaces.

  La bahía humeante. Entrevista a José Luis Muñoz

  El mokorero del Okavango. Entrevista a José Luis Muñoz


  La colina del Telégrafo. José Luis Muñoz. Distrito 93.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

El legado. Entrevista a Miguel Pajares

A menudo hay títulos de libros que nos evocan a otros libros, películas, etc. Si llegáis a El legado (Alrevés), de Miguel Pajares (Palencia, 1950), lo primero es comentar que nada tiene que ver con la saga literaria de fantasía heroica escrita por Christopher Paolini. Ni con los films dirigidos por Richard Marquand o por Marco Serafini em 1978 o en 2018, respectivamente.  

  Pajares es un experto em migraciones climáticas y aborda em esta novela muy bien tramada el tema de la explotación del continente africano por grandes corporaciones y cómo eso nos afecta al común de los mortales. Os dejo la entrevista y como de costumbre, un enlace si queréis seguir leyendo más sobre El legado y su autor. 


  P.: Entre los personajes que mueven la trama de El legado tenemos, por una parte, a Tony Barcino y, por otra, a Arcadio Rosales. Aunque no llegarán a conocerse se me antojan que tienen más cosas en común que lo aparente: su “amor” por Pepa Rosales. ¿Es así?

  Inicialmente, esos dos personajes masculinos tienen pocas cosas en común, uno, Arcadio Rosales, es un científico de renombre mundial muy implicado en la lucha contra el cambio climático que ha estado ayudando a las grandes multinacionales a definir sus objetivos climáticos; mientras que el otro, Tony Barcino, es un hacker que procede de la mafia italiana. Pero, como usted señala, van a verse vinculados por Pepa Rosales. Ella es la que impulsa la investigación sobre el pasado de su padre  después de muerto, y establece una relación con Tony que, inicialmente, tiene mucho de sexo pero poco de amor. Es esto lo que va cambiando en la novela. A su vez, Tony Barcino llegará a comprender, al menos en parte, las reflexiones de Arcadio Rosales sobre lo que se hace y lo que no se hace en la lucha contra el cambio climático. Al final, la acción climática emerge como interés de Tony Barcino y eso es algo que acabará teniendo en común con Arcadio Rosales.

  P.: El legado está contada en contrapunto, con una narración en presente y pasado intercalada. Una trama con numerosos secretos, algunos personales. Ello me lleva a preguntarle, también un poco al hilo de su profesión, por la naturaleza humana y los secretos que solemos guardar y solo desvelamos a veces en la intimidad y, otras, cuando ya no estamos aquí, como sucede en su novela.

  Los secretos son parte indisociable de nuestro desarrollo humano y cultural. Nadie lo cuenta todo, ni siquiera a los seres más cercanos, porque el relato que hacemos de nosotros mismos ayuda a configurar cómo nos vemos. Explicamos las cosas de forma que podamos reforzar ese relato y, a menudo, de manera casi inconsciente, nos guardamos aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Pero, además, en la literatura los secretos son una de las fuentes que la alimentan. Cuando leemos un libro, vamos encontrando aspectos poco explicados que nos invitan a seguir leyendo para acabar de conocerlos al completo. Y, a menudo, los secretos personales solo son desvelados cuando profundizamos en la intimidad de los personajes. En esta novela lo que vamos descubriendo es quién fue Arcadio Rosales, qué evolución tuvo como persona y quién le influyó en esta transformación. Y descubriremos algo más íntimo: una historia de amor de la que ni siquiera su hija había sabido nada mientras él estaba con vida.

   P.: Como buena novela social, nos descubre gracias a los personajes realidades que muchas veces silencian los medios de comunicación. Háblenos de ese término llamado minería artesanal relacionado con niños y mujeres embarazadas.

  Si al mirar el teléfono móvil que llevamos en la mano viéramos todo lo que hay detrás de su proceso de fabricación, tendríamos que soltarlo porque nos abrasaría. En este caso, la novela se fija en la minería de los metales necesarios, no solo para los móviles, sino también para los ordenadores, las pantallas de televisión, etcétera. Hay dos metales tecnológicos de gran importancia, uno es el tantalio, que se obtiene de ese mineral al que llamamos coltán, y el otro es el cobalto. En ambos casos, el país que tiene las mayores reservas y la mayor producción es el Congo. Quienes acaban llevándose esos metales son las multinacionales mineras, pero quienes lo extraen del suelo son los congoleños y a menudo lo hacen en condiciones infrahumanas. Lo que se explica en la novela sobre la minería artesanal es real. Hay niños ganando miserias que extraen la tierra mineral para venderla en almacenes que luego se la venden a las multinacionales. Esto también lo hacen mujeres embarazadas, y lo resalto porque la minería del cobalto es extremadamente radioactiva. Tanto los niños como los fetos de las mujeres embarazadas se ven dañados por la radioactividad. En el Congo también hay minería industrial que realizan trabajadores con la maquinaria adecuada, pero la llamada minería artesanal sigue siendo importante.

  

  P.: Volvemos a Tony Barcino, en un momento de la novela comenta: ¡Gracias Google, por darnos my activity! Dado que aquel ha sido hacker, me surge la pregunta de si también hay alguna irónica alusión a cómo Google y otras corporaciones nos tienen “fichados” a lo largo de nuestra vida, como en un moderno Gran Hermano orwelliano. ¿Es así?

  Desde luego. El control que las grandes tecnológicas tienen sobre nosotros es brutal. En algunos aspectos saben más de nosotros que nosotros mismos. Y hacen negocio con ello: ahí están las ventas de datos que Facebook hizo para facilitar que Donal Trump y Bolsonaro ganaran las elecciones en sus respectivos países. Los avances en tecnologías de la información y en inteligencia artificial conducen a algo parecido a la distopía de Orwell, pero mientras en aquella el control sobre los ciudadanos era impuesto por un Estado totalitario, ahora es un control que consentimos en cada uno de los pasos que damos por internet. Nosotros damos el OK. 

  El ejemplo que sale en la novela, my activity, lo que supone es que Google conoce todos nuestros pasos; sabe donde vamos en cada momento. Y si sabe eso, también sabe si vamos al teatro o no, si frecuentamos centros comerciales o no, de modo que conoce nuestros gustos y nuestras aficiones. Pero, además, sabe con quiénes nos reunimos, y por tanto, sabe si nos juntamos con gente de derechas o de izquierdas, o sea que conoce nuestra tendencia política, o si asistimos a una iglesia o una mezquita, y con qué frecuencia lo hacemos, con lo que conoce nuestra postura religiosa. En fin, si nos paramos a pensar todo lo que puede saberse al conocer dónde vamos en cada momento, veremos que la lista es larga.

  P.: El amor, junto a la intriga y la denuncia social está también muy presente en esta novela. Me gustaría que nos hablase de esa parte romántica en El legado. Me ha llamado la atención una frase en la que un personaje reflexiona sobre si una semana completa de convivencia podría dar al traste con la relación que mantiene con otro personaje.

  En El legado hay dos historias de amor, pero son muy diferentes entre sí. Una es de amor profundo, y podemos hablar poco de esa historia sin hacer spoilers. De la otra podemos hablar más porque se inicia al principio de la novela, pero no es exactamente una historia de amor. Es más de sexo y de conveniencia; a ambos participantes les interesa relacionarse entre ellos por distintos motivos y también se atraen sexualmente. Pero esa relación de sexo va evolucionando, de modo que surgen algunas contradicciones. Creo que es lo normal en cualquier relación. Lo que ha señalado como dicho por un personaje es lo que surge cuando una relación basada en dormir juntos de tanto en tanto tiene que pasar de golpe a la convivencia. Eso crea muchas dudas que son las que van aflorando en la novela.


  Miguel Pajares (Palencia, 1950) es antropólogo social y presidente de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado. Su primera novela, Cautivas, publicada en el año 2013, fue finalista al Premio Nadal en su 68.ª edición y al premio a la mejor primera  novela de género negro en la Semana Negra de Gijón de 2014. El tema que en ella abordó fue la trata de mujeres. Con su segunda novela, La luz del estallido, continuó cultivando el género negro de denuncia social, adentrándose esta vez en el racismo más extremo. Ha escrito varios libros de ensayo y numerosos artículos. El primero de sus libros, La inmigración en España, se publicó en 1998, y después le siguieron otros ocho títulos, centrados en temas como la lucha contra el racismo, la inmigración, el asilo y los derechos humanos. En los veinticinco años que lleva trabajando sobre esos temas, ha sido asesor o miembro de distintas instituciones, como el Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, el Comité Económico y Social Europeo, o el Sistema de Observación Permanente de las Migraciones de la OCDE.

  El legado. Miguel Pajares. Alrevés editorial. 


  Continúa la entrevista aquí.