jueves, 9 de septiembre de 2021

Quemar libros. Richard Ovenden

Esta semana me gustaría recomendar este libro. Quemar libros (Crítica), de Richard Ovenden, es más que una obra de divulgación sobre parte de la historia de la destrucción deliberada del conocimiento atesorado en los libros. 

  Porque no solo habla de ellos, de las bibliotecas, sino de las personas que durante los últimos 3000 han luchado por preservar ese conocimiento y con él garantizar la supervivencia de nuestra civilización. Parecería extraño hablar de libros físicos ahora que el libro digital parece ganar la partida a aquel. O al pensar en la labor de digitalización de las obras impresas al punto de llegar a preguntarse por el futuro de las bibliotecas o cuándo desaparecerá el libro físico. 

  Pero Quemar libros sin dar fechas de ese agorero final sí nos revela en forma de viaje el sentido de las instituciones que atesoran libros.  Es un manifiesto sobre la vital importancia de las bibliotecas físicas son mucho más que almacenes de literatura. ¿Acaso no tienen la misión de conservar documentos legales como por ejemplo la Carta Magna? Al guardar registros censales ¿no defienden la ley y los derechos de los ciudadanos? 

 Quien se pregunte por el título de Quemar libros hallará rápidamente la respuesta. El fuego purificador a lo largo de los siglos ha servido para silenciar la palabra, los hechos mediante la memoria escrita. Ovenden comienza este viaje al pasado y presente de los libros narrando una quema de libros en la Alemania nazi en 1933. Pero no fue la única vez, como iremos descubriendo entre las páginas de Quemar libros.  

  En esta historia de historias Ovenden realiza un análisis por ejemplo de lo que realmente sucedió con la Biblioteca de Alejandría, las memorias de Lord Byron quemadas por el editor John Murray en nombre de la censura o el borrando tweets vergonzosos por parte de Donald Trump. Si Ovenden prologa su  Quemar libros con la escena en la avenida más importante de Berlín quiero traer como cierre una cita y un libro amigo. 

  «Donde se queman libros se terminan quemando también personas», del poeta Heinrich Heine, para no olvidarnos de quienes usan el fuego como silencio. Y al bombero literario más célebre de la literatura, en Fahrenheit 451, invitando a leerla a quienes la desconozcan, al evocar a las personas libros que esta obra de Bradbury nos recuerda también la importancia de la memoria y el conocimiento. 


  Richard Ovenden Se formó en la Universidad de Durham y en la Escuela Universitaria de Londres. Ha desempeñado distintos puestos en la Biblioteca de la Universidad de Durham, la Biblioteca de la Cámara de los Lores, la Biblioteca Nacional de Escocia y la Universidad de Edimburgo. En 2003 se trasladó a la Biblioteca Bodley en calidad de Conservador de Colecciones Especiales y en 2011 asumió el cargo de Bibliotecario Adjunto. Actualmente ocupa el cargo de alto ejecutivo de las Bibliotecas Bodleianas de la Universidad de Oxford. También es profesor asociado en Balliol College de Oxford así como miembro de la Sociedad de Anticuarios, de la Real Sociedad de las Artes y de la Sociedad Filosófica Estadounidense. En 2019 recibió la Orden del Imperio Británico. 

  Quemar libros. Richard Ovenden. Editorial Crítica. Trad: Silvia Furió.

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