Tras
doce horas de vuelo y cuarenta kilómetros en un taxi, me encuentro
en un salón del hotel Alvear de Buenos Aires. Juan Vicente Pérez Chorro, el autor de Cosecha del 45, me pidió que
la reunión se celebrará en esta ciudad y en este hotel y aquí
estoy, esperándole.
—Buenos
días, amigo Ginés, y muchas gracias por aceptar mi invitación.
Podemos empezar la entrevista cuando quieras.
—Buenos
días Juan.
—La
primera pregunta es inevitable y necesaria: ¿por qué siendo los dos
valencianos y residiendo en Valencia tenemos esta conversación a
doce mil kilómetros de casa?
—Porque
la ficción es, por supuesto, más interesante que la realidad.
—Este
año ha aparecido su segunda novela, “Cosecha del 45”. Tengo
entendido que aun siendo la segunda en realidad es anterior a
“Kandinsky como excusa”. Coméntenoslo.
—Cierto.
En el año 2016 terminé y publiqué una autobiografía con gran
profusión de datos, tanto personales como de familiares, amigos e
incluso conocidos. Así como fotografías y dibujos míos a color.
Hice imprimir solo veinticinco ejemplares que repartí a mi familia
y a unos pocos amigos. El libro ya tenía, también, parte de las
aventuras del protagonista.
—Estoy
en la duda de decir si “Cosecha del 45” es o no una novela de
espionaje. Al menos algo de intriga y de espías sí hay en ella. Para
no contar de más y caer en el spoiler, le dejo que nos cuente el
argumento a ese respecto.
—No
es una novela de espionaje. Tampoco una autobiografía. Es la
historia de sesenta años de vivencias de un personaje capaz de
representar varios papeles.
—¿Cuál
ha sido el mayor reto a la hora de tramar esta novela contada en
contrapunto con ese final tan enigmático?
—Han
sido dos los retos: no hacer caso a lo que los personajes me pedían
en cada capítulo para aumentar su protagonismo y huir de la
autocomplacencia.
—En
aquella primera novela, la de “Kandinsky como excusa”, el arte,
los cuadros tenían un peso específico en el argumento de las
peripecias del protagonista. En “Cosecha del 45” no ocurre así,
¿Cuál seria el elemento vertebral de esta segunda novela?
—El
hilo argumental no es ningún secreto. Dos agentes secretos del MI6
inglés tratando de encontrar el paradero de tres compañeros
desaparecidos en Argentina y, en caso de localizarlos con vida,
rescatarlos. Todo ello salpicado de pequeños, pero interesantes,
relatos personales.
—La
portada de “Kandinsky como excusa” y la de “Cosecha del 45”
tienen idéntica autoría. Es innegable que el arte de la pintura
está bien maridado con el de las letras por alguien que los vive
casi con igual intensidad. ¿Está de acuerdo?
—Claro,
las dos imágenes corresponden a cuadros míos de épocas distintas.
La pintura y la escritura tienen mucho en común; tienen ritmo,
tempo, color y calor.
—En
ambas novelas también encontramos a un personaje protagonista en primera
persona, ¿qué particularidad sobre el agente del servicio secreto
inglés que conoceremos en “Cosecha del 45” le definiría mejor?
—En
las primeras páginas se desvela algo sobre esta pregunta... Uno de
los protagonistas comenta que el Servicio de Inteligencia Secreta
Inglés busca agentes con un perfil gris, medio, que no destaquen, pero con gran capacidad de análisis, liderazgo, dotes de
comunicación y, yo añadiría, con vocación de servicio a la
sociedad.
—Y
puestos a buscar similitudes, vemos que también en “Cosecha del 45” hay un viaje al continente americano, a Argentina, para más
señas. Los paisajes y escenarios cobran un papel importante al hilo
de esa búsqueda que nos comentaba. Háblenos de la Argentina que encuentra el narrador
de su novela.
—Yo
no sé lo que el narrador ha ocultado sobre Argentina, habría que
preguntarle a él, pero por lo que cuenta en las páginas de esta
novela conoce bien el territorio y a sus habitantes. En pocas
pinceladas nos describe una urbe cosmopolita, inmensa por su densidad
demográfica así como cercana y cálida al retratar a sus gentes.
Unos paisaje infinitos y unos políticos corruptos. Le aconsejo que
al finalizar esta entrevista salga, sumérjase entre la gente. Entre
en los bares. Entable una conversación con un taxista o un camarero.
Visite un museo. La biblioteca nacional. Si cierra los ojos y no hace
caso al acento porteño, se encontrará como en casa.
—Seguro
que hay alguna anécdota jugosa que se habrá quedado en el tintero, al menos en la parte de crónica que vemos en esta novela. ¿Se
atreve a contárnosla?
—Hay
varias, pero me las guardo para la próxima novela. ¡Compréndame!
—En
la sinopsis leemos que hay gran parte de verdad en esta historia, que
se han modificado nombres, hechos y lugares. Sin duda, la frase que
quiero que nos comente es esa de que “la ficción es, por supuesto,
más interesante que la realidad”. Dado que la intriga narrativa va
de espías, ¿haber contado la verdad podría haber supuesto revelar
secretos y confidencias comprometedoras?
—Si
yo contara lo que he visto en tantos años de agente secreto, perjudicaría a personas y gobiernos. Mi compromiso con el MI6 me
obliga a callar para siempre…. y, además, la realidad no me
interesa.
—Una
pregunta directa al mantel y mesa puesta. ¿Veremos a alguno de sus
personajes protagonizar una segunda o tercera (según se mire)
entrega en algún restaurante de postín? ¿Nos querrá conquistar a
través de la vista, el misterio y del sentido del gusto habida
cuenta del derroche de platos y caldos que aparecen en ambas novelas?
—Yo
solo soy el autor. Si algún día intento la aventura de escribir
otra novela, no le quede la menor duda de que, conociendo al
protagonista, nos conduciría por esos bares y restaurantes por donde
desarrolla su trabajo. Como dice la canción…. Bares, qué lugares tan
buenos para conversar... ¿Hemos
terminado?
—Si,
se acabo el cuestionario, gracias.
—Pues
le invito a comer…. En este hotel está el mejor restaurante francés
de Buenos Aires…
Interesante entrevista. Me has presentado a este autor, que no conocía. Y me has dejado con ganas de leer los dos libros!
ResponderEliminarBesotes!!!
Anímate, un saludo agradecido.
EliminarImagino será tan interesante como la anterior y espero que sea un éxito. Voy a leerla ya. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias Ralph. Un saludo.
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