miércoles, 27 de julio de 2016

Eva García Sáenz de Urturi: «Cuando escribes no quieres que dejen la novela, a lo mejor no la retoman».



Esta entrevista es en parte una deuda literaria, por eso aprovecho estas fechas para saldarla. Entrevisté hace poco a Eva García Sáenz de Urturi de promoción por Valencia con su última novela. Hace dos años también coincidimos, en aquel caso de promoción con su novela ‘Pasaje a Tahití’ (Espasa, 2014). Siendo así, a continuación comparto la entrevista que me concedió por esta novela que, como digo, se presta ya desde el título a evocar lugares exóticos de veraneo, no en vano la historia alterna entre el Pacífico sur y Mallorca.

El argumento de esta novela nos plantea la historia de dos hermanos mallorquines y la hija de un cónsul inglés  que fundarán el imperio de las perlas cultivadas en el Tahití de 1890. Los hermanos son Bastian y Hugo Fortuny, que parten a Tahití en busca de una oportunidad después de perder su trabajo como sopladores de vidrio en su Mallorca natal. Durante la travesía conocen a Laia Kane, la hija de un cónsul inglés corrupto en Menorca al que han desterrado a la isla de la Polinesia. Un encuentro que marcará la vida de los hermanos Fortuny y de Laia para siempre.

Sobre el tema de los dramas familiares y las rencillas entre hermanos empiezo a preguntarle a Eva García, un tema recurrente y tan antiguo como Caín y Abel. 

Sí, no deja de ser un argumento universal, yo creo que siempre que ficcionas si te vas a las familias y a los dramas familiares siempre empatizas mucho más con el lector porque todo el mundo tiene familia y en todas las familias, como se dice, cuecen habas.
También es una forma de tejer  la premisa original de los protagonistas, si tú pones al principio un protagonista y un antagonista que son vecinos o que no se conocen nunca tendrán ese vínculo emocional que tienen los hermanos y demás, se intensifica mucho más la premisa dramática.

Precisamente de la estructura formal de la novela, casi a modo de diario también le pregunto; concretamente por esa alternancia de las voces protagonistas y en distintas épocas, como un collage frente al lector.

Sí, así es, quería que fuese ágil en el sentido de que si pones solo una voz narrativa todo es mucho más lineal y además costaría mucho más enganchar al lector a lo largo de una narración que fuese simplemente contada cronológicamente. Sin embargo, primero al alternar las voces, si alternas los puntos de vista, a cada escena le das al lector que puede verse o que puede tener varias lecturas.
Y también al alternar, en este caso 1890 y 1930, y una generación posterior, que es el hijo, que es Denís, yo creo que le das un poco más de profundidad y les vas viendo como familia, qué es lo que ocurre 40 años después con los hechos principales de la novela, cuáles son las consecuencias de lo que han hecho, de la primera aventura que ellos han tenido.

Vemos la cuidada parte histórica de esta novela, la importante labor documental, ya con la vida del pintor Paul Gauguin a la filoxera en España en 1887.

Importantísima, los personajes principales no existen, son totalmente inventados, pero quería que todo lo demás fuera real. Si sale Paul Gauguin, las escenas en las que sale y en las que está efectivamente es porque él estaba allí, si dice que tiene una cabaña en la orilla y está con Tejemana, que era su tercera mujer, era porque en aquella fecha era como estaba si hablo del gobernador Papinau era porque efectivamente estaba ahí, todo, toda la historia es real. 

Imagino que también la parte de los vidrieros que desde el Pacífico vinieron a Mallorca.

Todo, todo, todo. Por supuestísimo, todo lo que tiene que ver con la fundación de la empresa de Hugo Fortuny todo es exactamente igual. 

Incluso veo que ha incluido palabras autóctonas que leemos en cursiva.

Si, el tema del tahitiano, claro, imagínate encontrarte a alguien que te traduzca del tahitiano. Bueno, tuve suerte y lo tradujo la exministra de cultura de Papeete que ahora es profesora de la universidad de Papeete allí en Tahití, la máxima experta a nivel académico. Las veinte frases que hay las ha traducido ella al tahitiano con lo cual tenemos la cosa de que el tahitiano que aparece es académico. 

Cuidando todos los detalles.

Totalmente, si no, no hay coherencia; si no se nota, hay huecos.

Una de esas expresiones tahitianas es, aita peapea, sin fastidio, con tranquilidad, algo que sí que asociamos con los decorados exóticos de los mares del Sur de ‘Pasaje a Tahití’ tan distintos a nuestro ritmo de vida occidental, ¿deberíamos leer a lo aita peapea, su novela este verano?

Los lectores no lo están leyendo a lo aita peapea, lo están leyendo como se lee ahora que es en tres días y a grandes atracones que es como los lectores voraces  hacen, pero yo creo que podría leerse de las dos maneras. Se podría saborear, porque hay mucho detalle y hay mucho mimbre y quien quiera demorarse saboreando y viviendo la escena puede saborearla y quedarse en cada capítulo, y se puede leer como estamos diciendo, a la manera rápida, que te enganche y empieces uno y otro y otro y quieres saber lo que ocurre al final. También es uno de los objetivos cuando escribes, no quieres que lo dejen, la novela, si la dejan a lo mejor no la retoman, ahora tenemos todos tanta prisa, tanta ficción para consumir que cuidado, hay que escribir ahora de determinada manera.

Eso me suena, tengo amigos que si les gusta una novela que están leyendo al ver que faltan pocas páginas leen más despacio.

Sí, hay lectores que dicen es que no quería que acabase, lo van dejando cuatro o cinco días. 

Y eso que su novela es recia, es una novela ‘castellana’.

Eso me gusta, eso de castellana, tengo raíces castellanas, mi padre era zamorano y me mola que me digas eso, al él le hubiera gustado. Me alegro mucho. 

Lo digo además porque ahora llega el verano y hay quien va a la librería y ha de comprarse un libro y tiene que elegir entre toda la oferta que se le presenta, que es mucha y, hay quien -no sé si por la crisis o a lo aita peapea-, medita si escoger entre un libro más recio, con más páginas u otro que le va a durar menos si se va a gastar veinte o veintitantos euros. Los libros se compran por impulso. Luego están los que se llevan los libros en un reader, aunque yo soy más de libro en papel, es más sufrido, si se cae, sin batería, a la hora de prestarlo…

Sí, yo pienso igual como lectora. No sé si era Borges el que decía que el libro es un objeto perfecto para lo que es y para lo que sirve.

 Muchas gracias y mucha suerte, Eva.

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2 comentarios:

  1. Soy también de las que alarga los finales de los libros cuando éste me atrapa mucho y me da pena terminarlo. Esta autora lleva tiempo entre mis pendientes y tu estupenda entrevista me dice que ya es hora de quitarla de esa lista leyendo alguna de sus novelas. Y esta última, con esta ambientación y Gauguin de fondo, me atrae mucho.
    Besotes!!!

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    1. Hola Margari. Creo que lo hice alguna vez en mi juventud, con algún libro muy concreto. Ahora tengo tantos en esa lista de pendientes, esa torre de libros por leer que demorar es un lujo. Como creo que se desprende del encabezado de la entrevista, tengo pendiente subir la entrevista que le hice recientemente a Eva García, pero me temo que será ya en otoño. Gracias y, si no nos leemos antes, buen verano.

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