lunes, 31 de marzo de 2014

FRANCISCO NÚÑEZ ROLDÁN: «Los personajes femeninos son inevitablemente importantes en la historia y deben serlo en la literatura.»

Madrileño aunque reside en Andalucía, Núñez Roldán es catedrático de Inglés, traductor, autor de guías de viaje y artículos de historia. Es aficionado no solo a la historia, también al arte, a la música clásica y a la ornitología y a la arqueología, Tiene varias obras publicadas como ensayista además de diversas novelas como Cazar al cazador (2007), El legado del hereje (2008) o De Algeciras a Estambul (LV Premio Ateneo de Valladolid). Acaba de recibir el XVII Premio de Novela Ciudad de Badajoz con su obra Jaque al peón, por la que le pregunto en esta entrevista.

La novela histórica, ¿es una apuesta segura a la hora de que un autor diletante no se decida entre un tema de moda y algo menos comercial? ¿Goza de buena salud literaria?

La novela histórica ha estado en realidad siempre de moda. El pasado, mucho más investigable que el futuro, ha interesado a novelistas tan poco diletantes como Valle Inclán, Baroja, Flaubert, Robert Graves, Margarita Yourcenar o Stefan Zweig.  Homero ya hace relatos históricos, y lo son la mitad de las obras de Shakespeare y casi todas las de Racine.  Otra cosa es que ahora se haya acentuado esa línea y haya demasiadas novelas históricas poco fundamentadas, más livianas.

Francia e Inglaterra, en la época donde transcurre esta novela, temían al potencial de España; se habla de los períodos de nuestra historia por los reinados solemnes. ¿Era tan importante realmente tener un buen rey, una monarquía como la de Carlos V o Felipe II? ¿Por qué no hubo una revolución, cuando las cosas fueron mal, como sucedió en Francia?

Claro que era importante tener un buen rey en la época de la monarquía absoluta. Y más si éramos una potencia mundial. En España hubo ciertamente revueltas en tiempos de crisis, pero no había suficiente densidad social para organizar una revolución.  No teníamos una clase social con poder económico pero sin poder político, como ocurrió en Francia en el XVIII, o en Inglaterra en el XVII.

A veces miramos el pasado para darnos cuenta de lo bien que se vivía antes, o la talla de personas pretéritas, como por ejemplo don Cristóbal de Moura, ¿Ya no hay políticos como él?

No creo que en el pasado se viviera bien en absoluto. Puede parecerlo por las películas, pero no había higiene, medicinas, agua corriente y cosas sin las cuales no podríamos pasar hoy. Y en cuanto a personas pretéritas, solo el paso del tiempo coloca a la gente en su sitio. A Pericles lo echaron de Atenas por despilfarrador. Hoy nadie piensa en eso sino que admiran el Partenón y se habla de su  siglo. De todas formas, una época tiene generalmente derecho a ignorar al genio que vive en ella. Si no fuera así, toda la época, toda la gente de esa época serían también geniales. Seguramente nos sorprendería saber quién, dentro de cuatro siglos será conocido como el representante artístico, cultural o literario de nuestro tiempo.
Espero que no sea cierto algo que he leído, que “todo imperio está hecho de saquear al vecino”, y que nuestro glorioso imperio español, en la época de Jaque al peón, no se forjara de esta guisa, ¿o fue sí?
Todo Imperio, por el mero hecho de serlo, está en efecto construido sobre saquear al vecino.  Comenzando por el egipcio, el asirio, el romano, siguiendo por islámico, continuando por el nuestro, si se quiere, y terminando con el inglés, el portugués, el francés, el belga o el holandés. Pero el papanatismo hispano hace que nos avergoncemos del nuestro, cosa que ni se les pasa por la cabeza a los demás países europeos, y eso que algunos de ellos, mucho más racistas que el nuestro, se formaron cuando ya se habían descubierto los derechos del hombre.  La condición humana, por desgracia, no casa con el buenismo.

Háblenos de la importancia de los personajes femeninos de su novela, como estoy seguro que lo fueron en la historia, en su devenir histórico, más allá de la recientemente popularizada Isabel de Castilla; por ejemplo de Herminia o la amante de don Cristobal de Moura.

Los personajes femeninos son inevitablemente importantes en la historia y deben serlo en la literatura. Otra cosa es que la mayoría de las novelas las hayan escrito hombres y hayan soslayado esa importancia de la mujer. Personalmente, encuentro a los personajes femeninos más interesantes si cabe que los masculinos. Les veo un mayor espectro sentimental sin perder la racionalidad.

Sobre la hipocresía de la época se podría hablar largo y tendido, pero rescato una frase por si quiere comentarla. Una de Moura en la que reflexiona: ‘Sabía, a la postre, que aquella pretendida generosidad con quienes le rodeaban no era sino un egoísmo a largo plazo.’

La hipocresía, el disimulo, ha imperado e impera en toda la política en todas las épocas. Es un componente necesario, por desgracia, a lo que se ve. Respecto a la generosidad, en realidad creo que es en efecto un egoísmo inteligente, positivo, fructífero.  Lo que llamamos egoísmo sería el egoísmo estúpido, de poca altura. Ser bueno es en verdad un producto superior de la mente. El tonto nunca es bueno, es tonto. Para ser bueno hay que pensar, que elegir, que diferenciar.

Pregunta de trinchera y pica en Flandes, ya que me he acordado de los bufones del rey, expertos en captar el humor de quien los mantiene, como leo en la novela. Antes había bufones y ahora tenemos la televisión para entretener(nos) y distraer al vulgo. ¿Qué hubiera pagado un monarca como Felipe II por disponer de un ‘arma’ como los medios de comunicación actuales?

No recuerdo quién dijo que si Luis XVI hubiera tenido televisión no habría habido revolución francesa. Creo que es cierto. Un poder absoluto monopolizando un poder como el de la televisión es algo terrible. Véase si no Kim-Jong-Un, en Corea del Norte.

¿Qué le ha supuesto a usted, como escritor, y a su novela por otra parte, el haber obtenido el galardón en la categoría de Novela de los Premios Ciudad de Badajoz? ¿Se premia más al autor, a la obra o los premios literarios son como los pimientos de Padrón?, si me permite el apunte gastronómico.


No todos los premios literarios son iguales, por fortuna y por desgracia. Hay jurados limpios, otros menos limpios y otros que dan premios a figuras escogidas, por mayor que sea la bazofia que hayan escrito. El nombre hace mucho en esos premios, como es fácil de ver. En los más limpios se da el galardón a la obra. Quien lea la mía dirá si fue merecido o no.

Muchas gracias, Francisco, y mucha suerte.

Por Ginés J. Vera

jueves, 27 de marzo de 2014

BRINDIS, BROMAS, Y BRAMIDOS, de FERNANDO MOROTE

El escritor peruano Fernando Morote nos presenta, con unas ‘Palabras iniciales’, a modo de prólogo, Brindis, bromas y bramidos, una colección de relatos y microrrelatos.

Como bien apunta el propio Morote, los encontramos reunidos bajo distintos criterios ya que si unos resaltan la mentalidad social actual, más allá nos conmueven los que aluden al impulso dominante en algunas reacciones cotidianas, o aquellos que describen el rol del subconsciente ante estímulos reales o imaginarios…

Mayoritariamente encontramos una voz protagonista que narra, intima o se confiesa ante el lector, incidiendo en esos protagonistas que prefieren ser leales con sí mismos antes que complacer a los demás. Y cuando encontramos la individualidad, la soledad, alguien nos recuerda que ésta «es el remedio de los fuertes y la desesperación de los débiles».

Historias realistas con personajes muchas veces solitarios, otras ingenuos, en los que se percibe una filosofía vital en sus modos tanto como en sus decisiones y renuncias.

Destaco de la ambientación la patria de Morote, pues está muy presente Lima y Perú en estos relatos. «Este país parece una broma», alude el protagonista de ‘Enfermo que come no muere’, tal vez en un guiño al título; sí hay un brindis al inquebrantable espíritu de derrota, a esa «actitud triunfadora frente a las situaciones adversas.» (Sin pena no hay gloria).

También destaco el lenguaje gráfico, acaso como guiño al propio pensamiento del protagonista de ‘Zapatitos de charol’ donde nos advierte que sazonó así su relato del perro accidentado.

De entre las frases memorables de estas historias quizá me quede con la del protagonista de ‘Pájaros madrugadores’ cuando afirma que «Todo artista es el resultado de un sufrimiento existencial.», sin desmerecer -muy a propósito de esta humilde reseña a un libro de relatos y microrrelatos como Brindis, bromas y bramidos-, esa afirmación que comparto con el protagonista de ‘El alcohol despeja la mente’, «la locuacidad no ha sido nunca signo de sabiduría.» Brindo en serio por ello sin más bramidos por mi parte.

Fernando Morote (Piura, Perú; 1962) se graduó como abogado por la Universidad Nacional Federico Villarreal de Perú.
Autor de las novelas “Los quehaceres de un zángano” (2009) y “Polvos ilegales, agarres malditos” (2011), el poemario “Poesía Metal-Mecánica” (1994)  y el libro de relatos “Brindis, bromas y bramidos” (2013). Ha sido ganador del II Premio Internacional Sexto Continente de Relato Erótico (2010) y finalista del VII Premio Internacional Vivendia-Villiers de Relato (2012), ambos organizados por Ediciones Irreverentes de Madrid. La misma editorial ha incluido sus textos en las antologías “El sabor de tu piel” (2010),  “Microantología del Microrrelato II” (2010) y “Eros de Europa y América” (2011).

Es colaborador con el Periódico Irreverentes de Madrid y la revista Lima Gris, entre otras publicaciones, donde además escribe artículos sobre cine clásico. Reside actualmente en Nueva York.

Brindis bromas y bramidos, de Fernando Morote. 

Por Ginés J. Vera

lunes, 24 de marzo de 2014

PATRICIA RAMÍREZ: «Por ahora no se ha demostrado que ningún príncipe azul haya salido de los cuentos.»

A Patricia Ramírez la conocí en Valencia mientras promocionaba su segundo libro ‘Autoayúdate’. El primero ‘Entrénate para la vida’ se ha convertido en un best seller, y tras publicar ‘Por qué ELLOS sueñan con ser futbolistas y ELLAS princesas’ (Espasa, 2014), me concede una nueva entrevista. Doctora en Psicología por la Universidad de Granada es miembro del área de psicología deportiva del COPAO. Actualmente colabora con todo tipo de deportistas de élite, compaginando esta labor con la docencia.

 ‘Hablar más, no significa entenderse mejor’, ¿dónde cree que radica el problema de la comunicación entre ambos sexos?

La calidad de la comunicación no está en la cantidad. La calidad de la comunicación está en la capacidad para escuchar de forma sincera, saber qué necesita y qué está diciendo el otro, tratar de ponerte en su lugar, entender sus sentimientos, sus razones. Entender no significa claudicar, ceder y decir a todo que sí. Significa admitir que la otra persona piensa de forma diferente. Esto no es una batalla en la que haya que ganar, sino un foro en el que se comparten distintos puntos de vista, y en el caso de tener que tomar una decisión, negociar. Un punto importante para entenderse bien es BIENINTERPRETAR al otro. Las parejas que se llevan bien, no malinterpretan a su compañero de viaje.

Explíquenos brevemente eso de que ‘la mujer tiene un sexo muy cognitivo’.

La mujer no tiene un botón de ON y OFF en el terreno sexual. Necesita que le hablen, le hablen, seduzcan con palabras, con una buena risa. La mujer necesita recrearse en una atmósfera de seducción. No se excita con una simple imagen del objeto sexual, necesita mucha más parafernalia. Eso no quiere decir que alguna vez se excite muchísimo con “aquí te pillo aquí te mato” en el poyete de la cocina, pero lo habitual es que requiera de un ambiente y comunicación que propicien el deseo.

‘La mayoría de las mujeres dice necesitar de un hombre que piense desde el cerebro de una mujer’. ¿Esto es así, cómo se lleva a la práctica?

Es un comentario para explicar que las mujeres desean muchas veces que se les adivine sus necesidades, y el hombre, ni la mujer tampoco, tienen esa capacidad de adivinar. Nos parece romántico que el hombre sepa el comentario que necesitamos, el tipo de caricia y si tenemos ganas de sexo o no. Pero esto no funciona. Si deseas que colabore contigo en casa, dilo, si deseas que te haga lo que sea en la cama, dilo. Pensamos que debería salir de él, pero si no sale, hablar con cariño y pedir bien evita muchos conflictos.

‘Los individuos cambian si encuentran una motivación para hacerlo’, leo; también que quien no quiere cambiar, por más tiempo que esperemos probablemente no lo hará.

Exacto. Las personas cambiamos cuando nos interesa, cuando estamos motivados. Si la persona que está a tu lado no desea hacer lo que tú le pides, no lo hará, ya sea porque lo valores como algo injusto, como una exigencia fuera de lugar o porque no le apetezca. Las personas pueden modificar aspectos que no les supongan mucho esfuerzo (y esto va a depender de la escala de valores de cada uno), pero difícilmente lo harán con algo que sea relevante para ellos. Si te comprometes con alguien que se comporta o piensa de forma que rechazas, a pesar de lo ames mucho, desengáñate, no cambiará. No se convertirá en la persona que tú deseas, por mucho que te quiera. Si no puedes convivir o detestas según qué cosas, es más fácil encontrar a alguien distinto, que cambiar a la persona que tienes al lado.
Al leer lo de que ‘todo lo que se aprende jugando, se entiende, retiene y reproduce mejor’ he pensado en terapias de pareja lejos de los clásicos sillones o divanes, más en espacios lúdicos, en encuentros al aire libre. ¿Nos recomienda algún juego para momentos de desavenencia conyugal?

En el último capítulo del libro describo 15 ejercicios basados en el juego para fortalecer la comunicación y el deseo. Imagina un largo paseo, cogidos de la mano, a pesar de que no apetezca cogerse de la mano (porque cuando uno está enfadado ni apetecerse cogerse de la mano ni nada por el estilo). Un paseo en el que juguemos a contestar lo siguiente.
-   Lo más divertido de nuestra pareja es…
-   Lo más romántico que he vivido a tu lado ha sido…
-   Me siento querido/a cuando tú…
-   Si yo fuera la persona más linda del mundo, en este momento y para romper el mal rollito que tenemos, pondría de mi parte haciendo…

Lo principal en la pareja ¿diría que es aceptar que hombres y mujeres pensamos y actuamos de forma diferente para, a partir de aquí, buscar el consenso y la felicidad compartida?

Lo principal no lo sé, pero si aceptamos que somos diferentes, respetaremos las diferencias y haremos por entendernos. Perdemos mucho tiempo queriendo cambiar al otro, en su escala de valores, en su forma de pensar… y es una pérdida de tiempo. Si nos entendemos, nos respetamos, si nos respetamos haremos un esfuerzo por encajar y complementarnos con las diferencias de la otra persona, y dejaremos de invertir toda esa energía en el lugar equivocado. Las parejas que se respetan, se aman mejor.

Una de las conclusiones a las que he llegado tras leer ¿Por qué ELLOS sueñan con ser futbolistas y ELLAS princesas? es que parte de nuestros problemas de pareja se lo debemos a la televisión, el cine o la familia; a las falsas expectativas durante nuestra educación.

Las falsas expectativas. Pero esto nos ocurre en todos los ámbitos de la vida. Cuando tú deseas algo y desarrollas lo que esperas de esa situación o persona y lo que esperas no depende de ti, puede llevar a la frustración. Los cuentos y las películas nos transmiten una idea muy romántica y perfecta del amor, y no está mal, pero tenemos que ser conscientes que igual que Superman no vuela, todo lo que vemos y leemos no es cierto. Y que si queremos un príncipe azul, por ahora no se ha demostrado que ninguno haya salido de los cuentos. Existen hombres y mujeres maravillosos, con sus historias preciosas, pero en las que todos tenemos que poner de nuestra parte con comprensión y respeto para que sigan funcionando.

No era un tópico, por lo que leo, eso de que las mujeres tienen más memoria, nos reprochan más, sino que está científicamente demostrado: el hipocampo cerebral es ligeramente mayor que el de los hombres, ¿el tamaño importa?

Jajajaja, cuanto más te haga reír un hombre, menos te importa el tamaño. Y lo mismo ocurre en las mujeres. Si una mujer es divertida, comprensiva, comparte contigo tus aficiones y tu escala de valores, te da igual si tiene una talla 90 que una 100. No es el tamaño de la varita, sino la habilidad del mago.

Incluye en el libro tres decálogos concisos y directos, muy al gusto de quienes cuando vamos de compras no nos gusta, por ejemplo, pasarnos horas probándonos ropa.

Si, dar una serie de directrices hace que la gente tenga claro cómo actuar. Cuando iba a la Universidad había profesores con mucho conocimiento, pero con muy poca capacidad de transmitir sus ideas de forma clara. Salías de la clase pensando, ¿pero este hombre qué ha dicho, cómo me estudio esto? Me gusta trasmitir de forma sencilla y clara, y creo que para ello, enumerar, hacer listas o poner las cosas por pasos es una forma de hacerlo.

 Muchas gracias y mucha suerte, Patricia.

Por Ginés J. Vera

jueves, 20 de marzo de 2014

OLIVIA ARDEY: «Como no me gusta leer sagas, tampoco me apetece escribirlas.»

De nuevo vuelvo a coincidir con Olivia Ardey a quien ya entrevistase con su anterior novela. En esta ocasión, me concede esta entrevista tras publicar recientemente una nouvelle, Tú de menta y yo de fresa.  Una historia de amor y seducción entre los protagonistas y compañeros de trabajo: Belisa y Jaime.

Hablemos del título de tu última novela, ¿prefieres fresa, menta o fruta de la pasión?

La fresa y la menta pueden encerrar mucho erotismo. Me encanta que me preguntes por esta novela porque a mí me apasiona el género corto romántico y lamento mucho que en España sea casi imposible de publicar en papel. Gracias a Editorial GramNexo que ha apostado por ella, que triunfa en Estados Unidos, he podido ver publicada TÚ DE MENTA Y YO DE FRESA a la vez en Chile y España. Publicar en Iberoamérica ha sido un gran paso.

¿Cómo definirías en tres palabras a Belisa y a Jaime, protagonistas de Tú de menta y yo de fresa?

Mejor con cuatro: DE CARNE Y HUESO.

¿Consideras que el auge de ventas de la nueva novela RA (Romántica Adulta) es un fenómeno editorial ‘transitorio’ favorecido por las y los autores actuales?

No, en absoluto. Narrativa romántica hay, ha habido y habrá. Si se vende tanto es porque gusta. Hoy día las lectoras (y lectores, aunque menos) quieren novelas que les hagan sonreír, pasar un buen rato, viajar con la imaginación y olvidar los problemas. Necesitamos finales felices y eso es lo que hallamos en nuestros libros.

¿Qué parte de experiencias propias y/o ajenas hay en Tú de menta y yo de fresa frente a la de ficción y con qué escena o escenas te sientes especialmente motivada?

Coincido con Belisa en que también yo he sido alumna de un taller literario y en que la novela transcurre en dos escenarios muy míos: Valencia, la ciudad donde yo vivo (aunque en el texto nunca se cita) y Olocau del Rey, un pueblecito de la comarca de Els Ports de Castellón, que es de donde proviene mi familia materna. Esas escenas en la zona de Morella son las que más me gustan porque es el paisaje donde yo he pasado los veranos de mi infancia.

Me consta que tienes un buen número de lectoras fieles, pude comprobarlo en la Fira del Llibre de Valencia, pero ¿y ellos?, ¿también se te acercan a pedir autógrafos? ¿Qué te preguntan?

Sí, claro, ¡cosa que me hace más ilusión a mí que a ellas! Me preguntan de dónde saco el tiempo para escribir, cómo se me ocurren las historias, me preguntan siempre ‘¿cuándo el próximo libro?’. Yo siempre les digo, ‘¡dadme tiempo a escribirlos!’. Es maravilloso el contacto directo con las personas que nos leen, el mejor premio de esta aventura es escuchar: “No he pegado ojo porque no podía dejar el libro” o “¡He reído, he llorado, qué bien me lo he pasado con tu novela!”

Muchos escritores se encariñan de sus personajes hasta el punto de llevárselos a nuevos escenarios en otras novelas, ¿te ha pasado con Belisa y Jaime? ¿Los veremos en una próxima novela?
No, no lo creo. Como no me gusta leer sagas, tampoco me apetece escribirlas. Aunque tanto cariño les coges que es inevitable, a veces, querer saber qué fue de sus vidas. Mis novelas son todas autoconclusivas y, a pesar de ello, he vuelto a llevarme a Tarabán a los personajes de BÉSAME Y VENTE CONMIGO en DOCE CAMPANADAS Y UN BESO, pero como secundarios, porque los protagonistas de este ebook navideño son otros y muy especiales para mí también.
La única novela en la que siempre supe que habría un “y después” fue con DELICIAS Y SECRETOS EN MANHATTAN porque hay un personaje, Helen, al que le debo su propia historia. Creo que lo merece.

Háblanos de Valencia como escenario de Tú de menta y yo de fresa, como  escenario de un idilio romántico. ¿Cuáles son tus lugares clásicos y modernos favoritos, dónde nos recomiendas ver un amanecer o una puesta de sol?

Amanecer hay que verlo en el mar, cualquiera de nuestras playas ofrece un espectáculo único. El ocaso, en eso somos unos privilegiados, en una barca en la Albufera. Qué maravilla ver esconderse el sol, con el agua teñida de azul y naranja entre garzas y cañaveral. Pero como soy urbanita convencida, veo muy romántico el centro de la ciudad, por ejemplo una terracita con encanto en la Plaza de San Jaime o la Plaza del Negrito. O un café-librería con encanto como los que hay en Ruzafa, me parece un sitio precioso para empezar una historia de amor.

Hombres y mujeres pensamos y sentimos de forma diferente, no es un tópico, lo dicen incluso los científicos; leo de Jaime: ‘Por muchos años que pasaran jamás olvidaría a la mujer que le regaló la situación más erótica de su vida.’ ¿Crees que los hombres retenemos más una buena experiencia sexual y las mujeres una más romántica, o es otro tópico?

Es un topicazo. Cada cual es como es, no estamos hechos en serie. Ni todas las mujeres deseamos  lo mismo, ni todos los hombres respondéis al mismo estímulo. Yo creo que los hombres guardáis en la retina y las mujeres conservamos en el oído, pero es una opinión personal. Aún nos quedan gusto, tacto y olfato, fíjate qué montón de posibilidades…

Muchas gracias y mucha suerte, Olivia.


Por Ginés J. Vera

lunes, 17 de marzo de 2014

RAMÓN ALCARAZ: «Las grandes editoriales prefieren un nombre que suene, da igual el contenido del libro.»

Ramón Alcaraz reside en Madrid aunque es natural de Cartagena (Murcia). Dirige actualmente el taller literario ‘El desván de la memoria’, compaginándolo con la redacción y corrección de textos para diversos medios, empresas y autores, además de colaborar en diversos proyectos para el desarrollo de guiones para series de televisión. En esta entrevista le pregunto por su labor como editor de El desván de la memoria.

¿Cómo y cuándo surge la idea de crear la editorial El desván de la memoria?

La editorial nació hace 3 años a partir del taller de escritura del mismo nombre, que se inició  en 2002. Fue una forma de “premiar” el trabajo y esfuerzo de los alumnos durante tantos años, y también para abrir el camino de la publicación a nuevos autores, posibilitar que accedan a la edición en un mundo que es complicado y difícil para los comienzan.

El lema de la editorial es Editamos sueños. ¿Qué tiene en cuenta a la hora de decidirse por un manuscrito, para publicarlo, de entre todos los que le llegan periódicamente?

Algo tan sencillo como que el libro me guste, da igual por el motivo que sea: por original, novedoso, intrigante, emotivo, curioso, intrigante…; en definitiva, que lo considere especial.

Una vez publicado, un factor importante para llegar a un buen número de lectores es la distribución, háblenos de ello desde El desván de la memoria.

Con la distribución en papel he tenido y tengo un gran problema, igual que el resto de las pequeñas editoras y en general la gran mayoría de las que empiezan. Me puse en contacto con todas las distribuidoras nacionales (son muy pocas, y poseen el control absoluto del mercado). Todas me dieron respuesta negativa, porque solo les interesa que se les presenten autores ya con nombre, famosos…, y no les interesa tomarse la molestia siquiera de ver lo que contienen los libros. Les da igual la calidad o el contenido, lo que buscan es rentabilidad segura y rápida. Por suerte, internet es una nueva vía de comunicación que permite saltarnos lo que antes era indispensable. Ahora es posible que los lectores pidan los libros a la editorial a través de su web o que las editoriales tratemos directamente con las librerías. Eso en lo que se refiere al papel; en el libro digital no hay fronteras en ese sentido, los libros electrónicos pueden llegar a todos los lectores y a cualquier lugar del mundo.

Algunos escritores diletantes sueñan con ser llamados por una gran editorial, no solo por el prestigio sino por la distribución y la promoción, tanto de la obra como del autor. ¿La comercialización debe ser un compromiso entre ambos, entre el autor y la editorial en cualquier caso y con El desván de la memoria en especial?

El compromiso del autor es fundamental. Como he dicho, internet ha cambiado por completo todos los cauces de distribución, difusión y publicidad de los libros, y eso permite a un escritor acceder con más facilidad a la publicación. Pero al mismo tiempo exige tiempo, dedicación y esfuerzo para darse a conocer. Lo más importante para mí en el mundo editorial es que no hay fórmulas de éxito para un libro; al final son los lectores los que deciden si un libro gusta y funciona, es el boca a boca de siempre. Ahora mismo, un autor o una editorial pequeña puede generar tantos lectores como una gran editorial invirtiendo mucho dinero en campañas. Yo solo les pido a mis autores que trabajen bien sus libros, sin pensar en todo ese mundo que es extraliterario; lo importante es la calidad, que el libro sea bueno, porque eso será la base de cualquier posible éxito.  

¿Qué opinión le merecen los nuevos formatos de edición y lectura digital, los libros descargables, frente a las ediciones tradicionales impresas?

Es innegable que los nuevos formatos son una realidad, quien sea ajeno a esto y quiera “aferrarse” al papel, se equivoca. Son dos mundos que yo creo van a coexistir sin problema, no son enemigos ni son incompatibles, al contrario.

La piratería digital es otro tema del que me gustaría saber su opinión, pues hasta los grandes autores, los que viven de las ventas de libros, se quejan del daño que supone ese concepto, quizá no bien entendido, de cultura libre y gratuita.

La piratería es un mal alimentado por tres frentes; por un lado quien piratea, por otro lado quienes descargan ilegalmente y por último unas leyes y estamentos políticos que no atajan el problema desde su origen. Es también una cuestión ética, de conciencia personal y de dar su valor a los creativos y a los artistas. Hemos de ser conscientes de que un valor cultural supone un enriquecimiento personal que debemos sustentar pagando a los autores por su trabajo. Efectivamente, no hemos de malinterpretar el concepto “libre y gratuito”, porque es necesario que haya gente que trabaje y dedique su tiempo para que exista aquello que nos entretiene, nos divierte o nos beneficia intelectualmente. No solo hablamos de propiedad intelectual, sino de todo un mundo laboral en torno a las actividades y creaciones artísticas.

Ha habido mucho rio revuelto con los conceptos primero de la coedición y actualmente de la autoedición. ¿Cómo ve esta problemática de los autores que quieren ver su libro publicado a toda costa desde El desván de la memoria?

Yo siempre digo que el problema en el mundo editorial es que en él encontramos dos tipos de personas, las que aman la literatura y los libros y las que están por puro negocio. Yo veo bien que un autor autoedite o coedite, si con ello va a dar a conocer su libro y puede abrirse puertas a seguir escribiendo y contar con más lectores. El problema viene cuando esas autoediciones o coediciones (que a veces son autoediciones encubiertas) suponen unos costes excesivos, con obligaciones para el autor en cuanto a la venta de un número de libros o haciéndole creer que su obra va a estar en los escaparates de las grandes librerías. Hay que tener cuidado y alejarse de falsas promesas pagadas a precios muy elevados. Yo aconsejo  reunir toda la información posible, comparar costes y condiciones y decidir.
Según las estadísticas España es uno de los países de la UE que más libros edita, pero en los que menos se lee y menos se ‘entiende’ lo que se lee. ¿A qué cree que es debido y qué puede hacerse para estimular los hábitos de lectura?
Esa es una cuestión educacional. Leer sabemos todos, pero interpretar y dar razón a lo leído es otra cosa. Esto nos lo han de enseñar desde pequeños, aunque quizá también sea un problema del ritmo vertiginoso en el que vivimos: corremos para todo, vivimos sin tiempo, ingerimos comida rápida, nos estresamos por todo…; no pensamos que es mejor hacer poco y bien que mucho y mal. Kant decía que los verdaderos enemigos de los libros no son los que no leen, sino los que los devoran sin sacarles su sentido.

A menudo vemos en las mesas de las librerías fenómenos superventas oportunistas, desde los vampiros a la Guerra Civil, pasando por el thriller nórdico o la novela erótica. ¿Qué opina de estas modas, son alentadas por las editoriales? ¿Debemos celebrarlas por efectistas si consiguen que gente que no suele leer se acerque a los libros?

Las grandes editoriales no arriesgan, porque quieren rentabilidad y para ello quieren ir sobre seguro. Por eso se lo ponen tan complicado a los autores noveles; prefieren un nombre que suene, da igual el contenido del libro, incluso aunque sean famosos de televisión y no escritores. Lo mismo pasa con los temas de moda. De pronto un libro sobre vampiros es un éxito y todas las editoriales buscan historias similares, quitan los libros que había en los escaparates e inundan con el nuevo tema de moda, y así hasta el próximo “boom”. Yo no me opongo a que la gente lea lo que quiera, los lectores no son tontos y hemos de respetar si lo que quieren a veces es solo una lectura de evasión. No podemos quejarnos al mismo tiempo de que no se lee y de que se lee mucho y malo. Entre no leer y leer, es mejor que se lea; con el tiempo uno se va teniendo más criterio y volviéndose más selectivo.

Siento curiosidad por algo que he leído, llamado “generación blogger” de escritores.

El fenómeno de los blogs nació hace unos años como un espacio personal y un medio de expresión y forma de compartir experiencias, actividades, aficiones… Fue interesante porque daba visibilidad a lo que se escribía y además permitía recibir opiniones y retroalimentarse de los lectores. También era una forma de mantener una disciplina y de ser constante, además de ir creando círculos de personas en torno a temas, propuestas y grupos. Yo lo considero el germen de lo que luego generó el movimiento de redes sociales como Facebook y Twitter, más dinámicos. Volvemos a lo que decía antes, internet ha “revolucionado” las formas de distribución y difusión de los escritores, y todo esto es una prueba de ello.

También, que no se me olvide, me interesa especialmente su trato particular con los autores, las primeras obras, la generosidad indudable en la labor que desempeña.

Es importante pensar que yo, antes que editor, he sido (y soy) profesor y cuido especialmente a los autores, porque mi prioridad es su formación literaria y que trabajen buenas obras, con honestidad. Solo soy alguien que les posibilita la entrada a un mundo tan complejo como fascinante, en el que han de perseverar sin dejar de intentar pasarlo bien.

Algún consejo o recomendación para los lectores que se hayan interesado por saber más de El desván de la memoria.

Este es un proyecto que se inicia desde la literatura y que su editorial es apenas una parte del intenso trabajo que se ha desarrollado durante muchos años. Ya se oye hablar de una Generación del Desván, con autores que se van consolidando y que incluso publican con grandes editoriales, mientras otros se inician en su primera publicación. Lo que yo pido a los lectores es que no olviden la labor de las pequeñas editoras y que se interesen por sus libros; que piensen que muchos autores que luego son conocidos han publicado por primera vez en ellas, porque  apuestan por la calidad de los contenidos, no por intereses ni por modas.
Muchas gracias y mucha suerte, Ramón.
Enlace a la editorial El desván de la memoria.


Por Ginés J. Vera.

lunes, 10 de marzo de 2014

MILA MARTÍNEZ: «Los mayores misterios son los que bullen en el interior de los personajes.»

Entrevisto a la escritora Mila Martínez en el mítico Bibliocafé de Valencia. Tuve la oportunidad de entrevistarla anteriormente, agradecido, tras leer su exitosa primera novela “No voy a disculparme”. La reseña de su primera novela podéis consultarla en este blog.
Tras aquella novela le que siguieron “Tras la pared” y “Autorretrato con mar al fondo”. En su blog Beso de Luna, Mila Martinez pretende mantener vivos a los personajes de la serie haciéndolos interactuar con la propia autora. En esta ocasión la entrevista gira en torno a su cuarta novela, “La daga fenicia” que ha obtenido el VIII Premio Fundación Arena de Narrativa LGTBQ (anterior Premio Terenci Moix).

¿Qué le llevó a estos dos enclaves, Albarracín y Sos del Rey Católico, a la hora de situar geográficamente parte de la novela?

Tuve muy claro desde el principio que quería situar parte de la acción en Albarracín porque es un lugar que adoro, que conozco muy bien y al que voy con asiduidad. Además allí se respira esa carga histórica, medieval, al igual que en Sos del Rey Católico, que te lleva a pensar que en sus dominios puede suceder cualquier cosa. Sos del Rey Católico, aunque parezca extraño, no lo conozco. Me documenté sobre esa localidad maravillosa porque estaba buscando una cripta y la de la Iglesia de Santa María del Perdón es espectacular y sirve muy bien a los fines de la novela.

Me ha sacado una sonrisa una frase de Patricia, esa en la que se alegra de que no había necesidad de convertirse en vampiros, ‘aunque algo de vampírico si que tenía el asunto’. Es un buen matiz.

No es tan cruento, pero podemos pensar que el tema vampírico tampoco está tan alejado de lo que ocurre aquí, por lo menos en lo que concierne a la dependencia.

¿Qué puede contarnos de Eterna sin desvelar en exceso el argumento de La daga fenicia?
Eterna es una ciudad con una apariencia perfecta que encierra unas ataduras obvias y otras que ni se imaginan. Era la excusa perfecta para hablar de la libertad y las renuncias. Tiene suficientes atractivos como para que alguien pueda volverse loco por vivir allí, y algunos inconvenientes que obligarían a muchas personas a mantenerse lejos de sus confines. La opción que yo he elegido creo que es evidente.

Iduna, en un momento de la relación, se plantea que no ha sido capaz de mentirle a Patricia ‘ni siquiera de decirle una verdad a medias.’ Esta es una novela en la que hay muchos misterios, y secretos, no solo alrededor de los personajes, también en su interior.

En efecto, los mayores misterios son los que bullen en el interior de los personajes. Cada cual lleva sus debilidades e inseguridades a cuestas a lo largo del tiempo. Hay quien sabe superarlas y hay quien no.

‘La inmortalidad puede convertirse en un peso excesivo’ (…). ‘Encierra una gran responsabilidad’…, obligaciones y renuncias dolorosas’. Creo que es una frase vital en esta novela.

Efectivamente, creo que estas afirmaciones forman el núcleo de lo que trata la novela, son lo que precisamente busco que la gente se plantee al leerla, además de algunas otras cuestiones.

Los celos también están muy presentes en la novela, ¿verdad?

En efecto, pienso que es una enfermedad demasiado extendida que corroe la relación hasta aniquilarla. Lo que intento comunicar es que son producto de la propia inseguridad, por lo que deberíamos cuidar nuestra estima y saber en cada momento lo que valemos y dónde nos encontramos. Y, sobre todo, ante cualquier duda con la pareja lo único factible es hablar y despejarla para siempre.

Háblenos de otro concepto que se trasluce en la novela, la belleza de la imperfección, sobre todo desde la óptica femenina. Tomo una frase de Iduna al afirmar: ‘El contacto con una mujer madura es algo incomparable que se echa de menos’.

Pienso que en nuestra sociedad actual nos hemos dejado seducir de una forma desmedida por la apariencia externa, por la belleza de la juventud como un bien supremo, de forma que muchas personas llegan a esclavizarse en su búsqueda de la perfección, consiguiendo precisamente todo lo contrario de lo que pretendían, esto es, acabando por ser totalmente infelices. Yo reivindico aquí el amor por esos detalles no tan perfectos que hacen especiales a las personas: una curva aquí, una arruga allá, unas canas bien distribuidas, el encanto intrínseco que aporta la madurez. En ello sí está la perfección, en ese equilibrio natural que te obliga a desprenderte poco a poco de la juventud física al tiempo que te hace crecer en sabiduría.

Coménteme la distancia que separa la promiscuidad del amor al hilo de esta frase: ‘La promiscuidad impuesta era la mejor forma de exorcizar el peligro de caer en las garras del amor.’

Hoy en día hay tantos modelos de pareja y de relaciones que es muy difícil concretar esa distancia. Creo que cada uno pone el límite en el propio pacto que establece con la otra persona. En mi concepción personal de la pareja el amor conlleva fidelidad, por lo que estaría alejado de la idea de promiscuidad. En el caso de Iduna, si es lo que me estás preguntando, esa promiscuidad la impone como un escudo para defenderse del amor, porque a lo largo de su vida la entrega a una sola persona le ha hecho daño y no quiere volver a arriesgarse a sentir ese dolor.

 ‘Con la voluntad y los medios necesarios conseguimos hacer real lo increíble.’ Toda una declaración de principios.

Así lo pienso. La voluntad mueve montañas, en este caso reales. Y si además disponemos de medios adecuados y suficientes para ello…

El amor es una clase de atadura que solo conlleva sufrimiento, argumenta Iduna. Qué trágico, ¿no le parece?

Es así como ella lo percibe. Como ya he dicho antes, es consecuencia de una experiencia de su pasado que no ha sabido cicatrizar. Todo se origina en su incapacidad para superar aquello y volver a arriesgarse. Puede tener muchos años vividos pero también muy poco aprendizaje en ese sentido. Lo que me lleva a defender que una vida larga o indefinida solo tendría sentido si existiera un crecimiento interior, una madurez paralela.

¿Quien controle el tiempo, el dinero y la información, como leo en la novela, puede controlar el mundo?

Tristemente sí, sobre todo en el caso de la información. Este mundo está constituido por una gran masa fácilmente manipulable. Creo que esto es un hecho probado y que conste que yo me incluyo. No creo que haya nadie que se libre de cierta manipulación proveniente de quien ostenta la información y que puede ocultarla, transformarla y transmitirla del modo que crea conveniente en aras de lo que pretenda conseguir.

¿Cómo se le ocurrió lo del sweetball? Me ha recordado ligeramente a otro juego inventado por J. K. Rowlling y uno practicado por los aztecas.

Dado el estado hormonal que circula por Eterna, busqué un espectáculo que fuera divertido pero sobre todo sensual. El hecho de que sea “escurridizo” creo que aporta su granito de arena en ese sentido.

No podían faltar ni el Beso de Luna ni el grupo de personajes que ya aparecieran en sus novelas anteriores, en la contraportada leemos que es la cuarta entrega de una serie, aunque se lee como una obra autoconclusiva.

Siempre intento dar continuidad a unos personajes a los que amo y viven conmigo. En este caso, algún personaje anterior, como puede ser Alejandra, resulta  vital para el desarrollo de la trama.

¿Nos relajamos con la banda sonora de La daga fenicia? Tainted Love (Karen Souza); Happy (Tracy Chapman); Roads (Portishead); The Cure (Jordin Sparks); Forever Youg (Laura Branigan); Straight to number one (Touch and Go); y un guiño a Ara Malikian y al tango’ Malena’.

¡Y no te olvides de la invocación a la Diosa! Ese mantra que se te mete en los huesos…

Muchas gracias y mucha suerte, Mila.

Por Ginés J. Vera.

lunes, 3 de marzo de 2014

GASPAR HERNÁNDEZ: «Hay un miedo al futuro, que es como yo defino la ansiedad.»

Me entrevisto en un hotel diferente al habitual para estas lides, igual de céntrico, con Gaspar Hernández (Girona, 1971), escritor y periodista. En 2009 resultó ganador del Premio Josep Pla por su novela ‘El silencio’, convirtiéndose en el libro de ficción más vendido en Cataluña ese año. Actualmente dirige y presenta el programa L’ofici de viure (El oficio de vivir) en Catalunya Ràdio y acaba de publicar su segunda novela, La terapeuta (Planeta, 2014), en la que el protagonista presencia un crimen y, para superarlo, recurre a una terapeuta.

 ‘Los hombres inteligentes son los que siempre se mueven en el borde del abismo.’ cita del libro, muy teatral.

Eso viene de Scott Fitgerald, que es un autor que me gusta mucho. Y esa frase es un homenaje, como otros muchos homenajes de la novela, a los personajes de Scott Fitgerald; porque son hombres inteligentes, son hombres que se mueven al borde del abismo, porque son hombres que, como decía Gil de Biedma, con menos inteligencia hubieran sido más felices. “Suave es la noche”, he estado buscando y, que yo sepa, no se ha llevado al teatro. Es una novela con muchos personajes que me encantó. Viene a ser la otra parte, la otra cara de la moneda de La terapeuta. Salvando las infinitas distancias los personajes de Scott Fitgerald son libres, tienen esa alegría por vivir a pesar de que están al borde del abismo, van todos al abismo con seriedad y tranquilidad y sin ningún problema. En cambio Héctor Amat va con demasiado seny porque es demasiado correcto, encarna un poco el ‘seny’ catalán: hombre moderado, que quiere hacer las cosas bien, tan bien que acaba sufriendo ansiedad. A él le gustaría tener más pausa, que sería el otro extremo, dejarse llevar como se dejan llevar los personajes del abismo de Scott Fitgerald.

Al protagonista, a Héctor Amat, ‘le desagrada el proceso industrial de las series televisivas, se hacen como salchichas’. Y yo le pregunto, ¿y los libros, también se escriben como salchichas?

El punto de vista de hacerse como salchichas seguramente lo podríamos aplicar a muchas cosas. Yo conozco bien el mundo de la psicología y el del teatro, es una limitación mía, me gustaría saber más sobre el futbol, o sobre el Barça. Me gustaría entenderlo, pero no entiendo nada del Barça, del futbol; el teatro si lo conozco bien, y he visto que los actores que se consideran de teatro, de teatro en mayúsculas, siempre creen que el teatro es un arte más puro que los seriales. Aunque primero, no se atreven a decirlo; segundo, cada mas están viviendo de los seriales; y tercero, cada vez les gusta más también porque se sienten cómodos, son trabajos más estables que el del teatro, les permite representar más teatro. Yo creo estos años, han sido de los peores para el teatro en Cataluña y en España, y se están haciendo obras minimalistas porque no hay presupuestos, por lo que tiene mucho merito el sector, por lo que está aguantando.

Leo también en la novela: ‘Todo el mundo relacionaba la ansiedad con personas nerviosas.’

Yo también, hasta que he ido aprendiendo. Esto me lo dijo una doctora en psicología, que todos somos ansiosos y no necesariamente por ser nerviosos somos ansiosos, y no necesariamente los tranquilos tenemos que no ser ansiosos; hay gente muy nerviosa que es tranquila. La ansiedad es otra cosa, yo la defino como un estado, como un mal, es una alarma que nos ha permitido sobrevivir. Rompo una lanza también a favor de la ansiedad, no tiene que ser negativa, el problema es que en nuestra sociedad se dispara durante veinticuatro horas, semanas y meses, y eso tiene unas consecuencias físicas. Hace unos años hablábamos más de nervios, de estrés. Oí que la palabra que define nuestra época y las caras que vemos en las grandes ciudades es ansiedad. De hecho la novela inicialmente trabajaba con el título provisional de ‘ansiedad’.

¿De dónde surgió la idea de escribir La terapeuta?

De ver a mucha gente ansiosa, gente que lo está pasando mal, y ver que los medios de comunicación –y me incluyo– solo hablamos de algunas consecuencias de la crisis; hablamos del miedo, pero no hablamos del miedo subterráneo que subyace de todo lo que estamos viendo: recortes, despidos, etc. Hay un miedo al futuro, que es como yo defino la ansiedad, y surge un poco esta idea, que se va concretando en la historia de un actor que tiene ansiedad. No es una novela lúgubre o triste. El personaje el protagonista empieza a tener otro tipo de miedo, que es el miedo que tienen los ansiosos cuando sufren miedo del miedo. Y esa ansiedad del protagonista lleva a otras ansiedades. Es un actor inseguro, y la historia de este actor inseguro, un hombre vulnerable, un hombre normal y corriente me lleva a las otras historias.

Eugenia Llort, la otra gran protagonista de su novela, hace ‘lo que tantas veces ha recomendado a sus pacientes: escribir. En tercera persona, para conseguir cierta distancia.’ Que es como está escrita esta novela, por cierto.

Sí, porque son dos terceras personas: una del protagonista, la del actor, y otra que presenta quién está escribiendo su texto, y lo que ve el lector son dos textos escritos en tercera persona. Empecé a escribir La terapeuta con la primera persona y no funcionaba. Creo que fue la propia novela la que manda, la que dice como tiene que ser escrita. Al final lo que importa es si la novela funciona.
Héctor Amat está en contra de la primera persona porque la encuentra demasiado en el ‘yo’ y él se siente cómodo en la tercera persona.
Me gustaría añadir algo más, a veces sí recomiendo a la gente que lo esté pasando mal con algo, escribir; creo que la escritura es terapéutica, también la buena literatura es terapéutica. El arte es terapéutico, pero a veces alguien me dice ¿qué puedo hacer para conocerme un poco a mí mismo? Entonces yo le recomiendo escribir, no para publicar, pero si escribir un diario, llevar un diario. Yo creo que un diario es la mejor forma de conocerse y saber como somos, como éramos ayer.

También me ha llamado la atención esta otra frase: ‘Hoy en día poca gente escucha, las mentes están sobrecargadas de estímulos’, ¿es cierto?

Sí, sin duda. De hecho es una de las frases clave de la novela porque el protagonista quiere tener higiene mental y para ello desconecta de pantallitas, Smartphones, internet, etc., y a partir de ahí tiene bastantes problemas, pero inicialmente lo que dice, en efecto, es que nuestras mentes tienen poco espacio. Nosotros damos mucha importancia a lo que nos metemos en el cuerpo, pero no damos tanta importancia a lo que nos metemos en la mente, y nos dejamos meter de rodo. Tenemos cada día sesenta mil pensamientos, muchos de ellos son, como si dijésemos, contaminación ambiental; nos dejamos meter casi cualquier cosa por las pantallitas y muchas veces es información toxica, contenido toxico, muchas veces son palabras o imágenes que nos inducen a tener miedo. Este miedo es el que al final forma parte de esta ansiedad colectiva. El protagonista tiene un ayuno de noticias, como lo llama, y no escucha ni ve noticias, sobre todo noticias toxicas. Yo lo he llevado a un extremo y no consume nada.

Precisamente recuerdo haber leído eso de que ‘El ayuno de noticias había acabado siendo una cuestión de salud mental’ y se menciona el caso de Umberto Eco.

Sí, damos importancia a lo del cuerpo pero no a la mente, estamos sobreestimulados. Estamos enganchados a las pantallitas porque unos señores de Silicon Valley decidieron que había negocio con esto y todos estamos muy contentos, pero esto altera nuestros biorritmos, somos adictos también a ellos; estamos aquí como enganchados, enganchados al enganche que provoca las pantallitas. Umberto Eco, también lo cito, dijo que cuando se murió su padre no tenia teléfono y tardo 24 horas en enterarse, y él explicaba: ‘¿Y hubiese cambiado algo si me hubiera enterado antes? No, no hubiera cambiado nada importante.’ Esta reflexión nos sería útil para la vida en general, si es importante todo, y todo tiene que ser tan urgente.

 Muchas gracias y mucha suerte, Gaspar.

Por Ginés J. Vera