martes, 26 de julio de 2022

El síndrome Wanderlust. VV. AA.

Esta semana os quiero recomendar un libro muy veraniego, El síndrome Wanderlust (Anaya Touring). Reúne once relatos de otros tantos autoras y autores referentes de la narrativa contemporánea española. 

  Vienen prologados a su vez por el sensacional viajero y narrador Pepo Paz Saz, reseñé un libro suyo, Un país de novela en este blog. Once relatos en los que viajar está muy presente, al igual que la necesidad de contar. Sobre todo en aquellos relatos en los que las y los protagonistas les dan voz a sus historias. Otras, en cambio, son narradas desde una voz ajena, como situándonos en un privilegiado lugar para contemplar desde allí las vicisitudes de sus personajes. 

  El avión y el barco son dos de los medios de transporte  estrella de estos relatos, pero también nos subiremos a coches y barcos, por ejemplo. Dos relatos giran en torno a la isla europea de Islandia. Dos miradas distintas, la de Care Santos en Círculo Polar Ártico y la de Sergi Bellver con su Islandia. Sobrevolamos a gran altura con Das Kapital, de David Roas, y con El dado en la llaga, de Carmen R. Pinos. Nuestro líquido elemento, el mar, en realidad, es el escenario propicio para las historias que nos traen Luisa Castro en Los ojos del mar; José Ovejero, en Mujeres que viajan solas, o Carlos Jiménez Arribas en El viaje de Joäo. Por tierra, por carretera, nos lleva Roxana Popelka con su El camino más corto, en tanto, Emilia Piñeiro lo hace por ferrocarril en Chamartín-Austerlitz

  No me he olvidado de Eloy Tizón, de su relato Los horarios cambiados, uno de mis relatos favoritos de este El síndrome Wanderlust. Dejaré el billete listo para que quienes os acerquéis a estas páginas descubráis si también es el vuestro o si os decantáis por cualquiera de los que componen esta viajera antología. O por todos ellos. 

  Por cierto, en esta era de las e-tecnologías y tiempos instantáneos, donde a menudo un viaje se resume en una foto, un selfie, por ejemplo, con su correspondiente hastag, es de agradecer que este libro incluya ilustraciones a color. No son fotos de lugares, sino verdaderas ilustraciones a cargo de Miguel Vallés Salvador. Toca ahora acomodarse en un rincón lo más agradable posible, quizá también de camino, de viaje; quizá en casa, a punto de programar la escapada veraniega, y disfrutar de estos once relatos. Por cierto, el síndrome Wanderlust, existe como tal, es el deseo de caminar o deambular por el mundo  viajando compulsivamente. Más que un defecto, casi puede ser un espíritu vital como lo es leer… sobre todo en verano. 

  Felices viajes y felices lecturas. 

   El síndrome Wanderlust. VV. AA. Anaya Touring.


    PD1: Tuve oportunidad de conocer y entrevistar a Eloy Tizón, José Ovejero, David Roas y Care Santos. 

        PD2: Feliz verano a todas y todos, nos vemos en septiembre.

martes, 19 de julio de 2022

Cuaderno de enigmas para mentes criminales. Gareth Moore

He aquí uno de esos libros polifacéticos, como decía un amigo escritor. Porque Cuaderno de enigmas para mentes criminales (Martínez Roca), de Gareth Moore, es una suerte de selección de casos enigmáticos para desafiar nuestro poder de deducción y nuestro ingenio. 

  Dicho de otro modo, en Cuaderno de enigmas… vamos a encontrar más de 90 casos donde se nos planteará resolver cuestiones o problemas apelando a la agudeza visual, a la lógica, al razonamiento matemático o al de deducción. Moore los reúne en este libro que puede leerse de manera tradicional o al tuntún; sin importar en exceso si alguno se nos resiste… las soluciones están al final. Algunos de estos enigmas además son más sesudos que otros, que hay de varios niveles de ingenio, vaya. Los hay desde de  dos páginas a otros un poco más largos. Una excelente manera de no aburrirse este verano, ni solo ni con amigos y/o familiares. Curiosamente lo del título es solo a medias, por cierto. 

  Porque estos Cuaderno de enigmas para mentes criminales sí se enfocan tanto desde la perspectiva de resolverse como “criminal”, en tanto otros nos pondremos en los zapatos y tras la lupa de detectives. Lo verdaderamente importante, como bien apunta el autor, es pasárselo bien y disfrutar con estos enigmas. Entre nosotros os confesaré que resolví algunos en unos minutos y, para otros sí tuve que darle a las pequeñas células grises que decía el personaje de Hercules Poirot en la serie televisiva de los ‘90. 

  Poco más que añadir, salvo que incluso en la solapa de portada Moore ha incluido un crucigrama sencillo como carta de presentación de este libro, muy en la filosofía de esta obra de algo más de 200 páginas que a buen seguro os entretendrá las próximas semanas alentando vuestro sentido de la curiosidad y el ingenio. ¿Jugamos a los detectives?


  Cuaderno de enigmas para mentes criminales. Gareth Moore. Martínez Roca. Trad.: Víctor Ruiz Aldana.

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Mystery Book: El caso de la Mujer Pez. Ivan Tapia; Montse Linde

La mansión del terror. Raúl de Tomás

Cuaderno de pasatiempos. Brush Willis

viernes, 15 de julio de 2022

La bahía humeante Entrevista a José Luis Muñoz

Un verdadero honor poder compartir hoy una nueva entrevista a José Luis Muñoz. En este caso por su novela  La bahía humeante (Traspiés), que reseñé aquí hace poco. Os dejo el enlace abajo. 

  Respecto a la entrevista, Muñoz no defrauda, habla alto y claro; opina que cuesta encontrar libros buenos actuales, también de lo que debe tener un buen libro para enganchar o  que el turismo es una carcoma que todo lo destruye. La opinión de Muñoz sobre los talleres literarios me parece honesta y sincera, aquí puedo hablar con más conocimiento de causa que objetividad pues como sabéis he impartido talleres literarios desde hace más de diez años. Con todo, os dejo la entrevista y agradecido por vuestros comentarios. 


  P.: A Max Rigalt, al protagonista de La bahía humeante, no quiere que lo confundan con Paulo Coelho, leemos en un pasaje de la novela. Me ha parecido un tanto curioso porque sé que igual que hay una supuesta clasificación de escritores de mapa y brújula, no sé si también la hay de dos tipos de escritores… Los del lado de Coelho –y quizás Tom Clancey– y los de otro grupo. ¿Se anima a contestar?

  R.: Paulo Coelho es como Eric Burdom, un gran farsante y gurú con un montón de adeptos. No me interesan sus libros. Estuve hojeando uno en una feria del libro de Madrid, por aburrimiento, y me pareció una tomadura de pelo sideral. Se publica mucha basura, se publican muchos libros de escritores que se vanaglorian de no haber leído en su vida, triunfan los mediáticos, los youtubers, los influencers, los que se autopublican... Entre tanta paja se hace muy difícil encontrar algo de grano. Cuesta encontrar libros buenos actuales. Muchos confunden la redacción correcta con la literatura, son obras que no tienen alma. Por suerte están los Paul Auster y los Enrique Vila-Matas. Espero sus libros con devoción. Coetzee ha muerto para mí desde que abandonó Sudáfrica.    

  P.: Quizá voy a ponerle en un brete si le pregunto qué entiende por un mal libro. Y lo hago al hilo de una conversación que leemos en La bahía humeante, donde Burdom y Rigalt conversan. El primero afirma que “se pueden perder dos horas con una mala película” y prosigue con: “pero no se puede pedir  a un lector que pierda una semana leyendo un mal libro.” En su caso, ¿si ha comenzado un libro y no le engancha es de los que sigue hasta el final por respeto o de los que lo abandona inmisericorde?

  R.: Me cuesta dejar un libro, porque siempre espero encontrar algo bueno en él, aunque sea una descripción, una frase brillante, que lo justifique. Pocas veces abandono un libro. Estuve tentado de hacerlo con el Ulyses de Joyce en el que invertí un año, un calvario literario. La literatura debe ser lúdica, un juego que enganche. Cortázar así lo entendía. Un buen libro tiene que enganchar, mantenerte atento en casi todas sus páginas, no soltarte hasta el final y, sobre todo, perdurar en boca, como un buen vino, una vez leído. Lo peor que se puede decir de una novela es que te provoca indiferencia. 

  Un escritor debe excitar, horrorizar, golpear, irritar al lector, conmoverlo de alguna manera. Si no lo consigues, no escribas. Gustavo Abrevaya, un colega y amigo argentino, escribió una pieza maestra llamada El criadero, pura magia y horror. La estética no solo debe de ser resaltar la belleza, ahí están en pintura Lucien Freud y Egon Schiele, por ejemplo. O el feísmo de Goya en sus pinturas negras. 

  P.: Varios de los personajes de La bahía humeante se conocen en un taller literario. En una escuela de escritura creativa con el no menos literario nombre de Yoknapatawpha. Personalmente he asistido a talleres y no entiendo a quienes despotrican sobre el aprendizaje de técnicas y herramientas narrativas. Como si todas y todos naciésemos con el don de la escritura. Más allá del flaco favor que Burdom les pueda hacer (medio en broma) a los lectores de esta novela, le agradecería unas palabras acerca de lo que cree que pueden aportar o no los talleres literarios a los escritores en ciernes.

  R.: Quizá se abusa del concepto del taller literario. No creo que de ellos salgan los escritores. Los escritores, como los músicos, o los pintores, nacen. Quizá a través del taller literario perfeccionen su técnica, se les den algunos trucos para montar historias, pero el mejor taller literario, al que yo he ido, se llama librería, biblioteca y sillón de lectura. Somos lo que comemos, y somos lo que leemos. Me alegra de que cuando escribo cuentos, por ejemplo, esté Cortázar muy presente, porque lo he leído y admirado y nadie como él ha sabido jugar con las palabras. O que en mis novelas negras haya trazas de Jim Thompson, otro de mis iconos, antes de que lo leyera, por cierto. 

 

P.: Las referencias literarias abundan en La bahía humeante, nada nuevo en su narrativa. Menos aún en esta novela con un protagonista y su antagonista escritores ambos. Sonreí al ver que mencionaba a Jack London y un relato sobre un náufrago. Háblenos de su viaje a Islandia como germen de esta novela en contraposición a otros autores como Bran Stocker o Emilio Salgari que escribieron grandes obras sin pisar Transilvania o el Sudeste Asiático, respectivamente.

  R.: El concepto de viaje está muy ligado a la literatura. Leer una novela es viajar, ir a un lugar a través de sus páginas y sus personajes, viajar al pasado a través de la novela histórica, o al futuro a través de la ciencia ficción. De mis viajes han salido, entre otros, libros como Patpong Road, La frontera sur, Lluvia de níquel, La manzana helada, El viaje infinito, la trilogía Brother, La bahía humeante, El centro del mundo, El mal absoluto, El rastro del lobo, El final feliz, Viajeros de sí mismos, alguna más que me dejo, y La colina del Telégrafo que pronto verá la luz. 

 A través de esos autores que nombras, viajé. Con Jack London, Joseph Conrad y Sommerseth Maugham más que con Emilio Salgari o Julio Verne, que no se movían de sus mapa mundis. Viajar te abre una perspectiva extraordinaria sobre el mundo. Ha habido y habrá grandes escritores viajeros como Isak Dinesen o Paul Bowles. El concepto viajero está reñido con el de turista. El turista es un tipo superficial que va de un lado a otro sin enterarse de nada pero haciendo muchas fotos en las que salga, sobre todo, él. Ser viajero es mirar esos países lejanos con respeto, admiración, tratar de comprenderlos, integrarte o incluso vivir como Bowles o Dinesen. La época de los grandes viajes de principios del siglo pasado toca a su fin. El turismo es una carcoma que todo lo destruye. Por suerte, vivo en un enclave sostenible en donde esa plaga aún no ha hecho muchos destrozos. 

  P.: He detectado dos interesantes recursos narrativos a la hora de leer La bahía humeante. Uno de ellos es la voz narrativa en tiempo presente con la que vamos descubriendo la historia. Y justo gracias a ese narrador omnisciente las prolepsis nos adelantan frugalmente algo jugoso que sucederá después. Uno y otro suelen ser habituales en las novelas policiales clásicas, ¿no es así? ¿Es quizá un homenaje al género negro clásico?

  R.: En el género negro está muy presente la tragedia griega, el tema del fatalismo que pivota sobre sus personajes. Desde el principio de la novela se perfila la tragedia. Burdom es una especie de Kurtz, el personaje de El corazón de las tinieblas, que está muy presente en toda la narración aunque solo asome al final. El narrador se toma esa pequeña licencia, le va susurrando cosas al oído del protagonista, que tiene sueños premonitorios, a veces le aconseja o le advierte. Introduzco la magia, porque Islandia es mágica, en ese musgo que crece en el brazo de Max Rigalt, una naturaleza que lo devora, que lo hace suyo. El lector sabe que esa historia no puede acabar bien. La novela negra es un espacio de perdedores.

  La bahía humeante. José Luis Muñoz. Ediciones Traspiés.


  Enlace a la reseña de La bahía humeante.

  El centro del mundo. Entrevista a José Luis Muñoz

  Brother. Libertad. José Luis Muñoz


martes, 12 de julio de 2022

Hopper y el fin del mundo. Fedosy Santaella

El autor de Hopper y el fin del mundo (Milenio), Fedosy Santaella, comparte entre estas páginas una historia fragmentaria, casi en forma de diario, donde varios protagonistas narran eso que llaman y llamamos el fin del mundo

  Porque el final no ha de ser tal y como tantas veces se nos ha contado, puede admitir varias miradas, varias soledades. Se van intercalando así testimonios en primera persona con otras miradas del autor, ajenas y sin embargo abrazadas como un abanico al desplegarse. De esa soledad a veces en compañía no escapa el amor, el miedo o la necesidad de la búsqueda interior. “En ese sentido –leemos– la imaginación, el arte y la ficción siempre nos ayudaron a persistir.” 

  La imaginación en ese fin del mundo puede ser la diferencia entre la cordura y la locura, entre la vida y la muerte. Hopper y el fin del mundo es un espacio narrativo donde un observador compila el horror, la ceniza, la hecatombe como escenario, pero también la búsqueda de la supervivencia por los protagonistas, por quienes han sobrevivido a ese fin del mundo no se sabe bien si como triunfo o pesadilla. Las historias de esta novela discurren en paralelo, en contrapunto. 

  Historias de un poder que surge cuando el gran final pareciera que lo convertiría todo en ceniza, aunque no, mientras haya seres humanos, con su humana condición, habrá un poder, alguien que lo ejerza y alguien que lo sufra, en silencio o resistiéndose. Y así, asistimos a esta metáfora de un futuro distópico sobre un presente onírico, de la degradación de la humanidad sin necesidad de que la Naturaleza nos invite a ello. 


  Fedosy Santaella (Puerto Cabello, 1970). Narrador y poeta venezolano. Ha publicado en editoriales como Alfaguara, Ediciones B, Pre-Textos y Oscar Todtmann. Fue becario del programa de escritura de la Universidad de Iowa en 2009. En 2010 quedó entre los diez finalistas del Premio Cosecha Eñe (España). En 2013 ganó el concurso de cuentos de El Nacional (Venezuela) y estuvo en la lista corta del premio de novela Herralde. En 2016 se hizo merecedor del premio internacional Novela Corta Ciudad de Barbastro por Los nombres.

  Hopper y el fin del mundo. Fedosy Santaella. Ed. Milenio.


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EL ATLAS DE CENIZA, de Blake Butler.

El reino vacío. Kira Jane Buxton

jueves, 7 de julio de 2022

Caperucita se hizo mayor. Ginés J Vera

 Hacía tiempo que no cedía este espacio a una reseña ajena. Lo hago hoy con la que me ha prodigado Emma Vilazán, agradecido de que además sea por un libro que escribí hace unos años. Gracias Emma.



Me gusta leer la parte de atrás de los libros antes de decidirme. La sinopsis, me refiero. Salvo que alguien me lo haya recomendado fervientemente, y aún así creo que también. Con este libro, me pasó una cosa extraña. Llegué al libro por un podcast de una emisora de radio de Molina de Segura, en Murcia. Entrevistaron al autor en 2021 y me picó la curiosidad por ver de qué iba el libro. El cuento de Caperucita Roja es uno de mis favoritos y, además, me pilló en unos días de reposo por haber dado positivo en covid. De la entrevista, para no alargarme, me quedé con lo de ponerse detrás de las pupilas de las protagonistas y lo de que en su mayoría estaban inspirados en la realidad. Creo que la locutora le preguntó algo así como si uno logra trascender al pasado. Y aunque no recuerdo la respuesta terminó por decidirme a buscar el libro en Amazon. El libro se titula 'Caperucita se hizo mayor' y reúne diez relatos con diez personajes femeninos como protagonistas. Están ordenados por edades de menor a mayor de cada una de ellas. Salvo tres, el resto tienen títulos de nombres de mujer. Antes de opinar sobre lo que me han parecido sí añadiría que hay un más que curioso epílogo. Lo digo porque estoy acostumbrada a que el epílogo de un libro sea una especie de resumen, de punto final a la historia cuando parece que no haya quedado cerrada en las páginas previas. En 'Caperucita se hizo mayor' no es así. El epílogo es justo lo opuesto, o eso me parece. Es el inicio ¿? de otra historia con dos personajes femeninos en una consulta de una psicóloga. Un poco desconcertante, la verdad, quizá el autor tenía en mente continuarla o quizá lo haya comentado en otra entrevista. De los diez relatos me ha gustado el primero, por ejemplo, titulado Caperucita, porque la protagonista es supuestamente Caperucita, pero de adolescente y con una narración un poco gótica. También me agradó el tercero, el titulado Eva; creo que porque la historia habla de una curiosa planta y hay cierto misterio, sin duda, podría incluso llegar a ser una novela no sé si corta o normal. Mi preferido, junto con el primero, es el titulado Judith. En cierto modo parece que el protagonista no sea ella, la mujer de Bob, pero el autor ha sabido darle el enfoque justo para que la narración suba y baje en intensidad colocándonos en la tesitura de Judith. He de reconocer que el titulado Angelita me resultó divertido y por eso lo destaco, es muy vivo, como diría mi madre, y de madres e hijos va ese relato. También me reí con Rita, claro. El resto son relatos que se leen fácil y captan de algún modo la parte emocional de los personajes. Hay mucho de metafórico y de poso, de reflexión, al concluirlos. Me refiero a los titulados Rosa, Fátima o Ella, por ejemplo. Es probable que lea algo más del autor; el libro, en general, me ha gustado. 

Emma Vilazán.

El libro está disponible aquí.


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Entre amigos. Gonzalo Giner.

Cuentos para Paula. José Luis Muñoz y Paula Tolós

lunes, 4 de julio de 2022

La carabela San Lesmes. Luis Gorrochategui.

Las y los amantes de la narrativa histórica no pueden dejar pasar la oportunidad de leer La carabela San Lesmes (Crítica), de Luis Gorrochategui

 En este libro su autor nos contará de una manera amena y documentada unos hechos que sucedieron hace casi 500 años. Porque la carabela San Lesmes formaba parte de la expedición García Jofre de Loaísa-Elcano que partió el verano de 1525 desde A Coruña. Su intención era abrir una ruta comercial a las islas de las especias aprovechando la primera circunnavegación al globo unos años atrás. Precisamente por el almirante Juan Sebastián Elcano. Solo que si esa primera vuelta al planeta en barco fue accidentada no lo fue menos la de 1525. 

  Hubo marineros que no volvieron, tampoco naves, varadas y hundidas en fondo de aguas profundas… O no tanto. Porque desde hace casi quinientos años se ha especulado mucho acerca del destino de la tripulación de la San Lesmes. Diversos hallazgos materiales y algunos estudios posteriores revelarían curiosas evidencias de la supervivencia de algunos tripulantes y la descendencia posterior en las islas oceánicas. Gorrochategui nos presenta este auténtico viaje literario e histórico en La carabela San Lesmes enmarcándonos al comienzo la situación sociopolítica. Ese reparto del orbe entre portugueses y españoles con la mirada puesta en las Molucas y el lucrativo negocio de las especias. 

  A continuación, Gorrochategui nos embarca entre la expedición Loaísa-Elcano, notando el sabor de la sal, oyendo de tanto en tanto a los marineros y oficiales. También hay hueco para otras expediciones al Pacífico tanto españolas como de otras nacionalidades. Cabe destacar la parte final en la que se une como protagonista el historiador australiano Robert Adrian Langdon -no confundir con el personaje de las novelas de Dan Brown- por su fascinante hipótesis sobre el destino de la San Lesmes

  Las ilustraciones, tanto a color como en blanco y negro, así como el apartado bibliográfico aúpan el valor divulgativo, gráfico y comprometido de  Gorrochategui con los hechos, pero sobre todo con las hipótesis sustentadas. Si épico fue el viaje de la carabela San Lesmes en 1525 os invito a subiros a las páginas de este libro para disfrutar con lo que fue y lo que pudo ser de aquella expedición a las puertas del quinto centenario de su conmemoración. Marineros a bordo y feliz travesía. 


  Luis Gorrochategui Santos (La Coruña, 1960) se graduó en Filosofía por la Universidad de Barcelona. Ha compaginado su labor docente con la investigación y ha publicado La Guerra de la Sirena. Nueva perspectiva de María Pita (2002), Contra Armada. La mayor catástrofe naval de la historia de Inglaterra (Ministerio de Defensa 2011), La Rebelión de los PIGS. La verdad oculta de la crisis y el saqueo del sur de Europa (2013), English Armada. The Greatest Naval disaster in English History (2018), Las derrotas inglesas en el Río de la Plata 1806-1807. Victoria decisiva en Buenos Aires (2018), Contra Armada. La mayor victoria de España sobre Inglaterra (Crítica, 2020) y numerosos artículos y colaboraciones. 


  La carabela San Lesmes. Luis Gorrochategui. Editorial Crítica.


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