martes, 29 de abril de 2014

LENA VALENTI: «Intento que cada libro tenga una trama diferente a la anterior, plagiarme a mi misma no me gusta.»

Lena Valenti me sedujo con su mirada, si se me permite decirlo, mientras la entrevistaba en el hotel de Valencia. Hubiera estado más tiempo preguntándole y departiendo entre risas y consejos sobre escritura. Seguro que muchos conocéis a esta autora de novelas de género romántico-erótico con gran éxito de ventas y de público. Os dejo la entrevista mandándole un simpatiquísimo saludo.

Tras la Saga Vanir y Amos y Mazmorras, los lectores de Lena Valenti ¿qué van a encontrar en común y sorpresivo en Panteras?

Van a encontrar en Panteras que la base de la historia es el amor profundo y sentimental que tienen todos mis personajes, aunque también el desamor y venganza; también tienen en común esto porque yo soy muy pasional y muy visceral y va a tener mucho de estos detalles en esta novela. Y de diferente que es una novela histórica y es la primera que hago, y que es muy romántica y que la trama es histórica, en tiempos de guerras napoleónicas, en medio del tratado de Amiens.

Hábleme de Katherine, ¿qué hay de Lena Valenti en ella, en la protagonista de Panteras?

De Katherine en mi hay de todo, ella es una persona muy fuerte a la que le han dado un palo muy duro, entonces tiene que tener mucha garra para salir de ese pozo en el que se ha metido. A lo mejor yo me identifico mucho con la garra de Katherine, con sus cenizas, es como un Phenix; me gusta su personalidad, me gusta lo afín que es a la lectura, el tipo de lectura que le gusta. Katherine tiene mucho de mí y al mismo tiempo es muy diferente.

Hay que decir que cuenta con ayuda.

Cuenta con ayuda de mujeres impensables en la época, que no quiere decir que no existieran. Porque el pensamiento reivindicativo los tenían todas, pero no tenían valor para darse a conocer. Entonces, las panteras son mujeres que también sufrieron graves afrentas por parte de un grupo de hombres y creen en el poder de la mujer y en el poder de tener un lugar en la sociedad y no solo que tienen que ser meramente objetos ornamentales de los hombres. La ayudan a salir del pozo en el que se ha metido, la rescatan de una muerte segura que iba a tener y se ponen de su parte, por eso dicen que tus agravios son los míos y que nunca caminaras sola: ese es el lema de las Panteras.

Y el de un equipo de futbol, creo.

Ah sí, del Liverpool, ¿no?

Sí, creo que sí, yo no soy muy de futbol.  Es un lema muy inglés.

Es una novela muy vindicativa, que habla de los derechos de los seres humanos, no solo de las mujeres, sino de los hombres y las mujeres en sociedad y cómo debe comportarse y cómo deben caminar juntos y conseguir sus objetivos. El problema de las panteras es que nunca van a caminar solas y que todas a una consiguen más que una sola dándose contra un muro.
Yo intento mandar un mensaje positivo y un mensaje de unión, Panteras es una grandísima historia de amor, pero tiene mucho de trasfondo, con eso es con lo que se tiene que quedar la gente, con lo de caminar juntos, con lo de pelear juntos, y que cuando algo no nos gusta tenemos que hacer por cambiarlo y que, gracias a dios, ellas lo conseguirán, hoy está en nuestra mano cambiar las cosas que no nos gustan.
La venganza y el amor están muy presentes en su novela, también el perdón. ¿Qué cree que les quedará a sus lectores tras leerla? Dicen que lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia.

Es cierto por eso las panteras han amado tanto que no pueden ser indiferentes y por eso lo que quieren es venganza, después de todo el daño que les han hecho, después de querer tantísimos no lo pueden dejar pasar y que si las panteras se unen para buscar la venganza a sus propios agravios a los que les han hecho y lo hacen de manera muy elegante y muy pasional, pero donde hubo amor sigue habiéndolo, con Katherine, por ejemplo. Ella odia, pero ella odia porque ama mucho.

Descubro una buena dosis de erotismo en Panteras, ya en la segunda página se nombran pechos, vulva, pene y testículos. ¿Se puso algún límite formal o narrativo mientras la escribía?

Panteras es el libro menos erótico que he escrito, porque no es un libro erótico, hay mucha aventura, con mucha trama histórica, con mucha información muy documentado, pero la base son los sentimientos, el amor, la justicia, el perdón, la venganza, pero de erótico no tiene nada, de hecho, las escenas que hay son escenas catalogadas como románticas porque está todo como tratado con elegancia.

Pero por ejemplo, cuando Katherine ‘toca’ al egipcio, ¿eso es muy romántico…?

Hombre, pero lo dice todo con las palabras justas… No tiene porque sonar burdo. Panteras se desvía bastante de lo que es el género erótico. Me gusta que esas tensiones sexuales del libro estén justificadas, que no sean porque si.

‘Si un escritor os gusta debéis exigirle que os sorprenda’, leo en los Agradecimientos. ¿Cuál ha sido la mayor autoexigencia que se marcó para escribir esta novela?


Sorprenderme a mí misma, yo soy muy prolífica, llevo muchos libros escritos en muy poco tiempo e intento que cada libro tenga una trama diferente a la anterior, eso de plagiarme a mi misma no me gusta. Lo que intentaba era en un genero completamente diferente a lo que había tocado hasta entonces, que fuera también diferente a lo que hay del genero, y para eso yo que he leído también muchísimo de todo necesitaba sorprenderme y decir: esta trama vale, no ha salido en ningún libro, estas actitudes, es verdad, pueden ser un poco rebeldes para la época, pero pueden ser reales, ¿por qué no? He querido hacer una historia que aun siendo ficción la gente, cuando la acabe, se pregunte ¿las panteras existieron? Ahí está el quid de la cuestión y que alguien se pregunte esto significa que he hecho un buen trabajo.

Muchas gracias y mucha suerte, Lena.

Por Ginés J. Vera

lunes, 21 de abril de 2014

MERCEDES ABAD: «Es la mirada del otro y el espejo el que nos devuelve nuestra incorrección estética.»

Mercedes Abad, autora de diversas obras de teatro y adaptaciones, libros de relatos y dos novelas, me saluda con la maleta apoyada en el sofá donde voy a entrevistarla, en un céntrico hotel de Valencia. Acaba de llegar de Barcelona. Su último libro, La niña gorda (Páginas de Espuma, 2014), son una suerte de relatos que se leen como una novela o viceversa. Unos minutos para sentarnos y romper la formalidad del cuestionario que traigo preparado. Le comento un libro anterior –Ligeros libertinajes sabáticos–, también de relatos, con el que obtuvo el Premio La sonrisa vertical en 1986. Ya sí, con tono distendido, le pregunto si las razones que le han llevado a escribir este libro, no han sido las de quitarse o aligerarse de algún recuerdo infantil.

«Absolutamente, absolutamente –afirma convencida–. La niña gorda c'est moi. Como dice un alumno mío: son unas memorias obesas, de niña obesa; con todo lo que significa haber sido una niña gorda en un momento de formación de la personalidad y de la identidad, ese difícil tránsito de la infancia a la pubertad, a la adolescencia y a la juventud, que es difícil aunque no seas una niña gorda. Y, bueno, ahí está todo el dolor, las humillaciones, las afrentas, los agravios recibidos por ser diferente, y entonces esa soledad de la niña, claro, que aparece casi como un refugio.

»O sea, la soledad está muy bien, porque en soledad no recibes ese sentimiento, no se alimenta ese sentimiento terrible de exclusión. Cuando sale la niña al ruedo cree que jamás gustará a los niños, y ve que las amigas también la marginan, la excluyen de un modo sibilino y sutil, con una crueldad muy sibilina. Pero de algún modo yo creo que se habla de gordura…

»A parte, cualquiera, casi cualquiera, ha sido un niño gordo. Es decir, el niño gafotas, el tímido, al que le sudan las manos, el que huele a no sé qué, el afeminado... Todos tenemos algo que nos hace, de pronto, un apestado social.»

Al oír esto último me identifico con los que no tienen un empleo y a veces sufren la incomprensión social.

«Yo creo que es la peor gordura –añade–, porque engorda mucho ser pobre; claro, engorda mucho porque a base de patatas, de arroz, de guisotes con materiales baratos…, o sea, la comida que no engorda es la cara, precisamente. Todos somos niños gordos».

Retomo la conversación hacia la protagonista de La niña gorda, Susana Mur, quien dice de sí misma que es una ‘neurótica frágil y efervescente, colérica, bulliciosa e impredecible.’

«Si, así es ella, tiene un par de rasgos míos. Un par, pero no todos, solo lo de colérica. Efervescente y colérica, yo diría –medita entre risas–; lo de impredecible también, son tres.»

¿A veces hay que vivir sin tanta autoexigencia? Le pregunto, al hilo de lo que la protagonista se pregunta a su vez, si la conciencia de su fealdad la afea aún más.

«Sí, claro –afirma–, si no te miraras al espejo y si no estuviera la mirada del otro no habría gordos no habría feos; pero claro, es la mirada del otro y el espejo el que nos devuelve nuestra incorrección estética, nuestra inadecuación. Los niños lo descubren muy pronto, Enseguida saben que es mejor ser guapo que feo y si eres guapo o feo, y no tanto por tus compañeros de edad, que también, pero los adultos también te lo marcan… –Hace una pausa antes de añadir–: Mi madre me había dicho un montón de veces: “tu mayor belleza es tu pelo.” La presión social no solo es la de los niños que son crueles, también los adultos.»

Consulto mis notas, le indico que tengo un par de frases más para que me comente. La primera sobre el ‘tozudo apego a la vida’ de Susana Mur, como una evidencia cuando ésta afirma que: ‘mi problema o mi salvación, según se mire, siempre ha sido que no sé vomitar.’

«Eso es absolutamente autobiográfico, yo no sé vomitar… –admite–. O sea, cuando vomito es que estoy muy al límite de que me lleven a urgencias; no puedo vomitar. Lo cual, supongo que me ha librado de la anorexia. De todos modos, cuando yo era pequeña, un problema tan dramático como la anorexia o no se hablaba o no existía, o no estaba diagnosticado o no existía; y si no estaba diagnosticado probablemente es porque no era el problema social que puede haber sido estos últimos años. Pero, efectivamente, yo creo que es mi tozudo apego a la vida y mi amor a la comida. Mi amor absoluto a la comida, soy una tragaldabas, y encima no soy solo tragaldabas, sino que retengo y memorizo, recuerdo muy bien cuando y si lo que como es bueno y me impresiona y disfruto. Los sabores se almacenan en mi memoria como la magdalena de Proust.»

Ambos advertimos que se va notando la hora de comer y, antes de despedirme para que pueda saborear un delicioso arroz con verduras –que ya probase con deleite en una anterior visita a Valencia–, le pido que me comente esta otra frase, sobre el poder, concretamente algo que piensa la protagonista, que ‘siempre hay la misma cantidad de poder, lo que tu ganas hay alguien que lo pierde.’

«Evidentemente, Susana descubre, en el primer cuento además, las relaciones de poder; ella está haciendo el tránsito, cuando su madre la lleva al endocrino descubre que ella tiene mala conciencia, y que en su conciencia, para calmarla, es capaz de hacer cualquier cosa, lo que la convierte en manipulable, ahí está descubriendo las relaciones de poder. Claro, el poder entre tú y yo siempre es el mismo, y el que lo tiene lo tiene entero, el poder no es algo que se reparta tan equitativamente: o lo tienes tú o lo tengo yo.  

»No es como la posesión de pelota de un partido de fútbol –me pone un ejemplo que me parece curioso, sin entrar en detalles sobre la relación entre su libro y el fútbol–, que si uno tiene el 48%, el otro es el 52%; no, el que lo tiene lo tiene y somete al otro.»


Agradeciéndole su paciencia, le pido robarle unos minutos más, para tomar una fotografía con su libro. Al proponerle que sea original, sonríe y se lleva a su ‘niña gorda’ a la boca, casi literalmente. 

Buen provecho y muchas gracias, Mercedes. 

Por Ginés J. Vera

lunes, 14 de abril de 2014

FLAVIA COMPANY: «Creo que todos necesitamos la justicia poética, nadie se queda contento si las cosas no son justas.»

Entrevisté meses atrás a Flavia Company, también para este blog*;  para quienes no la conozcan sirva decir que nació en Buenos Aires aunque vive desde hace años en España. Licenciada en Filología Hispánica, traductora, periodista, crítica literaria y profesora de escritura en el Ateneu Barcelonès y en la universidad Pompeu Fabra, su obra -recogida en varias antologías- ha sido traducida en Francia, Holanda, Brasil, Polonia, Alemania, Portugal, Italia y Estados Unidos. 
Tras disfrutar con sus relatos recogidos en Por mis muertos (Páginas de espuma, 2014), la entrevisto de paso en su campaña de promoción en Valencia.

Me han fascinado estos relatos, cada uno por una razón; destaco Piel de oveja, y esa caja mágica de doña Elsa.

Es la caja de la verdad, es la caja a la que todos nos enfrentamos en la vida, quienes hacen trampas al final son descubiertos, es inevitable. Es una de las propuestas que a mí más me gusta de Por mis muertos; que es que, en cada uno de los cuentos, es como si se restableciera el pequen orden universal porque hay justicia poética, en todos hay justicia poética, en este especialmente. En todos, en “¿Qué habrá sido de Moya?”, por ejemplo, tiene justicia poética. Yo necesito la justicia poética, creo que todos necesitamos la justicia poética, nadie se queda contento si las cosas no son justas. Esa caja mágica existe de un modo u otro, es intangible pero existe, en esa caja mágica están nuestros nombres.

Decía Kafka que ‘el escritor que no escribe es un absurdo que tienta a la locura’, lo digo por esta cita: ‘Los escritores vivos escriben. Es su deber.’; en este caso en ‘El cartero’, que me lleva, a su vez, a una pregunta incluida en la contraportada, esa que cuestiona si somos lo que somos o lo que contamos.

Los escritores vivos escriben y es un deber porque yo sí creo que escribir, en mi caso, es un deber moral, en el sentido de que a mí me ha sido dado este don y yo, como tal, lo recibo y lo agradezco; y mi agradecimiento consiste en desplegar el don de la mejor menara posible, de la manera más honesta, y que este don se convierta en mi estilo de vida porque es lo que yo puedo dar, el don me ha sido dado para que yo de. Lo que estoy dando es lo que yo puedo dar con este don, es como agradecer lo que te es dado, desplegándolo. Se supone que yo doy hasta que desaparezco y, en ese momento, dejo el don en algún lugar donde lo recoge el siguiente; por eso es tan importante la idea de Por mis muertos, porque todos nos conectamos con todos no solo con los vivos sino también con los muertos, y en definitiva estamos cada uno de nosotros abriendo el camino que dejo el anterior. No se trata de seguir por el mismo camino sino de hacer el propio, y esto entronca con lo de contar y contarnos. Cuanto más nos parecemos a nosotros mismos, cuanto más somos, menos necesidad tenemos de contarnos.

‘La vida parece ser una red de finos hilos de plata que nos une a todos con todos’, descubro en Alrededor de un epitafio.

Desde luego es uno de los principios básicos de este libro, con el que has dado con mucho acierto; es sin duda alguna la línea que da comienzo al libro mediante el primer cuento, en el que queda claro que todos nuestros actos tienen consecuencias y que efectivamente cada uno de nuestros actos tiene consecuencias muy lejos de nosotros y que todos nos une a todos con todos y con todo. Ese es el inicio del libro. Es verdad que es uno de los grandes ejes vertebrales de Por mis muertos, y es intencionado. Forma parte del ideario de este libro de relatos.

Otra cita que destaco en ‘Todos tenemos historias que terminar’ es: ‘Suerte que, de lejos, todas las tragedias son comedias’.

Sí, solamente porque la distancia es el olvido y es el humor, la inteligencia sobreviene con la relatividad de las cosas. La distancia es la relativización de las cosas, y la relativización de las cosas siempre implica un tono de humor en el sentido de que disminuye la gravedad de los asuntos, no para convertirlos en ligeros sino para darles si lugar; es decir, para dejar de ser prioritarios. La relativización de las cosas, en la distancia, las tragedias resultan menos trágicas de forma que las comedias solo dependen del punto de vista. Todo se puede leer de un modo o de otro dependiendo de la capacidad que tengas de reaccionar con premura ante cualquier situación.

En el mismo relato, leo: ‘Tras una ruptura sentimental es obligado tomar decisiones precipitadas y erróneas’. ¿Esto es así?

Sí, es obligado y es inevitable. Todas las personas sometidas a una gran presión emocional suelen, durante el proceso hasta que consiguen superar esa etapa de presión emocional, tomar decisiones influidas por la presión emocional y es habitual que las decisiones estén lejos de lo que serian si estuviéramos en el mejor de nuestros momentos, porque nos falta relatividad, relativizar aquello que nos está ocurriendo. Solo la distancia emocional nos permite analizar los sucesos con una cierta dosis de objetividad para tomar decisiones a partir de ellas.

El libro incluye en cinco de los relatos códigos QR, me preguntaba cómo surgió la idea de esta inclusión y, de paso, qué opina de los libros en formato electrónico.

La inclusión de los códigos QR era la forma más simple de incluir los enlaces que, ya desde un principio, me propuse incluir en el libro, puesto que hay un guiño al lector en estos cogidos que QR, proponen la existencia de un puente entre la lectura y la ilusión, ilusión, ojo con la palabra, ilusión de la realidad. El hecho de la inclusión hace que salgas del libro, irte a la realidad, pero es una realidad aparente, porque internet no es la realidad es una realidad virtual. Por eso me interesaba, porque estamos tan dispuestos a creer en la realidad virtual y sin embargo, a fin de cuentas, es casi lo mismo que el libro, todo es aparente, no hay nada tangible y por lo tanto este juego me interesaba mucho. Porque hago que el lector salga del libro, vaya a lo supuestamente real y mire de nuevo el libro, porque no puede seguir viendo el libro igual después de ver el código. No es imprescindible mirar los códigos, no es imprescindible jugar con ellos, es una posibilidad. Me pareció interesante incluir este juego, me pareció importante analizar la ficción real, la ficción real que es internet que es parte de mi proyecto.
Los libros electrónicos son un bien, a mi me interesan particularmente con los libros de estudio, me sirven como documentación, a veces cuando viajo, cuando tengo que hacer reseñas literarias me conviene no llevarme siete volúmenes; me parece muy útil, yo prefiero los libros de papel por una cuestión romántica, puede que en unos años ese romanticismo haya desaparecido por completo. Particularmente creo que hay que saber elegir en cada momento, yo escribo en libreta con pluma y utilizo códigos QR, me parece interesante poder utilizarlo, saber relacionarlo todo.

Muchas gracias , Flavia, y mucha suerte.


La anterior entrevista a Flavia Company podéis consultarla directamente aquí.

Por Ginés J. Vera.


miércoles, 9 de abril de 2014

OJOS DE CIRCO de JESÚS GORDILLO y JAVIER MARTOS

Publicada por TyrannosaurusBooks en 2013, esta novela es una creación a cuatro manos de Jesús Gordillo y Javier Martos, ambos con un extenso bagaje en relatos. En cuanto a coherencia y estilo, esta dualidad no se aprecia en absoluto, como corresponde a un libro de tal característica bien hecho.

   A lo largo de sus páginas asistiremos al periplo vital de Nicholas Campbell, desde una aciaga tarde de 1930 hasta otro crucial día de 1962. En la primera es un niño de ocho años en su pueblo de Alabama, cuya estricta familia de militares reprueba su carácter fantasioso tanto como su innata fascinación por el circo, la misma que le llevará a que un inocente juego, una tonta confusión, le marque profundamente el resto de su infancia y primera juventud. Tras combatir en la Segunda Guerra Mundial, no regresará a EEUU pues se encontrará con la oportunidad que siempre había anhelado, enrolarse en un circo. Pero como ya sabemos, los sueños perseguidos mucho tiempo una vez alcanzados al fin, siempre acaban frustrando porque la dura realidad supera a las  mullidas expectativas. Nicholas se va amargando mientras descubre un don, un oscuro poder en su interior que decide utilizar refundando el circo con su socio un tirador español, pero no ya el circo clásico con sus payasos, domadores, trapecistas… sino un nuevo circo reuniendo un grupo de freaks, seres tan oscuros y diferentes como él, demasiado adelantado para la época, con los que acabará refugiándose en su Alabama natal, en una granja-tapadera que acabará acaparando la atención del FBI.


   Aparte algún nimio anacronismo en la “decoración” (mencionar una televisión en color diez años de que empezaran a comercializarse y así) la ambientación está conseguida, al servicio de una trama bien trazada con interesantes personajesdonde asistiremos a los vaivenes vitales de un hombre que ve el mundo solo con ojos de circo.

Por Beatriz T. Sanchez

lunes, 7 de abril de 2014

ALFREDO ESCARDINO: «En una primera novela el elemento autobiográfico es muy fuerte como lo es la imaginación o el subconsciente.»

Bruselas es el escenario escogido por Alfredo Escardino (Valencia, 1961) para su primera novela, Una Erasmus en Bruselas (Ed. Funambulista, 2014). Licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia, ha vivido varios años entre Bruselas, Brujas y Londres. En España trabajó como jurista y como profesor asociado de Universidad, al tiempo que dirigía la sección de Derecho Comunitario e Internacional del Colegio de Abogados de Valencia y de regreso a Bruselas, de 2002 a 2009, como funcionario en la Comisión Europea. Actualmente vive en Valencia, donde me concedió esta entrevista con la complicidad, fuera de micros, de compartir curiosidades sobre la capital belga y el programa Erasmus.

Tiene en común con la protagonista que también es valenciano, los estudios de Derecho y la ciudad de Bruselas; la primera novela dicen que es la más autobiográfica.

Bueno, autobiográfica no creo que sea, sí que es verdad que estudié Derecho, que soy valenciano y que la novela transcurre en Bruselas, que es una ciudad que conozco muy bien; pero los personajes son todos ficticios, la trama es completamente inventada, no tiene que ver con cosas que yo haya vivido, aunque sí que es cierto que el marco de la novela es un marco que yo conozco bien, en un entorno que conozco, y en este sentido muchas de las cosas que le ocurren a los personajes o las he vivido o  me las han contado o me hubiera gustado vivirlas, o bien me las he imaginado porque yo he vivido mucho tiempo en Bruselas y las he reflejado noveladas para que sean más interesantes para el lector. La protagonista es una chica que no se parece demasiado a mí en su forma de ser o de enfrentarse a las situaciones y que le ocurren cosas que algunas me han ocurrido a mí, pero muchas otras no. Evidentemente creo que en una primera novela el elemento autobiográfico es muy fuerte como lo es la imaginación o el subconsciente.

Cristina Vilanova es aficionada a las lecturas de intriga y suspense, me pregunto si también comparte esta afición y por ello encontramos intriga, historia y la parte sentimental de la novela.

La afición a la lectura si es compartida, no necesariamente de intriga y suspense. Yo he leído mucho, empecé a leer muy pronto, empecé de niño desde las clásicas novelas de ‘Los siete secretos’ de Enid Blyton, aderezadas de infinidad de comics por aquella época: Asterix, Mortadelo y Filemón, Tintín, etc. Luego seguí leyendo, quizá mi acercamiento al mundo de la novela, como tal, tuvo lugar con aquellas novelas de tapa dura ilustradas de Bruguera que me permitió acercarme a grandes clásicos como: ‘Quo vadis’, ‘Miguel Strogoff’, ‘Un capitán de quince años’, ‘La isla del tesoro’, ‘Historia de dos ciudades’…, novelas que, el hecho de que tuvieran las ilustraciones, las hacían más atractivas a un chaval de 12 a 13 años. Luego me he aficionado a leer muchos tipos de novela, puedo citarte algunas que me han gustado; yo recuerdo la época de la adolescencia, una de Torcuato Luca de Tena que se llama ‘Edad prohibida’ que me gustó mucho. Luego, ya más adelante, hay algunos escritores que me gustan mucho como escriben y me identifico mucho, quizás con Eduardo Mendoza por el tono que imprime a sus novelas, que me gusta mucho; o Manuel Vicent por la plasticidad que imprime a su lenguaje, novelas como ‘Son de mar’ o ‘Tranvía a la Malvarrosa’ para mi han sido muy importantes. En cuanto nivelas de intriga y suspense también he leído, pero no soy un lector de intriga y suspense ni de novela romántica. Me gusta leer todo tipo de novelas y supongo que eso se verá reflejado en esta novela.

‘Bruselas es una ciudad de paso –le dice Reyes a Cristina en dos ocasiones–, aquí nadie se queda eternamente.’ ¿Ocurre un poco como con los libros?

La frase ésta de Reyes a Cristina, a la protagonista, de: “Bruselas es una ciudad de paso, aquí nadie se queda eternamente”, te puedo decir que al final lo dice con ironía, porque es una frase que le dice Reyes cuando se conocen, el primer día, nada más llegar Cristina a la universidad para disfrutar de su beca Erasmus, como una crítica a la ciudad, como queriendo decir aquí no se queda nadie. Y es una frase que veintitantos años después le repite, en un contexto en el cual Cristina vuelve a Bruselas después de un tiempo por aquella partida rocambolesca que tiene, cuando termina su beca Erasmus, cuando termina su estancia en Bruselas de una forma más imprevisible de lo habitual, veinte años después vuelve a Bruselas, se reencuentra con su amiga que veintitantos años después sigue y sigue bien; y entonces, me ha permitido este juego con estos estudiantes que acaban de llegar, con una frase parecida, Bruselas está bien para una temporada, pero aquí nadie se queda eternamente, eso es una forma irónica de decir que Bruselas, aunque la gente la pone como una ciudad de paso, es una ciudad en la que mucha gente se queda y se queda bien.

¿Con qué le gustaría que se quedasen los lectores de Una Erasmus en Bruselas?

En cuanto a lo que me gustaría que los lectores se quedaran de esta novela, yo creo que, fundamentalmente, que pensaran que ésta es una novela muy entretenida. No pretendo criticar nada con esta novela, pretendo únicamente entretener al lector y que pase un buen rato. Es una novela con elementos de intriga y de suspense, que nos remonta a una época historia en algún momento dado aunque es una novela que transcurre en la actualidad. Y es también una novela que va a permitir al lector conocer una ciudad, Bruselas, que es muy conocida, que es muy oída por los medios de comunicación, pero es la gran desconocida desde el punto de vista de cómo se vive allí, qué gente vive, qué es lo que hacen, y la novela pretende poder acercar a toda esa realidad.

Si nos animamos a visitar la ciudad de Bruselas, recomiéndenos algún lugar especial, un poco fuera de la típica guía de viajes, un lugar para turistas osados.


Yo recomiendo un local que aparece en la novela y que tiene mucha trascendencia, en un momento muy concreto de la evolución de la protagonista, que es un pub donde se sirve unas bebidas hechas a base de vino afrutado que se llama GOUPIL LE FOL. Está muy cerca de la Grande Place, no recuerdo como se llama la calle, pero que es un local muy peculiar, parece más un almacén de trastos viejos que un local de copas y que cuando entras la sensación es la misma que se produce en el escaparate, las vitrinas de la entrada, del local, el estar un tanto hacinados, de una forma aparentemente caótica, libros antiguos, antiguallas, fotografías desconcertantes de personajes de época, el techo esta anormalmente bajo, y totalmente forrado de discos de vinilo las paredes, las mesas están muy juntas, con velas, la única iluminación son velas en botellas, y de fondo hay un gramófono de estos que le metes una moneda y eliges las canciones y solo oyes música francesa. Es un local muy peculiar que en un principio puede plantearte alguna cierta repulsión pero que te cautiva al poco de estar allí, es el sitio que recomiendo.

Muchas gracias y mucha suerte, Alfredo.

Por Ginés J. Vera.
Foto: AU Agenda Urbana, 2014

jueves, 3 de abril de 2014

LUCÍA SANTAMARÍA NÁJARA: «Cada una de mis novelas supone una ruptura con la anterior en cuanto a temática.»

A Lucía Santamaría la conocí en el verano de 2013, cuando impartí un taller de escritura creativa en el Círculo Amistad Numancia de Soria. Intercambiamos libros y compartimos confidencias literarias. Me habló de sus proyectos educativos, entre ellos el que tiene como protagonista a su novela ‘El secreto de Le Mascaret,’ por la que le propongo, agradecido, esta entrevista.


¿Cómo surgió la idea de escribir por un lado esta novela, de corte histórico, y por otro relacionarla con el fenómeno fluvial de Le Mascaret?

‘El secreto de Le Mascaret’ empezó cuando mi buen amigo, Kiko de la Rosa Falcón, me propuso un juego: «Escribe –me dijo– un relato con estas cuatro premisas:

·      Tiene que haber un muchacho de 15 años.
·      Tiene que estar ambientada en el siglo XIV.
·      Tiene que salir Notre Dame.
·      Y tienes que matar con nocturnidad y alevosía.»

Parecía algo banal, pero ni mucho menos; la estructura, la esencia de la novela, estaba trazada.
Los templarios habían sido eliminados en 1314. Escondía intriga y misterio, pero faltaba el factor psicológico que es el motor de mis novelas y  qué mejor que el ruido, la velocidad y el dominio de Le Mascaret dentro de un protagonista condenado a muerte y sediento de venganza.

Precisamente comentábamos que Le Mascaret es un fenómeno real, que ocurre periódicamente en la desembocadura del Estuario de la Gironde, en Francia, ¿no es así?

Sí, así es, Le Mascaret –conocido en España como Macareo, de ahí viene el nombre de Macarena– es un fenómeno que se produce con la marea viva, cuando una ola gigante remonta a gran velocidad y con gran estruendo estuarios y ríos, avanzando en sentido contrario al cauce natural del río varios kilómetros.
En la novela “El secreto de Le Mascaret”  la gran ola procede del Océano Atlántico. Entra por el estuario de la Gironde y al encontrarse –tanta agua acumulada– con el estrechamiento del río Dordoña se eleva para remontar, aumentando fuerza y velocidad. Es ahí en la Aquitania, a 25 Km de Burdeos, en Vayres, en el puerto de Saint Pardon  y  en el castillo –existentes en el siglo XIV– donde se desarrolla gran parte de la novela, y dónde el protagonista quedará marcado para siempre por el Mascaret de Vayres.

Al protagonista, Arnaud, le mueve el honor, también la sed de venganza, y un secreto de su propia naturaleza que le atormenta…, no quiero desvelar nada más.

A tu prudencia añadiré: cuando las personas no aceptan situaciones, sino que conviven con su tormento, acaban dominando y provocando descontroles en un continuo sufrimiento. En el personaje de Arnaud se mezclan votos templarios, juramentos que tiene que cumplir y sentimientos encontrados –nunca superados– que acaban por darle la fuerza de Le Mascaret. Y será esa fuerza, esa llegada de Le Mascaret la que llevará, cada vez que haga su aparición, a sangre y muerte.

Si tuvieras que destacar a un personaje, además del protagonista, ¿cuál sería y por qué?

Blanca, la criada. Una mujer resignada, viviendo –aparentemente– a la sombra de su señor, sus hijos y de su “vicioso” marido, pero con tanta fuerza que es capaz de mover páginas.

París, escenario ineludible de esta novela, aunque también se nos muestra su pasado menos bucólico; el olor a París ha cambiado mucho, por ejemplo.

Por supuesto –y afortunadamente–, ha cambiado el olor de la Edad Media, pero su encanto permanece.
En “El secreto de Le Mascaret” el París de riqueza (fiestas, corte, vestidos, tapices y joyas en el que estaban obligados a dejar una vela encendida) contrasta con el París de las sombras, el París de la pobreza donde los orines bajaban por las calles para unirse con la sangre que provenía del matadero. Por supuesto que ha cambiado el olor, el mal olor, que las señoras ahuyentaban con sus abanicos, pero a pesar de eso, ya existía el sabor de un París que forma parte del paisaje interior –como ocurre ahora– de prácticamente todo aquel que lo visita.

Hay pequeñas y grandes curiosidades en la novela, desde los mensajes ocultos en Notre-Dame, al origen de la mala suerte de los viernes trece o el uso de la piedra pómez en los pergaminos.

Las curiosidades forman parte de la novela. Siempre he pensado que la mejor manera de aprender es a través de las anécdotas.
La curiosidad es la clave del proyecto, la que encuentra y se engancha al hilo del interés. Después sólo hay que tirar del ovillo de la cultura.

Sobre ese proyecto quería preguntarte, El secreto de Le Mascaret es una novela llena de intriga, de misterio, pero también la piedra angular de un proyecto educativo, ¿en qué consiste?

A partir de la trama templaria de la novela “El secreto de Le Mascaret” he desarrollado un proyecto lúdico-didáctico conocido como “El juego de LE MASCARET: Por el camino del agua, desde la literatura y el deporte, hacia todas las artes.”
Es un juego de pistas, acertijos, recreaciones de la novela, talleres medievales y creación literaria, a partir del cual los participantes (alumnos de 4º de ESO y Bachillerato) aprenden de forma divertida sobre la realidad, historia, arte locales, así como de la asignatura –tienen cabida todas las asignaturas– impartida por el profesor que tutoriza la actividad.
Los alumnos tienen que superar una serie de etapas que culminan en una yincana. Durante cada mes del curso escolar, habrá un juego y un ganador, que junto con los restantes ganadores de las distintas ciudades irán, en verano, a conocer in situ Le Mascaret, donde serán acogidos por las familias francesas de Vayres (Francia). Un recorrido de 7 días, dependiendo de los coeficientes de Le Mascaret, desde Soria, pasando por San Sebastián, San Juan de Luz (en Francia), hasta Vayres. Un viaje lleno de cultura y deporte, donde los ganadores serán, durante siete días, los protagonistas de la novela.

Cualquier lector puede disfrutar de esta novela (participando o no en el proyecto) que arranca con un asesinato y el final de los Templarios en Europa, ¿qué tiene la Orden del Temple para que siga generando interés a pesar de los siglos y los libros ya publicados?

Los caballeros del Temple siempre han estado rodeados de misterio, quizá por su trágica desaparición; por el poder que llegaron a tener en la Edad Media –con más riquezas incluso que el propio rey (de ahí su extinción); las hazañas… pero sobre todo la leyenda. La fuerza de las historias contadas, la resistencia de la palabra.
Ojalá “El secreto de Le Mascaret” contribuya a aumentar sueños, ilusiones y leyendas.

Después de tus dos novelas anteriores, La justicia de Cambises (finalista del premio de Novela Juvenil Avelino Hernández 2006) y Mariposa de piel, ¿dónde enmarcas esta novela en tu trayectoria como escritora?

Dentro de la novela histórica, o mejor, dentro de la novela negra. Cada una de mis novelas supone una ruptura con la anterior –en cuanto a temática– aunque tienen elementos comunes: búsqueda de la intriga y suspense; tensión dramática; un componente psicológico que ayuda a construir personajes sólidos con personalidad fuerte, capaces de moverse en terrenos movedizos; y por último –quizás el punto más importante–: la complicidad. Complicidad que no es sino un pulso constante que se mantiene con el lector que no puede –ni debe– bajar la guardia y como Teseo tiene que ir ovillando de nuevo el hilo de pistas para poder resolver, con acierto, el misterio.

¿Qué tres razones les darías para acercarse a ‘El secreto de Le Mascaret’ tanto a los lectores que ya hayan visitado París, a los que conozcan en fenómeno de Le Mascaret, como a los que no?

·         Conocer la Edad Media, a través de las anécdotas, del París del siglo XIV.
·         Disfrutar con la intriga, dejarse llevar por la tensión que genera toda novela negra.
·         Reflexionar y participar.



Muchas gracias y mucha suerte, Lucía.

Lucía Santamaría Nájara (Soria, 1959) es licenciada en Geografía e Historia, diplomada en Magisterio (filología francesa e inglesa) y delineante. Ha publicado cuentos algunos premiados, siendo incluidos en diversas antologías. También las novelas ‘La Justicia de Cambises’, finalista del Premio de Novela juvenil Avelino Hernández en 2005; ‘Mariposa de Piel’ (Editorial Ochoa, 2009) y ‘El secreto de Le Mascaret’ (Editorial Ochoa, 2012).

http://luciasantamarianajara.blogspot.com.es/


Por Ginés J. Vera