Entrevisto a Álvaro Bermejo por
segunda vez, la anterior por una novela que me cautivó especialmente. En este
caso me la concede tras publicar "El ingenioso hidalgo” (Algaida, 2016).
Una novela histórica en la que Cervantes y El Greco tienen mucho que ver.
El Greco reflexiona cansado
sobre su vida a los 70 años, habla
de quienes le dieron a beber ‘la hiel del menosprecio y la indiferencia’.
Sí, en eso coincide mucho con Cervantes
porque fue un personaje poco comprendido, él tenía también una idea muy alta de
sí mismo y nunca encontró un acomodo ni intelectual ni vital. Él se queda en
España, no se sabe muy bien porqué. Está cansado, quizá porque no le queda más
remedio, el mundo se acaba. Hacen dos viajes en los que se cruzan, dos viajes
al Parnaso, uno viene de Oriente y llega a Occidente y Cervantes está
constantemente yendo hacia Bizancio. Son dos personajes, se podría decir, no en
busca de autor sino en busca de sí mismos, y son inquietos, se mueven mucho. Cervantes
al final se queda en España y el otro también,
no se sabe muy bien porqué, posiblemente conoce a personajes que le
enraízan en una tradición…, no sabría ni cómo definirla, medio esotérica medio
cabalística en la que él se encuentra cómodo porque probablemente él tendría un
origen sefardita y cuando llega a España se asienta en la judería de Toledo y
no en otro sitio, muy cerca de la sinagoga de transito con todo lo que equivale
mencionar la palabra tránsito. Y es ahí, muy cerca de ahí, donde pinta en la
iglesia de Santo Tomé ‘El entierro del conde Orgaz’ que también es un cuadro del
que yo no he inventado nada, porque de él hay tratados desde los aburridísimos
que te cuentan lo obvio, hasta los absolutamente delirantes que te hacen una
lectura esotérica en función de la proporción aurea, de la numerología, y lo
tremendo es que esta lectura difícil es consonante con lo que estás viendo. Por
ejemplo, es el primer cuadro en el que se pinta un alma, ‘El Entierro’ es un renacimiento como indican las doctrinas
neoplatónicas. Él está pintando un cuadro en cuarta dimensión, él está pintando
un cuadro de un sujeto que muere en el siglo XIII, pero él lo pinta como si
muriera en el siglo XVI, rodeado de personajes de su tiempo; coloca a los lados
a san Agustín y a san Esteban que viven en la eternidad, coloca arriba a la Gloria,
o sea, está jugando en diferentes planos temporales. Cuando Einstein dice que
hay tres dimensiones conocidas, la cuarta es el tiempo, pero puede que haya
doce más que no podemos ni imaginar, lo que está haciendo es reubicando lo que
El Greco pintó cuatro siglos antes… Pinta en dimensiones.
Hay una frase que le dicen al Greco y que me gustaría que nos la
comentase: ‘Se puede servir a Dios de muchas maneras, pero la mejor consiste en
llevar adelante la obra más conforme a nuestros talentos’.
Yo creo que no hay otra
posibilidad, sea quien sea nuestro dios y sea cual sea tu talento, no queda más
remedio que encontrar el talento que nos lleva más allá de nosotros mismos. Hay
un personaje, para mí muy importante, que no aparece en la novela, que es el
que crea al ingenioso hidalgo, y esto es un jesuita vasco -como Ignacio de
Loyola- que es Huarte de San Juan y que escribió un libro que se titula ‘Examen
de ingenios’ a quien Cervantes le pilla la idea del ingenioso hidalgo nada
menos. ‘Examen de ingenios’ es un libro revolucionario porque es un libro muy
lúcido, muy inteligente porque plantea que se les haga a los niños un examen de
ingenios para ver cuál es realmente su talento y qué es lo que pueden hacer
mejor en la vida y de ahí el ingenioso hidalgo y esa palabra tan polisémica que
vale tanto para talento mental como para moneda. El talento tiene un valor, y
tú y yo tenemos unos talentos, con un valor económico, artístico, mental,
espiritual y tenemos que saber dónde invertirlo para multiplicarlo.
Álvaro Bermejo (San
Sebastián, 1959). Escritor y periodista. Licenciado en Historia Contemporánea y
Antropología por la UAB. Entre 1997 y 2007 asesoró el proyecto "Bajo la
piel del otro-Culturas y sociedades mediterráneas", dirigido por Karin
Ohlenschläger, en colaboración con la Fundación Europa. Desde entonces trabaja
en la edición de proyectos transversales que conectan arte, literatura, ciencia
y sociedad, dentro de la red SymbioLab. Entre la larga lista de premios
literarios en su haber, destacar el haber merecido en cuatro ocasiones con el
Premio Euskadi de Literatura, en 2001 obtuvo el Ateneo de Sevilla por su novela
"La piedra imán", certamen que volvió a ganar en 2008 con "El
Evangelio del Tibet". En 2009 conseguiría el Internacional Luis Berenguer
con "El Laberinto de la Atlántida". En 2011 su ensayo "La
increíble historia de la gula", fue elegido Best Cookbook Corporate en los
Gourmand World Cookbook Awards, considerados los Oscar de la literatura
gastronómica. Su último libro es "El ingenioso hidalgo” (Algaida, 2016).
La anterior entrevista me la concedió por la novela ‘Eternamente tuya’
(Algaida, 2013). Podéis leer la entrevista aquí.
No he leído nada del autor aunque lleva tiempo entre mis pendientes, que he visto buenas reseñas de sus novelas. Me ha gustado conocerle más. Una estupenda entrevista, como siempre.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari, gracias. Creo que te gustará la forma de escribir de Álvaro, en persona es genial, te lo aseguro. Un saludo.
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