miércoles, 2 de noviembre de 2022

El legado. Entrevista a Miguel Pajares

A menudo hay títulos de libros que nos evocan a otros libros, películas, etc. Si llegáis a El legado (Alrevés), de Miguel Pajares (Palencia, 1950), lo primero es comentar que nada tiene que ver con la saga literaria de fantasía heroica escrita por Christopher Paolini. Ni con los films dirigidos por Richard Marquand o por Marco Serafini em 1978 o en 2018, respectivamente.  

  Pajares es un experto em migraciones climáticas y aborda em esta novela muy bien tramada el tema de la explotación del continente africano por grandes corporaciones y cómo eso nos afecta al común de los mortales. Os dejo la entrevista y como de costumbre, un enlace si queréis seguir leyendo más sobre El legado y su autor. 


  P.: Entre los personajes que mueven la trama de El legado tenemos, por una parte, a Tony Barcino y, por otra, a Arcadio Rosales. Aunque no llegarán a conocerse se me antojan que tienen más cosas en común que lo aparente: su “amor” por Pepa Rosales. ¿Es así?

  Inicialmente, esos dos personajes masculinos tienen pocas cosas en común, uno, Arcadio Rosales, es un científico de renombre mundial muy implicado en la lucha contra el cambio climático que ha estado ayudando a las grandes multinacionales a definir sus objetivos climáticos; mientras que el otro, Tony Barcino, es un hacker que procede de la mafia italiana. Pero, como usted señala, van a verse vinculados por Pepa Rosales. Ella es la que impulsa la investigación sobre el pasado de su padre  después de muerto, y establece una relación con Tony que, inicialmente, tiene mucho de sexo pero poco de amor. Es esto lo que va cambiando en la novela. A su vez, Tony Barcino llegará a comprender, al menos en parte, las reflexiones de Arcadio Rosales sobre lo que se hace y lo que no se hace en la lucha contra el cambio climático. Al final, la acción climática emerge como interés de Tony Barcino y eso es algo que acabará teniendo en común con Arcadio Rosales.

  P.: El legado está contada en contrapunto, con una narración en presente y pasado intercalada. Una trama con numerosos secretos, algunos personales. Ello me lleva a preguntarle, también un poco al hilo de su profesión, por la naturaleza humana y los secretos que solemos guardar y solo desvelamos a veces en la intimidad y, otras, cuando ya no estamos aquí, como sucede en su novela.

  Los secretos son parte indisociable de nuestro desarrollo humano y cultural. Nadie lo cuenta todo, ni siquiera a los seres más cercanos, porque el relato que hacemos de nosotros mismos ayuda a configurar cómo nos vemos. Explicamos las cosas de forma que podamos reforzar ese relato y, a menudo, de manera casi inconsciente, nos guardamos aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Pero, además, en la literatura los secretos son una de las fuentes que la alimentan. Cuando leemos un libro, vamos encontrando aspectos poco explicados que nos invitan a seguir leyendo para acabar de conocerlos al completo. Y, a menudo, los secretos personales solo son desvelados cuando profundizamos en la intimidad de los personajes. En esta novela lo que vamos descubriendo es quién fue Arcadio Rosales, qué evolución tuvo como persona y quién le influyó en esta transformación. Y descubriremos algo más íntimo: una historia de amor de la que ni siquiera su hija había sabido nada mientras él estaba con vida.

   P.: Como buena novela social, nos descubre gracias a los personajes realidades que muchas veces silencian los medios de comunicación. Háblenos de ese término llamado minería artesanal relacionado con niños y mujeres embarazadas.

  Si al mirar el teléfono móvil que llevamos en la mano viéramos todo lo que hay detrás de su proceso de fabricación, tendríamos que soltarlo porque nos abrasaría. En este caso, la novela se fija en la minería de los metales necesarios, no solo para los móviles, sino también para los ordenadores, las pantallas de televisión, etcétera. Hay dos metales tecnológicos de gran importancia, uno es el tantalio, que se obtiene de ese mineral al que llamamos coltán, y el otro es el cobalto. En ambos casos, el país que tiene las mayores reservas y la mayor producción es el Congo. Quienes acaban llevándose esos metales son las multinacionales mineras, pero quienes lo extraen del suelo son los congoleños y a menudo lo hacen en condiciones infrahumanas. Lo que se explica en la novela sobre la minería artesanal es real. Hay niños ganando miserias que extraen la tierra mineral para venderla en almacenes que luego se la venden a las multinacionales. Esto también lo hacen mujeres embarazadas, y lo resalto porque la minería del cobalto es extremadamente radioactiva. Tanto los niños como los fetos de las mujeres embarazadas se ven dañados por la radioactividad. En el Congo también hay minería industrial que realizan trabajadores con la maquinaria adecuada, pero la llamada minería artesanal sigue siendo importante.

  

  P.: Volvemos a Tony Barcino, en un momento de la novela comenta: ¡Gracias Google, por darnos my activity! Dado que aquel ha sido hacker, me surge la pregunta de si también hay alguna irónica alusión a cómo Google y otras corporaciones nos tienen “fichados” a lo largo de nuestra vida, como en un moderno Gran Hermano orwelliano. ¿Es así?

  Desde luego. El control que las grandes tecnológicas tienen sobre nosotros es brutal. En algunos aspectos saben más de nosotros que nosotros mismos. Y hacen negocio con ello: ahí están las ventas de datos que Facebook hizo para facilitar que Donal Trump y Bolsonaro ganaran las elecciones en sus respectivos países. Los avances en tecnologías de la información y en inteligencia artificial conducen a algo parecido a la distopía de Orwell, pero mientras en aquella el control sobre los ciudadanos era impuesto por un Estado totalitario, ahora es un control que consentimos en cada uno de los pasos que damos por internet. Nosotros damos el OK. 

  El ejemplo que sale en la novela, my activity, lo que supone es que Google conoce todos nuestros pasos; sabe donde vamos en cada momento. Y si sabe eso, también sabe si vamos al teatro o no, si frecuentamos centros comerciales o no, de modo que conoce nuestros gustos y nuestras aficiones. Pero, además, sabe con quiénes nos reunimos, y por tanto, sabe si nos juntamos con gente de derechas o de izquierdas, o sea que conoce nuestra tendencia política, o si asistimos a una iglesia o una mezquita, y con qué frecuencia lo hacemos, con lo que conoce nuestra postura religiosa. En fin, si nos paramos a pensar todo lo que puede saberse al conocer dónde vamos en cada momento, veremos que la lista es larga.

  P.: El amor, junto a la intriga y la denuncia social está también muy presente en esta novela. Me gustaría que nos hablase de esa parte romántica en El legado. Me ha llamado la atención una frase en la que un personaje reflexiona sobre si una semana completa de convivencia podría dar al traste con la relación que mantiene con otro personaje.

  En El legado hay dos historias de amor, pero son muy diferentes entre sí. Una es de amor profundo, y podemos hablar poco de esa historia sin hacer spoilers. De la otra podemos hablar más porque se inicia al principio de la novela, pero no es exactamente una historia de amor. Es más de sexo y de conveniencia; a ambos participantes les interesa relacionarse entre ellos por distintos motivos y también se atraen sexualmente. Pero esa relación de sexo va evolucionando, de modo que surgen algunas contradicciones. Creo que es lo normal en cualquier relación. Lo que ha señalado como dicho por un personaje es lo que surge cuando una relación basada en dormir juntos de tanto en tanto tiene que pasar de golpe a la convivencia. Eso crea muchas dudas que son las que van aflorando en la novela.


  Miguel Pajares (Palencia, 1950) es antropólogo social y presidente de la Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado. Su primera novela, Cautivas, publicada en el año 2013, fue finalista al Premio Nadal en su 68.ª edición y al premio a la mejor primera  novela de género negro en la Semana Negra de Gijón de 2014. El tema que en ella abordó fue la trata de mujeres. Con su segunda novela, La luz del estallido, continuó cultivando el género negro de denuncia social, adentrándose esta vez en el racismo más extremo. Ha escrito varios libros de ensayo y numerosos artículos. El primero de sus libros, La inmigración en España, se publicó en 1998, y después le siguieron otros ocho títulos, centrados en temas como la lucha contra el racismo, la inmigración, el asilo y los derechos humanos. En los veinticinco años que lleva trabajando sobre esos temas, ha sido asesor o miembro de distintas instituciones, como el Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, el Comité Económico y Social Europeo, o el Sistema de Observación Permanente de las Migraciones de la OCDE.

  El legado. Miguel Pajares. Alrevés editorial. 


  Continúa la entrevista aquí.

2 comentarios:

  1. Hoy en día nuestros secretos no son ya tan secretos con los móviles... Y no hables de nada, que cuando vas a google, sin llegar a escribir nada, te saca el tema... En fin, controlados todo el tiempo. Un libro muy interesante. TOmo nota de él que no lo conocía. Muy buena entrevista.
    Besotes!!!

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    1. Ginés Vera14/11/22, 20:35

      Tienes razón, Margari. Un saludo.

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