Un lunes lluvioso, el mismo hotel del centro de la ciudad que otras ocasiones, en este caso para conocer y charlar con Ignacio del Valle. Novelista asturiano con el que bromeo sobre la lluvia para romper el hielo. En un principio me parece serio, aunque pronto entramos en complicidad al confesarle que tras leer su libro de relatos Caminando sobre las aguas no encontré un hilo común, acaso como curiosidad territorios comunes de dos a dos: los dos primeros relatos con el tema militar, los dos últimos con el espacio, y otros dos en los que gravita el tema del suicidio.
Estuvimos buscando un equilibrio a la hora de ordenar los cuentos, pero no era ese. Está bien porque leer es eso, se trata de interpretación…, es una lectura personal tuya, está bien porque no me había fijado en ello.
Y ¿en qué criterio pensasteis?
Estos relatos están escritos a lo largo de diez años, como estos tengo 60 más; yo quería hacer un libro y agruparlos con algún nexo. Lo que encontrarás, con independencia de la historia y la época histórica, es que en todos hay temas reconocibles en mis novelas: reflexión política, amor, identidad, miedo,… me gusta mucho la imagen. Son momentos de transición siempre; ‘El extravío’ es un señor a punto de suicidarse, a punto de pasar a otro estado. Son territorios, intervalos, cambios adaptativos.
Sobre lo que comentabas de la transición, me ha parecido encontrar en muchos de estos personajes, héroes.
El héroe está presente, sí; esta pregunta me la están haciendo mucho últimamente, debe ser por lo de san Jorge y el dragón.
Los dragones aparecen en un relato tuyo y también es el título de una de tus novelas.
Si, es una figura que me gusta mucho. Si buscas el tema del héroe en mis novelas te das cuenta, al principio es una figura muy clásica y al final acabo deconstruyendo la personalidad del héroe. Un héroe no es nada confortable para una sociedad. El problema del héroe es que siempre sales perdiendo si te comparas con él. De ahí la deconstrucción; aquí sale el héroe en el cuento de los vaqueros (Muertes legendarios).
Es uno de los relatos que más me ha gustado.
Es un problema porque él está acostumbrado a que nada cambie. Es un problema que tenemos también ahora nosotros, una sociedad acostumbrada a que nada cambie y te das cuenta que el mundo cambia. Una buena comparación es el vaquero de este relato y la clase política que tenemos a hora.
Renovarse o morir…
Es la base de nuestro éxito como raza… Hay que tener suficiente elasticidad para ver los cambios, si no todos al menos la mayoría y poder adaptarse.
Estos personajes, ¿están adaptados para esos cambios?
Unos si otros no. El vaquero desde luego no. Pero es una lección que tenemos que aprender. El de ‘Marco Antonio de noche, Tarzán de día’ sí. A él le llama la atención el mundo mediocre, la hipoteca, los hijos, él tiene una obsesión, él se enamora de la normalidad, de la cotidianidad, al final consigue a través de un plan adaptarse a la realidad.
Hay una esperanza en mis cuentos, se busca un poco de luz en la contradicción.
Hay mucho amor en los relatos, también me interesa mucho este tema. Si me dijeran qué cuento tiene usted que elegir de estos seria ‘Corazón’. Sobre el amor tienes: ‘Relatividad’ por ejemplo, o ‘Recuerdo de las ballenas’ aunque es un amor extremo.
Hay algunas frases que me gustaría comentar contigo, por ejemplo: ‘tiraremos mucho antes la toalla en la lucha diaria si la mirada de los demás no nos desease tan muertos’.
Eso es una verdad, una de las grandes que yo tengo en perspectiva. Los enemigos son los que te hacen crecer; los amigos te apoyan y te dan cariño, pero no te hacen crecer. Al enemigo obsérvalo, estúdialo, porque te va a hacer mejor. Hay que elegir los enemigos.
Pensaba que se elegían los amigos, ¿también se elige a los enemigos?
También se eligen los enemigos, hay que elegirlos bien, compararse con el enemigo. Los amigos se pueden hacer, pero hay amigos tontos y eso es un peligro.
‘Aunque las historia la escriben los vencedores la narran los vencidos’.
Si, es un hecho que hay una revisión de la historia continua. Me preguntaron una vez sobre una novela que escribí acerca de la División Azul y qué me parecía que otro autor hubiera escrito sobre ello recientemente. Mi respuesta fue que me pareció muy higiénico. Al final, se habla mucho de memoria histórica y en realidad, todo es memoria histórica.
‘Mala cosa es que uno sobreviva a su época’.
Hay que saber retirarse a tiempo. Puedes sobrevivir siempre siendo consciente, por ejemplo, de que no puedes ir a una discoteca con 80 años para ligar con las de 20.
Algunos lo pretenden.
Mala cosas es eso. (sonreímos a la par)
¿Cual es una de esas ocasiones en las que la vida y las palabras se rozan entre sí?
Momentos; por ejemplo, cuando eres consciente muchas veces de que lo que estás viviendo en ese momento es un pico, que va a pasar cada equis tiempo, que marcará un antes y un después; son momentos epifanicos por buenos o por malos.
‘La evolución se basa en la imperfección’.
A los escritores nos pasa… Y es muy peligroso, lo digo desde la experiencia; por eso dejé de escribir durante un tiempo, porque necesitaba tiempo para replantearme qué novelas iba a escribir. Al escritor le es muy fácil entrar en un bucle y tener tics, como te salen rápido y bien, estás escribiendo siempre lo mismo, te conviertes en un bucle.
Esa es una buena reflexión, ¿cómo sabe uno si use ha escrito cinco novelas, pongamos por caso, y no cinco veces la misma con variaciones?
Tú lo sabes, no te puedes engañar a ti mismo. O sí, sí que puedes engañarte. Sabes cuándo lo das todo y cuando no. Aunque a veces también depende del reconocimiento público; de si lo que quieres es ser escritor o escribir, que son cosas distintas; de lo honesto que tú seas; de adónde quieres llegar…
‘La palabra nos estorba, la palabra está siempre en medio de dos silencios.’
Yo cada vez valoro más los silencios y los gestos. Antes mi visión era más épica, como la Ilíada, la visión de la Ilíada del mundo, pero ahora he entrado en una etapa en la que valoro mas el cariño, la intimidad, los silencios, las miradas… creo que va por ahí mi literatura, o debería ir, sin dejar la épica.
‘Todos los finales se parecen extrañamente a los principios’.
Lo que importa es el final; no sabemos de dónde venimos, pero sí sabemos dónde vamos a acabar todos. Tú lo único que te llevas al final es: la experiencia y la memoria. Hay que aprovechar el tiempo, vivir cuanto más mejor, eso también es mejor para escribir bien. Hay que beber el mejor vino, tomar el mejor café, leer los mejores libros… Porque la vida es muy corta y no tenemos nada.
¿Por qué un libro de relatos ahora?
Era el momento. Uno no dice: voy a escribir un libro de relatos; tiene que ser que te lo pisa el cuerpo, que tengas historias en la cabeza. Si tú también escribes lo sabes: es un estado de ánimo, un escritor sabe cuando pasa y cuando no.
Alguna anécdota final sobre este Caminando sobre las aguas, tal vez durante su ‘cocinado’.
Me gusta este libro, la medida de él está en el relato ‘Corazón’.
Por Ginés Vera.
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