lunes, 21 de diciembre de 2015

JIMINA SABADÚ: «Hace falta siempre alguien que nos recuerde que (las injusticias) están ahí».



Entrevisto a Jimina Sabadú en el mismo hotel en el que entrevisté a Edmundo Díaz Conde. Ambos han venido a Valencia en su gira promocional tras resultar ganadores, cada cual en su modalidad, del Premio Ateneo de Sevilla de Novela. Jimina Sabadú lo ha hecho con su novela ‘Los supervivientes’ (Algaida, 2015) con la que ha resultado ganadora del  XX Premio Ateneo Joven de Sevilla. Como guionista lo ha sido de dos largometrajes (Faraday, La Máquina de Bailar) y directora de uno (La Pájara); como escritora, ha publicado en varias antologías y obtuvo el Premio Lengua de Trapo con’ Celacanto’ y edita la revista de azar literario ‘Ventura’, además de impartir clase de Dramaturgia y Literatura en la Universidad Camilo José Cela.

‘Los supervivientes’ es en cierta medida una novela reivindicativa de lo que está pasando; ¿hay que sobrevivir, no quedarse indiferente, salir adelante con una sonrisa?
 Bueno, no creo que sea actualmente, creo que a lo largo del tiempo, de la historia de la humanidad, se esté en la época de la caída del Imperio Romano, en el Renacimiento, en la de Martin Lutero clavando su tesis siempre va a ser igual, siempre está tu opción, la de quedarte… ¿cuál sería la palabra? Imparcial, no, indiferente tampoco, neutral, que es como dar la razón a lo que se lleva: no voy a opinar

Algo así como la mayoría silenciosa 
 La mayoría silenciosa, sí.

¿Como los de la última fila de la clase típica de un colegio cualquiera?
Bueno, los de la última fila no eran los más silenciosos…

Tiene razón, y ¿qué pasa cuando la gente no está fingiendo, cuando solo piensa en tener razón o pasarlo bien? ¿Somos más hipócritas de lo que pensamos o más conservadores?
Pues creo que eso que has dicho es que tenemos dos opciones vitales: o tener razón o pasarlo bien. Y lo he pensado mucho estos días y prefiero tener razón.

¿No se puede tener las dos cosas, tener razón y pasarlo bien?
Creo que no, no puedes tener razón y pasarlo bien, está muy reñido. No todo el rato, pero en gran medida está muy reñido, es una cosa en la que pienso mucho desde que me lo dijo un compañero de piso, me lo preguntó a menudo. Prefiero tener razón.

¿No prefiere pasarlo bien?
Es que no soporto la idea de no tener razón. Imagino la idea de no tener razón en nada nunca más y no lo soporto. 

Eso es muy nuestro, muy latino, ¿no le parece?
Si, si, es muy nuestro. Yo sé que es un defecto, que está muy feo, pero es la verdad. 

Los jóvenes protagonistas de esta novela estudian en un colegio privado de orientación religiosa, ese aparente ambiente culto no implica que vayan a ser mejores personas…
No, de hecho el colegio en el que estudies no determina el tipo de persona que eres, un poquito si determina tu orientación personal porque hay colegios que marcan mucho. 

¿El colegio El Pilar de Madrid, por ejemplo?
En El Pilar estaba pensando precisamente, los Jesuitas, La Salle, el Stela Maris en Madrid… colegios así, un poco más especiales; pero por lo general no creo que te marque. En los públicos y en los privados la estética es diferente, la orientación puede ser diferente, pero eres tú el que decide lo que vas a hacer o lo que no.

Me gustaría que nos hablase de 3 de los personajes que aparecen en ‘Los supervivientes’: Miguel Sanz, Aída Ruiz  y José Chapí.
Miguel Sanz es el alumno que no quiere volver a clase, es esa persona que dice: «No, no quiero volver», y por un motivo: que no le dejan vivir. Es una persona que a lo mejor tiene inquietudes, que a lo mejor es un poco distinta físicamente, aunque en la novela no se hable mucho de su físico, porque es irrelevante; es esa persona que quiere huir.
Aida Ruiz es ese tipo de chica…, la chica guapa de clase. Ella llama mucho la atención en su colegio y en su clase, pero es una ciudadana más, y esa chica tiene un secreto, un reverso oscuro, parece la típica chica mona, popular, pero ella tiene un fondo, pero es un fondo que ella quiere ahogar todo lo posible, y se encuentra con Miguel Sanz buceando en internet, en esa antesala de los polos que son ya un poquito tangentes con el interior real de la red.
Y José Chapí es el tipo de escritor tan abundante que pasado mañana puedo ser yo uno de ellos, que ha ganado un par de premios y ya está, que no lo ha ‘petao’. 

¿De José Chapí diría que es un juguete roto?
No, tampoco, porque para ser un juguete roto antes has tenido que ser un juguete guay.

Las injusticias también se cuelan en la novela, ¿sobre qué injusticias, grandes o pequeñas, es necesario seguir hablando?
Supongo que sobre todas, porque si esas injusticias no tiene quien las mencione se convierten en invisibles y hace falta siempre alguien que nos recuerde que están ahí y seguir luchando contra ellas, aunque sea las que tengamos más cerca, porque a veces es la que pasa más desapercibida, pero creo que cada uno debería decidir sobre lo que le parece injusto.

Muchas gracias y mucha suerte, Jimina.

Por Ginés J. Vera

2 comentarios:

  1. NO era un libro que de primeras me llamase la atención, pero tras esta entrevista, sí que me ha picado la curiosidad. Gracias! Y felices fiestas!!
    Besotes!!!

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    1. Ese no rotundo parece que da la oportunidad de ser un sí, me alegro. Felices fiestas Margari.

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