Entrevisto en el Hotel Astoria de Valencia a Marta Rivera de
la Cruz. No ha sido fácil, sus compromisos laborales (de hecho le comento que
no le voy a preguntar sobre política y me da las gracias) han ido retrasando
esta entrevista. La entrevisté anteriormente por su novela ‘La boda de Kate’ en
este mismo hotel, aunque esta vez en la cafetería y por su última novela ‘Nosotros,
los de entonces’ (Planeta, 2016). Dejo también al pie la entrevista que me
concedió en diciembre de 2013.
Veo que tiene en común
con los personajes de su novela ser de la misma quinta, ¿cuánto hay de nostalgia
propia, de verídico en estos seis amigos de ‘Nosotros, los de entonces’?
Hay mucha sensación de nostalgia por los veinte años que es
una cosa que todo el mundo la siente porque es una etapa muy feliz, muy despreocupada,
de cosas buenas, y en los personajes hay cosas de mis amigos o mías, o cosas
que me han contado, de anécdotas, pero no hay historias reales o un personaje
concreto que sea real.
Hay una cita al
principio del libro de una película, ‘Los amigos de Peter’, que me ha recordado
un poco a estos personajes y a este encuentro en su novela.
Si esta novela tiene o toma mucho prestado de la película
‘Los amigos de Peter’, es una película que me gusto cuando la estrenaron.
A mí también me gustó.
Entonces tenía 22 años y tenía mi grupo de amigos, y pensé si cuando pasase el tiempo seguiríamos
siendo amigos, y se te queda eso ahí y luego te das cuenta, cuando vas
creciendo, que no es tan fácil, que no entendías por qué están separados, y te
das cuenta que no es tan fácil mantener las relaciones de la juventud cuando
eres una persona madura.
Imagino que por los
cambios.
No solo es por los cambios, por algo evidente, cuando tienes veinte
años tu tiempo es tuyo, te pertenece, haces lo que te da la gana con él, tienes
mucho tiempo libre; cuando tienes cuarenta no y la amistad exige tiempo. Yo
tengo ahora buenísimos amigos los quiero mucho, pero por una falta de tiempo no
puedo verles más y cuando conseguimos
juntarnos… Cuando éramos jóvenes era muy
fácil quedar, vernos, decíamos: ‘en media hora vamos al cine’, y nos veíamos; ahora
es: ‘vamos a quedar, espera que tengo los niños, que tengo trabajo, que tengo
que entregar este proyecto…’ ahora no se puede.
¿Se es menos libre a
los cuarenta?
Muchísimo menos.
La empresa de Cecilia, elmundoatuspies.com me parece fabulosa,
imagino que ya existe algo parecido, ¿es en cierto modo una metáfora ya que han
estudiado Bellas Artes?
Yo no sé si existe o no, se me ocurrió y me pareció muy
divertido lo de hacer viajes personalizados. Además, es verdad, hace tiempo
todo el mundo viajaba con agencia de viajes y ahora nos tenemos que montar los
viajes nosotros y hay mucha gente que no le resulta tan fácil hacer una
selección de sitios que ver y entonces esta empresa es un servicio
personalizado, te gusta una cosa y te buscan en la ciudad eso que buscas. No sé
si existe o no, creo que de momento me lo he inventado yo.
Uno de los personajes, Mauro,
pensó que Marsella era una metáfora del grupo, de todas las cosas que podían
haber sido y no fueron.
Si, Marsella es una ciudad que podía haber sido preciosa,
pero está muy abandonada, muy de a la manos de Dios, esta fea ahora mismo; ellos
se dan cuenta de eso, tienen una bronca, el ‘podíamos haber sido perfectos, pero
no lo somos’.
¿Por qué eligió
Marsella y sus alrededores para ubicar a los personajes?
Tenía que ser un lugar que estuviera lejos.
¿Florencia?
Pero no tenía que ser una ciudad sino un pueblo.
¿La Toscana?
La Toscana hubiera valido, pero está más visto, la Provenza
parece un sitio menos explotado, lo que si era necesario era que fuera un sitio
un poco alejado. Si cojo y digo: pues en una casa en l’ Ampurdà, cuando hubiera
habido malos rollos uno hubiera cogido el coche y se hubiera ido, tenían que
estar un poco perdidos de la mano de Dios.
Incluso pienso que
podía haber sido en la campiña inglesa.
Sí, pero me hacía falta sol, buen tiempo, calorcito, algo que
predispusiera al buen rollo, una zona en la que empieza caer agua, a llover y
que hiciese frio, no. A mí me gusta mucho Inglaterra, pero el tiempo es atroz,
quería que tomaran el sol, que se bañaran en la piscina…
¿Qué aprende uno de la
amistad a los 40 años más allá de lo obvio? ¿Las amistades son un reflejo de lo
que somos a cada edad o de lo que queremos ser?
Yo creo que las amistades lo que vas a encontrar al final con
la edad es a rodearte con las personas que necesitas para estar mejor, personas
igual que yo o personas que no se te parecen en nada. También es que a los cuarenta
la amistad es mucho más selectiva, es más exigente; a los veinte llamas amigos
a cualquiera, a los cuarenta aprendes que solo se lo puedes llamar a un grupo
reducido de personas. Yo hay personas que no son mis amigos, pero que me lo
paso muy bien, los aprecio mucho, pero la palabra amigo tiene otro poso y otro
peso.
También hay en la
novela guiños al aspecto físico, por ejemplo, cuando Jorge contrata a un
entrenador personal para tener un aspecto que aquel le dice solo se conseguía
teniendo 18 años.
Sí, es que con los cuarenta viene una parte de decaimiento
físico, fíjate, por mucho que quieras eludirlo ahí está, tanto en nosotras como
en los hombres, hay que aprender a vivir con los arrugas y los kilos de más, la
piel se descuelga es una parte de declive que la ves en los demás más que en
ti, posiblemente.
Muchas gracias y mucha
suerte, Marta.
Por Ginés J. Vera.
Marta Rivera de la Cruz nació en Lugo en 1970. Es licenciada
en Ciencias de la Información y Especialista en Comunicación Política por la
Universidad Complutense de Madrid. En 1998 obtuvo el premio Ateneo Joven de
Sevilla por ‘Que veinte años no es nada’. Más adelante publicó ‘El inventor de
historias’ y ‘Hotel Almirante’, además de los ensayos ‘Fiestas que hicieron
historia’, ‘Tristezas de amor ‘y ‘Grandes de España’. En 2006 fue finalista del
Premio Planeta con ‘En tiempo de prodigios’. En 2009 publicó ‘La importancia de
las cosas’, en 2011 ‘La vida después’ y en 2013 ‘La boda de Kate’. Ha publicado
también dos novelas juveniles: ‘Otra vida para Cristina’ y ‘Sombras’, y la
novela infantil ‘La primera tarde después de Navidad’, con la que obtuvo el
Premio Anaya de Literatura Infantil. Es colaboradora en distintos medios
audiovisuales y escritos.
En 2008 obtuvo el Premio de periodismo Puro Cora. Tiene una
intensa actividad en redes sociales, y está considerada una de los 35
periodistas españoles más influyentes en twitter.
Entrevistada por La boda de Kate
Hoy me pillas con una autora con la que llevo tiempo diciendo que tengo que estrenarme, pero aún no lo he hecho. Se me resiste. Y mira que me hablan bien de sus novelas y me cae bien en las entrevistas que he visto o leído. Y me vuelve a gustar con la tuya. Y este libro. Será porque ya ando en los cuarentitantos y creo que me voy a ver reflejada en este libro. Porque ya no se llama amigo a cualquiera. Ya son poquitos. Y porque nos falta tiempo para estar con ellos y para hacer lo que queremos en muchas ocasiones. En fin, que tengo que leer este libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari, muchas gracias por seguir este blog semana tras semana. Poco que añadir a lo que ya comento en la propia entrevista, siempre es agradable volver a coincidir con los autores, entrar en pequeñas confidencias que luego aparecen o no en las redes. Espero que la lectura de esta novela te traiga buenos recuerdos, sin duda por afinidad generacional a mí me los ha traído (película mencionada incluida). Un saludo.
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