jueves, 7 de diciembre de 2023

Sala de espera Entrevista a Iván de Cristóbal

Esta semana quiero compartir con vosotros la entrevista que me concedió Iván de Cristóbal, al hilo de la publicación de su última novela Sala de espera (Alrevés). Y como de esperar va la historia que narra su autor, me voy a permitir una licencia por esta vez. La segunda parte de esta entrevista quedará a la espera de aparecer la próxima semana. Sin más preámbulos, os dejo esta primera parte.


P.: Las protagonistas de Sala de espera son dos mujeres, ambas esperan, de ahí el título. Entrecruza sus historias en un delicado contrapunto. ¿Se inspiró en alguien conocido para darles vida? ¿Cómo ha sido la experiencia de meterse bajo la piel de ambas? 

R.: Con cincuenta años, son muchas las personas con las que me he cruzado, de las que he aprendido, y que me han inspirado. Ni Lucía ni Mariona están basadas en alguien en concreto sino en vivencias de varias mujeres. Aunque pueda sonar a tópico, concebir a las dos, por decirlo de alguna manera, y moldear su carácter, sus anhelos o sus temores ha supuesto un proceso tan gratificante como inmersivo y natural. 

P.: En un pasaje de la novela se alude a que la profesión de médico es la mejor valorada del mundo. Los médicos, el personal sanitario en general, tuvieron un papel importantísimo en los años duros de la pandemia. Y, a pesar de ello, la profesión médica también ha tenido -y tiene- sus sombras, su contrapunto. Quizás también de ello ha querido hablar en esta obra. 

R.: Varios son los aspectos que le confieren al médico una aura especial; su sacrificio, su vocación y que ambas cosas están a disposición de salvar vidas. También es cierto que algunos médicos han abusado de su autoridad, una minoría, y han carecido de cierta empatía, algo más corriente. Tengamos en cuenta que el bienestar parte del cuerpo y de la mente, y que una dolencia puede aliviarse o agravarse con aspectos tan relevantes, pero a la vez tan poco cuidados, como la forma en la que te la comunican. 

P.: He querido ver varios temas fluyendo por las páginas de Sala de espera. Además de los comentados, añadiría el de la resiliencia. He evocado el poema If, de Rudyard Klipling, pero mejor le cedo la palabra por si quiere comentárnoslo. 

R.: En mi opinión, la resiliencia es la capacidad de relativizar. De entender que nada es tan grave y nada es eterno. No quiero decir que todas las crisis tengan solución, porque muchas veces la solución del problema está en saber convivir con el propio problema. Estamos viviendo una crisis de resiliencia. Solo hay que ver la escalada de depresiones diagnosticadas, e incluso de suicidios, entre los más jóvenes. Magnificamos cualquier contratiempo, persiguiendo un concepto de felicidad que nunca ha existido. Como sociedad estamos obligados a corregir esta situación, a explicar a los que nos siguen que la vida no es perfecta, y en esa imperfección está su magia. Que la felicidad no nace de un estado de satisfacción completo y continuo, sino de pequeños momentos de triunfo, de reconocimiento, de paz, de amor. Que sin el llanto no se entiende la risa, y sin el sacrificio, el orgullo es inexistente. Pero hay demasiada gente dando demasiadas lecciones por demasiados canales. Ahora mismo, yo soy uno más. 

P.: Leemos en un pasaje que no es lo mismo la vocación que el propósito, le preguntaría habiendo publicado ya una novela, y la segunda en el horno, cuál es su vocación y cuál su propósito. 

R.: Mi vocación es la de contar historias, mi propósito es que lleguen a la gente y, de alguna manera, les mejore su vida. 

P.: Hay un interesante toque de humor, de ironía, incluso, a lo largo de estas páginas. Un ejemplo: en la diferencia entre el sistema jurídico estadounidense y el nuestro. No se si quiere apostillar algo a “si en un tribunal español Tom Cruise gritase «¿Ordenó usted el código rojo?» a Jack Nicholson, muy probablemente el juez le acabaría lanzando la campanilla a la cabeza? "

R.: Norteamérica es el país del espectáculo y lo trasladan a todo lo que hacen, incluso a los juicios. Nosotros somos más de la fiesta, que no es exactamente lo mismo. Ellos dramatizan cada gesto, nosotros buscamos la forma de esquivarlo para bajar a desayunar. 

P.: Por último, no sé si será muy atrevido tentarle a hablarnos de un elemento metafórico de su novela. Correré el riesgo. Me refiero al conejo marrón pescando en el lago. 

R.: Es atrevido, como todo lo que merece la pena. Pero tengo que declinar la oferta, porque lo que pueda aportar ahora, se lo quitaremos al lector. 


Iván de Cristóbal Miras nació en Barcelona en 1972. En la actualidad dirige una agencia de publicidad que trabaja con marcas líderes de sectores como el deportivo, el tecnológico o el energético. Economista licenciado por la Universidad de Barcelona y la Copenhaguen Business School, Iván es también profesor de comunicación en la Universidad de la Salle desde hace diez años y ha escrito artículos sobre estrategia de marca en diferentes medios de comunicación, así como varios guiones de cortometrajes de ficción, algunos premiados en diversos festivales independientes. 

Sala de espera. Iván de Cristóbal. Alrevés editorial.

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