Con motivo de la festividad de Halloween / Todos los santos nuestra colaboradora Beatriz T. Sanchez ha preparado este texto original e inédito como homenaje a un autor de culto: H. P. Lovecraft
Agradecido, esperamos sea de vuestro interés.
Howard Phillips Lovecraft
“Anhelo lo etéreo, lo remoto, lo sombrío,
y busco reinos nebulosos del espíritu como
solo un Machen o un Dunsany pueden evocar”,
pero Lovecraft alcanza
también a sus maestros aunque no se lo crea,
su alma escudriña en
el Universo hasta vislumbrar
llevando hasta ellos a
sus lectores
para que contemplen el
umbral de la locura
envuelto en un nuevo
terror que su pluma dibuja
y con el trascurrir
del tiempo como
Horror Cósmico será
conocido.
El solitario
anticuario, el astrónomo aficionado,
avanza desde la poesía
arcana y lo macabro poesco
dando nombres sonoros
a sus dioses innombrables,
ayudado por esos
amigos por carta
y los jóvenes
discípulos que le miran admirados.
“La emoción más intensa de la humanidad es el miedo,
y el más antiguo de los miedos es el miedo a lo desconocido”
pues él sabe “que vivimos en una plácida isla de
ignorancia
en medio de mares negros e infinitos”
y con ello perfila sus
relatos el materialista convencido
usando como ladrillos
sus sueños y pesadillas;
“Creo en todo y en nada, porque todo es Caos,
siempre lo ha sido y siempre lo será”.
La arqueología y la
ciencia, los mitos y leyendas
que guarda el
Lovecraftávido lector visitante de bibliotecas,
los bosques de
Vermont, las playas de Florida,
las vetustas calles de
su natal Providence,
la colonial
arquitectura tan de su agrado,
que conoce el
Lovecraft de cortos viajes anticuarios,
por el oscuro horror y
el hálito maligno serán tergiversados
negro sobre blanco en
las hojas de sus múltiples relatos.
Es el espejo inconfeso
de quien en su infancia su madre viuda decía
“eres feo y enfermo”
alejando a su único hijo de los otros niños,
refugiándose él en los
libros y la fantasía, la temprana escritura,
tornándose el árabe
loco padre del Necronomicón, Abdul
Alhazred,
el extraño atraído por
la Tumba, el soñador Randolph Carter…
“El comercialismo y yo no hablamos el mismo idioma.
Sabiendo que nunca seré rico estoy satisfecho de quedarme
el resto de mis días a corta distancia de los bosques, campos
y ríos
que recorrí en mi infancia.
Mi principal ocupación
remunerada es la revisión profesional
de la prosa y el verso de otros escritores, una tarea que
odio,
pero más digna de confianza que los riesgos de la redacción
original,
cuando uno no produce obras populares y de fácil venta.
Amo la libertad ilusoria de los mitos y sueños;
soy un devoto de la literatura como escape;
soy un cínico y materialista con gustos clásicos y
tradicionalistas
que siente cariño por el pasado;
ya no queda mucho más que decir acerca de mí como autor;
soy una especie de ermitaño.
El oeste resplandece
rojo con un sol que ha partido,
y por sobre las antiguas copas de los árboles
la delgada hoz plateada de una luna joven se apura.
Debo regresar a casa…”
Por Beatriz T Sanchez
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