Entrevisto a Jesús Ferrero reciente
ganador del VII premio Logroño de Novela por su obra 'Doctor Zibelius' (Algaida, 2014). Ferrero nació
en Zamora, aunque pasó su infancia y adolescencia en el País Vasco, para luego
estudiar en la Universidad de París. Considerado como uno de los mejores
exponentes de la literatura española contemporánea ha publicado novelas tan
conocidas como 'Bélver Yin', 'La noche se llama Olalla' o la obra 'Las trece rosas',
entre otras. Ha ganado diversos premios literarios como el Ciudad de Barcelona,
el Azorín, el Premio Fernando Quiñones o el Anagrama de Ensayo por 'Eros y
Misos'.
Esta es una novela de personajes, háblenos
del doctor Zibelius y Markovi, lo real y lo especulativo.
Yo creo que
toda novela tiene algo de especulación, hasta en la novela más realista todo es
especulación. La imaginación funciona igual cuando tienes que describir este
salón, cuando lo estás viendo, que cuando lo estas concibiendo en el lenguaje: lo
tienes que reconstruir, tienes que hacer una copia más o menos naturalista,
pero para hacer esa copia el motor va a ser la imaginación. Una novela como
esta, en una novela conceptiva, la imaginación tiene que obrar de la misma manera.
Lo real que circula
en el intertexto de esta novela es que se llevan haciendo operaciones de
trasplante de cabeza, independientemente de que la gente lo sepa o no, desde
los años 50, por lo tanto no estamos ante un hecho de ficción científica absoluta.
Y cuando me dicen: ‘Ah, te has inspirado en Frankenstein…’ Y, no; tú te
incluyes en esta tradición, tu novela encaja de esta tradición y lo aceptas, pero
esto no es el doctor Frankenstein porque no me he tenido que inspirar en la
literatura sino en la realidad, me he tenido que inspirar en la realidad de la medicina pura y dura. Es decir, que ya en la Unión Soviética se realizaron
trasplantes de cabeza con relativo éxito, que en América en el año 72 el doctor
White ya llevó a cabo un trasplante de cabezas en monos con relativo éxito
incluso ha seguido y ha seguido. Tres escuelas, la Escuela de neurocirugía
italiana, la de Méjico y la de Estados Unidos ya se están planteando con absoluta normalidad.
Entonces eso
es lo real, lo ya imaginado es concebir unos personajes, crearlos desde el
principio con nombres y apellidos, con sus deseos con sus manías, que van a
llevar a cabo el trasplante del cerebro. La idea ni siquiera está en la literatura,
la idea es de la medicina. Y que además es una historia que dentro de la
medicina ya tiene un largo recorrido, y es fantasía la parte pasional que vas
creando con personajes inventados, pero haciendo ficción de algo que, como en
todas mis novelas, tiene una base real.
Los temas médicos tienen algo de morboso,
de atracción, si hablamos de la posibilidad de trasplante de cerebros todavía
más, claro.
Lo puedes
llamar morboso, el concepto de morboso es como una especie de placer un tanto inconfesable,
un poco vergonzoso, pero que te atrae y las historias de médicos siempre van a
tener eso. Yo cuando era niño uno de los juegos que solía proponer con niñas
era jugar a médicos y enfermeras. Luego parecia que ya solo con ello con mencionar
lo de jugar a médicos y a enfermeras se creaba un contexto erótico muy
interesante.
El médico ha sido un personaje muy importante en la historia de la literatura realizando siempre un papel muy diferente en cada género. Por ejemplo, en la novela romántica es un caballero, tiene dinero, puede ser incluso de Gijón o de Madrid, pero siempre es un caballero. En la novela negra ya tiene un papel más ambiguo. En la novela fantástica es un malvado terrible e iluminado que busca gobernar el mundo, incluso. Era importante salirse de todos estos tópicos, dibujar un doctor especialmente malvado, que puede ser ambicioso pero no lo oculta. ¿Por qué tiene que ser castigado?
Nuestra moralidad que entra de lleno en la literatura siempre castiga al artista, al médico, a los científicos que quieren imitar a dios. Si para cualquier religión dios es el elemento creador primero, el gran arquitecto, imitarlo es lo peor que podemos hacer, es decir convertirnos en creadores. Y en un sentido yo no voy a castigar al creador independientemente de que se mueve en la medicina o en el terreno de la fe.
El médico ha sido un personaje muy importante en la historia de la literatura realizando siempre un papel muy diferente en cada género. Por ejemplo, en la novela romántica es un caballero, tiene dinero, puede ser incluso de Gijón o de Madrid, pero siempre es un caballero. En la novela negra ya tiene un papel más ambiguo. En la novela fantástica es un malvado terrible e iluminado que busca gobernar el mundo, incluso. Era importante salirse de todos estos tópicos, dibujar un doctor especialmente malvado, que puede ser ambicioso pero no lo oculta. ¿Por qué tiene que ser castigado?
Nuestra moralidad que entra de lleno en la literatura siempre castiga al artista, al médico, a los científicos que quieren imitar a dios. Si para cualquier religión dios es el elemento creador primero, el gran arquitecto, imitarlo es lo peor que podemos hacer, es decir convertirnos en creadores. Y en un sentido yo no voy a castigar al creador independientemente de que se mueve en la medicina o en el terreno de la fe.
No me gusta crear narradores
moralistas que le van indicando al lector una determinada ética. No, yo te
cuento una historia, yo no te voy a explicar nada, yo te lo voy a mostrar. La
novela no juzga, muestra. No lo castigo, es un hombre amable y divertido, tiene
una peculiaridad: que es asexual; pero atención, en la novela explica por qué razón
es asexual y sublima toda la energía de la sexualidad en su labor creativa médica,
por eso su vida está como llena de sexualidad sin que practique el sexo directamente
porque esta sexualidad latente se convierte en potencia creadora y en potencia
seductora también. Pero luego aparecen otras personas que son plenamente sexuales,
es una novela en la que aparecen todos los rasgos de la sexualidad, desde la más
normalita a otros que la viven aparentemente ajenos a ese mundo. Todo esto ¿para
qué?, para crear matices con los personajes y también para desmarcarme.
¿Hay todavía cierta información
confidencial clasificada sobre los experimentos del doctor Zibelius en Madrid?
Es un juego
literario que hago. Es una metáfora, quería que fuese como una metáfora de algo
muy evidente. De lo que ocurre en Medicina, en Física, en Astrofísica… nos
enteramos como mucho en un uno por ciento, todo es como información secreta; nos
enteramos de las cosas de repente y hasta el sexo en nuestro código personal no
deja de ser una información secreta, pero ahí lo veo evidente.
Muchas gracias y mucha suerte, Jesús.
Por Ginés J. Vera.
Gracias de nuevo por la fantástica entrevista. Además, en esta ocasión con un autor con el que quiero estrenarme pronto, que tengo su Doctor Zibelius esperando en la estantería.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Margari, siempre tan puntual en tu visita a Maleta de libros, muchas gracias. Creo que te gustará este libro. La verdad es que siempre es una gozada entrevistar a un escritor (y si uno es también un humilde juntaletras, más), lo digo porque en entrevistas como la de Jesús Ferrero no solo está lo que se sube en forma escrita a los medios, a este blog, por ejemplo, luego está lo que queda antes y después de la conversación, las pequeñas confidencias y complicidades. Un saludo y de nuevo te animo a leer Doctor Zibelius.
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