La primera entrevista de 2015 es
a Carlos Molinero, ganador del premio Minotauro 2014 por su novela ‘Verano de
miedo’. Un pequeño homenaje al editor, traductor y escritor gallego Francisco
Porrúa que publicó por primera vez a J.R.R. Tolkien en español, fundador en
1954 de Ediciones Minotauro y que falleció el pasado mes de diciembre. Decía
que la entrevista es a Carlos Molinero (1972) autor de varias obras breves de
teatro, ha dirigido el documental, junto a Lola Salvador, “La niebla en las
palmeras”, y ha escrito guiones para series como “Querido Maestro”, “Paco y
Veva”, “El comisario”, “La Fuga”, “Cuéntame” y “Alatriste”. En 2014, además, se
estrenó “Verónica”, una pieza de terror espiritista escrita por él.
El formato que va a encontrar el lector,
según vaya pasando las páginas, ya dice mucho del perfil de esta historia,
¿cómo decidió maridar una receta con una mancha de tinta, un fax urgente…?
Quería volver a
la fuente del vampirismo, a “Drácula” de Bram Stoker, una novela que ya está
construida así, con cartas, diarios y hasta alguna grabación sonora. Por otro
lado quería que fuera una novela fragmentada, rota, como nos llega hoy la
información. Que fuera de lectura trepidante, que pudieras leer en el metro o
en el móvil y poder dejar de leer sin perder el hilo y sin perder las ganas de
volver a la lectura.
Tres personajes centrales carismáticos y
originales, ¿nos habla un poco de Juan, Eva y Jairo sin desvelar nada de ese
imprescindible cuarto protagonista?
Mi primera
intención es que los lectores se identifiquen con los personajes, en especial
los lectores jóvenes. En las novelas tipo “Crepúsculo” sus personajes son
adolescentes guapos, fuertes, inteligentes y admirados. Yo no recuerdo la
adolescencia así, más bien al contrario. Un tiempo de confusión y autorechazo,
pero también un tiempo muy divertido.
Juan es un
jevorro que intenta mantener una postura de dureza, pero que en el fondo está
bastante asustado. Es consciente de que físicamente no es fuerte, así que su
arma más afilada es el sentido del humor. Quiere a quién no le quiere y le
quiere a quién no quiere. Otra característica esencial de la adolescencia.
Jairo es un
experto en videojuegos que vive más en el mundo virtual que en el real. Vive
bajo la sombra de su hermana pequeña a todos los niveles. Tanto que él fue un
niño de San Ildefonso que no cantó ningún premio, mientras que su hermana cantó
el premio gordo. Es un chico que quiere a quién no le quiere, pero nadie le
quiere a él. Y aunque nadie lo diría es un chaval que tiene fe y piensa
utilizarla contra la criatura que los persigue.
Eva es una
chica gótica, culta, divertida, que juega a los videojuegos casi también como
Jairo. El problema es que tiene sobrepeso y a esa edad es casi peor que tener
bicefalia. Bueno, a esa edad y siempre. Los que somos gordos vivimos en una
especie de marginación perpetua. Algún día montaré un grupo en defensa de los
obesos, que bastante tenemos con lo nuestro.
Esta es una
novela de crecimiento y los personajes cambian mucho a lo largo de ella,
pierden mucho, pero también aprenden mucho. Eva es, sin duda, el personaje que
más evoluciona en el libro y al que tengo especial cariño.
¿Qué supone para el autor por una parte y
para la obra por otro recibir un premio como el Minotauro 2014?
En mi caso
publicar mi primera novela y estar junto a autores que admiro y sobre todo leo.
Y para mi novela la posibilidad no solo de existir, sino de ser visible.
“Verano de miedo” la escribí hace unos años y en ese momento nadie quiso
publicarla. Cuando ya pensaba que solo existiría en mi disco duro llega el
Minotauro y la saca del laberinto.
¿En qué medida le ha ayudado su experiencia
como guionista a pertrechar esta novela, y hasta dónde cree que las ventas se
apoyan a veces en el carisma del autor?, no voy a decir que en el texto de la
solapa interior del libro.
Ser guionista
me ha servido mucho para estructurar la historia. Dosificar la información
argumental, intentar que al final de cada fragmento quede alguna pregunta,
alguna emoción que haga seguir al lector. Por otro me ha ayudado al liberarme
de las normas rígidas de la escritura del guión y entrar en la cabeza de los
personajes, de muchos personajes, que hablan de forma distinta en formatos y
medios distintos. La dispersión que es un riesgo en el guión como base para
construir la novela.
La ironía a veces va ligada al miedo quizá
para que sintamos más su mordedura, su efecto, como esos granos de sal en el
chocolate caliente o, más en la línea de ‘Verano de miedo’, como esa cita de
Faulkner sobre la cerilla encendida en mitad de un sótano, que no sirve para
ver mejor, sino para ver mejor la oscuridad.
El terror
muchas veces utiliza mecanismos muy parecidos a la comedia. Este año estrené
una obra de teatro “Verónica” de terror y fue muy divertido comprobar cómo la
risa y el susto van de la mano.
El sentido del
humor, la ironía ante el horror creo que es algo esencial en muchos escritores
españoles, es la última arma cuando ya parece todo perdido. Y en “Verano de
miedo” los personajes van a..., no quiero reventar la novela, van a necesitar
mucha ironía.
Además de la historia, de las horas de
entretenimiento y delicioso terror que van a acompañar seguro a los lectores de
‘Verano de miedo’, ¿con qué poso quiere que se queden, al menos los amantes
indiscutibles del género?
Con el poso que
dejan al final las buenas novelas de terror. No hemos vencido. Solo hemos
sobrevivido. Hemos crecido, hemos aprendido, pero hemos pagado un precio muy
alto. Las cosas sencillas que nos parecían estúpidas son ahora deseadas, pero
son irrecuperables. Hemos perdido casi todo, menos la vida. Y lo esencial: hay
un horror todavía más grande que intuimos, pero desconocemos y se está
acercando a nosotros.
Muchas
gracias y muchos éxitos, Carlos.
Por
Ginés J. Vera.
Un género bastante difícil, pero que me atrae muchísimo. Así que me ha gustado saber de este libro y de su autor. Tendré que hacerle hueco.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias Margari, un saludo.
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