Esta semana entrevisto a Mario Reyes, un periodista freelance y escritor a tiempo parcial
valenciano, con la particularidad de que nos hemos conocido previamente por
temas literarios. Respecto a su faceta de periodista destacar que colaboró en
los mejores medios de comunicación del país y -según dice- también con algunos
de los peores, obteniendo en 2008 el Premio de Investigación Periodística
Raimon Barnils. Ha publicado varios relatos en diferentes antologías; le gusta
el teatro y un par de obras de teatro suyas: ‘Yo, Groucho’ y ‘Las cartas de
Gloria’, se han estrenado para disfrute del público.
‘El gran Leo’ (Versátil,
2015) es su primera novela.
¿Cómo surgió esta novela? ¿Fue
antes el personaje de Leo Blum o lo fue el argumento?
Lo primero relacionado con la
novela en lo que pensé fue en una pregunta: ¿estarías dispuesto a amargarle la
vida a una persona para ganar dinero? A partir de ahí surgió la idea del
escritor que cuanto peor está, sentimentalmente hablando, mejor escribe. Y
finalmente, apareció el editor, o sea, Leo, como actor principal de este drama.
Hablando de Leo, él piensa que a las entrevistas importantes no hay que
llegar pronto, sino todo lo contrario. Hacer esperar al periodista o al
fotógrafo. ¿Le ha pasado como periodista?
No hay que hacer esperar a nadie
porque el tiempo es igual de valioso para todos. Pero sí que he tenido que
esperar a un político, a un artista, o a un deportista en lugares insospechados
como pasillos, rellanos de escalera, o en la calle en pleno invierno durante
horas. Por cierto, el tiempo pone a cada uno en su sitio porque la época de
algunos políticos pasa (algunos vuelven a la vida privada, y otros van a
prisión), los artistas pasan de moda (o los olvida el público), y los
deportistas se retiran (y entonces nadie los quiere entrevistar).
‘Sí, es lo malo de pedir cosas,
te suelen solicitar otras a cambio’. Un pensamiento de Leo que, me temo, se
cumple bien en el mundillo editorial.
Vivir en sociedad significa pedir
cosas o favores, y darlos también. Es una regla universal del comportamiento
humano. Ahora bien, el camino del éxito es complicado en cualquier tipo de
negocio. Cuando una empresa triunfa, detrás hay cuatro o cinco que no lo
consiguen. ¿Los empresarios de éxito han hecho trampas para conseguir triunfar
o sus acciones siempre han estado regidas por la ética y la honestidad? Bueno,
dejo en el aire la pregunta porque la respuesta de Leo se puede leer en la
novela.
Más adelante leemos precisamente que él, Leo Blum, no había inventado
el chantaje, pero casi.
En la vida real se dan casos
peores que los descritos en el libro porque incluso se llega al asesinato por
un puesto de trabajo de asesor político en los que se cobra mucho dinero cada
mes. Pero pedir favores o hacer chantaje a alguien es algo que acompaña al ser
humano desde las cavernas, por desgracia.
¿Hay partes verídicas, realistas, de su propia experiencia como autor?
Sí, en la novela hay varios
pasajes inspirados en hechos reales. Pero están muy cambiados para que nadie se
pueda sentir identificado. Por ejemplo, hoy en día es casi imposible no hablar
de los problemas del trabajo en cualquier reunión con amigos. De esas charlas
informales sale mucha información sobre las penalidades que sufren algunos
trabajadores en ciertas empresas. En mi caso, como autor, me quedo con algunas
cosas y deshecho otras. Pero te aseguro que la vida real es mucho más
estresante y dura que cualquier ficción.
‘A todo el mundo le interesa el
dinero’, afirma el personaje de Macarena, frase resumen de uno de los leiv motive de esta novela.
Sí, para este personaje, y para toda
su familia, el nivel de vida que se consigue con una cuenta corriente saneada
es sinónimo de éxito. Eso sí, siempre que otros lo puedan ver y admirar. Para
la familia de Macarena si tienes dinero pero no lo puedes exhibir es una
tontería y no sirve de nada. Ahora bien, el afán por conseguir dinero no mueve
la vida de la mayor parte de las personas. Pero no nos engañemos, necesitamos
algo de dinero para hacer nuestros sueños realidad. Y si no es dinero, tal vez nos haga falta
tiempo, y si no será el favor de alguien… ¿Ve como siempre nos hace falta algo
que tiene otra persona y que tal vez tengamos que pedirle un favor para
conseguirlo?
¿Qué opinaría Leo y qué opina ud. de la cita de Heinrich Heine: ‘Allí
donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres.’?
Creo que el editor estaría
totalmente de acuerdo con esta frase. Además, a Leo le da pánico que se quemen
libros, y en el principio de la novela se explica el porqué de esta convicción.
Por otro lado, yo estoy también totalmente de acuerdo con la cita porque una
sociedad que permite quemar o que prohíbe la lectura de determinados libros
tiene un problema bastante grave de falta de calidad democrática. Como decía
Jacinto Benavente: “No hay ninguna lectura peligrosa. El mal no entra nunca por
la inteligencia cuando el corazón está sano”.
¿Los grandes temas en la literatura van girando y se repiten aunque de
una forma nueva, artística y original según el prisma de cada autor?
Creo que ya no hay nada
inventando, y los autores tratan temas universales de una manera diferente
según su propio punto de vista. Eso sí, hay géneros que están de moda como la
novela negra, los libros para colorear, o la narrativa erótica que se imponen sobre
el resto. Por eso, contar las cosas desde una perspectiva diferente con un
toque de humor, como pasa en “El gran Leo”, es arriesgado porque los lectores
no están acostumbrados a comprar un libro para pasárselo bien.
Muchas gracias y mucha suerte, Mario.
Por Ginés J. Vera
Totalmente de acuerdo con la última frase. Aunque también lo que sucede es que hacer reír es difícil, quizás lo más difícil. Y más en literatura. Reconozco que incluso yo misma, cada vez que le he dado una oportunidad al humor, en pocas ocasiones lo he disfrutado por completo. Y no por ello no voy a seguir dándole oportunidades. Que hace falta y más en estos tiempos, reír y pasarlo bien. Me llevo este título bien apuntado. Gracias de nuevo por la estupenda entrevista!
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias a ti Margari, la verdad es que de tanto en tanto apetece cambiar de registro e introducir algo de humor. Lo que hace exitosa una entrevista no es solo, a menudo, las preguntas, es el brío y el 'filing' del entrevistado. Y con Mario lo hubo. Así da gusto. Un saludo.
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