domingo, 5 de febrero de 2017

EVA MONZÓN: «La muerte es muy literaria, es parte de la vida, por lo tanto del arte».


Entrevisto a Eva Monzón tras la publicación de su novela ‘El día a día’ (Sargantana).

¿Cómo llegó a ti la idea para escribir esta historia sobre la familia, las decisiones y la capacidad de adaptarse a los reveses del destino?
En realidad lo que quería contar es  la facilidad con que se desvía la vida de uno, lo sencillo de que un destino cambie por causas ajenas al mismo destino inicial, y que al hacerlo, se trastoca todo; no solo la vida descarrilada, sino las demás, porque al situarla de nuevo, se encuentra con gentes y lugares que jamás habría encontrado sin ese cambio primero: fue para mostrar esta reflexión para lo que recurrí a mis personajes, a esta familia desperdigada con su rumbo modificado.

Desde un punto de vista formal, veo que no hay capítulos ni los convencionales signos de dialogo para estos, es una narración continua y a la vez en pequeñas teselas para que el lector vaya configurando el conjunto de la historia. ¿Por qué te decidiste por este recurso?
Pensé que esa estructura, la técnica fragmentada en la narración, era la mejor para contar las historias rotas de los protagonistas, donde el lector ha de ir montando el puzzle de esas vidas hechas añicos, de este modo, se puede narrar mucho sin tener que explicar de un modo, quizá demasiado largo, cada uno de los recorridos, con la ventaja de poder jugar con el tiempo y el espacio.

Hablaba de la familia, también están presentes los niños, la infancia, esa particular visión de los niños del mundo que les rodea, háblanos al respecto al hilo del argumento de ‘El día a día’.
El mundo de la infancia es el universo que todo adulto ha perdido pero reconoce en la mirada del niño, siempre sobrepasada por una rutina incomprensible que les supera: es absoluta. Su modo de entender las cosas  roza la magia y suele tener una lógica aplastante, ven con ojos inexpertos y aceptan lo inaceptable con naturalidad. En esta novela, esa visión es necesaria para meternos en un mundo crudo donde nada es ya lo que era, y de donde hay que sobrevivir.

Otro concepto que me ha parecido curioso es el de la muerte, la presencia de esta entre los personajes, como psicóloga me gustaría que nos comentases este estado, este tabú aún hoy en día, en ‘el día a día’ de la mayoría de los mortales, y que quizá en el arte, en la literatura, se amolda a diferentes miradas y actitudes por los personajes de ficción.
La muerte es muy literaria, efectivamente, es parte de la vida, por lo tanto del arte. El modo en que se afronta el hecho de que vamos a desaparecer nos define a nosotros, a las historias, al Arte: es lo que da sentido a todo, lo que nos hace inmortales. Es la gran paradoja.

Más allá de la subjetividad propia de cada lector, de cada mirada al enfrentarse a esta historia, he percibido junto a algunos temas que ya he comentado antes el de los secretos, el desgarro emocional, la lucha contra la pérdida de identidad o la culpabilidad. ¿Voy bien encaminado?
Los secretos, lo que ocultamos, nos dicen más de nosotros mismos de lo que quisiéramos, siempre nos acompañan; es parte de la identidad, que en este caso, al tratarse de niños, han de aferrarse a ella para no desaparecer, para entender quiénes son, lejos de quienes eran, de ahí han de crear otras vidas siendo, sin ser ya, ellos; el cómo lo hagan traerá o no la culpa, aunque pocos se libran de ese sentimiento; al mirar atrás quién no querría haber hecho algo diferente. Esa falta de identidad, donde uno es, sin ser el que era, se puede ver muy bien en los refugiados.

Hay una frase, parte de una reflexión, que he querido traer aquí un poco a modo de última pregunta, es allí donde leo: ‘cerrar los ojos no cierra los sentidos’. Coméntanosla, sobre todo con lo que me ha parecido también un guiño literario, pues cuando cerramos un libro con una historia como la de ‘El día a día’ no se cierra del todo, hay parte de ella que permanece en alguno de nuestros sentidos.
"Cerrar los ojos no cierra los sentidos", es exactamente eso: por mucho que neguemos algo, ese algo existe a pesar de nuestra negación. Afrontarlo o no, es independiente de su existencia.
Y como bien dices, cuando un libro se cierra es cuando empieza, porque ahora es parte de nosotros y la historia comienza a contarse desde nuestro recuerdo, nuestra experiencia y crece día a día.

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Eva Monzón. Nacida en Santander, pasó la infancia en Palma de Mallorca y actualmente vive en Valencia donde trabaja como psicóloga clínica y jurídica. Ha publicado Tiempo Muerto (Bartleby editores), Entreactos (premio Alfonso el Magnánimo, editado por Algar), tradujo el diario inédito en España que llevó Steinbeck paralelamente a su obra: Diario de una novela; las cartas de Al Este del Edén; su cuarta novela, Errantes, fue editado por Paréntesis Editorial en su primera edición y con Sargantana en su segunda. Tiene escrito el guion cinematográfico de Entreactos, y cinco cortos, varias obras de teatro, entre ellas, Lo que no se quiere recordar, El jurado, El descubrimiento, y con La pelea ganó el certamen de Crono Teatro, publicado en Estreno.

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