Vienen prologados a su vez por el sensacional viajero y narrador Pepo Paz Saz, reseñé un libro suyo, Un país de novela en este blog. Once relatos en los que viajar está muy presente, al igual que la necesidad de contar. Sobre todo en aquellos relatos en los que las y los protagonistas les dan voz a sus historias. Otras, en cambio, son narradas desde una voz ajena, como situándonos en un privilegiado lugar para contemplar desde allí las vicisitudes de sus personajes.
El avión y el barco son dos de los medios de transporte estrella de estos relatos, pero también nos subiremos a coches y barcos, por ejemplo. Dos relatos giran en torno a la isla europea de Islandia. Dos miradas distintas, la de Care Santos en Círculo Polar Ártico y la de Sergi Bellver con su Islandia. Sobrevolamos a gran altura con Das Kapital, de David Roas, y con El dado en la llaga, de Carmen R. Pinos. Nuestro líquido elemento, el mar, en realidad, es el escenario propicio para las historias que nos traen Luisa Castro en Los ojos del mar; José Ovejero, en Mujeres que viajan solas, o Carlos Jiménez Arribas en El viaje de Joäo. Por tierra, por carretera, nos lleva Roxana Popelka con su El camino más corto, en tanto, Emilia Piñeiro lo hace por ferrocarril en Chamartín-Austerlitz.
No me he olvidado de Eloy Tizón, de su relato Los horarios cambiados, uno de mis relatos favoritos de este El síndrome Wanderlust. Dejaré el billete listo para que quienes os acerquéis a estas páginas descubráis si también es el vuestro o si os decantáis por cualquiera de los que componen esta viajera antología. O por todos ellos.
Por cierto, en esta era de las e-tecnologías y tiempos instantáneos, donde a menudo un viaje se resume en una foto, un selfie, por ejemplo, con su correspondiente hastag, es de agradecer que este libro incluya ilustraciones a color. No son fotos de lugares, sino verdaderas ilustraciones a cargo de Miguel Vallés Salvador. Toca ahora acomodarse en un rincón lo más agradable posible, quizá también de camino, de viaje; quizá en casa, a punto de programar la escapada veraniega, y disfrutar de estos once relatos. Por cierto, el síndrome Wanderlust, existe como tal, es el deseo de caminar o deambular por el mundo viajando compulsivamente. Más que un defecto, casi puede ser un espíritu vital como lo es leer… sobre todo en verano.
Felices viajes y felices lecturas.
El síndrome Wanderlust. VV. AA. Anaya Touring.
PD1: Tuve oportunidad de conocer y entrevistar a Eloy Tizón, José Ovejero, David Roas y Care Santos.
PD2: Feliz verano a todas y todos, nos vemos en septiembre.
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