Este año publica La hija del viento (Milenio), la tercera entrega de una trilogía que comenzó con El último defensa en 2018. Le paso el balón al pie para que nos hable del proyecto en su conjunto, cuándo surgió la idea, por qué dividirla en tres partes y cómo ha sido la gestación a lo largo de estos años hasta este otoño con su cierre.
R.: La idea original era que solo fuera un libro. Después del Mundial de Brasil de 2014 me vino a la cabeza lanzarme a un proyecto que ya tenía en mente desde tiempo atrás. Yo nunca había escrito nada de ficción y empezar por una novela era algo osado. Al principio me costó mucho pillarle el tranquillo, me notaba raro escribiendo, pero a medida que el libro empezó a tomar forma, me fue gustando. “El último defensa” lo acabé en tres o cuatro meses, fue rápido, y me gustó la manera como se iba construyendo casi solo. Tenía previsto un final, pero surgieron personajes con los que no contaba y parecía que tenía vida propia. A punto de acabarlo, vi que había creado un universo de personajes a los que podía dar continuidad. Entonces pensé en una segunda parte y posiblemente una tercera. Que fuera trilogía y no siguiera lo decidí pocos días antes de terminar el tercero, no estaba previsto. Creo que está bien cerrada así. Cabe decir, además, que en todo este tiempo hubo cambio de editorial incluido y todo el proceso estuvo un año y medio parado.
»Respecto a cómo han ido estos años, han sido los más duros de mi vida a nivel personal por muchos problemas familiares y personales que he tenido. Terminé de escribir “La hija del viento” a principio de 2020, justo cuando había salido “Línea de cuatro” y antes de la pandemia. Los dos últimos años han sido de correcciones constantes porque me cambiaron el año de los Juegos Olímpicos (2020 a 2021) y lo tuve que ir adaptando. No escribo nada nuevo desde entonces. A ver si se me aclara el panorama a partir de ahora, ya que yo tengo un trabajo a parte de escribir que me roba mucha energía y las cosas han sido complicadas en los últimos tiempos.
Frente a los rural noire o la novela negra nórdica, ha decidido que sus novelas se abran al mundo. Los escenarios de las tres son internacionales, no solo por ciudades europeas. También nos hace viajar -y jugar de visitantes- con el agente Mitchell por varios continentes. ¿Cómo ha sido la labor de documentación para esa labor descriptiva y de inmersión ambiental para las y los lectores?
R.: Ya que mi trabajo no me da para dar la vuelta al mundo y, dicho sea de paso, a mí tampoco no me gusta demasiado todo el trajín de viajar, lo hago virtualmente. Siempre es mejor haber estado en el sitio del que hablas, pero si no puedes lo compensas con mucha documentación, mucho buscar escenarios que sean lo más reales posibles a través de las herramientas que te da Internet. Mucho Google Street View, para ver como son los sitios no en un mapa, sino viéndolos. También indagar en la historia de los lugares, saber cuales son los puntos más interesantes. Admito que le he puesto mucha imaginación al tema, pero intentando ser lo más cercano a la realidad posible. Por ello me gusta especialmente cuando los lectores me destacan la ambientación de los libros y que se han notado como si estuvieran allí. Es un gran halago.
R.: No tengo ni idea de cómo funciona el tema de los premios. Nunca me he presentado a uno, aunque es probable que en el futuro lo tenga que hacer como método para que me publiquen. En el caso de Panenka, envié el libro para que lo publicaran en su apartado literario como recomendación, el editor lo leyó, ya había leído el primero y me nominaron. Fue una auténtica sorpresa. Supongo que debe haber de todo. Los premios más modestos serán más limpios en el sentido que los dan editoriales que buscan buenas obras para su catálogo u organismos a los que tanto les da quien ganen. Los grandes premios ya parecen más un tema mercantil y de ir sobre seguro. A nadie escapa que las grandes editoriales lo que buscan es no perder dinero, por ello las apuestas por gente famosa, televisiva, mediática, más que por buscar nuevos nombres que quizás no les den resultados a corto plazo. También dan premios a escritores consagrados, los que saben que ya tienen un nicho de compradores creado, de los cuales no voy a dudar por su calidad, evidentemente. Por ello valoro el trabajo de gente como la de Milenio, que apuesta por nosotros, los que no somos nadie, frecuentemente perdiendo dinero.
Una pregunta más personal ya que posee amplio bagaje como periodista deportivo habiendo escrito artículos sobre las Eurocopas y los Mundiales de fútbol. ¿Cómo ve desde su palco la progresión de la presencia de las mujeres en el fútbol, no solo en las gradas; sino afianzándose en las ligas profesionales y en el arbitraje nacional e internacional?
R.: Es un proceso lógico. Desde el momento en que la mujer, afortunadamente, ha avanzado en distintos ámbitos, no sé por qué el fútbol y el deporte por extensión tendría que ser distinto. Además, se han abandonado, o por lo menos minimizado, los términos despectivos con los que no hace mucho se hablaba de las mujeres a las que les gustaba el fútbol. Está bien que se haya convertido en un fenómeno y que tenga su propio público, a veces muy distinto, en cuanto a talante, del que tiene el fútbol masculino. El problema que le veo es que sigue regido por hombres, muchos de los cuales aún lo ven como algo de segunda categoría, como si estuvieran haciéndoles un favor dejándolas jugar. Se necesitan más mujeres en las tomas de decisión porque sabrán mejor lo que les conviene. A partir de aquí, dejémoslas crecer y que hagan su camino sin comparaciones. A parte del fútbol, de todas maneras, también haría falta ayudar al deporte femenino en general, en deportes que son muy practicados pero a los que sólo se mira cuando ganan medallas. Me acuerdo del baloncesto, del balonmano, últimamente del waterpolo, de la gimnasia y muchos más.
¿Mandará al banquillo al agente George Mitchell tras La hija del viento? ¿Qué parte de Ud. ha puesto en sus botas y cómo le gustaría que recordaran a su protagonista cuando cuelgue la camiseta?
R.: De momento está inactivo y no tengo ni idea de si en va a reaparecer la historia. La que quería explicar en estos tres libros está liquidada, pero hay posibilidades de recuperar algún personaje y centrarme en él, o de que George haga un cameo. Podría reaparecer como protagonista, pero ahora mismo no lo veo y, si pasa, va para largo. Sobre qué parte de mí le he puesto, supongo que un carácter poco expeditivo, dubitativo, que muchas veces no sabe decir que no y que se encuentra inmerso en problemas sin haberlos buscado. También que en ocasiones el peso de todo un problema recae sobre él, a mí también me ha pasado últimamente, en esto me he sentido reflejado. Que le recuerden como alguien honesto, a pesar de sus muchas debilidades.
La hija del viento. Jordi Agut. Editorial Milenio.
Si queréis, el partido no ha acabado; he aquí una segunda parte con Jordi Agut.
Foto: (c) AlexGuerreroRegiò7
No conocía al autor así que gracias por esta estupenda entrevista. Tiene buena pinta esta trilogía. Buscaré el primer libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas gracias Margari, espero que te guste. Un saludo.
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