Madrileño
aunque reside en Andalucía, Núñez Roldán es catedrático de Inglés, traductor,
autor de guías de viaje y artículos de historia. Es aficionado no solo a la
historia, también al arte, a la música clásica y a la ornitología y a la
arqueología, Tiene varias obras publicadas como ensayista además de diversas
novelas como Cazar al cazador (2007), El legado del hereje (2008) o De
Algeciras a Estambul (LV Premio Ateneo de Valladolid). Acaba de recibir el XVII
Premio de Novela Ciudad de Badajoz con su obra Jaque al peón, por la que le
pregunto en esta entrevista.
La novela histórica, ¿es una apuesta segura
a la hora de que un autor diletante no se decida entre un tema de moda y algo
menos comercial? ¿Goza de buena salud literaria?
La novela
histórica ha estado en realidad siempre de moda. El pasado, mucho más
investigable que el futuro, ha interesado a novelistas tan poco diletantes como
Valle Inclán, Baroja, Flaubert, Robert Graves, Margarita Yourcenar o Stefan
Zweig. Homero ya hace relatos
históricos, y lo son la mitad de las obras de Shakespeare y casi todas las de
Racine. Otra cosa es que ahora se haya
acentuado esa línea y haya demasiadas novelas históricas poco fundamentadas,
más livianas.
Francia e Inglaterra, en la época donde
transcurre esta novela, temían al potencial de España; se habla de los períodos
de nuestra historia por los reinados solemnes. ¿Era tan importante realmente tener
un buen rey, una monarquía como la de Carlos V o Felipe II? ¿Por qué no hubo
una revolución, cuando las cosas fueron mal, como sucedió en Francia?
Claro que era
importante tener un buen rey en la época de la monarquía absoluta. Y más si
éramos una potencia mundial. En España hubo ciertamente revueltas en tiempos de
crisis, pero no había suficiente densidad social para organizar una
revolución. No teníamos una clase social
con poder económico pero sin poder político, como ocurrió en Francia en el
XVIII, o en Inglaterra en el XVII.
A veces miramos el pasado para darnos
cuenta de lo bien que se vivía antes, o la talla de personas pretéritas, como
por ejemplo don Cristóbal de Moura, ¿Ya no hay políticos como él?
No creo que en
el pasado se viviera bien en absoluto. Puede parecerlo por las películas, pero
no había higiene, medicinas, agua corriente y cosas sin las cuales no podríamos
pasar hoy. Y en cuanto a personas pretéritas, solo el paso del tiempo coloca a
la gente en su sitio. A Pericles lo echaron de Atenas por despilfarrador. Hoy
nadie piensa en eso sino que admiran el Partenón y se habla de su siglo. De todas formas, una época tiene
generalmente derecho a ignorar al genio que vive en ella. Si no fuera así, toda
la época, toda la gente de esa época serían también geniales. Seguramente nos
sorprendería saber quién, dentro de cuatro siglos será conocido como el
representante artístico, cultural o literario de nuestro tiempo.
Espero que no sea cierto algo que he leído,
que “todo imperio está hecho de saquear al vecino”, y que nuestro glorioso
imperio español, en la época de Jaque al peón, no se forjara de esta guisa, ¿o fue
sí?
Todo Imperio,
por el mero hecho de serlo, está en efecto construido sobre saquear al
vecino. Comenzando por el egipcio, el
asirio, el romano, siguiendo por islámico, continuando por el nuestro, si se
quiere, y terminando con el inglés, el portugués, el francés, el belga o el holandés.
Pero el papanatismo hispano hace que nos avergoncemos del nuestro, cosa que ni
se les pasa por la cabeza a los demás países europeos, y eso que algunos de
ellos, mucho más racistas que el nuestro, se formaron cuando ya se habían
descubierto los derechos del hombre. La
condición humana, por desgracia, no casa con el buenismo.
Háblenos de la importancia de los
personajes femeninos de su novela, como estoy seguro que lo fueron en la
historia, en su devenir histórico, más allá de la recientemente popularizada
Isabel de Castilla; por ejemplo de Herminia o la amante de don Cristobal de Moura.
Los personajes
femeninos son inevitablemente importantes en la historia y deben serlo en la
literatura. Otra cosa es que la mayoría de las novelas las hayan escrito
hombres y hayan soslayado esa importancia de la mujer. Personalmente, encuentro
a los personajes femeninos más interesantes si cabe que los masculinos. Les veo
un mayor espectro sentimental sin perder la racionalidad.
Sobre la hipocresía de la época se podría
hablar largo y tendido, pero rescato una frase por si quiere comentarla. Una de
Moura en la que reflexiona: ‘Sabía, a la postre, que aquella pretendida
generosidad con quienes le rodeaban no era sino un egoísmo a largo plazo.’
La hipocresía,
el disimulo, ha imperado e impera en toda la política en todas las épocas. Es
un componente necesario, por desgracia, a lo que se ve. Respecto a la
generosidad, en realidad creo que es en efecto un egoísmo inteligente,
positivo, fructífero. Lo que llamamos
egoísmo sería el egoísmo estúpido, de poca altura. Ser bueno es en verdad un producto
superior de la mente. El tonto nunca es bueno, es tonto. Para ser bueno hay que
pensar, que elegir, que diferenciar.
Pregunta de trinchera y pica en Flandes, ya
que me he acordado de los bufones del rey, expertos en captar el humor de quien
los mantiene, como leo en la novela. Antes había bufones y ahora tenemos la
televisión para entretener(nos) y distraer al vulgo. ¿Qué hubiera pagado un
monarca como Felipe II por disponer de un ‘arma’ como los medios de
comunicación actuales?
No recuerdo
quién dijo que si Luis XVI hubiera tenido televisión no habría habido
revolución francesa. Creo que es cierto. Un poder absoluto monopolizando un
poder como el de la televisión es algo terrible. Véase si no Kim-Jong-Un, en
Corea del Norte.
¿Qué le ha supuesto a usted, como escritor,
y a su novela por otra parte, el haber obtenido el galardón en la categoría de
Novela de los Premios Ciudad de Badajoz? ¿Se premia más al autor, a la obra o
los premios literarios son como los pimientos de Padrón?, si me permite el
apunte gastronómico.
No todos los
premios literarios son iguales, por fortuna y por desgracia. Hay jurados
limpios, otros menos limpios y otros que dan premios a figuras escogidas, por
mayor que sea la bazofia que hayan escrito. El nombre hace mucho en esos premios,
como es fácil de ver. En los más limpios se da el galardón a la obra. Quien lea
la mía dirá si fue merecido o no.
Muchas gracias, Francisco, y mucha suerte.
Por Ginés J. Vera
¡Muy buena entrevista! Gracias por acercarnos al autor. Me anima más a sacar pronto su libro de mi estantería y ponerme con él.
ResponderEliminarBesotes!!!
Fue un placer, la verdad es que Núñez estuvo muy accesible y simpático, no siempre es así, lo digo desde la experiencia. Confío en que esta novela te guste tanto o más que la entrevista Margari. Un saludo agradecido.
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