lunes, 10 de marzo de 2014

MILA MARTÍNEZ: «Los mayores misterios son los que bullen en el interior de los personajes.»

Entrevisto a la escritora Mila Martínez en el mítico Bibliocafé de Valencia. Tuve la oportunidad de entrevistarla anteriormente, agradecido, tras leer su exitosa primera novela “No voy a disculparme”. La reseña de su primera novela podéis consultarla en este blog.
Tras aquella novela le que siguieron “Tras la pared” y “Autorretrato con mar al fondo”. En su blog Beso de Luna, Mila Martinez pretende mantener vivos a los personajes de la serie haciéndolos interactuar con la propia autora. En esta ocasión la entrevista gira en torno a su cuarta novela, “La daga fenicia” que ha obtenido el VIII Premio Fundación Arena de Narrativa LGTBQ (anterior Premio Terenci Moix).

¿Qué le llevó a estos dos enclaves, Albarracín y Sos del Rey Católico, a la hora de situar geográficamente parte de la novela?

Tuve muy claro desde el principio que quería situar parte de la acción en Albarracín porque es un lugar que adoro, que conozco muy bien y al que voy con asiduidad. Además allí se respira esa carga histórica, medieval, al igual que en Sos del Rey Católico, que te lleva a pensar que en sus dominios puede suceder cualquier cosa. Sos del Rey Católico, aunque parezca extraño, no lo conozco. Me documenté sobre esa localidad maravillosa porque estaba buscando una cripta y la de la Iglesia de Santa María del Perdón es espectacular y sirve muy bien a los fines de la novela.

Me ha sacado una sonrisa una frase de Patricia, esa en la que se alegra de que no había necesidad de convertirse en vampiros, ‘aunque algo de vampírico si que tenía el asunto’. Es un buen matiz.

No es tan cruento, pero podemos pensar que el tema vampírico tampoco está tan alejado de lo que ocurre aquí, por lo menos en lo que concierne a la dependencia.

¿Qué puede contarnos de Eterna sin desvelar en exceso el argumento de La daga fenicia?
Eterna es una ciudad con una apariencia perfecta que encierra unas ataduras obvias y otras que ni se imaginan. Era la excusa perfecta para hablar de la libertad y las renuncias. Tiene suficientes atractivos como para que alguien pueda volverse loco por vivir allí, y algunos inconvenientes que obligarían a muchas personas a mantenerse lejos de sus confines. La opción que yo he elegido creo que es evidente.

Iduna, en un momento de la relación, se plantea que no ha sido capaz de mentirle a Patricia ‘ni siquiera de decirle una verdad a medias.’ Esta es una novela en la que hay muchos misterios, y secretos, no solo alrededor de los personajes, también en su interior.

En efecto, los mayores misterios son los que bullen en el interior de los personajes. Cada cual lleva sus debilidades e inseguridades a cuestas a lo largo del tiempo. Hay quien sabe superarlas y hay quien no.

‘La inmortalidad puede convertirse en un peso excesivo’ (…). ‘Encierra una gran responsabilidad’…, obligaciones y renuncias dolorosas’. Creo que es una frase vital en esta novela.

Efectivamente, creo que estas afirmaciones forman el núcleo de lo que trata la novela, son lo que precisamente busco que la gente se plantee al leerla, además de algunas otras cuestiones.

Los celos también están muy presentes en la novela, ¿verdad?

En efecto, pienso que es una enfermedad demasiado extendida que corroe la relación hasta aniquilarla. Lo que intento comunicar es que son producto de la propia inseguridad, por lo que deberíamos cuidar nuestra estima y saber en cada momento lo que valemos y dónde nos encontramos. Y, sobre todo, ante cualquier duda con la pareja lo único factible es hablar y despejarla para siempre.

Háblenos de otro concepto que se trasluce en la novela, la belleza de la imperfección, sobre todo desde la óptica femenina. Tomo una frase de Iduna al afirmar: ‘El contacto con una mujer madura es algo incomparable que se echa de menos’.

Pienso que en nuestra sociedad actual nos hemos dejado seducir de una forma desmedida por la apariencia externa, por la belleza de la juventud como un bien supremo, de forma que muchas personas llegan a esclavizarse en su búsqueda de la perfección, consiguiendo precisamente todo lo contrario de lo que pretendían, esto es, acabando por ser totalmente infelices. Yo reivindico aquí el amor por esos detalles no tan perfectos que hacen especiales a las personas: una curva aquí, una arruga allá, unas canas bien distribuidas, el encanto intrínseco que aporta la madurez. En ello sí está la perfección, en ese equilibrio natural que te obliga a desprenderte poco a poco de la juventud física al tiempo que te hace crecer en sabiduría.

Coménteme la distancia que separa la promiscuidad del amor al hilo de esta frase: ‘La promiscuidad impuesta era la mejor forma de exorcizar el peligro de caer en las garras del amor.’

Hoy en día hay tantos modelos de pareja y de relaciones que es muy difícil concretar esa distancia. Creo que cada uno pone el límite en el propio pacto que establece con la otra persona. En mi concepción personal de la pareja el amor conlleva fidelidad, por lo que estaría alejado de la idea de promiscuidad. En el caso de Iduna, si es lo que me estás preguntando, esa promiscuidad la impone como un escudo para defenderse del amor, porque a lo largo de su vida la entrega a una sola persona le ha hecho daño y no quiere volver a arriesgarse a sentir ese dolor.

 ‘Con la voluntad y los medios necesarios conseguimos hacer real lo increíble.’ Toda una declaración de principios.

Así lo pienso. La voluntad mueve montañas, en este caso reales. Y si además disponemos de medios adecuados y suficientes para ello…

El amor es una clase de atadura que solo conlleva sufrimiento, argumenta Iduna. Qué trágico, ¿no le parece?

Es así como ella lo percibe. Como ya he dicho antes, es consecuencia de una experiencia de su pasado que no ha sabido cicatrizar. Todo se origina en su incapacidad para superar aquello y volver a arriesgarse. Puede tener muchos años vividos pero también muy poco aprendizaje en ese sentido. Lo que me lleva a defender que una vida larga o indefinida solo tendría sentido si existiera un crecimiento interior, una madurez paralela.

¿Quien controle el tiempo, el dinero y la información, como leo en la novela, puede controlar el mundo?

Tristemente sí, sobre todo en el caso de la información. Este mundo está constituido por una gran masa fácilmente manipulable. Creo que esto es un hecho probado y que conste que yo me incluyo. No creo que haya nadie que se libre de cierta manipulación proveniente de quien ostenta la información y que puede ocultarla, transformarla y transmitirla del modo que crea conveniente en aras de lo que pretenda conseguir.

¿Cómo se le ocurrió lo del sweetball? Me ha recordado ligeramente a otro juego inventado por J. K. Rowlling y uno practicado por los aztecas.

Dado el estado hormonal que circula por Eterna, busqué un espectáculo que fuera divertido pero sobre todo sensual. El hecho de que sea “escurridizo” creo que aporta su granito de arena en ese sentido.

No podían faltar ni el Beso de Luna ni el grupo de personajes que ya aparecieran en sus novelas anteriores, en la contraportada leemos que es la cuarta entrega de una serie, aunque se lee como una obra autoconclusiva.

Siempre intento dar continuidad a unos personajes a los que amo y viven conmigo. En este caso, algún personaje anterior, como puede ser Alejandra, resulta  vital para el desarrollo de la trama.

¿Nos relajamos con la banda sonora de La daga fenicia? Tainted Love (Karen Souza); Happy (Tracy Chapman); Roads (Portishead); The Cure (Jordin Sparks); Forever Youg (Laura Branigan); Straight to number one (Touch and Go); y un guiño a Ara Malikian y al tango’ Malena’.

¡Y no te olvides de la invocación a la Diosa! Ese mantra que se te mete en los huesos…

Muchas gracias y mucha suerte, Mila.

Por Ginés J. Vera.

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