martes, 26 de febrero de 2019

Entrevista a Elga Reátegui



Me concede una fantástica entrevista la periodista y escritora peruana Elga Reátegui. Ha publicado recientemente el libro ‘La fugacidad del color’ (Lastura ediciones). 
Desde aquí no solo darle las gracias por la entrevista, por contar conmigo durante el acto de presentación del libro en Valencia, sino también por el merecido reconocimiento por parte de la crítica valenciana. No en vano, este ‘La fugacidad del color’ está entre las obras finalistas para optar a los Premios de la Crítica Valenciana. 

Este libro de microrrelatos viene prologado por el periodista y escritor leonés César Gavela, quien ha llegado a manifestar su aprecio por los microrrelatos además de afirmar que “hay que contar las cosas con la mayor precisión, sencillez e intensidad posibles”. En ‘La fugacidad del color’, Gavela no solo habla de tus microrrelatos, también del género en sí. Coméntanos cómo fue esta colaboración.

Fue una enorme sorpresa el hecho de que aceptara escribir el prólogo de mi libro. Creo que puedo presumir de gozar de su amistad, pero desde que decidió volver a viajar y ser, en verdad, amo y señor de su tiempo, no se encuentra disponible y es algo que sus amigos respetamos. La benévola causalidad dispuso que coincidiéramos en la presentación de un libro en la librería Ramón Llul. Estuvimos hablando de asuntos personales, nada de literatura, y casi cuando nos despedíamos solté en broma: “Acabo de escribir un libro de relatos, ¿te animarías a hacerme el prólogo?”. “Por supuesto”, respondió de inmediato con visible entusiasmo. Aún así, busqué estar segura. “¿De veras?”, pronuncié. “Claro, lo que quieras”, contestó abrazándome. Salí de ese acto muy contenta pensando que la buena suerte existe, ja, ja, ja.
Me felicito de haberme atrevido, “sin querer queriendo”, como dice El chavo, a solicitarle su respaldo literario, pues él es un narrador genial y le tiene un gran cariño a la literatura con sabor latinoamericano, además se interesa por lo que sucede en esos lares y siempre se halla muy bien informado al respecto. Es decir habla y escribe con base. Es un escritor dotado de un bagaje cultural diverso y posee mucha clase a la hora de dar sus puntos de vista. Vale también destacar que posee un inteligente sentido del humor y gran capacidad para atraparnos con sus historias tanto orales como escritas. Estoy satisfecha con mi elección propiciada por las meigas, ángeles o cualquier ser mágico que haya colaborado con este encuentro afortunado.

Los microrrelatos están hermanados en este libro en cuatro partes. Curiosamente, la familia, y más concretamente la figura de la madre, están muy presentes. No en vano uno de ellos se titula ‘mamá’. ¿Fue algo premeditado, es una suerte de reconocimiento o agradecimiento a la familia?

La figura de la madre, como dije en muchas de mis declaraciones cuando promocionaba mi novela Y te diste la media vuelta, nos marca para bien o para mal, somos en gran medida su reflejo , y eso se manifiesta no solo en nuestra manera de pensar o proceder, también en los miedos y supersticiones que arrastramos. Ella, su figura, discurso y hacer, se hacen notorios cuando menos lo esperas. El legado es tan fuerte en mi caso, que de modo inconsciente me dejé conducir por los canales de la memoria pasada y reciente. Es evidente su influencia en mis relatos, sería absurdo negarlo, pero no hubo intencionalidad. El trabajo creativo se dio así. Tomó ese curso. Por tanto, el tributo o agradecimiento a mi madre o mi familia no fue el motor de mi escritura, aunque ahora sí reconozco que siento infinita gratitud por haber tenido un hogar donde la realidad y el pensamiento mágico convivían en sorprendente armonía. En mis planes no estaba ser escritora. Mucho menos referirme a los míos o contar ‘ficcionando’ la historia de mi familia.


Los estudiosos en el género del microrrelato parecen no ponerse de acuerdo en la extensión que han de tener estos textos. En tu caso, vemos que transitan desde las 27 palabras, en dos de ellos, hasta las casi 400 por ejemplo en ‘El precio de volver’ o ‘Vuelven’. Háblanos de ello.

Un viejo maestro del periodismo me dijo, en alguna ocasión, “Estudia a fondo, practica y luego haz lo que te dé la gana”. Lo aplico a todo, sin embargo este género amerita un número límite de palabras para que se distinga de otros. He tomado muy en cuenta los parámetros que me indicó mi profe para no confundir o complicar más el tema, al menos en lo que a mí respecta. Considero que es necesario manejarse entre ciertos límites. Otros podrán discrepar, y es respetable. Sin embargo yo lo hago por una cuestión de orden.

Cuando vamos introduciéndonos en estas historias breves podemos apreciar que en su mayoría están protagonizadas por personajes en cierto modo ingenuos, inocentes, algo cándidos. No sé si compartes esta apreciación.

Es tu visión, aunque en esta vida sucede y nos pasa de todo. Hay diversas ocasiones en que la gente o las circunstancias te sorprenden tanto que no tienes la menor idea de cómo reaccionar, entonces te ves y te ven como un tonto, un pusilánime o un ridículo. Creo que la gente en esencia es buena y espera lo mejor de sus congéneres o de esto que llamamos vida. Si las personas son sanas no están con el cuchillo entre los dientes, esperando el ataque para salir a matar, se muestran serenas, creen en los demás y sueñan en positivo. Ese debería ser su estado natural. Los conceptos están revueltos. En la actualidad ingenuo, inocente o cándido es lo mismo que decir estúpido.

De los personajes a la voz narrativa. Quien nos cuenta estas historias es fundamentalmente una voz en primera persona, quizá te sientes más cómoda en este registro o no ha habido premeditación y cada pequeña obra te ha pedido su propia voz con independencia a su argumento. Recordemos a los lectores que además de poemas, tus últimas obras han sido novelas.

Los personajes y sus respectivas historias se presentaron de manera espontánea, en diferentes escenarios y tiempos disímiles. Venían con sus demandas y yo a obedecer. Ellos, por ejemplo, aparecían en un viaje o un paseo, y yo a tomar nota de inmediato. Jamás me vi en el dilema de no saber en qué voz narrativa escribir. El mensaje preciso y contundente. Tampoco ocurrió antes con mis novelas. Lo tenía muy claro y comenzaba a escribir. En este caso, en primer lugar, aparecía la historia, hasta dónde quería llegar (el final) y los protagonistas. Los factores invertidos, pero con similar proceso. La diferencia es que las ideas fueron muchas y no aparecieron en serie o todas de un porrazo. Recién cuando tuve un buen número de historias comencé a darles forma.

Comentaba que hay cuatro partes en este libro, y me pregunto, como he hecho en alguna ocasión a otro autor de microrrelatos, si han de leerse en el orden que propones en el libro o podemos alternarlo. ¿Has buscado algún efecto narrativo en esta división de los microrrelatos?

Pueden empezarlo a leer por donde gusten. No es necesario que inicien su lectura tal como propone el libro en su edición. La división de temas respondió tan solo una cuestión de armonía temática, aunque ya me han dicho que muchos podrían encajar en otras categorías. Lo mismo el orden es una simple propuesta. La fugacidad… es un libro muy libre, espontáneo y sin más intención alguna que un compartir. Mis libros, y lo digo hasta la saciedad, no pretenden dar ejemplos de vida, mostrar el horror o alentar cambios. Tampoco yo, como escritora, pretendo dármela de sanadora o salvadora del mundo. Cuento historias, si sirven para sensibilizar sobre tal o cual tema, bien servida estoy -aunque jamás me llegue a enterar que ocurrió-, y si no, por lo menos, pasaste el rato, tu tiempo libre, conociendo la existencia de los otros, que no son nada más y nada menos que otros humanos como tú y como yo: tratando de entenderse y afrontando sus dramas, dramones y alegrías de acuerdo a su entendimiento y echando mano de lo que tiene a su alcance para salir a flote. Porque de eso trata estar vivo.

Me ha resultado curioso el lenguaje empleado en los microrrelatos, no solo confirmando esa ‘precisión, sencillez e intensidad’ que comentaba Gavela. También, salvo en unos pocos, al reconocer en su mayoría un castellano exquisito, sin abundancia de palabras locales.

En mis novelas puedo darme muchas licencias en ese aspecto: abundar en mi español latinoamericano en todas sus variantes, meter mis peruanismos e introducir palabras no autorizadas por la RAE. E incluso apelar a aquellas que se usan solo en mi entorno familiar o en los círculos de amigos. Yo escribo tal cual como soy, respeto mis raíces y no puedo alejarme de mi cultura, para complacer a ciertos sectores o por otros intereses. En el caso de los relatos, sin claudicar a mis principios, he podido lograr un equilibrio adecuado en el conjunto del libro. En algunas historias fue posible ‘meterle algo de lo mío’ y lograr una perfecta comprensión, sin embargo, en otras no, justamente por esas condiciones a las que se refiere César Gavela.

Tras una lectura sosegada he creído ver también entre estas historias un cierto hilo común en muchas de ellas: cierta espiritualidad, un halo de misticismo o de trascendencia en los personajes o sus acciones. ¿Es posible?

Volvemos a lo mismo. Si existe, escapa a mi voluntad, y si lo interpretas de ese modo, es completa responsabilidad tuya. Quizá tu percepción responda a un anhelo del cual no eres consciente.

Elga Reátegui nació en Lima, pero reside desde hace años en Valencia (España). Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega y se licenció en Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza de la capital peruana. Ejerció su profesión en Perú en diversos medios de comunicación e incursionó en el mundo de la literatura con el poemario ‘Ventana Opuesta’ (1993), al cual le siguieron ‘Entre dos polos’ (1994), ‘Alas de acero’ (2001), ‘Etérea’ (2004). Asimismo, junto al escritor y decimista, Pedro Rivarola (ya fallecido) publicó los epistolarios ‘Correo de Locumba’ (2002) y ‘Violación de correspondencia’ (2003), además de la plaqueta de poesía ‘Madera y fuego’ y el CD ‘Abrazados’ (2003). En 2007 publicó su primera novela ‘El santo cura’. En 2009, llegó al Perú, en una segunda edición. En 2011 publicó ‘De ternura y sexo’ , ‘A este lado y al otro’ en 2015, y ‘Y te diste la media vuelta’ en 2017. Es autora también del poemario ‘En mi piel’ (2005), una recopilación de sus anteriores publicaciones. La versión al inglés se publicó en el mercado norteamericano bajo el título ‘Body maps’, en 2014. Es miembro del PEN Club Internacional y de la Asociación Concilyarte.


4 comentarios:

  1. Felicitaciones Elga. Espero que tu libro llegue pronto al Perú. Es motivo de orgullo para los peruanos que una compatriota haga sentir su voz en el extranjero, mucho más si es una escritora como tú, que merece la mayor difusión en nuestro país. Un fuerte abrazo. Roberto Rosario Vidal.

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  2. No conocía a la autora, así que gracias por esta estupenda entrevista.
    Besotes!!!

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    1. Gracias a ti, Margari. Elga es Elga. Sobran las palabras.

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