martes, 10 de noviembre de 2020

Las campanas de Santiago. Entrevista a Isabel San Sebastián

Las luchas de poder en «Las campanas de Santiago» (Plaza&Janés) me han recordado a la popular serie de televisión Juego de Tronos

Leemos que el Azote de Dios se enfrentó al padre de su esposa en un banquete por unos comentarios. A consecuencia de ello leemos una truculenta historia sobre una mano cortada y... algo más. 

¿Era así de despótico en realidad el comportamiento de los nobles en aquella época? ¿Qué grado de violencia van a hallar las y los lectores de «Las campanas de Santiago» en su novela?

   A diferencia de Juego de Tronos, Las Campanas de Santiago es respetuosa con la Historia. Todo lo que se cuenta en la novela de Almanzor, su lucha a muerte contra su suegro, la crueldad extrema de sus castigos y demás detalles “truculentos”, como dices, es real; está en las crónicas y resulta suficientemente ilustrativo de ese tiempo sin necesidad de meter dragones en el relato. En cuanto al despotismo de ciertos comportamientos, fue la tónica dominante hasta el advenimiento de la democracia y el respeto por los derechos humanos, hace cuatro días en términos históricos, solo en una parte  del mundo. La Edad Media fue sin una época violenta, aunque mucho más violento fue el siglo XX. La diferencia es que entonces la forma de matar era más dolorosa y ahora es más “eficaz”. Por lo demás, el instinto depredador del ser humano apenas ha evolucionado.

Durante el traslado de las campanas desde Compostela a Córdoba leemos acerca de los estragos de la peste. Creo que los médicos musulmanes son los responsables del descubrimiento de las enfermedades infecciosas y el sistema inmunitario. Ya que este año nos ha sorprendido la pandemia de la COVID-19, no me resisto a preguntarle por la manera de afrontar los sarracenos aquella enfermedad, al hilo de cómo lo hacemos en la actualidad con diez siglos de avances científicos a nuestras espaldas. 

   Médicos musulmanes y judíos o de ascendencia judía, en su mayoría. Durante ese traslado surgió una epidemia de cólera, en efecto. El episodio está documentado en las crónicas. En cuanto a cómo lo trataron, sabemos poco, pero lo poco que sabemos nos indica que hicieron lo mismo que ahora: tratar de aislar a los enfermos y paliar su sufrimiento en la medida de lo posible. 

Me han llamado la atención, por ejemplo, esos garbanzos rancios de rigor, leemos, que se les daban a los cautivos que llevaron las campanas de Compostela. Coméntenos acerca de ello y de las fuentes históricas consultadas para plasmar esta historia de amor y superación en «Las campanas de Santiago». 

   Los garbanzos siempre han formado parte de la dieta hispana. Son abundantes, baratos y fáciles de conservar, especialmente si no se cuecen demasiado. En cuanto a las fuentes históricas, el periodo relatado está suficientemente estudiado y abunda la bibliografía. Desde Claudio Sánchez Albornoz hasta Ramón Grande del Brío, he leído mucho para construir la máquina del tiempo en la que embarco al lector.

Infanzón o muslimes son solo dos de los vocablos poco usuales en nuestro vocabulario diario que vamos a hallar en «Las campanas de Santiago.» Quería preguntarle acerca de sus novelas, de su propósito a la hora de escribirlas más allá, imagino, que de la mera lectura de entretenimiento y disipación por parte de las y los lectores. ¿La novela histórica es una vía de acercarnos a la Historia de una forma más amena y accesible? 

   La novela histórica es sin duda un vehículo de difusión de nuestra Historia, tanto más necesario cuanto que cada vez conocemos menos de ella y lo que conocemos es más fragmentario, sesgado o directamente tergiversado. La novela histórica es un modo ameno y entretenido de aprender disfrutando. A mí me gusta llamarle “máquina del tiempo” porque es exactamente eso: un artilugio prodigioso que nos lleva a vivir aventuras en otro tiempo y otra geografía a través de la imaginación. ¿Hay quien dé más?


Isabel San Sebastián (Chile, 1959) es periodista,  ha trabajado en prensa (ABC, El Mundo), radio (Ser, Onda Cero, RNE, Cope, esRadio) y televisión (TVE, Antena 3, Telecinco, Telemadrid y 13TV), actividades a las que roba tiempo para dedicarse a su pasión de escribir. Autora de diversos ensayos, ha publicado La visigoda (2007, Premio Ciudad de Cartagena), Astur (2008) e Imperator (2010). Además de las novelas Un reino lejano (2012), La mujer del diplomático (2014) o Lo último que verán tus ojos (2016) 

Las campanas de Santiago. Isabel San Sebastián. Plaza & Janés

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