lunes, 7 de marzo de 2016

LUIS DEL ROMERO SÁNCHEZ-CUTILLAS: «La literatura tiene una gran ventaja sobre el cine».

Entrevista a Luis del Romero Sánchez-Cutillas* a colación de su novela ‘Una tirada de dados’ (Algaida, 2015), galardonada con el XVIII Premio de Novela Ciudad de Badajoz.

Acostumbro a preguntar por el premio al terminar mis entrevistas, lo hago ahora, ¿qué le ha supuesto, como autor, este XVIII Premio de Novela Ciudad de Badajoz? ¿Y qué supone cara a los lectores?

El Ciudad de Badajoz de Novela es un premio importante, transparente y con buena repercusión. Con la ventaja añadida de que conlleva una edición muy cuidada por parte de la editorial Algaida, y la posibilidad de acceder a un público más amplio. Además, después de haber publicado “Manjar blanco” a mí me ha permitido dar a conocer una nueva novela ambientada en la Valencia actual, pero reivindicando al mismo tiempo el riquísimo patrimonio cultural, artístico y arquitectónico de la ciudad.

Precisamente conocí a Luis del Romero en la presentación de una novela suya también galardonada, ‘Manjar blanco’, con el XXXIX Premio Ciudad de Irún de Novela.

Aunque el título sea ‘Una tirada de dados’ el lector no los verá en el juego que plantea el personaje anfitrión en la velada de la trama, por el contrario lo es metafóricamente, ya que el azar sí está presente de una forma manifiesta, ¿está de acuerdo conmigo?

En efecto, el azar es el elemento esencial en la novela, comenzando con la etimología de la palabra, traída a Europa por los cruzados ingleses que importaron también el juego de dados. Así, en inglés hazard significa peligro, en lugar de suerte, como en los juegos de azar. El peligro de quien se enfrenta a un destino desconocido y que nunca queda abolido por una tirada de dados, como decía Mallarmé. El azar que acecha a los contertulios de Lubricán y especialmente al narrador, y al propio lector.

El protagonista dice sospechar que Lubrican será un ‘magnifico narrador’ al ser poseedor de la ‘capacidad de hacer visibles las imágenes que describía con la sola ayuda de las palabras’. Una frase que la resume bien la narración en sí de esta novela.

La palabra imaginación viene de “imagen” y supone la capacidad de representar imágenes de cosas que no existen en la realidad. Ese es el auténtico prodigio de la literatura, y también de la narración oral. A medida que leemos nos estamos representando en la mente los rostros de los personajes, las ciudades en las que viven, los conflictos que padecen, como si estuviéramos viendo una película. Pero la literatura tiene una gran ventaja sobre el cine, porque cuando dos lectores leen el mismo libro cada uno se proyecta en su mente una imagen distinta. 

Lubrican en una ocasión manifiesta: ‘Ya se sabe que los escritores son, por definición, envidiosos’, ¿lo somos realmente por definición?

Esa es una de las frases con las que Lubricán trata de espolear a sus invitados para que compitan entre sí. De todas maneras, éste es un oficio cuya aceptación social se rige por el volumen de ventas o por el número de lectores, y por tanto es casi inevitable que surja la envidia.

También insiste en varias ocasiones en que el siglo XXI no es de su agrado, lo tilda de ‘romo’, ‘carente de ingenio’, ‘zafio’, ‘materialista’,  y ‘que tan pocos alicientes ofrece a los escritores’, ¿comparte este parecer del personaje?

Sin añorar tiempos pasados, comparto absolutamente la afirmación de Lubricán. Basta con asomarse a los medios de comunicación o encender la televisión para comprobarlo.

Lubrican también acierta con la referencia que hace al silencio como ‘complemento de la música, compañero inseparable…’, ¿acaso no lo es también de alguna forma en el cualquier manifestación artística y especialmente oportuno en la literatura, bien ilustrado exempli gratia en ‘Una tirada de dados’?

Considero que el silencio es esencial en la música, y también en la poesía. La prosa, en cambio, es más ruidosa. Aunque, por fortuna, uno de los personajes de la novela, precisamente el que lleva el mote de Silencio es capaz de sacarle todo el provecho narrativo al silencio cuando evoca la forma en la que Casanova trata de captar en el aire la huella de su único amor verdadero.

Esta novela es un homenaje al arte de narrar, a la capacidad de los contadores de historias de hipnotizar al lector haciéndole olvidar el paso del tiempo, lo cual contrasta con una frase de Lubrican al hablar de los escritores de hoy en día, pues existe ‘poca o ninguna’ diferencia respecto a la época de Gaspar Aguilar a la hora de ‘arrimarse para subsistir’ a los nobles, así aquellos ‘buscan el amparo, si no de los nobles, sí de sus sustitutos, esos nobles de pacotilla en que se han convertido los políticos, (…) los alcaldes, los regidores de cultura’.

Es una frase un poco exagerada, pero es cierto que sin esas iniciativas municipales muchos libros no verían fácimente la luz, como en el caso de esta novela, que obtuvo un premio patrocinado por el Ayuntamiento de Badajoz. Lo cual no obsta para reivindicar el arte de narrar, que no queda circunscrito a los libros. Basta con que dos o más personas se reúnan para contarse alguna historia para que se despierte el interés del oyente, siempre que lo hagan con ingenio o maestría. Además, creo que en esta época chillona, en la que la gente no suele escuchar, es bueno reivindicar esa capacidad de los narradores para encandilar a su auditorio.

Por lo que se refiere a la búsqueda del amparo en los nobles, y teniendo en cuenta que hoy en día pocos escritores pueden vivir de sus ingresos profesionales, los escritores casi echaríamos de menos a un Marqués de Valeriola, o un Conde de Lemos. En cambio estos otros “nobles” del siglo XXI son capaces de perpetrar leyes como la que obliga a los escritores jubilados a renunciar a sus ingresos por derecho de autor si quieren seguir cobrando la pensión. Pensemos que si esta ley hubiera estado vigente en tiempos de Cervantes, no habría visto la luz la Segunda Parte del Quijote.

Acerca de la misoginia de Lubrican el protagonista de ‘Una tirada de dados’ tiene un interesante pensamiento. También lo fue la propia Academia de los Nocturnos, quizá por eso hay cierta ausencia femenina en esta ‘nueva’ Academia.

En el siglo XVI, las Academias, como la de los Nocturnos, estaban vedadas a las mujeres, aunque ellas fueran el objeto de muchas de las composiciones, o el centro de las mismas, como en la Academia de las Señoras y en la de los Adorantes. Si Lubricán, el anfitrión, no invita a ninguna mujer a esa velada es, no sólo por su misoginia, sino para imitar en lo posible aquellas reuniones y, sobre todo, por miedo a introducir un elemento susceptible de distraer la atención de sus invitados, los cuales sin duda en presencia de una mujer se decantarían por el pavoneo, asumiendo el papel de seductores.

Muchas gracias y mucha suerte, Luis.

Por Ginés J. Vera.



(*) Nacido en Valencia en 1951, estudió la carrera de Filosofía y Letras dedicándose a la enseñanza como catedrático de Geografía e Historia. Ha obtenido más de treinta premios como escritor tanto en el género de novela como en el de cuento. Su novela ‘Una tirada de dados’ (Algaida, 2015), también es muy valenciana en tanto en cuanto pone de relieve a la histórica y notable ‘Academia de los Nocturnos’ de Valencia.  

2 comentarios:

  1. Otro autor que no conocía. Gracias por esta presentación.Pinta muy bien su última novela. Tendré que pensar en ir haciéndole hueco.
    Besotes!!

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    1. Muchas gracias por tu comentario y visita, Margari. Otro autor y otra novela que te recomiendo con un guiño por tu fidelidad: en este libro vas a poder encontrar relatos dentro de la novela, forman parte de la trama, exquisitas piezas de narración breve por las que la obra merece leerse igualmente. Un saludo.

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