Ha publicado este año Canción de cuna para violín sin cuerdas. Para disfrutar de este tête à tête lo mejor es ponerse algo de jazz suave y dejarse llevar por el carisma del autor. Quien se quede con regusto a más, está de suerte. Puede leer la entrevista que me concedió al hilo de su primera novelas. Nos ponemos cómodos, suenan los primeros acordes...
Lo primero que llama la atención de esta novela es el título. Aunque solo a medias si ya somos asiduos de tus dos anteriores entregas, claro. Coméntanos esta canción de cuna al hilo de la historia de Nick Jurado a quien, según creo, “nadie le había cantado una canción de cuna. Jamás”.
Lo cual ya dice mucho del personaje y de la novela en sí, porque Nick es un tipo despreciable al que nunca llegas a odiar. En el fondo todos tenemos algo de Nick y a pesar de que la historia se ciña a los días de campaña electoral, la novela es un retrato de Nick, de su vida, y de la política y de la sociedad contemporáneas. No sólo en Estados Unidos sino en un ámbito más global. Por eso es fácil identificarse dentro de esta novela. La canción de cuna es obviamente una metáfora. Porque nada es tan perfecto, ni tan suave, ni tan dulce como parece. Y todos reaccionamos ante esa falta de concreción en nuestras expectativas. Nick se deja llevar como político y como persona. En una faceta tendrá más éxito que en otra aunque su nihilismo le lleve a pensar que en el fondo el fracaso es a lo que estamos todos abocados y por eso solo nos queda vivir. De ahí que nihilismo y vitalismo vayan unidas de la mano en esta novela.
Sunday Dandy fue la primera; Cuando los pájaros entran en coma, la segunda, y con Canción de cuna para violín sin cuerdas pones fin a una trilogía con un mismo hilo conductor. Háblanos de ello, de lo que tienen en común, incidiendo a las y los recién llegados que las tres son novelas independientes.
Efectivamente, todas ellas son de lectura independiente. Por eso me gusta llamarlas una “serie de tres”. Todas ellas son el retablo de una sociedad en crisis consigo misma y con el ser humano y responden a una pregunta basada en una cita de Faulkner. Si tuvieras que elegir entre el dolor y la nada, ¿qué elegirías?
En la primera, el personaje -omito el nombre para futuros lectores- opta por el dolor. En la segunda, Jacques, el protagonista, se pregunta si una vez elegido el dolor, vale la pena luchar. En la tercera, Nick opta por la nada, pero no lo hace desde una actitud derrotista. Él asume el fracaso del individuo en su tarea de vivir y por eso no se atormenta. Simplemente vive al límite desde la asunción del fracaso como única opción. En las tres novelas el lector encontrará dolor y vida. En la primera hay más muerte, en la segunda más sueño y en la tercera mucha realidad. A veces, demasiada. Pero creo que eso es a lo que deberíamos aspirar todos los novelistas. A retratar la realidad. Y fuera de eso no hay novela.
Hace poco los EUA han estado en el candelero de medios por el proceso electoral presidencial. Justamente el protagonista de Canción de cuna para violín sin cuerdas es un joven empresario estadounidense de éxito que se quiere convertir en el próximo Gobernador del estado de Nueva York. Curioso. Háblanos de ese deseo tan norteamericano, de los deseos de los protagonistas de tus novelas y de las creencias forjadas desde infancias atormentadas en esta novela en esos dos meses de campaña como fondo “musical”.
Para esto casi nos deberíamos de remontar a Weber y a su ética protestante y el espíritu del capitalismo y al hecho de que Estados Unidos sea el principal ejemplo de muestreo para todos los presupuestos de este libro. Como todos sabemos, desde el final de la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se ha convertido en faro y referente sociológico para el resto del mundo. A día de hoy, la distinción winners-losers está generalizada a nivel mundial y si bien la sociedad estadounidense es paradigmática en la radicalidad de esta polarización, el resto de países no somos ajenos.
Se ha instaurado una voluntad generalizada de éxito. Vivimos la tiranía del éxito. Y el que no lo consigue no es sólo un fracasado sino un descastado, alguien que no merece atención, como una mota de polvo, una pieza minúscula dentro del engranaje. Tanto esta novela como las anteriores claman por la necesidad de vivir. Por la dictadura de la vida. Eso es lo que nos debería de preocupar en realidad. Al final, aunque sea de manera consciente, solo vivimos una vez.
El bien y el mal están muy presentes en Canción de cuna para violín sin cuerdas, es un dualismo que acompaña al hombre, al hombre moral quizás desde aquel buen salvaje roussoniano. Porque creo que ese es otro de los temas subyacentes en esta novela, en la trilogía. Me refiero a la esencia misma de la persona, a lo que somos cuando nadie nos mira. ¿La forja del héroe y el antihéroe puede llegar a ser una necesidad, una respuesta evolutiva frente a un trauma como le sucede a Nick Jurado?
Creo que deberíamos leer más a Rousseau, siempre lo he pensado. Igual que también creo que deberíamos pensar más en nosotros mismos. No comparto la opinión de aquellos que consideran al hombre como ser social. Es obvio que formamos parte de la sociedad, pero el hombre no es un elemento de ella, o al menos no es únicamente eso. Deberíamos pensar más en el hombre de manera unitaria. Creo que es uno de los mayores errores a corregir en el mundo actual. Una vez tengamos claro que el hombre y su libertad deberían ser el centro y el punto de partida para el resto, podremos organizar la sociedad o simplemente vivir en sociedad. Uno no debe pensar que vive para la sociedad. Uno vive para sí mismo. Y eso es algo que he tratado de reflejar en mis tres novelas y de hecho me alegra mucho que así lo consideres tú también.
En las tres novelas, todos los personajes son seres humanos en búsqueda de sí mismos a los que la sociedad no les deja ser como ellos quisieran y eso es porque el Leviatán de Hobbes aparece aquí no como una superestructura sino como la sociedad, que al final, como ente, está deshumanizada. Y por eso el hombre que trata de vivir como quiere es un héroe. Y por eso el que fracasa en esa tarea es un antihéroe. Y por eso lo ideal es que no existieran estas dos palabras. Significaría que todos somos más libres y más de Rousseau.
Quería preguntarte por la arquitectura formal de esta novela. Por su lenguaje, por las referencias, por ese lirismo que ya vimos en tus dos novelas precedentes y consolidas en Canción de cuna para violín sin cuerdas. ¿Leemos para vivir, para recordar; escribimos como un ejercicio de memoria frente a la desmemoria de la muerte?
Creo firmemente que la literatura es memoria porque la memoria es parte de la realidad. Yo hablo del mar, y de ciudades, y de personas, y de actitudes, y de mentiras, y de canciones, y de piel, y de miradas, y del cielo y de la luz, y de la belleza que conozco. El escritor debe hablar de lo que conoce. Y con ello me refiero a la memoria personal, a la memoria lectora, sentimental, sensitiva. Sin ellas no podríamos escribir. Es más, creo que sin ella no podríamos vivir. La memoria es un ejercicio de rechazo a la muerte en vida. En nuestra sociedad actual donde prima lo efímero y la inmediatez, la memoria es casi un acto de resistencia, otra actitud heroica frente a la vida y a la sociedad que nos engulle, que casi impide ese ejercicio mental. Por eso escribir es tan heroico y sentimental como terapéutico y cognitivo. Es la mejor manera de sentirse vivo. Por eso es una droga tan fuerte. Es imposible escapar a ella.
Por último, sé que el mundo de la gastronomía te es próximo. También el de la cinematografía. El reto es que nos marides como si fuera un plato principal este Canción de cuna para violín sin cuerdas con una banda sonora de aperitivo y tus gustos sobre cómo llevarla al cine, eligiendo dirección y casting, como postre. ¿Te atreves?En cuanto a la lectura, creo que hay muchos tipos de lectores. En general creo que la lectura está sobrevalorada. Si lees poco no sirve para nada. Si lees mucho solo genera más confusión.
JA JA JA JA JA. En todas mis novelas hay mucho jazz porque es un género que me fascina. Dependiendo del momento o de la intensidad o del contenido de una frase, o simplemente para generar una atmósfera más precisa utilizo un tema u otro. ¿Sería ideal que el lector conociera todos los temas que aparecen mencionados? Lo ideal sería que al menos los buscara como me consta que hacen muchos porque dice tanto en ese momento un párrafo como la canción mencionada.
En este última he buscado una banda sonora que oscile entre el lirismo desgarrado de Sarah Vaughan, el vitalismo desaforado de Hendrix o The Doors y el ascetismo de las canciones herederas del espíritu del Mayflower.
Una posible adaptación cinematográfica sería un sueño que veo excesivamente lejano. Pero puestos a soñar, creo que los directores que más me gustaría que lo hicieran están muertos. Aún así, y si de mi dependiera, creo que a falta de Antonioni o alguien similar, Scorsese sería mi candidato perfecto. El casting que lo elija él. Yo tengo a mi Nick en la cabeza pero cada lector tendrá su propia imagen de él, esa es precisamente la magia de la literatura. Evocar, sugerir, incitar. No quiero dar nombres que condicionen futuras lecturas. Lo visual está muy bien en la pantalla pero no funciona tan bien en blanco sobre negro. Creo que es lo primero que debería aprender todo escritor.
R.A. Raga (Valencia, 1975) es Licenciado en Derecho, ha realizado estudios de postgrado en Ciencias Políticas en distintas universidades de Reino Unido, Bélgica y Francia. Su trayectoria profesional ha estado siempre vinculada a la esfera internacional residiendo en ciudades como Londres o México DF. Ha escrito y dirigido los cortometrajes Historia de un Ciudadano, Canibalismo Otoñal y Mickey Mouse ha muerto, seleccionados todos ellos en distintos festivales de ámbito nacional e internacional, recibiendo el galardón del público por el segundo de los mencionados. En lo literario es autor de las novelas Sunday Dandy (2015) y Cuando los pájaros entran en coma (2016). Su microrrelato Deseo resultó finalista del concurso literario, ”El Arte del Microrrelato” (2016) y su relato Gris quedó asimismo finalista en el IV Certamen Valencia Escribe (2017). Actualmente realiza crítica gastronómica a través de su blog de “gastroficción” Diario de un Gourmet en Serie y escribe relatos de contenido gastronómico para el medio online The wine pilot. Asimismo ha prologado numerosos catálogos y exposiciones de artistas plásticos.
Seguir leyendo:
No he leído ninguna novela de R. A. Raga, pero la entrevista me ha parecido muy interesante y, en ocasiones, incluso profunda.
ResponderEliminarUn beso.
Un título de por sí muy sugerente. Y la entrevista me ha dejado con muchas ganas de sumergirme en cualquiera de las novelas del autor.
ResponderEliminarBesotes!!!